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EQUIPANDO A HOMBRES DE DIOS PARA LO MEJOR.
“Mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.” Pr. 16:32
EL GOZO DE SERVIR A DIOS
DICHO SABIO
Alguien dijo que “uno no sabe lo que tiene hasta que lo pierde”. A pesar de no aparecer exactamente así en el libro de Proverbios ni en
otros libros de la Biblia, este dicho encierra una gran verdad espiritual. Esaú se lamentó por vender su primogenitura. De igual manera,
el rey Saúl reconoció que sus desobediencias le costaron a él y a su descendencia el reinado. El remordimiento de Judas Iscariote revela
la frustración de su corazón porque finalmente se dio cuenta de todo lo que perdió (sin mencionar su relación con Dios).
Cuando los cristianos de esta época hablamos de pérdida usualmente estamos haciendo referencia a dinero, posesiones, posiciones o
seres queridos. Rara es la vez que uno escucha a un creyente decir: “he perdido el gozo”. ¿Por qué procedemos así? Porque cuando perdemos lo que no consideramos importante, inicialmente no lo echamos de menos. Lo echamos de menos solo cuando de repente nos hace
falta y no lo encontramos. ¡Qué triste! ¿Nó?
La pérdida del gozo de servir a Dios suele ser una de estas cosas que los cristianos pierden y no se dan cuenta de su ausencia hasta que
transcurre demasiado de mucho tiempo. Como continúan involucrados, lo que venían haciendo para Dios, inicialmente les parece que todo
marcha bien. Sin embargo, poco a poco el servicio cristiano que vienen rindiendo (el que un día se llevó a cabo con facilidad por el gozo
que operaba en el corazón) se les convierte en una carga abrumadora que los reduce a una vida cristiana careciente de servicio. Dicho
sea de paso, la vida cristiana sin servicio lleva repercusiones en esta vida y en la venidera. (MATEO 25:14-30; 20:1-7; 2 PEDRO 1:8)
LA VOZ DE LA EXPERIENCIA
Pablo encontró que existen dos actitudes para llevar a cabo la voluntad de Dios, de buena voluntad o a regaña dientes. (1 CORINTIOS 9:16,
17) Por lo tanto, el apóstol determinó que para él lo óptimo era hacer la voluntad de Dios con gozo, aun en lo difícil. (COLOSENSES 1:24) De
igual manera, en su carta a los Filipenses, este siervo de Dios exhorta una y otra vez a vivir y servir en la fortaleza y vigor del gozo. De
modo que dos cosas tienen que suceder en la vida del cristiano, tanto en los que no están sirviendo a Dios del todo como en aquellos que
están sirviendo sin gozo. Donde hay gozo no existe la esterilidad en cuanto a servicio (2 PEDRO 1:8) ni el servicio quejoso. Primeramente,
reconocer la ausencia del gozo y hacer los arreglos para que el gozo fluya. Lo segundo, servir sin quejas, de buena voluntad.
EL INVENTARIO DEL REY
Inmediatamente que David hizo inventario de lo que perdió como consecuencia de su pecado y que necesitaba la restauración en aquello y
de aquello; identificó el gozo como una de las cosas más importantes. (SALMO 51:12) Con esto último no se está diciendo que toda ausencia
de gozo es evidencia de pecado; no obstante, nunca está de más echarle un vistazo a nuestro proceder, no sea que la desobediencia haya
encontrado una hendija de entrada a nuestra vida y dicha grieta se convirtió en el salidero del gozo.
FINALMENTE
De todas las cosas que tenemos o manejamos asegurémonos de proteger como posesión valiosa el gozo. Protegemos los bienes pasajeros que tenemos en casa con alarmas, rejas, centinelas y perros. De igual manera, colocamos las joyas, títulos y otros documentos importantes en cajas de seguridad en los bancos. Sin embargo, cosas de incalculable e indescriptible valor como lo son la paz y el gozo quedan a la intemperie de nuestra existencia como cosas baratas o desechables. ¡Qué pena! Gracias a Dios que hoy podemos regresar a El, a
su presencia, y recibir de El una llenura fresca de su Espíritu y de gozo. No lo dejes para después, éste es el momento de arrodillar el
corazón ante El y pedirle lo que solo El nos puede dar, “gozo inefable y glorioso”. Deja que el gozo regrese a tu vida hasta rebosar y regresa tú al servicio cristiano con gozo. “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” FILIPENSES 4:4
En el servicio del Señor,
Pastor, Jesús Martínez
Próxima reunión del Ministerio de Hombres
Miércoles, Agosto 12, 2009 8:00PM