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Extranjeros
y
marginados
en el mundo mexica
Jaime Echeverría García
Autor: Jaime Echeverría García
Dirección editorial: Nathalie Armella Spitalier
Asistente editorial: Vicente Camacho Lucario
Asistente de redacción: Natalia Ramos Garay
Corrección: Isabel Juvera Flores y Natalia Ramos Garay
Dirección de arte: Emmanuel Hernández López y Alexandra Suberville Sota
Maquetación y diseño: Jovan Rabel Guzmán Gómez
Asistente de diseño: Berenice Ceja Juárez
Extranjeros y marginados en el mundo mexica
Tomo 1 de la serie El otro
Esta obra se terminó de editar en el mes de octubre de 2012
© CACCIANI, S. A. de C. V.
Prol. Calle 18 No. 254
Col. San Pedro de los Pinos
01180 México, D.F.
+52 (55) 5273 2229 / +52 (55) 5273 2397
[email protected]
www.fundacionarmella.org
ISBN: 978-607-8187-36-2
Todos los derechos reservados. Queda prohibida la
reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio
o procedimiento sin la autorización de los titulares.
Diseño de portada: Jovan Rabel Guzmán Gómez
Extranjeros
y
marginados
en el mundo mexica
Jaime Echeverría García
Prólogo
Cuando una cultura dominante habla de sí misma, a menudo se identifica con los mejores valores de la civilización. Los nobles, los artesanos y los comerciantes mexicas, cuya
visión del mundo quedó plasmada en varias fuentes del siglo xvi, detallan su manera
de vivir, su cuidado del cuerpo, sus posturas y su modo de andar, comer, saludar, reírse
o llorar. Ciertamente reconocen diferencias entre algunas costumbres de la nobleza y
otras propias del pueblo, pero unas y otras se inscriben dentro del universo de una
sociedad urbana, ordenada y contenida por la ley. Los nahua-mexicas se conciben a sí
mismos como un pueblo civilizado.
Los mexicas convivían o tenían vecindad con otros pueblos cuyas costumbres reprobaban. Las diferencias que tenían con esos pueblos les permitían afianzar su noción de
civilización y situarse en el centro. En cada diferencia, en cada contradicción, tenían la
oportunidad de afirmarse como pueblo urbano dueño de un modo de vida antiguo y
prestigioso heredado de los toltecas. Los huastecos mismos, que habían escandalizado
siglos atrás a los señores de Tula con su impudicia, incomodaban a los mexicas con su
agreste sexualidad. Los mexicas tenían incorporada a su moral la noción del recato.
Los extranjeros ofrecían a los mexicas el contraste idóneo para delinear las cualidades de
su orden social y moral; era como si su presencia sirviera para ejemplificar las desviaciones
que era preciso evitar. Por ejemplo, los mexicas usaban siempre un mismo conjunto de
prendas de vestir: un calzón llamado maxtlatl y un manto los hombres; una falda y una
blusa o huipil las mujeres. Ésa era la manera correcta de vestir, no la de “los otros”,
categoría dentro de la cual estaban los varones purépechas, que en lugar de manto vestían un gran camisón cerrado. Se pensaba que tampoco usaban calzón y sus genitales
rozaban sus muslos al caminar.
Además de esta imagen que ayudó a dar forma a la identidad mexica, el maestro Jaime
Echeverría se ha servido también de sus herramientas de antropólogo y psicólogo para
explorar otra relación de extranjería: la que se suscitaba entre el mexica que se regía
bajo los preceptos de su sociedad y el individuo que, cobijado por el barullo de la tumultuaria metrópolis, se ganaba la vida azarosamente, ya fuera vagando, mendigando
o delinquiendo.
Hace algunos años que venimos insistiendo en la importancia de la población de individuos marginados en las ciudades nahuas de la meseta central, y seguramente los hubo
también en otras ciudades de Mesoamérica. Su presencia nos habla de ciertas fisuras en
la estructura social: no todo eran comunidades de trabajadores y linajes nobles. Estaban
también los sin barrio, los sin casa, los sin linaje; los que caminaban por el mercado a la
espera de un comerciante a quien ayudar a cargar los bultos a cambio de algo de comer;
los que merodeaban en los caminos; los saltimbanquis y muchos otros.
