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2.2.3.1. Sostén para las plantas y animales. 2.2.3.2. Reservas de energía térmica, agua, nutrientes (nitrógeno, fosforo, P, potasio, K+, calcio, Ca++, azufre, S, fierro, Fe++, magnesio, Mg++, manganeso, Mn++, boro, B, cobre, Cu++, zinc, Zn++, molibdeno, Mo, cloro, Cl- y niquel, Ni++. El Silici, Si, es necesario en cereales como el trigo o avena y el sodio, Na+ en remolacha y plantas C4) y germoplasmas tanto vegetales (semillas) como animales (huevos). Normalmente los aportes de los suelos en nutrientes principales (N, P y K) son deficitarios siendo menos frecuentes dichas deficiencias en los secundarios (Ca, S y Mg) y más raras las de los otros elementos (B, Mn, Zn, Cu, Mo, Cl, Ni y Si) llamados menores. Por ello la fertilización con N es casi siempre necesaria, seguida de la del P y luego la del K. 2.2.3.3. Un hábitat para gran variedad de organismos: Bacterias, hongos, algas, raíces de plantas y una variada micro y meso fauna. Estos organismos hacen que el suelo sea algo más que un conjunto de materiales inorgánicos y orgánicos sometidos sólo a leyes químicas y físicas, ya que a éstas se agregan propiedades bioquímicas y biológicas que modifican su comportamiento. Así ellos descomponen la materia orgánica del suelo liberando nutrientes, quelantes, fitohormonas, enzimas y vitaminas (Altomare y Tringovska 2011). Esta realidad no es siempre comprendida, pero es muy evidente en el caso del N, cuya disponibilidad para las plantas varía a lo largo del año como consecuencia de la actividad biológica del suelo. En este sentido, un proceso de enorme impacto en los ecosistemas y en la agricultura es el de la fijación de nitrógeno atmosférico, particularmente si pensamos que prácticamente todo el N al cual tuvieron acceso las plantas terrestres hasta el siglo XX y en gran medida hasta nuestros días, provenía de esta fijación (Zagal, 2005, Roy et al, 2006, E. Letelier, comunicación personal). De hecho los minerales que forman las rocas madres de los suelo no contienen N. El proceso de fijación de N atmosférico que es realizado por bacterias (tales con los simbiontes de leguminosas Rhizobium o los Azotobacter Cyanobacterias, Azotobacter, Acetobacter, Azospìrillium, Pseudomonas y otros de vida libre) y algas azul verde es comparativamente similar o poco menos importante que la fotosíntesis. De los 275 millones de toneladas fijadas anualmente se estima que 175 millones corresponden a la fijación biológica, 70 a procesos industriales y 30 a fijación espontanea (Rodriguez et al.1984). Entre las bacterias fijadoras de N aquellas que ejecutan el grueso de esta transformación son los Rhizobium, bacterias que viven en las raíces de las plantas de la familia de las Leguminosas. Estas bacterias requieren de energía, para poder reducir las moléculas de N2 atmosférico, la que es provista por carbohidratos que las plantas generan en el proceso de fotosíntesis. Al proveer N a las leguminosas los Rhizobium están incrementando la disponibilidad de un elemento, presente en cantidades muy limitadas en los suelos y que es esencial tanto para la formación de proteínas como para los organismos vivos. Si bien es cierto que el N es fijado en las raíces de las leguminosas, éste pasa al suelo cuando las raíces y otros órganos de éstas mueren. Por esta vía el N así fijado queda a disposición de vegetales de otras familias, mejorando su crecimiento y desarrollo. La cantidad de N posible de fijar por 30