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EL TECHO DE LA MORAL
Por: Alfonso Wieland y Erika Izquierdo- Peace and Hope International
Disculpen. Vamos a intentar explicarles el grave problema que hoy se vive en los
EEUU, con un ejemplo que quizá para los economistas podría resultar
demasiado simplón. Somos inexpertos tratando de entender mejor este
laberinto en el que se ha convertido la economía mundial. Imagine que usted
tiene un ingreso mensual de 400 dólares americanos y casi nada de ahorros. Un
día decide que ya es tiempo de comprar la casa de sus sueños, valorizada en
500 mil dólares. Va al Banco y le dice al funcionario de créditos: “Señor, he
decidido que usted debe prestarme medio millón de dólares, los cuales pagaré
en 10 años”, inmediatamente, el funcionario creerá que usted bromea o algo
anda mal en su cerebro y procurando no perder los papeles llamará al guardia
de seguridad para acercarlo a la ambulancia que lo trasladará a algún hospital
psiquiátrico. Y es que claro, si usted intentara algo así en el “mundo real”, esto
significaría definitivamente, que usted está fuera de sí.
Sin embargo sí, esto sucede y ha sucedido, pero en este caso no llevan a nadie
al psiquiátrico. Resulta que el “país más poderoso del mundo”, los Estados
Unidos de América, tiene un “trato especial” como deudor. A diferencia de
cualquier otro, él mismo puede decidir con cuánto se va a endeudar.
Esa es la razón por la que sus políticos discuten, últimamente con más
asiduidad, si deberían subir o no el “techo de su endeudamiento”. Ellos tienen el
poder de decidir el tope de la deuda que estarían dispuestos a asumir frente a
sus acreedores; principalmente países que han creído en la estabilidad y
seriedad de la “potencia mundial” y con los que se comprometen vendiendo su
moneda o con contratos de Bonos del Tesoro (papeles con promesas de pagos
y sus respectivos intereses). Gracias a todas estas “ventajas” es que los Estados
Unidos ha llegado a endeudarse por una cantidad astronómica (14,300 mil
millones de dólares) Entonces, ¿cómo podría pagar los bonos que se vencen?
Fácil: endeudándose más. Han subido más de 2,000 millones de dólares que
les durarán hasta mediados del 2013.
Los principales acreedores de los Estados Unidos son países poderosos pero
también están en la lista países del Sur global; y esa es la verdad de por qué a
nadie le conviene la quiebra de la primera potencia mundial. China le ha
comprado millones de millones en Bonos. La mayoría de las reservas de los
países del planeta están monetarizadas en dólares americanos. En una palabra:
millones de ciudadanos y ciudadanas tienen sus ahorros confiados-as en la
solvencia económica de los Estados
Unidos y en lo que ha sido la
comercialización de su buena imagen de progreso, en su fama de indestructibles
y en el bienestar irrefutable de la promesa del sueño americano. Esto lo saben
muy bien sus políticos y durante décadas han abusado de ello a más no poder.
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La crisis financiera internacional ha acentuado la paranoia económica y hay
quienes consideran excesivo el endeudamiento norteamericano. Es esta
situación, en cierta medida, la que realmente provoca que ahora el gigante
mundial, empiece a pensar en ajustar sus gastos, tal como el Fondo Monetario
Internacional ha exigido por décadas a los países pobres. “Si no tienes ingresos,
pues no gastes. Hay que recortar”. Todavía discuten los especialistas si
realmente los recortes de gastos sociales ayudan a reactivar una economía y
reducir los déficits.
La sensatez política indicaría que los recortes debían de consistir en: eliminar los
millones de dólares que subsidia los Estados Unidos a las multimillonarias
compañías petroleras (dicen éstas por lo “riesgoso” de explorar nuevos
yacimientos), o rebajar los descomunales gastos militares de sus guerras, o tal
vez en poder apelar al 1% de su población más rica para que, en tiempos de
“vacas flacas”, estén dispuestos a pagar mayores impuestos. Sin embargo la
sensatez es desconocida hoy en Washington DC. Lo primero que se vulnera
para asumir las deudas de nación son ¡los gastos de la inversión social!. Se ha
creado un súper-Congreso de 12 parlamentarios quienes decidirán los recortes
que se harán.
