Download 10ÈME ANNIVERSAIRE DU 11 SEPTEMBRE 2001 ES

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10º ANIVERSARIO DEL 11 DE SEPTIEMBRE DE 2001
ALOCUCIÓN
DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA,
NICOLAS SARKOZY,
EN LA EMBAJADA DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA
(París, 9 de septiembre de 2011)
Señor Embajador,
Queridos amigos,
En los momentos más negros de su historia, Francia siempre ha podido contar con el pueblo
estadounidense. En dos ocasiones, con el sacrificio de sus hijos, Francia ha podido
mantenerse como nación libre. Sin ustedes, estadounidenses, no hubiéramos podido conservar
nuestra libertad. No podemos olvidarlo, no lo olvidaremos nunca, esos lazos son indelebles.
Cuando vuestros hijos vinieron a morir a nuestra tierra, que no conocían, vinieron a morir por
una idea que era común a ambos lados del Atlántico. Esta es la base, son los cimientos de la
relación entre los Estados Unidos de América y Francia. Es por ello que os apreciamos y nos
sentimos cercanos a vosotros. Y cada vez que un soldado estadounidense cae, en cualquier
parte del mundo, Francia se solidariza con los Estados Unidos de América, porque ese joven
soldado se parece a aquel y a aquellos que cayeron en dos ocasiones por nosotros y que
sacrificaron su vida.
Por ello, cuando vosotros, los Estados Unidos de América, fuisteis atacados frontalmente el
11 de septiembre, todos los franceses se sintieron atacados. Los bárbaros eligieron Nueva
York como epicentro, pero podría haber sido París, y en aquel momento nos sentimos, como
vosotros, el blanco de los que son enemigos de la democracia.
Como jefe de Estado, he considerado un deber el estar hoy, Señor Embajador, en tierra
estadounidense, a su lado, para conmemorar este 10º aniversario que quedará para siempre
grabado en la memoria de todos, y para honrar a todos esos inocentes caídos, víctimas de una
ideología del odio, de una ideología de muerte que nada puede explicar y que nada puede
justificar.
Han pasado diez años y no se ha borrado el recuerdo de esos destinos rotos, y todos los
franceses se acuerdan de lo que hacían ese 11 de septiembre, lo que muestra hasta qué punto
quedaron impresionados por lo que os sucedió. Y en la tarde del 11 de septiembre, nosotros,
franceses, nos sentimos más estadounidenses que nunca.
Diez años después de aquella tragedia, quisiera decir en nombre de Francia que los 3 000
hijos de los Estados Unidos y de decenas de países a los que ese día se les arrebató la vida,
serán para siempre, también, hijos de Francia, porque su muerte tiene un significado
universal, y porque Francia sabe lo que debe a los Estados Unidos de América.
Señor Embajador, queridos amigos:
Si la memoria sigue intacta y el dolor vivo, este décimo aniversario nos da también razones
para la esperanza.
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Destruyendo ciegamente tantas vidas en el corazón de la democracia estadounidense, los
terroristas quisieron asestar un golpe fatal a los valores de todas nuestras democracias.
También a la coexistencia pacífica entre civilizaciones, que querían hacer imposible,
pensando oponer irremediablemente, uno frente al otro, nuestro mundo occidental y el mundo
musulmán.
De esta ambición, hablando claramente, demente –porque no son sólo bárbaros, sino locos,
dementes, una banda de asesinos que no merecen ser reconocidos como defensores de una
ideología–, de esta ambición demente, hoy sólo queda el crimen y el salvajismo. Esa es la
herencia de esa gente: el crimen y el salvajismo.
Diez años después, Bin Laden está muerto. Al Qaeda está decapitada. Afganistán ya no es el
santuario del oscurantismo desde donde los terroristas planificaban impunemente sus ataques
por el mundo.
Tras la duda nacida del terror y la violencia del ataque, nuestras sociedades se han mantenido
abiertas, fieles a sus valores. No se combate a los terroristas con los métodos de los terroristas.
Se dice que Estados Unidos, ese día, perdió su inocencia. Y lo que nuestras democracias
ganaron fue la convicción de que nosotros, las democracias, no podemos ser débiles. La
debilidad frente a los bárbaros es complicidad. No hemos renegado en nada de nuestros
ideales. Estamos más decididos que nunca a defenderlos, Señor Embajador, tiene usted razón.
Cada día, desde aquel 11 de septiembre, más y más pueblos en todo el mundo reivindican
nuestros valores. En Túnez, en Egipto, en Libia, en Siria, en Yemen, en todo el mundo árabe y
musulmán que los terroristas pretendían encarnar, millones de personas se han rebelado en
favor de los valores de la democracia y la libertad.
En Bengasi y en Trípoli, los jóvenes libios han salido a la calle. No han dicho: «¡abajo
Estados Unidos!», no han dicho: «¡muerte a los judíos!», no han dicho: «¡abajo Occidente y
Francia!». Han dicho: «empleo, universidades, libertad». Han dicho: «más OTAN, más
aviones franceses en el cielo para luchar junto a la juventud árabe». Los locos bárbaros del 11
de septiembre no lo anticiparon. La mejor respuesta a esos asesinatos en masa y a esos
asesinos es la liberación de los pueblos árabes en torno a los valores que siempre han
encarnado Estados Unidos y a Francia: la democracia.
Mis queridos amigos estadounidenses:
Entre nosotros, podemos discutir, podemos no estar de acuerdo en todo, pero que sepáis una
cosa: a través de los lazos de la Historia, Francia siempre será amiga de los Estados Unidos de
América.
Por mi parte, estaré siempre orgulloso de haber sido el presidente que ha hecho que Francia
volviera al mando integrado de la OTAN, en beneficio de la OTAN y en beneficio de Francia.
Con este gesto, Francia no ha renunciado a su independencia. Francia no se ha disuelto en la
OTAN, como el azúcar en un vaso de agua. Francia defiende sus intereses, enarbola sus
valores. Y puesto que Francia los defiende con firmeza, no tiene miedo de respaldar a su gran
aliado, no como un vasallo sino como un amigo en pie, para mirar hacia el futuro juntos,
Estados Unidos de América y Francia. Debemos esta solidaridad a todos aquellos que
murieron; no podemos dividirnos en recuerdo de los muertos del 11 de septiembre.
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Ha dicho usted: «Viva Francia». Yo voy a decir, de todo corazón: que vivan los Estados
Unidos de América, que vivan mucho tiempo, porque el mundo necesita a unos Estados
Unidos de América fuertes y confiados. El mundo no necesita a unos Estados Unidos débiles,
y Francia está orgullosa de estar entre los mejores amigos de los Estados Unidos de América.
He aquí, Señor Embajador, lo que a través de mis palabras todos los franceses han querido
decir a los Estados Unidos en este día de aniversario.
Gracias a todos./.
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