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BUDISMO Wenceslao Calvo (13-07-2011) © No se permite la reproducción o copia de este material sin la autorización expresa del autor. Es propiedad de Iglesia Evangélica Pueblo Nuevo BUDISMO Budismo es la religión fundada en la India por Buda en el siglo sexto a. C., habiéndose extendido por buena parte de Asia: Sri Lanka, Nepal, Tíbet, China y Japón. Vida de Buda Adiciones legendarias Enseñanza de Buda Nirvana Monjes budistas Desarrollo tras la muerte de Buda Sectas budistas Los Dhyani-Budas Budismo y cristianismo Representación japonesa de Buda (tipo 'Gran Buda de Kamakura') Aunque es frecuentemente considerada una nueva religión, estrictamente hablando es sólo una reforma del brahmanismo, no pudiendo ser entendida sin un conocimiento de las condiciones precedentes. El sistema religioso de la India tal como está delineado en sus libros religiosos más antiguos, los Vedas, había alcanzado en los Brahmanas y los Sutras un grado tal de ritualismo como, tal vez, nunca existió en ninguna parte. Este formalismo produjo reacciones, levantándose de tiempo en tiempo varios maestros, filósofos y reformadores, de los cuales el más influyente fue Sidharta, también conocido como Sakya, Sakyamuni, Gautama y, más frecuentemente, como Buda. Vida de Buda. Buda, hijo de Suddhodana, rey de Kapilavastu, una ciudad del distrito de Gorakhpur, Oudh, nació en el año 557 a. C. en la cueva de Lumbini, cercana a la capital. Era, por consiguiente, igual que Mahavira, fundador del sistema rival del jainismo, miembro de los kshatriya o casta guerrera. Los detalles de la vida de Buda, o "el Iluminado" hasta donde pueden ser verificados históricamente, son escasos. Perdió a su madre, a quien los textos posteriores denominan Maya, a una temprana edad, casándose todavía joven, según la costumbre hindú, y teniendo un hijo llamado Rahula. A la edad de 29 años (528 a. C.), renunció a su sucesión al trono y se hizo ermitaño. En ello no hay nada extraordinario, pues el brahmanismo dividía la vida en las cuatro etapas de estudiante, propietario, ermitaño y asceta. Dos de esas etapas ya las había realizado; había dos más que le quedaban, prosiguiendo en obtener el conocimiento de la verdad mediante la penitencia y la meditación. De la primera nada obtuvo ni sus maestros le pudieron ayudar, mientras que sus cinco compañeros le abandonaron por ser incapaz de recibir el conocimiento de la verdad. En su deambular llegó a Uruvela, moderna Buddha Gaya en Bengala. Allí, el año 521 a. C., después de siete años de luchas, recibió la iluminación mientras estaba sentado en meditación bajo el árbol sagrado. De este modo el Bodhisattva, o Buda potencial, se convirtió en auténtico Buda o Tathagata, "el Perfeccionado." Así entró en la cuarta y última etapa de la vida, convirtiéndose en un asceta y maestro itinerante. Sus primeros seguidores fueron los cinco monjes que le habían abandonado antes y como otros convertidos fueron enviados como apóstoles de la doctrina. Tuvo el favor de las altas esferas, pues Bimbisara, rey de Magadha, se convirtió a la nueva fe. Buda ejerció una poderosa influencia sobre todas las clases y rangos, debido, muy posiblemente, más a su encanto personal que a cualquier novedad esencial de la doctrina que él enseñaba. Fue indudablemente en gran parte el resultado de su desprecio del principio hindú fundamental de la casta lo que le ganó tan gran seguimiento. La vida de Buda transcurrió pacífica y tranquilamente con poco oposición, salvo la de su primo Devadatta, quien intentó, por motivos y ambición personal, provocar la hostilidad contra su pariente. A la edad de ochenta años Buda sintió que su fin se acercaba y por vez primera en su vida le atacó una enfermedad severa. En la población de Kusinara, a unos 40 kilómetros al oeste de Katmandú, la capital de Nepal, murió (477 a. C.). Adiciones legendarias. Sobre la vida de Buda se tejió toda una leyenda. En el transcurso del tiempo Buda no permaneció solo. Él es el sucesor de 27 Budas y él mismo recibió reconocimiento de 24 de ellos, pasando a través de 100.000 círculos del mundo e incontables reencarnaciones, antes de alcanzar la perfección que era el requisito para su alta misión. Cuando se unió en él toda perfección y todo conocimiento, los dioses le permitieron nacer en la tierra y en respuesta a su oración entró en el vientre de Maya en la forma de un elefante blanco, mientras que aparecieron 32 signos maravillosos y los 10.000 mundos temblaron ante la llegada del salvador