Es decir, es muy probable que se vengan recortes en la salud, la educación, el
subsidio a los más pobres (propios y de los países del Sur). Se eleva el techo de
la deuda, sí; pero no para salvar la vida de los pobres sino para continuar
subsidiando la vanidad y la codicia de los ricos. Algo así de inhumano, ilógico e
infeliz como que ante una deuda doméstica que hay que enfrentar, la familia
decida que lo primero que se debe sacrificar es la alimentación y salud de los
hijos más pequeños, y así seguir pagando las entradas al partido de futbol del
padre o el viaje de vacaciones a las Islas Bora Bora, que ya había sido
planificado por la pareja.
Dicen que las películas de Hollywood reflejan mucho de la cultura y líneas de
pensamiento norteamericano. Si fuese así, hoy más que nunca deberían sus
políticos escuchar la frase del personaje ficticio Benjamin, tío de Peter Parker
(el Hombre Araña): “Un gran poder trae consigo una gran responsabilidad”. Esto
es exactamente lo que apelamos y exigimos a los políticos norteamericanos
hoy; no que pretendan ser súper-hombres, sino simple –o dramáticamente- que
sean HUMANOS. Que sean dignos responsables de las decisiones que toman y
que afectan a millones de vidas en los Estados Unidos pero también en el resto
del mundo.
En momentos tan dramáticos como estos, ocurre lo mismo que en los tiempos
bíblicos previos al Exilio babilónico. Por un lado se escuchan fuertemente las
voces de los que tienen poder económico-político-religioso para defender sus
propios privilegios. Lamentablemente, hoy también, entre estos “poderosos” se
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encuentran muchos cristianos que han asumido la defensa de intereses
individuales sobre los de las mayorías más desprotegidas.
Pero sin embargo siempre existen “otras” voces, que aunque menos escuchadas
mediáticamente, son las voces proféticas que se levantan a denunciar la codicia,
la corrupción, el desamor humano por los-as más frágiles. Hoy también claman
justicia muchos estadounidenses honestos, generosos y responsables; entre
ellos, las voces de sectores cristianos estadounidenses, religiosos, pastores y
laicos, de diversas iglesias y comunidades cristianas fieles a Jesucristo. Nos
anima sobretodo el esfuerzo de quienes están enrolados en la llamada coalición
del CIRCULO DE PROTECCION1 que durante meses han realizado acciones
para llamar la atención de los políticos, y que incluso se ha reunido con el mismo
Presidente Obama para decirle que esta crisis no es sólo económica sino moral.
Que la forma en que un país maneja su presupuesto refleja su alma, su
grandeza o su pequeñez. Que sacrificar más a las golpeadas clases medias y a
los pobres, traerá consecuencias graves para el país. Que Dios está mirando a
los políticos y que no dejará de decirles: ¡Hagan justicia al pobre! Salmos 82:3
Como en los tiempos de los profetas, puede ser que sus reclamos pretendan ser
evadidos y menospreciados por los poderosos que gobiernan. Pero estas voces
alzadas contra toda injusticia no retumban en sordera delante de Dios. Los
clamores de los-as sufrientes, señalan su existencia y reclaman vida digna. Por
eso hay esperanza. Porque las oraciones y acciones proféticas trascienden
amordazamientos, aun cuando los políticos les ponen resistencia. Y porque la
exigencia de que el techo moral de una nación sea la protección de los más
débiles, es una demanda instituida por el Creador, Señor de todos los poderes y
Señor de la historia, nuestra historia y, es en Él en quien confiamos.
Miami (USA) y Lima (Perú), 04 de Agosto 2011
1Paramayorinformaciónveren:http://www.circleofprotection.us/
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