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IGLESIA EVANGELICA BAUTISTA de KILDARE AVENUE
sería una buena oportunidad para relajarse de tan humillante
situación que acababa de sufrir y podría aprovechar para levantarse más delante del rey y ganar más su confianza y su
favor. ¿Será?
Conclusión.
Dios siempre interviene para frustrar e invertir en forma asombrosa e impresionante los mejores planes humanos. El que
estaba destinado a la muerte, resulta que ahora es honrado.
El Señor Jesús dice: “…el que se enaltece será humillado, y el
que se humilla será enaltecido” (Mt. 23:12). Y esto se está cumpliendo en esta historia de Ester y es cumplido en todo tiempo. Por eso la importancia de permanecer humildes a ejemplo
de nuestro Señor Jesucristo quien dijo: “Llevad Mi yugo sobre
vosotros, y aprended de Mí, que Soy manso y humilde de corazón; y
hallaréis descanso para vuestras almas” (Mt. 11:29).
Amán permaneció altivo, arrogante y prepotente y ahora está
pagando las consecuencias. Por eso, nosotros debemos esforzarnos por controlar los pensamientos de nuestra mente y
las actitudes de nuestro corazón porque allí se originan las
caídas en el pecado. Recordemos las palabras del sabio rey
Salomón: “Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; porque
de él emana la vida” (Prov. 4:23). Mardoqueo guardó su corazón y ahora vive; Amán no lo guardó, sino que lo corrompió y
ahora parece que su vida pende de un hilo, cumpliéndose lo
dicho también por el sabio rey Salomón: “Antes del quebrantamiento es la soberbia, y antes de la caída la altivez de espíritu” (Prov. 16:18).
El orgullo engaña como le sucedió a Amán. Pero la humildad
nos hace vivir enfocados en el Señor con lo cual permanecemos firmes en nuestras convicciones. La humildad nos permite no tener un concepto demasiado elevado de nosotros mismos y nos impide ver a los demás como inferiores a nosotros.
El orgullo nos lleva al querer recibir la honra de los demás,
pero la humildad nos lleva a reconocer a los demás como nos
enseña la Santa Palabra de Dios (Ro. 13:7-8).
Próxima semana: El segundo revés de Amán (Est. 7:1-10)...
¡No se lo puede perder! Amén... Vamos a orar…
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ESTUDIO BIBLICO
Miércoles 26 de Agosto, 2015
Pastor Oscar Salinas.
Estudio sobre el Libro de Ester.
Lección 7 * El primer revés de
Amán (Est. 6:1-14).
Una vez más vemos la mano poderosa de Dios en este capítulo, aunque no se mencione Su Nombre. Notemos cómo se
desarrollan los sucesos de este capítulo en donde la situación
adquiere un giro por demás sorprendente e inesperado. Cuando Amán esperaba ser el juez de Mardoqueo, se ve obligado a
ser su paje (criado), con gran confusión y humillación por su
parte. Esto era porque la providencia de Dios dispone que
aquella noche halle Mardoqueo gracia ante los ojos del rey
(vv.1-3), justo el día cuando Amán venía al banquete para convencer al rey en contra de Mardoqueo. Ahora resulta que el
verdugo es empleado como instrumento del favor que el rey
desea otorgar a Mardoqueo (vv.4-11), y eso por el mismo consejo de Amán que le dijo cómo debía honrar el rey a quien él
quería honrar. Por supuesto, el ambicioso, egoísta y vanidoso
Amán pensaba que el rey se refería a él. Una vez más se comprueba el viejo dicho que dice: “por su boca muere el pez”. Sus
amigos sabios, tal vez sin quererlo, le profetizan que, a partir
de aquí, la sentencia está pronunciada contra él (vv.12-13).
¿Será verdad?
La mano de Dios estuvo desde el principio, desde que le quitó
el sueño al rey Asuero y lo inquietó para que revisara el libro
de las crónicas (ver Prov. 21:1). En las cortes orientales, hay
escribas u oficiales, cuyo deber es el llevar un diario, o registro,
de todos los acontecimientos dignos de notarse. Un libro de
esta clase, con abundantes anécdotas, está lleno de cosas interesantes, y ha sido costumbre de los reyes orientales de todos los tiempos, hacer que frecuentemente se les lean las memorias del reino. Entre otras cosas, se halló escrito que Mar-
doqueo había descubierto un complot contra la vida del rey (v.2
compare con 2:23). El rey preguntó entonces “…¿Qué honra o
distinción se hizo a Mardoqueo por esto?...” (v.3), ya que supuso
que este buen servicio debió haber sido premiado y no estaba
registrado. Los sirvientes le informaron de que no se le había
recompensado a Mardoqueo por este gran servicio. A la puerta
del rey había estado anteriormente y a la puerta del rey seguía
sentado. La humildad, la modestia y la abnegación, aun cuando
a los ojos de Dios tienen gran precio, en el mundo muchas veces impiden que personas honestas y competentes sean promocionadas. Mardoqueo no sube más del último escalón que da
acceso al palacio del rey, mientras que el perverso Amán llega
hasta el corazón y los oídos de Asuero; pero mientras los ambiciosos suben deprisa los humildes pisan fuerte. De hecho, a pesar de su magnífico servicio, lo que le espera a Mardoqueo es la
destrucción inminente, igual que a los demás judíos de Persia.
