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Conquistas
napoleónicas:
ascensión y caída
La Era napoleónica tuvo como su principal característica la
gran expansión territorial orquestada por Napoleón Bonaparte.
Sus afirmaciones de conquista territorial le llevan hasta
Egipto, al sur, y Rusia, en el este, imponiendo preocupación e
intensificando la rivalidad con diferentes Estados y reinos en
Europa.
Las primeras victorias militares de Napoleón se produjeron
antes de la toma del poder en 1799. En las invasiones sobre
las regiones del norte de Italia, el militar francés consiguió
la formación de repúblicas favorables a Francia, un preludio
de las futuras acciones del emperador. Consiguió también
territorios del imperio austríaco, en la región de los Países
Bajos, iniciando una rivalidad que iría a durar todo el
periodo de su permanencia en el poder del Estado francés.
Más tarde, Napoleón intentó debilitar el poderío inglés con
las campañas militares en Egipto, cuyo propósito principal era
cortar las rutas del transporte de materias primas de la
India, principalmente de algodón, pretendiendo así imponer
dificultades a la producción industrial inglesa. Con esta
campaña, Napoleón buscaba también ampliar el poder naval de
Francia, pues la ocupación del país en aquella región ampliaba
la presencia francesa en el Mar Mediterráneo. Para eso luchó
contra el imperio turco otomano, solamente no logrando éxito
por causa del bloqueo marítimo impuesto por el imperio
británico. La rivalidad con Inglaterra, el enfrentamiento
turco-otomano y la campaña militar en el norte de Italia
llevaron al surgimiento de una alianza de Estados europeos
contra Francia, formado por Inglaterra, el imperio turcootomano, Rusia y el reino de Nápoles.
Poco después, ya durante el consulado, comenzó una agresiva
expansión contra los enemigos externos, principalmente en
Inglaterra, Rusia y Austria. En este periodo Napoleón
consiguió amplias victorias en el territorio italiano,
llegando a dominar casi la totalidad de la península itálica.
A partir de 1806, el general creó el Bloqueo Continental
pretendiendo el debilitamiento de Inglaterra. Consiguió
todavía dominar los varios reinos alemanes, llegando a
controlar el Estado de España y a intentar invadir el reino de
Portugal en 1812.
A partir de 1812 comenzó una serie de derrotas que conducirían
al colapso del imperio, principalmente con la fallida campaña
en Rusia. Esta derrota demostraba la vulnerabilidad del
emperador. Para las batallas en este país, Napoleón reunió
aproximadamente a 614 mil hombres. La pérdida fue conseguida
principalmente con la táctica de corte de líneas de
abastecimiento del ejército francés, ya que las fuentes de
suministros al ejército estaban distantes de los puestos que
fueron constituidos en el territorio ruso. Napoleón consiguió
entrar en Moscú el 14 de septiembre de 1812, pero con un
ejército debilitado y en una ciudad vacía e incendiada. Siendo
así, resultó extremadamente difícil la permanencia de las
tropas en la capital del imperio ruso. La decisión tomada por
Napoleón, frente al rechazo de rendición del zar Alejandro I y
la llegada del intenso invierno ruso, fue realizar la
retirada. Mientras, durante el regreso a la patria, el
ejército francés fue duramente atacado por tropas cosacas y de
campesinos, ocurriendo un gran número de bajas en su regreso.
En 1813, Napoleón fue derrotado en la batalla
Alemania, facilitando la toma de París por
ingleses, rusos, austríacos y prusianos. Al
Napoleón se vio obligado a abdicar al trono y
isla de Elba, cerca de la costa italiana.
de Leipzig, en
los ejércitos
año siguiente,
aislarse en la
El colapso final vino en la batalla de Waterloo en 1815, en
territorio belga, donde el ejército napoleónico se enfrentó a
las tropas inglesas, ya que estos últimos salieron
victoriosos. A pesar de intentar conseguir el trono francés
tras una huida de la isla, esta batalla marcaría el final de
la Era napoleónica.