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DISCOVERY DSALUD PULSOS MAGNÉTICOS IÓNICOS INDUCIDO S CONTRA EL CÁNCER REPOR
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REPORTAJES
Cáncer: qué es y qué lo causa (XXXII)
PULSOS MAGNÉTICOS IÓNICOS INDUCIDOS CONTRA EL CÁNCER
¿Tiene el cáncer su origen en un nivel extremamente bajo de energía en el interior de la célula
siendo ello lo que provoca un funcionamiento metabólico erróneo, la posibilidad de muerte
celular y, como respuesta, la multiplicación desenfrenada para sobrevivir? Tal es al menos lo que
sostiene el investigador Panos T. Pappas .miembro del Consejo Asesor de nuestra revista- y los
casos tratados con el Papimi -un aparato capaz de producir pulsos magnéticos iónicos del que
ya hemos hablado- parecen darle la razón. El Papimi aumenta la potencia transmembrana de las
células hacia un estado saludable de -70 milivoltios en el que las células cancerígenas
consideran "innecesario" dividirse para sobrevivir al tiempo que mejoran el funcionamiento del
sistema inmune.
Casi todos nosotros hemos sido sometidos alguna vez a campos electromagnéticos, ya sea
como elemento de diagnóstico o como factor de recuperación de una lesión, normalmente ósea
o muscular. De hecho, durante las últimas décadas ha sido cada vez más usual la utilización de
dispositivos electromagnéticos en la recuperación de este tipo de lesiones obteniéndose notables
mejorías que han evitado intervenciones quirúrgicas, invasivas y mucho más caras. Sin
embargo, la investigación no se ha detenido en los buenos resultados obtenidos en tendinitis,
artrosis, periartritis o reuma. Más tarde se demostrarían sus beneficios contra el dolor. En un
artículo de marzo del 2003 titulado "Pain management with pulsed electromagnetic field (PEMF)
treatment" William Pawluk -médico y profesor asistente en la Escuela de Medicina de la Johns
Hopkins University- resume las posibilidades de los campos electromagnéticos pulsantes. "Se ha
demostrado que con los campos electromagnéticos pulsantes de diversa potencia y frecuencia escribe Pawluk- se obtienen buenos resultados en una amplia serie de situaciones dolorosas con
un riesgo mínimo comparados con el potencial invasivo de otras terapias y el riesgo de toxicidad,
adicción y complicaciones de los medicamentos. Los profesionales se están dando cuenta
gradualmente de su potencial para tratar con éxito o mejorar una miríada de problemas (...)" Y
añade: "Los campos electromagnéticos afectan a la percepción de dolor de muchas maneras
diferentes. Lo alivian de manera directa al influir sobre las neuronas afectadas, los movimientos
del ion de calcio, los potenciales de la membrana, los niveles de endorfinas, el óxido nítrico, los
niveles de dopamina y la regeneración de los nervios. En cuanto a los beneficios indirectos de
los campos magnéticos en las distintas funciones fisiológicas pueden apreciarse en la
circulación, el aparato músculo-esquelético, los edemas, el nivel de oxígeno en los tejidos, las
inflamaciones, el metabolismo celular y los niveles de energía de las células".
Pues bien, precisamente es esa capacidad para intervenir en los procesos metabólicos a nivel
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celular lo que ha llevado a distintos médicos e investigadores a utilizarlos contra enfermedades
más graves como el cáncer o el sida. Al punto de que podemos estar a las puertas de una
revolución similar a la que supuso la incorporación de la imagen electrónica al diagnóstico.
Norman Harden, editor de los boletines de la American Pain Society, (Sociedad Americana del
Dolor), ha escrito al respecto: "En la década de los 50 y los 60 del pasado siglo XX la comunidad
científica predijo que los campos magnéticos nunca podrían ser usados para ofrecer imágenes
del interior de nuestro cuerpo ridiculizando los esfuerzos de quienes estaban inmersos en la
investigación. Ahora contamos con imágenes precisas de nuestro organismo gracias a la
resonancia magnética. El cuerpo humano es bioeléctrico y biomagnético. Es lógico pues asumir
que la energía electromagnética impacta en las funciones de los organismos, quizás
terapéuticamente. Hay ya estudios randomizados, controlados y en progreso que están poniendo
de manifiesto el verdadero valor de la terapia magnética en la enfermedad humana y el dolor".