del mundo. Al final de los 10 meses, nació Buda bajo un árbol en la cueva de Lumbini, mientras que los dioses y los hombres le rendían homenaje. En el quinto día de su nacimiento el brahmán Kondanna profetizó al rey Suddhodana que el niño estaba destinado a ser un Buda cuando viera cuatro signos de mal augurio: un viejo, un enfermo, un cadáver y un monje. Por todos los medios a su alcance el padre procuró impedir que su hijo viera esas cosas, rodeándole de todo lujo y casándole a los 16 años con su prima Yasodhara, la hija de Suprabuddha. Sin embargo, todo fue en vano pues Siddhartha vio los cuatro signos, se dio cuenta de la miseria de la vida y abandonó el palacio. Al terminar sus siete años de deambular, se dio cuenta de que iba a obtener la categoría de Buda y entre muchas maravillas se sentó bajo el árbol mirando al oriente. Infructuosamente intentó Mara, el poder de las huestes malignas, aterrorizar al Bodhisattva. La lisonja de sus hijas, Deseo, Ansia y Codicia, y su tentación más sutil para que Buda entrara en el nirvana sin proclamar su conocimiento salvador a la humanidad, fracasaron estrepitosamente. Desde el tiempo de su iluminación hasta su muerte hubo pocos mitos acerca de Buda, pero cuando iba a morir ocurrieron maravillas y el curso de la naturaleza fue de nuevo perturbado, hasta que el Tathagata pasó al nirvana. Enseñanza de Buda. La clave del budismo es la transitoriedad y vanidad de la vida, que está condicionada por el karma, el fruto de los hechos realizados en incontables vidas previas; no puede terminarse la existencia antes de la expiración de muchas reencarnaciones dedicadas a obras de santidad y pasadas en incesantes esfuerzos para obtener el nirvana. Tres elementos comunes a todo pensamiento hindú post-védico son discernibles en esta enseñanza, esto es, la transmigración, el karma y la disolución de la individualidad. En su forma más resumida la enseñanza de Buda puede ser la siguiente: el nacimiento es dolor, la enfermedad es dolor, la muerte es dolor, aferrarse a las cosas terrenales es dolor. La muerte y el renacimiento, la cadena de reencarnación, resulta del anhelo de vivir junto con la pasión y el deseo. El único escape de este anhelo es seguir la senda de los ocho pasos: creencia correcta, resolución correcta, palabra correcta, acto correcto, vida correcta, esfuerzo correcto, pensamiento correcto y meditación correcta. Ilustración de Jean Delville Nirvana. La meta del budismo es el nirvana. Es casi imposible definir el término por la sencilla razón de que Buda mismo no dio una clara idea, y con toda probabilidad no la poseyó, de este estado. De hecho fue preguntado por más de uno de sus discípulos si el nirvana era una existencia post-mundana o post-celestial o si era la aniquilación. Sin embargo, a todas esas preguntas rechazó responder, pues era característico de su enseñanza que se quedaba prácticamente confinada a la vida presente, teniendo poco que ver con problemas de filosofía académica o con lo desconocido. Sin embargo, alguna medida de luz se puede obtener de los sistemas ortodoxos de filosofía hindú que están basados sobre la doctrina de la divina inspiración de los Vedas. Según ellos, el summum bonum es liberarse del karma y la reencarnación, una meta que se obtiene por el conocimiento y que consiste en la absorción o reunión con el todo. Esto supone la aniquilación de la individualidad y en este sentido el nirvana es nihilista, por lo que con la tácita ignorancia de cualquier concepción auténtica de lo divino en las enseñanzas de Buda, el nirvana parece implicar la aniquilación del alma más bien que su absorción. Además, es notorio que la palabra nirvana etimológicamente denomina "extinción", la extinción de los fuegos del odio, la ambición y todas las pasiones. El nirvana parece haber sido doble, una condición secundaria que puede alcanzarse por la rectitud en esta vida y el estado bienaventurado de libertad del renacimiento. Sobrepasando a los maestros que le habían precedido, Buda negó tanto la autoridad de los Vedas, cuyo reconocimiento, aunque formal, constituye la ortodoxia en la India, como el poder del sacrificio, mientras que prácticamente ignoró la existencia de lo divino. Rechazó el sistema de castas, preparando así conscientemente sus doctrinas para que fueran potencialmente una religión mundial en lugar de una fe étnica. Finalmente, de la teología budista se desarrolló una elaborada cosmología, con 31 mundos habitados por 14 clases de seres, de los cuales los tres más elevados son