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Bioestimulantes y su utilidad en la nutrición de los cultivos
Eduardo Oyanedel, Ph.D., Profesor, Escuela de Agronomía, Pontificia Universidad Católica de
Valparaíso
En los últimos 15-20 años se ha introducido al mercado una serie de productos
bioestimulantes para promover el crecimiento y desarrollo de los cultivos. En general son
materiales orgánicos e inorgánicos que se aplican en baja cantidad, tanto al follaje como al
sistema radical. Pueden favorecer el crecimiento del cultivo, logrando un efecto mayor al
que se obtendría con la misma cantidad de macro o micronutrientes aplicados en forma
inorgánica. En general, los bioestimulantes son de origen natural, por lo que son seguros
para los aplicadores y el medio ambiente.
Uno de los principales usos de los bioestimulantes sería en el período de recuperación
del cultivo luego de un estrés severo por condiciones bióticas o abióticas. ¿Cuál es la utilidad
que podrían tener estos productos, considerando aspectos técnicos de la nutrición orgánica
en cultivos?
Recuperación del estrés
Supongamos que un cultivo pasó por un período de estrés severo, que podría estar
dado por el ataque de una plaga o enfermedad, o bien una condición ambiental desfavorable
como temperaturas bajo 5ºC o sobre 35ºC. Una vez que desaparece la condición de estrés,
la planta puede recuperarse en forma parcial o total, y en algunos casos el cultivo podría
llegar a término sin una pérdida sustancial del rendimiento.
En la etapa de recuperación se observa el re-crecimiento de estructuras vegetativas,
a partir de yemas y meristemas secundarios (cambium). Hay también una restitución de las
funciones celulares básicas para sobrevivencia de la planta – fotosíntesis, respiración celular
y metabolismo secundario.
La velocidad con la que se pueda recuperar la planta es un aspecto crítico en una
situación de cultivo. En este contexto es posible ajustar los manejos culturales durante el
período de recuperación, especialmente en relación a la poda/conducción para reponer
estructuras perdidas, ajuste de la carga de frutos al nuevo tamaño de la planta, así como el
riego y la nutrición.
Nutrición orgánica e inorgánica
En un cultivo en condiciones normales el abastecimiento de nutrientes es producto de
minerales absorbidos por las raíces y eventualmente hojas, así como de moléculas orgánicas
producidas por la propia planta. Aminoácidos, hormonas vegetales y otras moléculas son
producidas en ciertos órganos de la planta y se exportan a otras regiones.
Bajo condiciones de estrés o durante el período de recuperación la planta tiene una
menor capacidad para producir y movilizar sustancias orgánicas. Al mismo tiempo se
dificulta la absorción de agua y de nutrientes inorgánicos del suelo, especialmente fósforo. A
nivel de las hojas, el estrés produce una menor conversión de N-NO3 a aminoácidos. Una
deficiencia temporal de ciertos aminoácidos pude alterar el crecimiento y desarrollo de la
planta. Al mismo tiempo, si el cultivo sigue siendo fertilizado con nitrógeno, se puede
producir un cierto grado de fitotoxicidad por acumulación de N-NO3 en las hojas,
especialmente frente a estrés por frío.
Una vez terminada la condición de estrés, es posible aplicar un bioestimulante que
contenga aminoácidos, hormonas y minerales para facilitar la recuperación de la planta. Un
efecto similar se puede obtener al aplicar simplemente nitrógeno vía foliar. Con ambos tipos
de aplicación hay un efecto cosmético inmediato sobre las plantas, recuperando su color
verde normal. En algunos casos, además hay un pequeño aumento en el rendimiento y/o
precocidad del cultivo.
Una vez que el cultivo muestra signos de recuperación, por ejemplo, con la formación
de nuevas hojas o flores, es posible volver a un régimen de fertilización inorgánica normal,
con una mezcla de fertilizantes que contenga nitrógeno, fósforo y potasio.
Elaboración de bioestimulantes
Los bioestimulantes contienen minerales en forma orgánica e inorgánica, reguladores
del crecimiento como citoquininas, auxina, brassinoesteroides y poliaminas, y aminoácidos.