Panos T. Pappas, prestigioso investigador griego, profesor permanente de Física y Matemáticas
en el Instituto Tecnológico del Pireo y especialista internacional en Electromagnetismo y
Electrodinámica durante los últimos 7 años ha concentrado sus esfuerzos en los efectos
químicos y biológicos producidos por los pulsos iónicos inducidos. Fruto de cuya experiencia es
el Papimi (PAP por Pappas e IMI por Ion Magnetic Induction), un aparato aprobado por
autoridades médicas e industriales como dispositivo médico de clase II, y que está siendo ya
utilizado como recurso terapéutico en muchos hospitales y centros privados de Estados Unidos y
Europa. "El Papimi -confirma su creador- está diseñado para inducir y así restaurar la carga
iónica pérdida para que la célula supere sus problemas. Con abundancia de energía interior -o
bioenergía- la célula supera la dificultad eléctrica y ello le permite mantener el equilibrio de la
concentración iónica, el equilibrio de potencial de transmembrana y el funcionamiento eficaz de
la bomba sodio-potasio".
El Papimi utiliza micro-pulsaciones -con una frecuencia de 2-3 por segundo en lapsos de un
nanosegundo (menos de 1 millonésima de segundo)- produciendo una "onda" electromagnética
que penetra hasta 15 cms. de profundidad en la zona afectada. Usa un transformador de diseño
especial que le permite aplicar un voltaje de hasta 50.000 voltios capaz de generar un pulso
iónico que es el que actúa sobre las células. El Papimi no aplica ningún tipo de corriente eléctrica
sobre el cuerpo; la energía es "inducida" por un operador que maneja la sonda del dispositivo
sobre la zona afectada sin que exista contacto físico. Y cuenta además con un doble sistema de
seguridad con alarma interior capaz de detectar cualquier fuga de electricidad y detener
inmediatamente la máquina. En todo caso, de las distintas aplicaciones del Papimi ya
informamos ampliamente en el número 70 de nuestra revista. Hoy queremos referirnos a su
utilidad en el tratamiento del cáncer.
TEORÍA DEL CÁNCER DE PANOS T. PAPPAS
Para poder entender la teoría de Panos T. Pappas -que sostiene que la aparición del cáncer se
debe a un problema de déficit energético de la célula- es preciso comprender previamente el
concepto de potencial de membrana. Y éste no es sino es el voltaje que dan a la membrana
celular las concentraciones de los iones de sodio (Na) y potasio (K) situados a ambos lados de la
misma. Y es que de su cantidad depende la polaridad de la membrana cuyo potencial se cifra en
torno a los -90 milivoltios en estado de reposo saludable.
Cabe agregar que los datos sobre la importancia del potencial de membrana y su relación con la
enfermedad fueron confirmados en 1986 por R. Bingelli y C. Weinstein que establecieron la
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siguiente clasificación:
Potencial de membrana de la célula: desde -100 miliV hasta 0 miliV.
Células sanas no proliferantes: entre -100 y -75 miliV.
Células alteradas pero benignas: entre -75 y -35 miliV.
Células tumorales cancerosas: entre -35 miliV y -5 miliV.
Bueno, pues tras diez años de estudios sobre el comportamiento bioeléctrico celular Pappas ha
concluido que el "cáncer se debe a un estado extremamente bajo de energía celular manifestada
por un potencial de membrana de -15 miliV que provoca una cadena de funcionamientos
defectuosos específicos de la célula y un estado general de isquemia en el organismo". Este
proceso sería común a todas las formas de vida tanto a nivel individual (humanos, animales,
plantas, y diversos micro-organismos) como a nivel grupal. A nivel biológico la respuesta a la
crisis es la reproducción celular. "La crisis de energía de un área más pequeña de células sostiene Pappas- se difunde o se extiende a un área más amplia debido al principio más básico y
fundamental de la Física: el principio de la conservación de energía y el principio de
conservación de la materia". A nivel de organismos la situación es similar. Las especies que
sufren de estrés en su batalla diaria por la supervivencia y la comida tienden a multiplicarse más
rápido y en grandes cantidades. Al contrario, los organismos, animales o sociedades avanzadas
se multiplican relativamente muy despacio y en menor número. Los animales más grandes -tanto
los elefantes como los humanos- se multiplican muy despacio comparados con los animales
pequeños -como los conejos u otros organismos primitivos-. Es sabido que las sociedades
desarrolladas tienen índices de natalidad muy inferiores a los de las sociedades
subdesarrolladas.
