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Domingo 3° de Cuaresma -Ciclo AMarzo 23 de 2014
“Escuchen hoy lo que el Señor les dice: «No endurezcan su corazón» Salmo 94
Ven, Espíritu Santo, ilumina mi mente,
abre mi corazón, toma mis manos,
para que comprenda el mensaje de la Palabra,
para que sienta la profundidad del divino amor,
para que camine abriendo mis manos
a los que necesitan misericordia y amor. Amén.
Juan 4,5- 42
Jesús y la mujer de Samaria
5
De modo que llegó a un pueblo de Samaria que se llamaba Sicar, cerca del terreno que Jacob había dado en
herencia a su hijo José. 6 Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, cansado del camino, se sentó junto al pozo. Era
cerca del mediodía. 7- 8 Los discípulos habían ido al pueblo a comprar algo de comer. En eso, una mujer de
Samaria llegó al pozo a sacar agua, y Jesús le dijo:
—Dame un poco de agua.
9
Pero como los judíos no tienen trato con los samaritanos, la mujer le respondió:
—¿Cómo es que tú, siendo judío, me pides agua a mí, que soy samaritana?
10
Jesús le contestó:
—Si supieras lo que Dios da y quién es el que te está pidiendo agua, tú le pedirías a él, y él te daría agua
viva.
11
La mujer le dijo:
—Señor, ni siquiera tienes con qué sacar agua, y el pozo es muy hondo: ¿de dónde vas a darme agua
viva? 12 Nuestro antepasado Jacob nos dejó este pozo, del que él mismo bebía y del que bebían también sus
hijos y sus animales. ¿Acaso eres tú más que él?
13
Jesús le contestó:
—Todos los que beben de esta agua, volverán a tener sed; 14 pero el que beba del agua que yo le daré,
nunca volverá a tener sed. Porque el agua que yo le daré se convertirá en él en manantial de agua que
brotará dándole vida eterna.
15
La mujer le dijo:
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—Señor, dame de esa agua, para que no vuelva yo a tener sed ni tenga que venir aquí a sacar agua.
Jesús le dijo:
—Ve a llamar a tu marido y vuelve acá.
17
La mujer le contestó:
—No tengo marido.
Jesús le dijo:
—Bien dices que no tienes marido; 18 porque has tenido cinco maridos, y el que ahora tienes no es tu
marido. Es cierto lo que has dicho.
19
Al oír esto, la mujer le dijo:
—Señor, ya veo que eres un profeta. 20 Nuestros antepasados, los samaritanos, adoraron a Dios aquí, en
este monte; pero ustedes los judíos dicen que Jerusalén es el lugar donde debemos adorarlo.
21
Jesús le contestó:
—Créeme, mujer, que llega la hora en que ustedes adorarán al Padre sin tener que venir a este monte ni ir
a Jerusalén. 22 Ustedes no saben a quién adoran; pero nosotros sabemos a quién adoramos, pues la salvación
viene de los judíos. 23 Pero llega la hora, y es ahora mismo, cuando los que de veras adoran al Padre lo harán
de un modo verdadero, conforme al Espíritu de Dios. Pues el Padre quiere que así lo hagan los que lo
adoran. 24 Dios es Espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo de un modo verdadero, conforme al Espíritu de
Dios.
25
La mujer le dijo:
—Yo sé que va a venir el Mesías (es decir, el Cristo); y cuando él venga, nos lo explicará todo.
2
6Jesús le dijo:
—Ése soy yo, el mismo que habla contigo.
27
En esto llegaron sus discípulos, y se quedaron extrañados de que Jesús estuviera hablando con una mujer.
Pero ninguno se atrevió a preguntarle qué quería, o de qué estaba conversando con ella. 28 La mujer dejó su
cántaro y se fue al pueblo, donde dijo a la gente:
29
—Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será éste el Mesías?
30
Entonces salieron del pueblo y fueron a donde estaba Jesús. 31 Mientras tanto, los discípulos le rogaban:
—Maestro, come algo.
32
Pero él les dijo:
—Yo tengo una comida, que ustedes no conocen.
33
Los discípulos comenzaron a preguntarse unos a otros:
—¿Será que le habrán traído algo de comer?
34
Pero Jesús les dijo:
—Mi comida es hacer la voluntad del que me envió y terminar su trabajo. 35 Ustedes dicen: “Todavía faltan
cuatro meses para la cosecha”; pero yo les digo que se fijen en los sembrados, pues ya están maduros para
la cosecha. 36 El que trabaja en la cosecha recibe su paga, y la cosecha que recoge es para vida eterna, para
que tanto el que siembra como el que cosecha se alegren juntamente. 37 Pues bien dice el dicho, que “Unos
siembran y otros cosechan.” 38 Y yo los envié a ustedes a cosechar lo que no les costó ningún trabajo; otros
fueron los que trabajaron, y ustedes son los que se han beneficiado del trabajo de ellos.