los Budas supremos, Pratyekabuddhas y Arhats, siendo los últimos los que están casi preparados para obtener el nirvana, mientras que los Pratyekabuddha han obtenido el conocimiento necesario para el nirvana pero no lo predican. Además de éstos debe mencionarse el Bodhisattva, un Buda potencial quien obtendrá la categoría a su debido tiempo. Monjes budistas. Incluso durante su vida Buda estableció un orden, formando de esta manera la "triple joya", Buda, Dhamma (la ley) y Sangha (la congregación). En este orden se congregaron los seguidores del maestro, que estaban obligados por diez votos: no matar ni robar, abstenerse de impureza, falsedad y alcohol, no comer en tiempos prohibidos, abstenerse de bailar, cantar, música y el teatro, no usar adornos, ni dormir en una cama alta o espaciosa y no recibir oro ni plata. Los monjes, que estaban obligados al celibato y la pobreza, y fueron llamados, en la antigua manera hindú, bhikkus, o mendigos, podían ser recibidos como novicios a la edad de siete u ocho años, aunque no podían ser ordenados antes de tener veinte. Dos veces al mes los monjes de cada monasterio se reúnen para la confesión de sus pecados y se retiran anualmente en la época de lluvias, tanto para descansar de las peregrinaciones del año precedente como para obtener nueva fuerza para la etapa venidera. Incluso durante la vida de Buda las mujeres fueron admitidas a la orden y se construyeron monasterios femeninos para su acomodación. Desarrollo tras la muerte de Buda. La historia del budismo tiene un poco de ironía, pues el fundador que había ignorado la existencia de cualquier dios, se convirtió él mismo en dios. Sin embargo, en el sur de la India la religión permaneció relativamente pura, aunque aparecieron algunas doctrinas heréticas en un período temprano, celebrándose varias reuniones para mantenerla en su integridad. La primera de las mismas tuvo lugar en Rajagaha en el año de la muerte de Buda, la segunda en Vaisali un siglo después, la tercera, un encuentro sectario, en Pataliputra hacia el año 246 a. C. y la cuarta en Jalandhara bajo el rey Kanishka en 78 d. C. La religión obtuvo aprobación real en una fecha antigua, siendo su gran adherente regio Asoka, quien fue coronado en Pataliputra en Madagha hacia el año 259 a. C. y reinó 37 años. No sólo difundió la fe por sus dominios, sino que su hijo Mahendra llevó el nuevo credo a Ceilán. En el siglo segundo a. C. los reyes indo-escitas de Cabul y Bactria establecieron el budismo en sus territorios, de donde fue promulgado en India noroccidental. De esta forma la fe se esparció gradualmente por todo el país septentrional de los Vindhyas, existiendo al lado del brahmanismo y el jainismo en armonía y paz. Su caída en la tierra de su nacimiento se debió a dos causas: el conflicto de las sectas que surgieron en su seno y la invasión musulmana de la India, no habiendo persecución por las otras sectas hindúes. Por otro lado, en Sri Lanka el budismo todavía existe, especialmente en la parte meridional del país, siendo allí donde se encuentra su forma más pura. Sectas budistas. Era natural que surgieran opiniones divergentes dentro de la fe misma. No fueron importantes hasta el cisma del Mahayana e Hinayana, o "Gran vehículo" y "Pequeño vehículo." La segunda todavía se adhiere estrictamente en lo principal a los principios originales del budismo, aunque se subdividió en Vaibhashikas y Sautrantikas, poniendo los primeros especial énfasis en lo "Abhidhammapitaka", posesión metafísica de los libros sagrados de la religión y los segundos en lo "Suttapitaka ", o discursos de Buda. Por su parte, los mahayanas, que son la división más grande, se dedicaron a toda forma de especulación, siendo influenciados no sólo por el hinduismo sino en un periodo posterior por el chamanismo también. Postulan la existencia de un millar de Budas con un dios supremo, el Adibuddha, y prefieren la actividad benéfica a la pasividad de las doctrinas propias de Buda, aunque las dos principales subdivisiones de esta secta, los Yogacaras y los Madhyamikas, son estrictamente idealistas y ortodoxos hindúes. Los Dhyani-Budas. El budismo se introdujo en el Tíbet hacia el siglo sétimo d. C., cuando ya estaba penetrado por el hinduismo saivaita y tántrico y por el mahayanismo, mientras que bajo la influencia del chamanismo mongol se apartó todavía más de su idea original. Aquí se desarrolló el concepto de los Dhyani-Budas, los tipos celestiales de los Budas que aparecen sobre la tierra como hombres (Manushi-Buddhas). Estos