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Popularidad y Poder ¿Son Sinónimos en el Ámbito Escolar? Colmenares Gioconda Durante una entrevista en el ámbito escolar, la madre de unos morochos de 10 años, me hizo el siguiente comentario. Mi hijo Alberto que es un “buen estudiante” le preguntó a su hermano Raúl, catalogado como mal estudiante pero con muchos amigos, ¿Cómo se hace para ser popular? Y la respuesta de Raúl, el mal estudiante fue, “tienes que llevar un memo, portarte mal y no sacar tan buenas notas” Desde segundo grado se oye a los niños decir y preguntarse entre ellos “¿tu eres popular?”, “yo no soy popular”, “el popular decide quien juega”, “si el popular sale a bailar con alguien en pareja, nadie se la puede quitar, y no se puede hacer una olla, eso es un fastidio”. ¿Es popularidad, liderazgo negativo o de alguna forma un poder destructivo? Al inicio en mi trabajo como psicóloga escolar, pensaba que los niños populares tenían alguna dificultad, o se encontraban dentro de una categoría diagnóstica como Trastorno Deficitario de Atención que cursa con impulsividad, inatención y en ocasiones con hiperactividad, o presencia de un Trastorno Oposicionista Desafiante. Otras veces pensaba que podía haber una inmadurez visoperceptiva. Muchas veces responsabilicé a los padres por estas conductas, siempre me parecía que había falta de límites en el hogar. Con los años me he dado cuenta que esos niños oposicionistas, desatentos, impulsivos e hiperactivos, tienen en común posiblemente una baja tolerancia para manejar la frustración, sin embargo, con una maravillosa capacidad para conectarse afectivamente con el otro y sobretodo para responder favorablemente al vínculo de los otros hacia ellos. He visto como esos niños cuando son alumnos de maestros que tienen el arquetipo escindido, “el adulto conocedor y el niño ignorante”, maestros rígidos que perciben a los niños como enemigos, infantiles, con poco autocontrol, para ellos los niños son eso que ellos nunca quieren ser, y exhiben su poder atormentando a los niños y manteniéndolos a raya, con eso logran justamente que se potencien las conductas que no desean de sus alumnos, ya que no despiertan en ellos el adulto conocedor ni la capacidad de autocontrolarse. En cambio, aquellos maestros, que han logrado hacer conciente la posibilidad que tienen de usar su poder de forma destructiva, que hacen conciente lo inconsciente, que dejan fluir su niño interno, mantienen una adecuada relación eros-poder, le permite a ese niño sentirse amado; y en el amor está la cura. He visto crecer a algunos niños desde preescolar, algunos de ellos año tras año han escogido algún niño que se convierte en su “chivo expiatorio”, el depositario de la sombra. Según la maestra que le toque o el grupo donde esté, su manejo del poder se hace más o menos evidente. Entonces esos niños que se definen populares ellos y sus compañeros también, pero que a la luz de las maestras es un hostigador ¿tiene algún trastorno o algún problema familiar? ¿La popularidad es sinónimo de poder? Algunos niños responden ¿Qué es ser un niño popular? Un varón de 10 años con Diagnóstico de Déficit de Atención quien tiene muchos amigos, aceptado por los populares, y también amigo de los no populares o rechazados, quien no se considera popular dice: “Para mi ser popular es que todos te conozcan, tengas poder social, es decir, puedes insultar con poder, tener cosas que a todos les gusten, caerles bien a todos y principalmente caerle bien a los populares, que tu les gustes” O como expresa otro niño de 9 años: “Ser popular para mi es tener fama y que todos hablen de ti. Se siente bien ser popular porque todos te persiguen”. Con estas definiciones estos niños están haciendo un símil entre la popularidad y el poder social. Además hay que sostener una fachada para ser popular. Un varón de 8 años dice: “Ser popular es tener el control” Otro varón de 9 años expresa: “Ser popular es cuando te las echas y mandas a otra persona a que haga cosas malas” Como se puede observar estos niños asemejan popularidad con control, hay una relación donde el poder es el factor dominante, un sujeto trata de convertir al otro en objeto, y el otro se deja someter. Una niña