La ideología mexica encontraba en la improvisada manera de vivir de los marginados un
contraste perfecto para mostrar el valor de sus costumbres ordenadas. Los vagabundos
andaban sucios y despeinados; algunos marginados habían sido atrapados por el vicio
de la bebida o se ganaban la vida con prácticas que oscilaban entre la irregularidad
y la ilegalidad. El borracho contumaz, dicen los nahuas en sus descripciones escritas
en el siglo xvi, no parece persona: con la cara hinchada, hablando a gritos, lleno de
excremento, haraposo… Su imagen es la de todo aquello que se aleja de las costumbres
ordenadas de una civilización.
La escandalosa contradicción de las normas referentes al cuerpo que producía la prostituta con su lasciva presencia pública, y el desorden de las palabras y los tiempos que
proyectaba el loco, son otras de las conductas exploradas en este libro que nos enseña,
con brillantez, el modo en que los mexicas construyeron su noción de “el otro” para
afirmarse ellos mismos, con satisfacción, en el lado correcto de la diferencia.
Pero las antinomias están presentes en todas las civilizaciones, pues éstas son una amplia red en la que caben no sólo las prácticas estructurantes sino también los conflictos,
las tradiciones previas al estado de civilización, e incluso las prácticas disfuncionales.
Doctor Pablo Escalante Gonzalbo
Instituto de Investigaciones Estéticas, unam
Noviembre de 2010
Índice
7
11
Introducción
19
38
Los sistemas moral y de comportamiento mexicas
La forma de caminar
La vestimenta y el arreglo personal
El habla
Los hábitos alimentarios
La sexualidad
Representación del extranjero y relaciones interétnicas
Los otomíes y otros habitantes de la sierra
Los cuextecas
Los michoacanos
Otros extranjeros
Los enemigos nahuas de los mexicas
Los marginados frente al orden mexica
El vagabundo
El loco
El borracho
La prostituta
52
Conclusión
54
Glosario
60
Citas
63
Bibliografía
69
Índice de ilustraciones
71
Créditos fotográficos
Introducción
L
os mexicas1 conformaron uno de los pueblos más importantes del México antiguo, cuya consolidación y expansión data del Posclásico Tardío
(1200-1521 d. C.), periodo anterior a la conquista de Tenochtitlan. Llegaron
a la cuenca de México cuando las otras tribus nahuas ya habían ocupado
las mejores tierras. Se establecieron de manera temporal en varios lugares
hasta que, libres de todo sojuzgamiento, lo hicieron definitivamente en un
pequeño islote designado por la voluntad de Huitzilopochtli, su dios tutelar.
Huitzilopochtli, dios tutelar de los mexicas, ordenándoles
abandonar Aztlan*. Tira de la peregrinación.
Pese a sus inicios precarios, alcanzaron gran pujanza en un corto tiempo
y se convirtieron en una de las mayores potencias bélico-expansionistas
del México prehispánico. Esta forma de configuración del Estado mexica, lo
mismo que la práctica sistemática de sacrificios de cautivos extranjeros, les
permitió entrar en contacto con una gran variedad de pueblos de lengua y
* La lengua náhuatl es naturalmente grave y, por lo tanto, sus palabras se acentúan
en la penúltima sílaba sin necesidad de acento ortográfico. Todas las palabras son graves, a
diferencia del español en el que existen agudas, graves, esdrújulas y sobreesdrújulas. Siguiendo
este principio, en esta obra no se acentuaron las palabras en náhuatl.
Índice
7
costumbres diferentes, a los que impusieron tributo. La guerra y la sujeción
tributaria fueron una de las causas que promovieron relaciones interétnicas
entre los grupos nahuas2 —los que vivían en la cuenca— y los extranjeros
de lengua.
Extensión del Imperio mexica (Según López Austin y López Luján).
Imperio mexica
Triple Alianza
Unidades políticas independientes
Camino a Soconusco
Pero las culturas de la periferia acusaban gran cantidad de costumbres que
no se ceñían a las prácticas mexicas: el alimento, el tratamiento corporal, la
manera de vestir, de ataviarse o las características de los sacrificios, entre
otros rasgos. El hecho de que los extranjeros hablaran una lengua distinta al
náhuatl fue uno de los criterios esenciales que configuró su alteridad. Basta
Introducción
Índice
8
revisar el libro x, capítulo xxix, del Códice florentino —elaborado por el franciscano Bernardino de Sahagún durante la segunda mitad del siglo xvi con la
colaboración de informantes nahuas— para conocer la opinión de los mexicas
y los nahuas en general respecto de sus vecinos extranjeros, cercanos y
distantes. En ese texto se expone una visión nahuacéntrica de los diferentes
grupos étnicos, pues no solamente se remite a describir sus rasgos físicos y
formas culturales sino que los critica y contrapone con los propios, tenidos
por ideales. Esto se ve muy clara y esquemáticamente cuando se habla de los
otomíes y los cuextecas.3 Al señalar las supuestas faltas, en lugar de hacer
una descripción objetiva de las mismas, exaltaban el sistema moral mexica.