Hay 3 grupos generales de materias primas para la elaboración de bioestimulantes:
1. Extractos de origen vegetal, en base a algas o plantas superiores. Lo más común es
encontrar productos con extractos alcalinos de algas pardas, especialmente el “cochayuyo”
de Atlántico Norte (Ascophyllum nodosum). Dicho extracto tiene una composición de
citoquininas 70 ppm, auxinas 60 ppm, 62% de carbohidratos y una pequeña cantidad de
aminoácidos. Además contiene 1% de nitrógeno, 0.05% P, 10% K, 1.2% Ca, 0.8% Mg,
3.7% S, 0.001% Fe, y cantidades traza de Cu, Mn, Zn y B.
2. Extractos de origen animal, en general sub-productos ganaderos (vísceras, cuero, huesos,
cartílagos). Se utilizan principalmente en procesos fermentativos para obtener aminoácidos
en alta concentración.
3. Ácido húmico, el cual está presente en cualquier tipo de materia orgánica. Por ejemplo, el
ácido húmico se puede obtener de la leonardita (carbón de lignita) mediante un proceso de
extracción a pH 2.0. Su composición es de 54-59% C, 3-6% H, 33-38% O, 1-4% N, 0-2% S.
El extracto también contiene aminoácidos, auxina y poliaminas. La leonardita contiene 5093% de ácido húmico. Otras fuentes industriales son la turba rubia (21%) y la turba de
Sphagnum (8% de ácido húmico).
4. Organismos vivos. Hay productos que combinan los componentes señalados en los puntos 13 con micorrizas y bacterias fijadoras de nitrógeno, para repoblar el suelo con organismos
benéficos.
Efectos de los bioestimulantes sobre la fisiología de la planta
El ácido húmico estimula el crecimiento de las raíces. Cuando se utiliza en bajas
concentraciones (0.05-0.1%) puede simular la acción de la auxina (ácido indol acético).
Además ayuda en la formación de quelatos de Fe, una forma intercambiable que permite el
ingreso de dicho mineral a la raíz. Dentro de las aplicaciones comerciales de este producto,
destacan los efectos en mantener un césped de color verde intenso y de buena resistencia al
pisoteo, especialmente en campos deportivos. Se ha utilizado en céspedes para superar
problemas de estrés por salinidad y sequía.
Los extractos de algas también se utilizan en céspedes deportivos para evitar daños
por estrés por sequía. Permiten mantener el césped bien hidratado, y al mismo tiempo
aumentar la biomasa radical. En plantas de roble en contenedor (vivero) se han utilizado
extractos de algas para mejorar el crecimiento, logrando una mayor biomasa foliar y un
mayor contenido de nitrógeno foliar, junto con mejorar la eficiencia en el uso del agua y la
fotosíntesis.
Otras aplicaciones de los bioestimulantes están asociadas a la recuperación de las
plantas de un ataque por hongos o nemátodos. También se utilizan para reducir los efectos
fitotóxicos de algunos pesticidas, y para atenuar los efectos de estrés por radiación
ultravioleta y por calor.
Determinantes del éxito de la aplicación de bioestimulantes
La principal crítica que se le hace a los bioestimulantes es que los resultados son
erráticos. Ello se explica por las siguientes razones:
1. Las plantas tienen que estar realmente estresadas para mostrar un efecto de la aplicación.
Si las condiciones ambientales no han sido detrimentales para el cultivo, difícilmente los
efectos cosméticos estarán acompañados por cambios en el rendimiento o precocidad del
cultivo.
2. Los bioestimulantes son productos naturales. La concentración de cada nutriente depende de
la calidad del material de origen, así como del proceso de fabricación. En la medida que se
estandaricen ambos aspectos (materia prima y proceso), todas las partidas del producto
tendrán el mismo efecto. Dentro de los bioestimulantes que contienen aminoácidos en alta
concentración, es recomendable buscar productos que contengan la mayor concentración
posible de glutamina. Este aminoácido es un indicador de la respuesta a estrés de la planta,
ya que su concentración disminuye en la planta varias horas antes de que sea detectable
una caída en la concentración de aminoácidos totales. Ello se explica porque su síntesis
requiere de una serie de pasos previos; las vías de síntesis de los otros aminoácidos son
más cortas.
3. Aumentan los costos de producción. Siempre es bueno hacer una evaluación del ingreso
marginal versus costo marginal al utilizar un nuevo producto. Sin embargo, ello no es
sencillo, ya que se requeriría dejar un sub-sector del cultivo sin la aplicación para cuantificar
los potenciales efectos positivos del producto. En ambos sub-sectores sería necesario tomar
datos de parámetros que afecten el resultado económico de la operación, tales como
distribución de calibres, curva de descarga de frutos y rendimiento total.