39
Muchos de los habitantes de aquel pueblo de Samaria creyeron en Jesús por lo que les había asegurado la
mujer: «Me ha dicho todo lo que he hecho.» 40 Así que, cuando los samaritanos llegaron, rogaron a Jesús que
se quedara con ellos. Él se quedó allí dos días, 41 y muchos más creyeron al oír lo que él mismo decía. 42 Y
dijeron a la mujer: «Ahora creemos, no solamente por lo que tú nos dijiste, sino también porque nosotros
mismos le hemos oído y sabemos que de veras es el Salvador del mundo.»
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Pbro. Lic Gabriel Mestre
Algunas preguntas para ayudarte en la lectura atenta…
Jesús llegó a un pueblo de Samaria, cansado del camino, se sentó junto al pozo de Jacob; ¿Cómo se llama el
pueblo?, El Señor ofrece a la mujer agua viva, ella duda del ofrecimiento porque no ve cómo puede sacar
agua; ¿Qué le responde Jesús a la mujer? Muchos creyeron al oír a Jesús ¿Qué dijeron estos a la mujer?
Algunas consideraciones para una lectura provechosa…
Este domingo la Palabra nos regala un largo texto que se puede abreviar cómo aquí hacemos.
Se trata del encuentro del Señor con una mujer de Samaría. A pesar de que los judíos y los samaritanos no
se hablaban y se llevaban muy mal, Jesús inicia con esta mujer un diálogo que desde los temas más
superficiales terminará en los temas más profundos... ¿Cuáles son estos temas? Redescubrir que Jesús es
realmente el Mesías, es decir el Señor y el Salvador del mundo y que por eso se da a conocer aquí con la
imagen del agua. Jesús es el Agua Viva que purifica el corazón de todo hombre y de toda mujer. Es el agua
que limpia las faltas y pecados de la vida. Es el agua espiritual que da las fuerzas necesarias para no tener
nunca más sed en la propia vida. La mujer pide con humildad que Jesús le otorgue esta agua que sacia para
siempre.
El Señor además nos enseña que se puede adorar a Dios en cualquier parte. Lo importante es dejar que el
Espíritu Santo nos guíe. Por eso queridos jóvenes... ¡a escuchar la voz del Espíritu en nuestro corazón y a
dejarnos iluminar por Él! Solo en el Espíritu aprenderemos a orar a Jesús como es debido.
El Papa Francisco en la exhortación apostólica “La Alegría del Evangelio” (N. 131) nos recuerda el
compromiso que como bautizados tenemos de anunciar el evangelio:
“Las diferencias entre las personas y comunidades a veces son incómodas, pero el Espíritu Santo, que
suscita esa diversidad, puede sacar de todo algo bueno y convertirlo en un dinamismo evangelizador que
actúa por atracción. La diversidad tiene que ser siempre reconciliada con la ayuda del Espíritu Santo; sólo Él
puede suscitar la diversidad, la pluralidad, la multiplicidad y, al mismo tiempo, realizar la unidad. En cambio,
cuando somos nosotros los que pretendemos la diversidad y nos encerramos en nuestros particularismos,
en nuestros exclusivismos, provocamos la división y, por otra parte, cuando somos nosotros quienes
queremos construir la unidad con nuestros planes humanos, terminamos por imponer la uniformidad, la
homologación… Jesús mismo es el modelo de esta opción evangelizadora que nos introduce en el corazón
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del pueblo. ¡Qué bien nos hace mirarlo cercano a todos! Si hablaba con alguien, miraba sus ojos con una
profunda atención amorosa…”1
Ahora preguntémonos:
¿Acepto la diferencia que hay en algunos de mis hermanos de comunidad? ¿Sé mirar con amor a quienes no
son como yo? ¿Siento temor para hablar de Jesús a quienes no son de mi grupo, congregación o
comunidad?
Oh Espíritu de Dios, Espíritu de paz y de alegría,
que confortas mi corazón sediento
y viertes en él la fuente viva del amor de Dios,
ven ya, mi dulcísimo Señor, y lleva mi corazón sediento
allí donde estás Tú, a las regiones excelsas del cielo.
Santa Faustina
Hoy el Señor, nos invita a sentirnos como la Samaritana que desea beber verdadera Agua Viva, di a Jesús:
-Tú eres fuente inagotable de vida eterna, Señor;
Quiero calmar mi sed, en la fuente que Tú ofreces-
Jesús se revela a la Samaritana y nos enseña a hablar con amigos y desconocidos del Agua que da la Vida…
Esta semana me comprometo a dar testimonio de mi encuentro con Jesús a dos personas e invitarlas a
formar parte de mi comunidad.
“Solo si estamos saciados de Espíritu Santo nosotros podremos beber a Cristo”
San Efrén de Siria
1
http://www.vatican.va/holy_father/francesco/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20131124_evangelii-gaudium_sp.html
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