de 7 años define: “Popular es tener amigos que no son del alma, no son tan amigos, que siempre quieren estar contigo y jugar contigo”. Esta niña nos muestra como a través de la selectividad el popular ostenta su poder y cómo tiene justamente que diferenciarse el chivo expiatorio, de su sombra. Su hermana quién pertenece desde primer grado al grupo de las populares, también muy buena alumna expresa “Un popular conoce mucha gente, tienen muchos amigos. Si son varones hacen cosas varoniles como tener el álbum del mundial y jugar fútbol. Las niñas hacen cosas femeninas, ven rebelde, bailan y les gusta combinarse bien. Como tienen muchos amigos no estás solo. Nunca desayunan sentados. Como los no populares que desayunan sentados solos”. Otra niña de7 años, quien es líder en su grupo, hasta el punto de Controlar el salón y guiarlos hacia lo que ella quiere hacer, desde Planificar hasta colaborar en grupo Situaciones de riesgo. Ningún compañero la delata su Aprobación por no perder la definición de: "Ser popular es ser sifrina y odiosa. ¿Por qué crees eso? Porque es así, yo lo he visto. Qué te hace a ti ser popular? No se. " Estas niñas evidencia cómo hay temor de ser eso que no quieren ser. Por último una niña de diez años, buena alumna, gordita, pelo crespo quién ha sido rechazada por los populares desde preparatorio expresa: “Los populares casi siempre son flacos y se creen lo más bonito aunque no siempre los son. Se la echan de mucho. Discriminan y se burlan de la gente. Piensan que son más grandes y viven cosas que no son de su edad. Buscan tener novios y se dan besos. Dicen muchas groserías, pero muchas. Tratan mal a los que no son como ellos y los que son feos, gordo, flacos o débiles”. Esta es la definición de una niña que insiste en estar con los populares. Ella adopta el punto de vista de Eros, encontrando su opuesto compensatorio en las ansias de poder. Día a día, se puede apreciar formas muy diferentes de manejar el poder tanto en las hembras como en los varones. Las niñas chismean, cuentas los secretos, amenazan con cosas como “si eres amiga de ella ya no eres mi amiga”, tuercen los ojos, dicen “vete de aquí que estoy hablando algo privado con ella, se esconden para que la rechazada no las consiga, etc. Hay que tener ciertas características para poder ostentar el poder: ser bonita, fashion, flaca, con recursos económicos, cosas a la moda, vestirte para las fiestas como todas las demás, usar el mismo tipo de collar, de morral, de cartuchera, bailar bien. Su manejo del poder es más sutil pero hasta más cruel. Los varones dicen que las niñas hacen muchas cosas a las espalda del otro y no son directas. Pareciera que dentro de su grupo hay conexión erótica con sus amigas, sin embargo, al profundizar, si alguna empieza a diferenciarse, expresa su temor de ser ahora ella la rechazada o excluida. En los varones el uso del poder es más directo. Los que están más poseídos por su anima, se juntan con las niñas y chismean como ellas. Los otros deciden quién usa la cancha, quién juega. Si no eres inteligente, no eres buen deportista, tienes dificultades académicas ó eres muy buen alumno, no eres atractivo, te conviertes en candidato a ser excluido por algún popular a quien el grupo sigue. ¿Qué tienen estos niños en común? Algunas características que el colectivo aprueba, que son aspectos comunes de la cultura postmoderna: el énfasis en la apariencia, la inmediatez, la baja tolerancia a la frustración. Cada vez más las series de televisión y las propaganda de televisión refuerzan estos aspecto. Entonces estos niños se identifican con su persona y con las características colectivas, aspecto normal en la niñez, ya que el niño necesita adaptarse al mundo social. A veces tanto varones como hembras funcionan como una masa, donde la individualidad de cada uno permanece escondida y sólo asumen el rol de la actitud colectiva con la que se identificaron. Pero al observar a los padres de estos niños usualmente mantienen una postura de competitividad, al hablarle de lo que sus hijos hacen niegan que esto esté ocurriendo. Incluso muchos de estos niños son los que tienen el poder dentro del sistema familiar, y la emocionalidad en la familia gira en torno a ellos. Refuerzan