El caso es que -siempre según Pappas- cuando en un punto del organismo, fruto de distintas
situaciones biológicas, se produce una crisis de energía sostenida el resultado se traslada a las
células cercanas. Es decir, cuando un tumor reclama energía y nutrientes esa inanición se
transmite a las células adyacentes que sufren para conseguir oxigenarse y nutrirse de forma
adecuada con lo que su metabolismo comienza a resentirse. Y eso puede causar una pérdida en
cascada de energía y nutrición. Así es cómo se produciría la difusión del cáncer y las metástasis.
La crisis de baja energía celular es pues, a juicio de Pappas, la que inicia la cadena de
reacciones que acaban provocando la situación patológica que conocemos como cáncer y que
se caracteriza por:
Un potencial de membrana bajo.
Un aumento de la acumulación de iones de sodio dentro de la célula: hipernatremia.
Un aumento de las moléculas de agua unidas a las moléculas de sodio dentro de la célula.
Inflamación.
Aumento del volumen de la presión celular y osmótica dentro de la célula lo que daña la
membrana celular.
El crecimiento celular.
El adelgazamiento de la membrana celular.
La división celular.
Llegando a una carga eléctrica cero la célula muere. El mecanismo de defensa que utiliza la
célula para cumplir con su "instinto básico", la supervivencia de la especie, es inducir la mitosis
(división o multiplicación celular) y el momento de iniciar el proceso, cuando llega a -12mV, es
decir cuando la célula sabe que se encuentra en peligro de muerte celular. El "punto de pánico
celular" tendría lugar cuando el potencial de membrana cae por debajo de -15 miliV. "Podemos
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decir -afirma Pappas- que las células con baja energía entran en un estado de 'pánico', de
multiplicación febril, para conservar su especie siguiendo un programa inherente codificado en la
parte más fundamental -su ADN- para la supervivencia ante una situación de emergencia en
condiciones severas. Más células proliferan dentro del tumor o más células se difunden desde la
primera crisis de energía -el primer cáncer- a zonas adyacentes al tumor las cuales se
encuentran, naturalmente, en ambientes de baja energía. A las nuevas células de cáncer les
faltará energía por las mismas razones. Es pues natural que el tumor crezca o se difunda a las
áreas adyacentes y tejidos. Obviamente la mayoría de esas células con baja energía se
multiplican y cuánto más lo hace más energía se necesita en conjunto en el organismo para
alimentar a las células recién nacidas. Por consiguiente, la crisis de energía y la inanición celular
se extienden continuamente, como lo hace el cáncer. El organismo se vuelve pronto 'una
sociedad pobre en una situación de crisis de pánico' en conjunto en la que cada vez falta más
energía y por eso el cáncer se generaliza formando metástasis. El organismo adelgaza, se
vuelve débil, con la característica común de pérdida de peso, baja energía y pobre nutrición. El
cáncer entonces se generaliza sin que haya manera para el organismo o persona de superar esa
necesidad creciente de energía y nutrición". Tal sería, a grandes rasgos, el guión macroscópico
del fenómeno conocido como cáncer según Pappas.
A la hora de analizar los métodos convencionalmente utilizados para combatir el cáncer desde
este planteamiento Pappas observa que tanto la radioterapia como la quimioterapia coinciden en
que la célula cancerígena es más débil que la célula sana. Pero aquí se acaban los puntos de
vista comunes. "En la práctica, por ejemplo -señala Pappas-, la quimioterapia reduce la
población de cáncer. Sin embargo, la misma acción de la quimioterapia es una razón
característica del desarrollo de cáncer en el mismo sentido que explicamos antes al provocar que
las células que sobreviven entren en un estado más adverso de 'pánico' y, por tanto, de división
para sobrevivir. Además la acción tóxica de la quimioterapia no ayuda en absoluto a la
restauración de los recursos energéticos perdidos por el organismo al destruir otras funciones
vitales y, particularmente, al dañar el sistema inmune. Los mismos argumentos son válidos para
los tratamientos con radioterapia".
