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ÁREA 3. CUADERNOS DE TEMAS GRUPALES E INSTITUCIONALES
(ISSN 1886-6530)
www.area3.org.es
Nº 13 – Otoño-invierno 2009
EL AGRUPAMIENTO DE LOS MUSULMANES “Oummat el mouslimine”: ¿Un
espacio grupal para una posible reconstrucción de la indentidad cultural?
Mourad Kahloula1
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Abordando a contra corriente los análisis que consideran la noción de
identidad calificada como cultural en una perspectiva a la vez congelada
geográficamente, inmutable y en algunos casos conflictiva, es nuestro
propósito
aquí
formular
y
someter
la
hipótesis
de
una
“desterritorialización” de esta misma noción como fundadora de una
pertenencia simbólica a un espacio transgeográfico, capaz de resolver la
paradoja de una biculturalidad a menudo generadora de conflicto de
identidad y ello a través del análisis de la noción religiosa de la “oummant
y mouslimine” (que se podría traducir a mi entender por agrupamiento
más que por comunidad de los musulmanes y que no debe ser confundida
con una cierta concepción política de la “Oumma international” en la base
de un fundamentalismo musulmán, basado, construido sobre la base de
una aculturación porque ni tan siquiera integra el pasado cultural del
Islam). A nuestro entender la Oumma como geografía de un grupo
imaginario, con geometría variable, proyectada en un real, ofrecería la
posibilidad de una “deslocalización de la pertenencia” abriendo una
dimensión transnacional en un plano geográfico.
Esta nueva perspectiva resulta fundamental porque permitiría la
reconstitución de una inscripción genealógica más allá de los “orígenes” y
una recomposición de la relación con la alteridad cultural que permitiría
elaborar nuevos vínculos con el medio. De este modo, dicha dimensión no
étnica, transnacional en este caso, le daría una posibilidad al sujeto
migrante magrebí de mantener una componente histórica común (y ya
1
Traducción de Josette Pozo
Mourad Kahloula es Doctor en psicología clínica. Director de la escuela doctoral “estudios de los grupos y de las instituciones”.
Universidad de Orán – Argelia
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sabemos la importancia de la incalculable transmisión del objeto)
asumiéndose al mismo tiempo en forma completa en el país donde vive.
Mediante la presentación de la “Oumma” (agrupamiento de los creyentes),
mediante la discusión de dicha noción, este texto pretende ser un espacio
de reflexión de lo que sería el fundamento, en este caso aquí, del ser
musulmán; aquello sobre el cual este último se sostiene. Y aquí nadie
duda que resulta inútil recordar la importancia de las formaciones
grupales en el sostén de la psiquis.
En efecto, no se podría aprehender la estructuración y los procesos
psíquicos de este último, si no se lo considerara en su relación con los
fundamentos culturales, por lo tanto grupales que lo rigen. Por lo tanto,
precisar los fundamentos mismos del espacio cultural de ese ser, en su
estructura, en su dinámica, en sus movimientos puede ayudarnos a
encontrar la función de dicho fondo grupal que opera como puntal para la
psiquis individual y que vincula entre sí a los individuos.
La reflexión con respecto a la Oumma requiere aquí considerar
presentaciones y análisis etimológicos, sociológicos, teológicos y
psicológicos de esta misma noción con perspectivas complementarias. La
“Oumma” tendría como aproximaciones en lengua francesa algunos usos
del término agrupamiento entre micro y macro grupo y que puede
referirse a niveles y contenidos diferentes de pertenencia pero que se
distingue de entrada de la noción política de nación donde lo han
confinado, tarde además, los pensadores o de los políticos llevados por
reivindicaciones nacionalistas. Sin duda se trata de recordar que el
término Oumma es un término de la lengua árabe, mucho antes de haber
sido un término del Corán o de cualquier otro léxico político.
En lengua árabe el término “Oumma” designa a la comunidad, al grupo.
La raíz etimológica “OUM” del término, designa a la madre (otro sostén
fundamental de la psiquis dicho sea de paso). Designa también el origen,
la fuente pero también evoca la idea de dirección, de camino, de meta,
“Ya oummou Makanan” designa entonces la acción para dirigirse hacia un
lugar y, de alguna manera, la idea de movimiento. El sostén así como el
paso que señala todo trabajo de elaboración psíquica parecen juntarse en
la etimología misma de este agrupamiento para permitir la continuidad
psíquica en situación de ruptura migratoria.
