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12
La Palabra Israelita
VIERNES 9 DE MARZO DE 2007
DESCUBRIR ISRAEL A TRAVÉS DE SUS ESTAMPILLAS:
Restos arqueológicos del tiempo
de Las Cruzadas en Israel
POR
SONIA REIZIN
Antecedentes
Las Cruzadas fueron una serie de ocho campañas
militares que tuvieron lugar entre los siglos XI y XIV,
emprendidas en cumplimiento de un solemne voto
para liberar los Santos Lugares de la dominación mahometana. El Islam había cundido por extensas regiones del Oriente Medio y se había erigido en un
poderoso enemigo; por lo tanto, además del intento
de salvar a la cristiandad del peligro religioso que
representaba la oleada mahometana, hubo motivos
expansionistas de los señores feudales, intereses económicos por el control del comercio con Asia y el afán
hegemónico del Papado sobre las monarquías y las
iglesias de Oriente. El resultado, sin embargo, fue un
completo fracaso.
Al Papa Gregorio VII se debe la idea de que los
países cristianos se unieran para luchar contra el enemigo común: el Islam, pero Urbano II la puso en práctica proclamando la Primera Cruzada en el Concilio
de Clermont (Francia) en el año 1095, con el grito de:
"Dios lo quiere".
La prédica del Papado provocó un estallido de
fervor, tanto en el pueblo llano como en la pequeña
nobleza. Muchos abandonaron sus posesiones y se
pusieron en marcha hacia Oriente. A los nobles, la
Iglesia les prometió que sus bienes serían respetados
hasta su regreso. Aun así, la mayoría tuvo que liquidar haberes para armar un ejército de Cruzados, así
llamados por la cruz que tejían en sus vestiduras y
estandartes. La gente humilde, en cambio, se limitó a
ponerse en marcha, llevando consigo a sus familias y
escasas posesiones. Un predicador, llamado Pedro el
Ermitaño, consiguió inflamar a una gran multitud
desorganizada que, en su camino, cometió matanzas
de judíos y de cuantos seres consideraron enemigos
de su fe. Se le llamó "Cruzada de los Pobres", la que
atravesó territorios húngaros y bizantinos causando
disturbios y saqueos. Se internaron en zonas de los
turcos, consiguiendo una victoria inicial por su gran
número pero finalmente fueron emboscados, masacrados o esclavizados. Pedro el Ermitaño consiguió
volver y unirse a la Cruzada de los Príncipes, que es
la que se identifica como la Primera Cruzada. Después de un sinnúmero de avatares, los Cruzados llegaron ante las murallas de Jerusalem, en junio de
1099. Tras el asedio, tomaron la ciudad desencadenando un baño de sangre, en una terrible matanza
indiscriminada de hombres, mujeres y niños, musulmanes, judíos y también de una minoría de cristianos. Después, los Cruzados nombraron gobernante
de Jerusalem a Godofredo de Bouillon, que tomó el
título de Defensor del Santo Sepulcro.
Con esta conquista finalizó la Primera Cruzada,
la única exitosa. Muchos Cruzados volvieron a sus
lugares de origen, otros se quedaron a defender las
tierras recién conquistadas. Entre ellos, Raimundo de
Tolosa, disgustado por no ser nombrado rey de
Jerusalem, se independizó y se dirigió a Trípoli, en el
actual Líbano, donde fundó el condado del mismo
nombre.
En 1250, los Mamelucos (islámicos) comenzaron
ataques de reconquista que duraron cuatro décadas
y que pusieron fin definitivo a 200 años de presencia
de los Cruzados en Tierra Santa.
Ciudadelas y fortalezas
de los Cruzados en Israel
Los Cruzados, en Eretz Israel, dejaron impresionan-
tes restos arqueológicos de templos, capillas, ciudades fortificadas y fortalezas.
Las huellas de estos 200 años se pueden reconocer, hoy en día, por los restos de una red de
construcciones monástico-militares de las
diferentes "Órdenes". Las principales fueron: los Hospitalarios, los Templarios y los
Teutónico-germanos.
El formato de las fortificaciones Cruzadas fue influenciado por la arquitectura
militar de la época. Estas construcciones
eran una necesidad estratégica imperiosa
dado que estos guerreros, venidos de Europa, eran una escasa minoría que controlaba
vastos territorios. Docenas de los remanentes de estas edificaciones marcan hitos en Caesarea
el panorama de Israel. El Correo israelí escogió cuatro de ellos para reproducirlos en
la serie de estampillas que hoy se publica.
Caesarea
Caesarea fue uno de los puertos del Mediterráneo más importantes en Eretz Israel.
El foso al pie del muro oriental de la ciudad
está recubierto con empedrado por ambos
lados, creando una fortificación prácticamente inexpugnable. Los muros de
Caesarea fueron destruidos y reconstruidos
varias veces. Se piensa que la última reconstrucción fue bajo Luis IX (San Luis de Francia), en el siglo XIII. En 1964, arqueólogos
israelíes excavaron las casamatas y reconstruyeron el portal cercano al foso y al muro.