Pappas asegura que los pacientes de cáncer que no han recibido quimioterapia se recuperan por
eso más rápidamente siendo los resultados con el Papimi especialmente significativos tras la
cirugía. "La estabilización es espectacular después de la cirugía -afirma Pappas-. Los pacientes
no desarrollan ninguna metástasis si reciben el tratamiento adecuado con Papimi . En todos los
casos sus marcadores son normales. Nosotros no hemos visto ninguna actividad cancerígena, ni
hemos tenido un solo caso en el que el cáncer reapareciera aunque a veces hemos tenido que
luchar contra las sugerencias de aplicar quimioterapia después de la cirugía. La quimioterapia no
permite que los tratamientos sean eficaces. Probablemente el efecto del Papimi sea terminar
mejorando el sistema inmune. Solo que si el sistema inmune ha sido casi destruido por la
quimioterapia, el Sida o cualquier otra condición y realmente es bajo no hay ya ayuda posible".
Por el contrario, sí parece que la combinación del Papimi y la Electroterapia (vea en nuestra web
el artículo publicado al respecto en el número 62) permite avanzar en el tratamiento del cáncer
incluso cuando el sistema inmune está en una fase en la que no puede recuperarse
exclusivamente con el Papimi.
LAS APORTACIONES DEL PAPIMI
Partiendo de los planteamientos anteriores -según los cuales el cáncer es un estado de pánico
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celular de bajo metabolismo que conduce a la inanición, a la amenaza de muerte y a la
multiplicación para la supervivencia- Pappas señala las siguientes como las principales
cualidades del Papimi en el tratamiento del cáncer:
1) Las exposiciones al Papimi detienen la proliferación celular al proporcionar energía eléctrica
y magnética al organismo. La energía se dirige a todas las células y particularmente a las células
cancerígenas sedientas de energía. El Papimi aumenta el potencial de transmembrana de las
células hacia un estado "saludable" de -70 milivoltios.
2) Las exposiciones al Papimi refuerzan el sistema inmune lo que permite la extinción de las
células cancerosas. También refuerza otras funciones vitales del cuerpo como la del hígado, la
pulmonar, la del riñón, la circulación sanguínea y linfática, y otras que pueden sostener o reforzar
el metabolismo en general.
El Papimi ejerce además una fuerte acción antiinflamatoria, mejora la nutrición sanguínea y
aumenta la oxigenación de los tejidos siendo evidente que ello contribuye a la recuperación del
peso perdido, señal inequívoca de recuperación de la salud.
Y si bien es verdad que faltan estudios a gran escala no es menos cierto que en los últimos años
son numerosos los pacientes a los que la oncología oficial había desahuciado que tras haber
sido sometidos a los pulsos iónicos del Papimi, bien como monoterapia, bien en combinación con
otras terapias -convencionales y no convencionales-, han mejorado notablemente e, incluso, se
han curado. Y quizás sean considerados casos "anecdóticos" por los oncólogos pero no es así
para quienes han visto mejorar su calidad de vida de manera notable... o incluso definitiva. La
actual casuística abarca casos de cáncer de pecho, pulmón, huesos, hígado, etc., que merece la
pena tener muy en cuenta.
La propia mujer de Pappas se recuperó de un tumor fibroide. "Mi esposa fue diagnosticada de
tres grandes tumores fibroides -recuerda Pappas- y quisieron operarla así que volé
urgentemente hasta Atenas desde Los Ángeles, donde me encontraba, y le pedí a su médico
posponer la cirugía para poder tratarla. Lo hicimos y al cabo de tres meses los tumores se
habían reducido significativamente. Un año después no había rastro de ellos".
El doctor Nick Tsilimigakis ha tratado también con el Papimi numerosos casos durante los
últimos años en el Scientific Institute for Bioenergy de Atenas en combinación con electroterapia.
La inmensa mayoría tras ser diagnosticados como incurables, entre ellos un paciente que había
sido operado tres veces de un pseudomixoma peritoneal como consecuencia de un
adenocarcinoma de hígado. Pues bien, tras 6 meses de tratamiento con el Papimi su condición
física había mejorado extraordinariamente. "Los tratamientos con el Papimi -señala Tsilimigakistienen una influencia notable en el sistema inmune y, por ende, en los procesos curativos.