Mientras esto sucede con el rey Asuero, Amán está tan impaciente por ver a Mardoqueo colgado, que acude muy temprano a
la corte (v.4), con el fin de obtener cuanto antes el permiso del
rey para la ejecución, cosa que espera conseguir fácilmente.
Pero Dios tiene todo bajo Su control y Amán ni siquiera se imagina que llegó al palacio a la hora más inoportuna para él, pues
es el momento en que el rey está considerando cómo puede
premiar la acción de Mardoqueo.
El rey está tan impaciente por ver a Mardoqueo recompensado
que pregunta: “…¿Quién está en el patio?...” (v. 4); es decir, en el
atrio exterior, ya que, recordemos, nadie podía entrar en el atrio
interior sin ser llamado. Sus siervos le responden que Amán
(v.5). El rey pide que entre, ya que piensa que nadie mejor que
él podía organizar el honroso homenaje que había de rendirse a
Mardoqueo, al ignorar por completo la tremenda enemistad que
había entre los dos. El rey pregunta a Amán cuál es el mejor
modo de recompensar un favor majestuoso a una persona que
el rey considera digna de tal honor (v.6). Amán está tan seguro
de que él mismo es esa persona favorita del rey que, aprovecha
para pedir las más altas expresiones de honor que puedan darse a un súbdito. En otras palabras, “se sirvió con la cuchara
grande” (vv.8-9). Aquí notemos algo interesante, Amán no pidió
riquezas, aunque pudo haberlo hecho. El interés de Amán esta-
estaba en el poder y la fama, los cuales solamente podía lograr en su cercanía con el rey. Amán lo que quiere es ser
honrado como el rey y sentir lo mismo que siente el rey cuando cabalga por las calles.
Sólo podemos imaginarnos la cara tan pálida de asombro
que ha de haber puesto cuando el rey le da el mandato expreso de que vaya de inmediato a recompensar al judío Mardoqueo con el honor que Amán mismo ha sugerido (v.10).
Amán esperaba que el rey dijese: “¡Tú eres ese hombre! Oh,
mi fiel y digno Amán!” Pero le cayó como un balde de agua
bien fría en la cabeza al mandarle el rey, no sólo que dicho
honor fuese otorgado a Mardoqueo, sino que el mismo Amán
tenía que prestárselo de parte del rey al judío Mardoqueo, el
hombre a quien más aborrecía y cuya ejecución en la horca
esperaba ya con tanto anhelo y hasta desesperación.
Amán no se atreve ni a discutir la orden del rey ni siquiera a
aparentar que le disgusta, sino que, seguramente con la mayor repugnancia que pueda imaginarse, no le quedó más remedio que ejecutar puntualmente lo que el rey le había ordenado (v.11). Exactamente todo lo opuesto a lo que Amán había planeado para Mardoqueo.
Mardoqueo para nada se envaneció con el honor que le dispensó el rey por medio de Amán, porque “Después de esto
Mardoqueo volvió a la puerta real”… (v.12), tal como lo hacía
todos los días. Mientras tanto, Amán se fue a su casa tan
frustrado y desconsolado, que se cubrió la cabeza (v.12) en
señal de duelo (ver 2S. 15:30). Si el hecho de que Mardoqueo rehusara abiertamente inclinarse ante Amán tenía a
éste fuera de sus casillas, ahora, el tener que prestar tal honor a su mayor enemigo, era bastante como para quebrantar
su orgulloso corazón.
Su esposa Zeres y sus amigos, que el día anterior le habían
aconsejado y animado a proceder contra Mardoqueo, añaden
ahora sal a la herida, al hacerle ver que esto es muy mala
señal para él. Las cosas están saliendo mal para el perverso
y amargado Amán.
Todavía estaban hablando Amán y los suyos, cuando los
criados del rey vinieron para llevárselo al banquete que había
organizado la reina Ester. Tal vez pensaría Amán que esta