Por su etimología, “Oumma” nos lleva también a las ideas de origen, de
camino hacia un lugar a alcanzar, mediante el campo de espacio extenso
que semánticamente, quiere dejar traslucir.
La oumma podría ser también un “espacio”, un territorio que puede crear
un real donde el ser musulmán estaría vinculado simbólicamente a la
pertenencia a una entidad en una continuidad de filiación más allá de
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límites geográficos. La Oumma parece conferir la ausencia de toda
discontinuidad tal como resulta cierto, que la Oumma reside sobre todo en
la mente de los musulmanes. Allí no presenta ninguna falla. Se trata aquí
de toda la potencia del grupo como un espacio total y sin límites.
Anteriormente al surgimiento del Islam, las formas de agrupamiento de
las poblaciones árabes eran esencialmente de tipo tribal y en clanes. Es el
nacimiento, el desarrollo y el auge de la religión musulmana que le han
conferido según parece, a la noción de “Oumma” un significado
particularmente importante en la “psiquis del musulmán”, esforzándose
por borrar las formas de organización social o de pertenencia geográfica
existentes anteriormente. Los agrupamientos, las alianzas, no se seguirán
haciendo según la pertenencia tribal y el individuo musulmán se sentirá
como perteneciente a un conjunto más allá de las fronteras reales de los
clanes, de las tribus o de los países. Sin duda, hay que señalar
nuevamente que se trata aquí de la representación de un vínculo
simbólico que permite – por su dimensión universal- “desetnitizar el
Islam” y no una concepción política que niega toda herencia cultural,
incluso de tipo musulmán, haciendo tabla rasa de los procesos identitarios
para sentar una creencia que lleva a un código de comportamiento
limitado, indiferente con respecto al pasado cultural muy rico del Islam
generando un fundamentalismo que no piensa institucionalizar una
“Oumma” según el modo de la mentalización de un vínculo que expresa
una pertenencia fusión en una “Oumma” virtual con status no histórico,
revelando un alcance ideológico que no es ajeno a los delirios de los
fundamentalistas, de ciertos discursos relativos al Islam y entre los
cuales, Internet, a través de llamados a la djihad como una negación del
otro, constituye la encarnación horrorosa.
La oumma solo puede ser y “no es más que la voluntad de vivir juntos”,
cualquiera sean el o los elementos comunes sobre la base del cual o de los
cuales se quiere vivir juntos. Tal como había señalado su esencia
L.Massignon.
Considerando esto, sigue siendo cierto que el recurrir a la noción de
Oumma resulta un proceso problemático, algunas veces azaroso que
podría no obstante inscribir la inserción del ser musulmán en el corazón
de una globalización. En estas circunstancias, el vínculo a la Oumma
podría, por otra parte, insuflar una nueva dinámica de adaptación en el
seno mismo de la familia estableciendo una distinción entre transmisión
de valores religiosos y tradiciones arcaicas. De este modo, la
reapropiación de valores religiosos vinculados a este sentimiento de
pertenencia tal como la educación obligatoria, (el primer versículo del
Corán “lee en nombre de tu Señor” que rige la educación), el uso de la
razón (lo que dio lugar al mutazilites, movimiento racionalista musulmán),
el compromiso ciudadano en el seno de la sociedad (Sus (los
musulmanes) asuntos deben ser fruto de una concertación entre ellos
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(oua amrouhoum choura baynahoum”) y la articulación de sus valores
religiosos con la vida cotidiana permitiría unos re-diseños del espacio bicultural que vive el emigrante permitiendo un vínculo flexible y
estableciendo una continuidad entre medio familiar y medio social
presentando características de apertura y posibilidades de juego de ida y
vuelta entre los dos.
