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El Centro de Salud Buenavista de Santurtzi, obra del estudio bilbaino
ASGA Arquitectos, es un edificio muy poderoso a nivel visual en el que
destacan la losa de hormigón de la estructura y las lamas torsionadas.
Fotografía: Spacioveintiuno Mobiliario
Sobre edificios y formas
El estudio bilbaino ASGA Arquitectos, firma dirigida
por los socios Alberto Alonso, Javier González y Nerea
Alonso, buscó una imagen potente que permitiera destacar sobre otros competidores del concurso de arquitectura que Osakidetza, allá por 2010, lanzó para cubrir
las necesidades de atención sanitaria de la población
de Santurtzi y Portugalete. En medio de un sofocante
calor bilbaino, Javier González y Nerea Alonso marcan
una postura clara al respecto: «Obviamente, la imagen
ayudó a que el proyecto destacara, pero la forma general del edificio surge del cumplimiento del programa. Cuando se habla de la utilización de recursos
públicos, es necesario dar cuenta del gasto de un dinero que es de todos».
Del alguna manera, la forma del edificio nos habla
de ciertas circunstancias iniciales que modelan su
forma; colocado en una ladera de fuerte pendiente
con un parque existente a sus espaldas, sus dos fachadas, encaradas norte y este, siguen a pies juntillas las
directrices que la calle les marca. Un zócalo de acceso
ayuda, como luego comprobaremos, a que el elemento
pueda ser recibido en la ladera de un modo ordenado,
y las vistas al Abra obran el resto, al hacer que se realicen dos tajos significativos en las fachadas mencionadas con anterioridad.
El edificio es tan poderoso a nivel visual, que es necesario un ejercicio de contención para no caer en esas
comparaciones más o menos ingeniosas en las que
los críticos caemos al tratar de explicar una obra: ¿podría ser una hoja de papel que, cayendo levemente al
suelo, haya encontrado un equilibrio doblándose contra la pendiente del terreno? ¿Estaríamos delante de
una ola que choca contra los muelles de Portugalete?
Viendo la celosía exterior, ¿podríamos hablar de una
cesta de mimbre?, ¿de un nido de pájaros?
Tratemos de pensar en los edificios como lo que son,
alejándonos de esas comparaciones tan de moda durante el postmodernismo tardío; el edificio sigue un
esquema de distribución funcional, tradicional, ordenando las consultas alrededor de un patio interior,
tendencia habitual en los centros de salud. Al abrir las
dos fachadas que dan la espalda a la pendiente de la
colina, los proyectistas realizaron un gesto cordial ha48 zazpika
cia el usuario, dejando un mirador en las plantas superiores, al mismo tiempo que usaban ese gesto para
permitir el encaje de un número mayor de consultas.
La propia losa de hormigón de la estructura, el elemento más destacado del edificio, se dobla al encontrarse con la ladera y se convierte en la propia cubierta
del inmueble. Para rematar el objeto, las fachadas que
“miran” hacia la Ría se cubren de una rejilla de láminas
de acero torsionado.
Una vez entendido el edificio, podemos empezar a
preguntarnos de dónde salen las cosas; obviamente,
el plegado es un icono de la arquitectura del nuevo
milenio y es el elemento principal de numerosas obras
que han ido marcando hitos desde el año 2000, desde
el Educatorium de Utrech de OMA, pasando por la Villa
VPRO de las otras estrellas holandesas, MVRDV, hasta
llegar al Instituto de Arte Contemporáneo de Dillier y
Scofido de Boston o el Centro Rolex de Sanaa.
Coincidiendo con la irrupción de las tecnologías digitales, a principios de siglo empieza a darse una tendencia hacia la deslocalización de espacios dentro de
edificios públicos; todo debía ser abierto, diáfano, mutable. Por lo tanto, ciertos diseñadores decidieron eliminar una de las mayores restricciones físicas, la de
los pisos. En los citados ejemplos, los pisos se doblaban
hasta alcanzar el siguiente, fundiéndose en uno. En
algunos casos, el doblado era un mero gesto; en otros
(como la Villa VPRO), era literal. En el Centro Buenavista, este plegado se une como un elemento que refuerza la posición sobre la ladera, la de un objeto de
levita sobre ella en lugar de, por ejemplo, horadarla.
Ese objeto, ya reforzado por el plegado, se vuelve a
potenciar al pintarlo con un mortero autolimpiante
blanco. Como elemento de control visual, pero nuevamente potenciando la imagen del edificio, se decidió colocar unas lamas torsionadas que pudieran dar
un carácter distinto al viandante que fuera avanzando,
cuesta arriba, a medida que mira el edificio. «Es una
referencia clara a la arquitectura de RCR Arquitectes»,
confiesa Nerea Alonso. Los catalanes llevan tiempo
manejando el uso de este tipo de cerramientos, aunque no es habitual que un arquitecto confiese la inspiración en un profeta cercano.
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