Nosotros hemos constatado cómo numerosos tipos de heridas que no sanaban lo hacían en sólo
dos o tres semanas con el Papimi. Ahora comprobamos que, bajo ciertas condiciones, el Papimi
también puede iniciar el proceso de curación de un cáncer. Hemos visto que tras cierto número
de tratamientos el cuerpo empieza a crear nuevos tejidos empujando el tumor fuera. Es
fantástico". Entre esos casos destaca el de una mujer a la que se le descubrió cáncer de
intestino grueso. En una primera operación se la extirpó parte del intestino siendo sometida
luego a quimio y radioterapia. Dos años después apareció metástasis en los huesos y la pelvis.
Tres años después la situación se había vuelto crítica y su vida transcurría postrada en cama
con continua fiebre alta, extrema debilidad y dolores insufribles. Fue entonces cuando decidió
visitar el centro médico del doctor Nick Tsilimigakis. "Para entonces ya me habían desahuciada ha escrito para dejar constancia de su testimonio- y me habían hecho saber que mi muerte
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estaba cercana. La única razón por la que acepté recibir los tratamientos con Papimi fue mi
familia. No quería que se sintieran culpables, que pensaran que no habían tratado de hacer todo
lo posible por mí. El primer día de mi terapia mi condición severa no me permitió levantarme y
caminar por lo que tuvieron que llevarme prácticamente en volandas al centro médico. Tras la
quinta sesión, en cambio, subía las escaleras sin ayuda. Y después de la décima sesión
caminaba hasta el centro sola, acompañada de mi hermano. A los tres meses caminaba
normalmente, como antes de mi enfermedad y la hinchazón, la fiebre y los dolores
desaparecieron. Sólo un año después de empezar el tratamiento estaba completamente curada".
Evidentemente se trata de casos aislados... pero muy significativos. Es más, la investigación
básica apunta en la misma dirección. La eficacia terapéutica del electromagnetismo para tratar el
cáncer y otras enfermedades fue demostrada por una investigación realizada en la University of
Southern California y publicada en la prestigiosa revista científica New Scientist Magazine. El
trabajo confirma que paquetes de pulsos electromagnéticos de nanosegundos (millonésimas de
segundo) pueden pasar a través de la membrana exterior de las células sin dañarlas y modificar
su interior lo que, según los investigadores, permite tratar de forma efectiva enfermedades como
el cáncer o la leucemia. Es más, estos paquetes de pulsos rápidos actúan mediante un poderoso
impacto en la estructura intracelular permitiendo cambiar su equilibrio bioquímico y provocar así entre otros efectos- la apóptosis o suicidio de las células cancerosas. "En esencia -afirma
Thomas Vernier, experto en semiconductores y gerente de ingeniería en el USC Viterbi School's
Information Sciences Institute-, nosotros enviamos miles de voltios a la célula en intervalos de
nanosegundos. Los pulsos de alta frecuencia son tan cortos que pasan a través de la membrana
del citoplasma sin alterar su estructura pero sí alterando su interior. Y cuando son aplicados en
fuertes dosis llevan a la célula a la autodestrucción." La técnica presenta como principales
ventajas sobre los tratamientos convencionales que no es invasiva -puede aplicarse sin contacto
directo- y es mucho más económica. "Nuestra esperanza - afirma Thomas Vernier, experto en
semiconductores y gerente de ingeniería en el USC Viterbi School's Information Sciences
Institute-- es que un día los pulsos nanoeléctricos puedan reemplazar procedimientos como la
extirpación quirúrgica de tumores o tratamientos tóxicos como la quimioterapia".
En la misma dirección apuntan algunos de los últimos trabajos de Karl Schoenbach y Stephen
Beebe -del Centre for Bioelectrics en Norfolk (Virginia, EEUU)- que han mostrado cómo los
pulsos agrupan las plaquetas de la sangre para acelerar la reparación de las heridas mucho más
rápidamente. Estos investigadores piensan también que los nanopulsos pueden ser utilizados
para matar las células cancerosas dejando el tejido sano intacto. De hecho, el equipo de
Schoenbach ya ha demostrado que los pulsos pueden reducir tumores en ratones en más de un
50%.
