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I N FA N T I L Las estrellas viven arriba y abajo Marta Herrero Rodríguez LAS ESTRELLAS VIVEN ARRIBA Y ABAJO Ya estaba subiendo, muy despacio, estaba tan nerviosa que no podía ir más deprisa, cada escalón que subía más le temblaban las piernas. Violeta tenía miedo a las alturas, y no pasaría nada si Violeta no hubiera sido una estrella, una estrella de las que vemos en el cielo por las noches. –Ya estamos llegando, queda muy poquito, tranquila –le decía la estrella Eva, que junto con la estrella Alba eran las encargadas de ayudar a las estrellas que subían por primera vez al cielo. –Hemos llegado, estás en el último escalón –dijo Eva. –No me puedo mover –contestó Violeta. –Mira –continuó Eva–, lo más difícil ya lo has hecho, que era subir hasta aquí, ahora tienes que inclinarte hacía un lado y soltarte de la escalera. –¿Y si me caigo? –preguntó Violeta. –No te vas a caer –contestó Eva–, somos estrellas y flotamos en el aire. En algún lugar de este mundo hay un pueblo, por extraño que parezca e increíble, donde viven las estrellas, las estrellitas que cada noche vemos en el cielo, esas con cinco puntas que todos hemos dibujado alguna vez y de manera distinta. Las estrellas se diferencian básicamente de los humanos en que ellas en vez de dormir en una cama duermen cuando están en el cielo. Cuando se sueltan de su escalera se quedan como pegadas al cielo, como si un velcro invisible las uniera a él, y se quedan ahí toda la noche sin moverse. Duermen profundamente y cuando empieza a amanecer se van despertando y bajan a sus casas para seguir con su vida parecida a la nuestra. –Violeta –dijo Eva–, ¿te acuerdas lo que hablábamos ayer? ¿De lo bonito que es mirar la tierra desde aquí? Mira tu cuerpo cómo brilla. Cuando las estrellas empezaban a subir al cielo sus cuerpos empezaban a iluminarse como si de su interior saliera la luz de una linterna. Eso a Eva y a Alba les fascinaba, para ellas era el momento más especial que existía. –Imagínate –continuó Eva– cuántas personas te mirarán, cuántos niños estarán pendientes de ver brillar una estrella. ¡Venga, Violeta, no dejes que el miedo te paralice, sé valiente! Y así fue cómo por primera vez Violeta se inclinó hacía un lado y se soltó de la escalera. La expresión de su cara no se puede explicar, pero la felicidad brotaba de sus cinco puntas. Cerró los ojos y se quedó dormida. Normalmente, la estrella Eva nunca esperaba a que una estrella se durmiera, pero el caso de Violeta era diferente, tenía tanto vértigo que Eva había decidido esperar a que se durmiera para quedarse tranquila. Las estrellas Eva y Alba se acordaban perfectamente del día que cumplieron seis años. A los seis años es cuando se empieza a subir al cielo: te regalan una escalera con muy poquitos peldaños y a medida que cumples años van aumentado los peldaños, cada vez subes más alto. Todas las estrellas quieren hacerse mayores rápidamente