La existencia de tal representación del grupo, de tal vínculo a la “Oumma”
es capital, en una situación de “crisis” como la migración donde la
dimensión corte/separación/pérdida lleva a la necesidad de una integridad
y de una continuidad amenazada. Ese lugar es capital y esa función donde
podrían significarse formaciones psíquicas de puntos de referencia
identificadores, de metadefensa y de predisposiciones significantes
abriendo mediante un sostén posibilidades de elaboración en el espacio
intrapsíquico singular pero también en el registro de lo intersubjetivo. Y
todos sabemos la importancia que reviste el apuntalamiento grupal en los
contextos de crisis donde el grupo mantiene el apoyo vital garantizando la
trama de gestión de las funciones de mentalización y de memoria.
Considerando la Oumma como algo que vincula simbólicamente a todos
los demás musulmanes más allá de las fronteras geográficas, ya no es
necesario ser argelino, marroquí o iraquí para ser musulmán. Por ejemplo,
uno se puede considerar fácilmente alemán y musulmán y el inmigrante
argelino, por ejemplo, podrá ser siempre argelino y francés todos los días;
elaborando mentalmente una situación a priori paradójica basada en una
doble presión familiar y societaria al dictar por una parte una fidelidad a
los valores culturales del país de origen como único fundamento de
filiación y una integración en términos de asimilación a un país de
acogida. De este modo, la posibilidad de pensar una “deslocalización del
Islam” acordándole nuevamente su dimensión universal en el plano
espacial, geográfico podría ser psíquicamente fundamental porque podría
dinamizar la re-emergencia de un vínculo que marcaría una inscripción
genealógica más allá de una pertenencia geográfica y el vínculo
genealógico podría entonces diferenciarse con respecto a un vínculo de
pertenencia geográfica a un país de “origen”. Hasta ahora, en algunas
ocasiones, adoptar la nacionalidad del país de acogida para muchos
inmigrantes provenientes del Magreb tiene como consecuencia un
sentimiento de traición y de culpabilidad ya que tuvo lugar una elección
ineluctable entre dos países y que al final de cuenta, es como haber
renunciado a su país de origen. Es así como muchos inmigrantes que han
vivido en situación de “doble cultura” continúan tergiversando la realidad
al solicitar la nacionalidad del país de acogida invocando la fidelidad a los
orígenes culturales delimitados por los contornos geográficos de los países
de origen. Es así como la emergencia de representaciones de una
pertenencia no étnica, transnacional, mediante el recurso a la noción de
Oumma podría permitirles a los sujetos una continuidad entre
componentes comunes familiares e históricos garantizando al mismo
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tiempo sus vivencias en el país donde están. Al pensarse “francés
musulmán” las pertenencias culturales de los inmigrantes magrebíes no se
oponen más a lo que simboliza el vínculo afectivo (l’attachement) y la
fidelidad a los valores familiares o a la interiorización de nuevos valores
culturales mediante una única pertenencia geográfica. Entendiéndose que
en un mundo vivido como partido en dos, sin ninguna posibilidad de juego
de vaivén, de posibilidad de viaje, de paso entre los dos, resulta complejo
pensar en reubicaciones en una u otra parte de este mundo y por lo tanto
garantizar cualquier continuidad entre los dos. La “continuidad materna”
de la cual habla Winnicott, necesaria para abrirle al niño las “vías” de una
maduración mediante “objetos transicionales” intermedios no podría ser, a
pesar de que la analogía resulta muy hipotética, trasladada y entendida en
ese marco, en términos de “continuidad grupal” y ¿Acaso el grupo no es
una madre que le abriría al inmigrante las vías para una maduración? En
este proceso de maduración, el recurrir a la Oumma tendría justamente
un status de “fenómeno transicional”. Significando lo que separa y une,
“delimitaría” como un espacio intermedio, con geometría variable entre el
sujeto, su grupo de pertenencia cultural y el grupo cultural en el cual vive.
El espacio donde evolucionaría psíquicamente permanecería así como un
espacio donde no podría dejar de ser. Sólo queda por señalar que
sabíamos del carácter azaroso, incluso aventurero de la formulación de tal
hipótesis como una teorización frágil al día de hoy y con un nivel de
problematización poco elaborado que nos recuerda los propósitos de
Grenn que escribía que la respuesta era la desgracia de la pregunta,
nuestros propósitos necesitaban expresar tal cuestionamiento sin esperar
respuesta en lo inmediato. Esta reflexión necesita aún un trabajo de
investigación más largo y más profundo.
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