Todo aquello que no comulgara con tal sistema devenía en una transgresión. Así, el extranjero fue construido como un ser inmoral, además de ser
identificado por su torpeza e inhabilidad.4 Igualmente, la manera en que
los mexicas se expresaban de los extranjeros no nahuas reflejó los conflictos
bélicos que mantuvieron con ellos, pues todos fueron considerados enemigos
del Imperio al oponerse continuamente a los embates militares y resistirse al
tributo. Además del sistema moral, el extranjero también fue incorporado en el
ritual, el mito y la guerra, y desempeñó papeles religiosos y sociales importantes.
Sacrificio humano por extirpación del corazón.
Códice florentino.
Introducción
Índice
9
De la misma editorial
Arqueología
bajo el agua
Flor Trejo
Rivera
La atracción del hombre por los cuerpos de agua a lo largo de la historia nos
ofrece hoy la posibilidad de conocer un
maravilloso mundo de vestigios culturales sumergidos. Realizar arqueología
bajo el agua implica una serie de retos
y riesgos que hacen de la exploración
subacuática un ejercicio profesional
fascinante, una hazaña de redescubrimiento y una lección de preservación
natural de un pasado histórico que
creíamos perdido.
Definiendo lo
maya
Luis Alberto
Martos López
De todas las culturas prehispánicas, la
maya es quizá la que más ha llamado
la atención de arqueólogos e historiadores. Ante una vorágine de textos,
predicciones, estudios y suposiciones,
es necesario preguntarse ¿qué es en
realidad lo maya? Este primer tomo
de la serie Descubre el mundo maya
arroja una luz certera sobre los rasgos
que definen y enmarcan los estudios
mayistas desde sus inicios para dar
paso a un análisis puntual sobre la
identidad, la arquitectura, la cultura y
el legado de tan fascinante pueblo.
De mujeres y
diosas aztecas
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Hernández
De mujeres y diosas aztecas es un
recorrido por las distintas etapas de la
vida de la mujer mexica. Miriam López
analiza la mitología, los descubrimientos arqueológicos, los códices y las
crónicas del siglo XVI con una naturalidad intrínseca para dar a conocer los
posibles destinos y el comportamiento
esperado de una mujer de acuerdo
con las normas e ideales mexicas. Este
perspicaz trabajo rescata las contribuciones femeninas que, si bien no
fueron meritorias de reconocimiento
y prestigio en su época, sí jugaron un
papel fundamental en la conformación
y consolidación de las estructuras
sociales del Imperio mexica.
Travesía hacia el
desierto
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Ramírez
En un viaje imaginario de la Sierra
Madre hacia el mar, Júpiter Mar­
tínez
nos pasea, entre anécdotas y escenas
de la vida cotidiana, por la asombrosa
—y por momentos peligrosa— geografía
de Sonora. Este segundo volumen de
la serie Arqueología en condiciones
extremas es un relato personal que nos
devela los otros secretos del quehacerarqueológico. Con ingenio, audacia y
mucho sentido del humor, el autor nos
recuerda que para hacer arqueología
en territorio extre­
mo, lo primero es
aprender a sobrevivir en él.
Extranjeros
y
marginados
en el mundo mexica
Año de publicación: 2012
[email protected]
www.fundacionarmella.org
Jaime Echeverría García
Las antinomias están presentes en todas las civilizaciones, pues éstas son una
amplia red en la que caben no sólo las pautas que la estructuran sino también
los conflictos, las tradiciones previas al estado de civilización, e incluso las prácticas disfuncionales.
-Pablo Escalante Gonzalbo
El estudio de las sociedades prehispánicas no sólo se centra en sus aspectos más
sobresalientes, como los desarrollos tecnológicos, los eventos políticos y militares, o
las hazañas económicas, sino también en otros fenómenos de carácter más cotidiano que sirven como reproductores de su ideología e identidad. Uno de ellos es la
interacción entre los miembros de una comunidad y las figuras del extranjero y del
marginado social, personajes periféricos de la cultura que transgreden permanentemente los sistemas social, ético-moral y del comportamiento imperantes.