en estos niños el manejo del poder. Así como el chivo expiatorio en un grupo, también es el chivo expiatorio en la familia. Durante una entrevista en el ámbito escolar, la madre de unos morochos de 10 años, me hizo el siguiente comentario. Mi hijo Alberto que es un “buen estudiante” le preguntó a su hermano Raúl, catalogado como mal estudiante pero con muchos amigos, ¿Cómo se hace para ser popular? Y la respuesta de Raúl, el mal estudiante fue, “tienes que llevar un memo, portarte mal y no sacar tan buenas notas” Desde segundo grado se oye a los niños decir y preguntarse entre ellos “¿tu eres popular?”, “yo no soy popular”, “el popular decide quien juega”, “si el popular sale a bailar con alguien en pareja, nadie se la puede quitar, y no se puede hacer una olla, eso es un fastidio”. ¿Es popularidad, liderazgo negativo o de alguna forma un poder destructivo? Al inicio en mi trabajo como psicóloga escolar, pensaba que los niños populares tenían alguna dificultad, o se encontraban dentro de una categoría diagnóstica como Trastorno Deficitario de Atención que cursa con impulsividad, inatención y en ocasiones con hiperactividad, o presencia de un Trastorno Oposicionista Desafiante. Otras veces pensaba que podía haber una inmadurez visoperceptiva. Muchas veces responsabilicé a los padres por estas conductas, siempre me parecía que había falta de límites en el hogar. Con los años me he dado cuenta que esos niños oposicionistas, desatentos, impulsivos e hiperactivos, tienen en común posiblemente una baja tolerancia para manejar la frustración, sin embargo, con una maravillosa capacidad para conectarse afectivamente con el otro y sobretodo para responder favorablemente al vínculo de los otros hacia ellos. He visto como esos niños cuando son alumnos de maestros que tienen el arquetipo escindido, “el adulto conocedor y el niño ignorante”, maestros rígidos que perciben a los niños como enemigos, infantiles, con poco autocontrol, para ellos los niños son eso que ellos nunca quieren ser, y exhiben su poder atormentando a los niños y manteniéndolos a raya, con eso logran justamente que se potencien las conductas que no desean de sus alumnos, ya que no despiertan en ellos el adulto conocedor ni la capacidad de autocontrolarse. En cambio, aquellos maestros, que han logrado hacer conciente la posibilidad que tienen de usar su poder de forma destructiva, que hacen conciente lo inconsciente, que dejan fluir su niño interno, mantienen una adecuada relación eros-poder, le permite a ese niño sentirse amado; y en el amor está la cura. He visto crecer a algunos niños desde preescolar, algunos de ellos año tras año han escogido algún niño que se convierte en su “chivo expiatorio”, el depositario de la sombra. Según la maestra que le toque o el grupo donde esté, su manejo del poder se hace más o menos evidente. Entonces esos niños que se definen populares ellos y sus compañeros también, pero que a la luz de las maestras es un hostigador ¿tiene algún trastorno o algún problema familiar? ¿La popularidad es sinónimo de poder? Algunos niños responden ¿Qué es ser un niño popular? Un varón de 10 años con Diagnóstico de Déficit de Atención quien tiene muchos amigos, aceptado por los populares, y también amigo de los no populares o rechazados, quien no se considera popular dice: “Para mi ser popular es que todos te conozcan, tengas poder social, es decir, puedes insultar con poder, tener cosas que a todos les gusten, caerles bien a todos y principalmente caerle bien a los populares, que tu les gustes” O como expresa otro niño de 9 años: “Ser popular para mi es tener fama y que todos hablen de ti. Se siente bien ser popular porque todos te persiguen”. Con estas definiciones estos niños están haciendo un símil entre la popularidad y el poder social. Además hay que sostener una fachada para ser popular. “Yo no soy ni popular ni sometido, puedo ser amigo de los populares pero no dejo que me sometan, y puedo ser amigo de los sometidos sin yo someterlos." Gioconda Colmenares Psicólogo, Escuela Venezolana de Psicología Profunda-EVPP. Trabajo presentado en el I Coloquio sobre Eros y Poder organizado por la Asociación Venezolana de Psicología Analítica, AVEPA, en Caracas junio 2006.