El sello muestra el muro oriental de
Caesarea y el foso en su base. Aparece un
soldado con arco y flecha y una tienda de
acampar.
Belvoir
Belvoir (Kojav Hayarden)
La fortaleza Belvoir (Bella Vista), domina Montfort
un hermoso paisaje panorámico. Se originó
como una finca que perteneció a una familia de Tiberias. Fue vendida a la Orden de
los Caballeros Hospitalarios, que la usaron
para custodiar la parte norte del país observando y protegiendo las principales rutas en la región.
En 1187, Saladino sitió Belvoir. Sus defensores resistieron heroicamente pero tuvieron que rendirse después de 18 meses de
acoso. El área quedó desierta hasta principios del siglo XIX cuando se estableció allí Atlit
una pequeña aldea.
Esta fortaleza es la única en su tipo, en Israel, que
ha sido completamente excavada y conservada. Los
trabajos datan de 1966/68.
El sello muestra la puerta del oeste de la fortificación. Abajo hay un soldado con espada y escudo.
Montfort
Se construyó originalmente como una hacienda protegida en la Galilea occidental, en un promontorio
aislado. La adquirió la Orden Teutónica y se
reconstituyó en forma impresionante. Fue la sede de
la Orden y la residencia de sus líderes y su nombre
original (Montaña Fuerte), fue reemplazado por la
traducción al alemán "Starkenberg".
La ventaja de Montfort era su posición aislada,
pero sin valor estratégico por carecer de rutas importantes. Parte de esta construcción fue excavada por
una expedición patrocinada por el Museo Metropoli-
tano de Arte de Nueva York, en 1925.
El sello muestra la fortaleza en la montaña al sur
del estero Kziv. Abajo hay un Caballero montado. El
diseño de una flor de lis se observa en la
armadura y en la bandera.
Atlit
Esta fortaleza fue construida en 1218, con
la ayuda de los Cruzados Peregrinos de
donde derivó su nombre, "Fortaleza de los
Peregrinos". Se construyó en un promontorio rocoso sobresaliente al mar.
Después de la captura de Acre, la capital del Reino de Jerusalem, los Caballeros
Templarios, que protegían el lugar, decidieron abandonarlo, huyendo por mar a
Chipre, en 1291. Esta huida marca el fin de
las Cruzadas al rescate del Santo Sepulcro.
El sello muestra una torre del norte y el
foso con su base. Se ven dos soldados en
sendos barcos; uno empuña una espada y
el otro tiene un escudo decorado con la figura de un león.
Epílogo
Desde la época que hemos abordado, el
significado de la palabra "Cruzada" se extendió para incluir a todas las guerras dirigidas contra "infieles", sean estos católicos, protestantes, mahometanos, paganos,
herejes, etc. Las guerras de los españoles
contra los moros fueron una "cruzada" incesante del siglo XI al XVI. En el norte de
Europa hubo "cruzadas" contra prusianos
y lituanos. En el siglo XIII los Papas predicaron "cruzadas" contra Juan Sin Tierra y
Federico II. Vemos con estos ejemplos que
se ha abusado de esta palabra, aplicándola a todas las guerras de carácter religioso.
La historia espantosa de las guerras de
religión en Europa, durante el apogeo de
la Cristiandad, con sus Cruzadas implacables, sus tribunales de la "Santa Inquisición", los autos de fe y quema de herejes,
son un manchón imborrable en la historia.
La conquista y colonización de África se
hizo en nombre de las tres Ces: cristianizar, civilizar y comerciar. La llegada de los
españoles a América siguió una senda muy
parecida. El Mahatma Gandhi padeció el
fracaso de su misión por la espantosa guerra de religión entre hindúes y musulmanes. Los musulmanes de Sudán llevan 20 años en
guerra con los cristianos. Hemos asistido a guerras
de exterminio, en nombre de la religión, en Bosnia,
Croacia, Serbia, Eslovenia y el resto de los Balcanes.
Y, en nuestros días, las diversas facciones chiítas y
sunitas han sumido en un mar de sangre las tierras
de Irak e Irán, produciendo millones de muertos, heridos y desplazados, en nombre de Alá. No en vano
la historia del Islam es la estela de una "Guerra Santa" que ha dividido al mundo entre la tierra sometida
(Dar al Islam) y la tierra por conquistar (Dar al Harb).
Después de miles de años desde que la Humanidad
recibió los Mandamientos, entre los cuales está el
quinto "No matarás", los hombres nos seguimos
destrozando en nombre de D-os. No es preciso ser
cristiano, musulmán, judío, budista, animista, agnóstico, observante, no observante o ateo. Sólo bastaría
con ser una persona que comparte la humana condición. ¿Será posible?