Una vez más la investigación básica avanza de forma inconexa, aislada y con paso lento
mientras que las urgencias de quienes no tienen tiempo que perder van arrojando resultados
sorprendentes. Hasta el punto de que alguno de ellos acaba saltando a la prensa. En el periódico
The Health Keepers Journal de Febrero de 1995 se narraba el caso de una paciente ingresada
en el Hospital de Santa Mónica diagnosticada con tumor carcinoide de la válvula ileocecal, con
metástasis en el hígado y los nódulos linfáticos. Se la practicó una intervención quirúrgica para
extirpar el tumor de la válvula pero la metástasis en el hígado se consideró intratable. Pues bien,
decidió tratarse con los pulsos electromagnéticos del Papimi combinándolos con terapia de
oxígeno y ozono a la vez que se aplicaba hipertermia en el hígado. Catorce meses después la
paciente presentaba índices normales de enzimas hepáticas y ninguna evidencia de enfermedad
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intraabdominal.
UN MODELO DE FUSIÓN FRÍA
Efectivamente, los efectos de los pulsos electromagnéticos parecen reforzarse si la terapia del
Papimi se completa con Oxigenoterapia. Ello sirve apoyar el nuevo enfoque que Pappas ha
realizado sobre el potencial de membrana. Porque según su punto de vista el proceso
denominado convencionalmente bomba sodio-potasio -y, por tanto, el intercambio de iones- no
es realmente sino una transmutación del Na (sodio) del interior de la célula en K (potasio) en
presencia del oxígeno y el ATP que exige para formarse glucosa e insulina. "No es un supuesto
intercambio molecular -afirma Pappas- sino realmente un proceso nuclear de fusión fría bajo la
excitación eléctrica del núcleo del Na, en primer lugar por la carga celular de la membrana y,
después, vía una acción catalizadora endotérmica de la ATP. La excitación eléctrica del núcleo
de Na puede reforzarse externamente por pulsos eléctricos apropiados. La ATP parece controlar
esta reacción de fusión que, por otra parte, podría aumentar exponencialmente bajo la misma
excitación catalizadora del potencial de transmembrana. El papel de la ATP, las mitocondrias, el
ciclo de Krebbs, la insulina, la glucosa, la adrenalina y la glándula suprarrenal se entienden mejor
como mecanismos para controlar esta fusión nuclear que, por otra parte, puede aumentar
exponencialmente o detenerse". El sodio transmutado es expulsado fuera de la célula como
potasio para ser eliminado por los riñones. Cuando esta transmutación se retarda la
concentración de sodio aumenta dentro de la célula y el potencial de transmembrana disminuye
lo que es característico de las células cancerígenas. Algunos factores, como el oxígeno, la
energía, la glucosa, la insulina e incluso el potasio incluido en la dieta del doctor Sodi Pallarés
pueden acelerar la transmutación y, por consiguiente, detener la proliferación celular. El potasio,
al principio de la terapia, puede ayudar a reducir la concentración de sodio pero una vez termina
el estado inflamatorio severo el potasio, según Pappas, debe dejar de administrarse y volverse a
una dieta normal de sodio.
Cabe añadir que el modelo de Pappas está libre de las paradojas que, a su juicio, presenta la
teoría de la bomba sodio-potasio y sirve para explicar hechos hasta ahora aparentemente
inconexos. "Por ejemplo -escribe Pappas-, por qué la hiperkalemia (exceso de potasio) causa la
parada del corazón y la muerte, por qué la hipernatremia (sodio demasiado alto) aumenta la
energía y la tensión arterial, por qué el cáncer se relaciona con la hipernatria y los radicales
libres, por qué consumimos tan poco oxígeno y no contaminamos con nuestra respiración, por
qué gastamos mucha más energía de la que ingerimos (químicamente) a través de la comida,
por qué los peces no liberan burbujas de CO2, por qué liberamos potasio mientras tomamos sólo
agua salina, oxígeno y glucosa (una persona en coma), por qué el exceso de potasio mata y el
sodio da energía, por qué el oxígeno es antiséptico y mata microrganismos y por qué debemos
tomar relativamente pocas cantidades (mgrs por día) de antioxidantes contra la oxidación masiva
(Kgrs por día) de nuestro organismo".
En suma, una nueva visión de los mecanismos biológicos del cáncer y de las posibilidades del
Papimi a la hora de tratarlo que serán expuestas más detenidamente por el propio Panos T.
Pappas durante I Congreso Internacional sobre Tratamientos Complementarios y Alternativos en
Cáncer que tendrá lugar en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Madrid los próximos días
14 y 15 de mayo.
Antonio Muro
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