Dhayani-Buddhas, que son cinco en número, vigilan por el bienestar del mundo entre las encarnaciones de los Manushi-Buddhas, aunque ellos mismos nunca se encarnan. Tres de ellos corresponden a los tres Budas que precedieron a Gautama en la actual era del mundo; uno, Amitabha, al Buda histórico, cuya reencarnación terrenal es el Lama inferior del Tíbet y la quinta es el Dhyani-Bodhisatva Padmapani o Avalokitesvara, quien está representado en la tierra por el Dalai Lama en Lhasa y es el tipo del Bodhisatva Maitreya, el futuro Buda terrenal y salvador del mundo. El budismo fue introducido en China en su forma mahayana por el emperador Mingti en 61 d. C. y a pesar de las persecuciones, especialmente bajo la dinastía Tang (620-907), ha sobrevivido allí hasta el día actual, aunque revestido de superstición y consistente en gran parte de la adoración de pinturas y reliquias. Sin embargo, sólo ha obtenido un subordinado lugar en China, siendo incapaz de competir con el taoísmo o el confucianismo, a pesar del hecho de que las tres religiones existan pacíficamente entre sí. De China el budismo fue llevado a Japón, donde han surgido numerosas sectas, aunque el resultado ha sido poco más que un añadido distanciamiento de la fe original. Budismo y cristianismo. A algunos estudiosos le gustaría derivar la narrativa del evangelio del budismo, pero es un hecho que una aplastante mayoría de eruditos orientales han concluido que el relato de Buda no tiene influencia en la vida canónica de Cristo. Llegan a su conclusión al comparar los elementos de la leyenda de Buda, compuestos mucho después de la muerte del maestro, con los evangelios. Más aún, los paralelos budistas se han extraído principalmente de los textos de la escuela septentrional, que son confesadamente tardíos y mitológicos hasta un grado que casi oscurecen totalmente la figura del Buda histórico, mientras que algunos de los denominados paralelos cristianos están basados sobre los evangelios apócrifos. Considerando los evangelios canónicos por un lado y los textos del budismo meridional por otro, los paralelos entre las vidas de Jesús y Buda parecen resolverse en los que son naturales en el caso de grandes maestros religiosos. De esta manera de los cinco paralelos mencionados por Seydel, el más capaz defensor de la teoría de la influencia budista sobre el cristianismo, los tres más importantes son la presentación del niño Jesús en el templo comparado con la del niño Buda, el ayuno de Jesús y el de Buda y la preexistencia de Jesús y la de Buda en el cielo. De éstos la presentación de Buda no se encuentra ni en los escritos de la escuela meridional ni en el antiguo texto septentrional, mientras que en el tiempo de Jesús era usual para una madre piadosa asistir al templo para la redención de su primogénito y su propio ritual de purificación. El relato del ayuno y la tentación no es enteramente armonioso en ambos relatos. Buda primero vence a Mara y luego ayuna 49 días, mientras que Jesús ayuna 40 días y luego es tentado por el diablo. No sólo el relato de los evangelios es más seguro psicológicamente, sino que puede estar en paralelo con eventos similares en las vidas de Moisés y Elías, mientras que la historia de la tentación se encuentra no sólo en el budismo y el cristianismo, sino también en el zoroastrismo. El tercer paralelo de la preexistencia de Jesús y Buda es igualmente discrepante. Jesús existió en el cielo desde toda la eternidad y es único en tal existencia, mientras que Buda meramente comparte la historia de los demás Budas y se reencarna en la tierra incontables veces. Hay que tener presente que el espíritu de las dos religiones como el de sus fundadores es totalmente divergente. El sufrimiento y majestad de Cristo es muy diferente a la suavidad y tranquilidad de Buda. Jesús vino para salvar al mundo, no a sí mismo. Buda comenzó por salvarse a sí mismo y luego enseñó al mundo. El objetivo de Jesús es la fe y la existencia individual en el cielo en presencia de Dios; el summum bonum de Buda es el conocimiento y la auto-aniquilación en el nirvana. Ante tales divergencias esenciales los paralelismos aducidos entre Buda y Jesús parecen ser casos de coincidencia accidental y es casi cierto que, a pesar de la distancia entre Tierra Santa y la India, de haber influenciado en algún grado a los evangelios apócrifos por un lado y al budismo septentrional tardío por otro, el cristianismo y el budismo se desarrollaron en todos sus medios y propósitos independientemente. Mapa de las religiones en el mundo