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36-39 Marzo.qxp_Maquetación 1 27/2/17 13:19 Página 38
SILVIA MELERO ABASCAL
@SilviaMeleroAba
H
ablamos de yihad de género y la gente se imaginará a mujeres musulmanas poniendo bombas”.
Fátima Aatar se muestra cansada de estar continuamente desmontando tópicos y estereotipos. “Reivindicamos el concepto de yihad porque se ha manipulado hasta el extremo, actualmente no se identifica con lo
que significa en el Islam: esfuerzo, lucha. Se trata de recuperar
la esencia de ese concepto y
aplicarlo a una lucha que lleva
siglos y es necesaria: la feminista. Es una lucha política, social
y, en este caso, de género”.
Hija de padres marroquíes,
Fátima vive en Barcelona. Es
antropóloga, activista política,
musulmana y feminista islámica. “El feminismo islámico
está situado dentro de un contexto concreto. Intentamos desacreditarlas todas las opresiones de género que se justifican basándose en el Corán
38_ MARZO 2017 REVISTA 21
“TODAS LAS
OPRESIONES DE
GÉNERO QUE
SE JUSTIFICAN
BASÁNDOSE EN EL
CORÁN INTENTAMOS
DESACREDITARLAS
BASÁNDONOS
TAMBIÉN EN EL
CORÁN”
basándonos también en el
Corán. Es una lucha dentro de
la comunidad islámica y con
el lenguaje islámico”.
Lo explica porque con frecuencia se cuestiona el término
feminismo islámico y se enfrentan a una doble lucha, dentro y
fuera de su religión. “En la comunidad islámica ven el feminismo como algo ajeno, una
amenaza. Fuera de ella nos
dicen que feminismo y religión
son incompatibles. Son discursos simples.”
Fátima pertenece a Red Musulmanas, una plataforma que
pretende mostrar la diversidad
de perfiles de mujeres musulmanas y desmontar los prejuicios que existen acerca de
ellas. Es un movimiento independiente que trabaja desde el
principio de la shura (democracia participativa). “Está de
moda hablar de la mujer musulmana en singular, como si sólo
existiese una. Y la mayoría de
las veces lo hacen personas
que no son ni mujeres ni musulmanas. Estamos un poco hartas
de que se hable de nosotras sin
nosotras y además diciéndonos
qué tenemos que hacer y cómo
tenemos que hacerlo. Desde el
paternalismo”.
Coincide con ella Helena
Gutiérrez Espí. “Cuando sale el
tema del burkini y ves los debates en la televisión, hablan tertulianos y tertulianas, pero
¿dónde están las usuarias del
burkini para expresar su opinión?”. Helena es mediadora intercultural y colaboradora de la
revista digital de pensamiento
islámico moderno Alkalima. Es
también autora de la novela
Unos baklava por amor, en la
que parodia los prejuicios y
hace una crítica a los machismos y al feminismo colonial.
“Hay un feminismo hegemónico occidental que dice que no
se puede ser musulmana y ser
feminista porque no cree que
pueda haber liberación dentro
de la religión. El Islam es algo
heterogéneo y no tiene nada
que ver cómo lo vivo yo aquí en
España a cómo lo vive alguien
en Senegal, Indonesia o Arabia
Saudí”. De nuevo, se enfrentan
al desconocimiento que hay
sobre la religión musulmana.
“Hay gente que te dice cosas
como que en el Corán la mujer
vale la mitad, que no tenemos
derecho a votar. Vamos a ver:
que en Arabia Saudí una dictadura prohíba votar a las mujeres no tiene que ver con el
Islam ni con el Corán”.
El centro del problema es la
estructura de poder patriarcal
que, haciendo uso de la religión
o de otras herramientas, establece sistemas de gobierno
que oprimen a las mujeres y recortan sus derechos, negándoles el acceso a la educación,
las libertades sexuales y reproductivas, imponiéndoles el sometimiento al marido o permi-
tiendo que sufran violencia de
género. “Claro que encontramos resistencias dentro de
nuestra religión, los ortodoxos
niegan el feminismo como una
invención de Occidente. Se les
llena la boca con que el Islam
otorga derechos a las mujeres
(que así es). Pero en muchos
países de mayoría musulmana no en todos- no se garantizan
esos derechos y libertades. Ésa
es la razón de nuestra lucha”.
“Encontramos resistencias
pero también apoyos, hay que
decirlo, de hombres musulmanes que están dentro del movimiento”, apunta Helena. Fátima
afirma que uno de sus referentes es un hombre, Abdennur
Prado, por sus aportaciones
clave. “Tiene una visión muy
fresca del Islam. Su libro El lenguaje político del Corán plantea
una organización social para
generar cambios y construir
una sociedad más justa”.
También cita a Fátima Mer-
Foto: Red Musulmanas
Cuestionadas desde dentro de su propia
religión por ser mujeres y feministas.
Cuestionadas desde fuera por ser musulmanas. Y cansadas de que se hable de ellas sin
contar con ellas. Así se sienten muchas mujeres que militan dentro del feminismo islámico.
Su lucha es múltiple, pues se enfrentan a la
opresión, los estereotipos y los tópicos. Pero
se arman con el conocimiento coránico para
reivindicar, desde las propias fuentes del
Islam, los derechos arrebatados.
Foto: EFE / Stephen Chermin
FEMINISTAS
ISLÁMICAS:
QUE HABLEN
ELLAS
En la foto superior, Amina
Wadud, profesora de estudios islámicos, oficiando una
celebración religiosa musulmana mixta en la Casa
Sínoda en Nueva York, en
marzo de 2005. En la foto
inferior, la antropológa y
activista Fátima Aatar.
nissi, socióloga marroquí y feminista laica. “Ni siquiera se situaría en el feminismo islámico.
Pero su libro El harén político es
pionero, porque rebate discursos machistas que se justifican
con el Islam. Boicotea el discurso desde dentro, desde su formación en ciencias islámicas,
utiliza sus estrategias y les
muestra sus errores. Ha luchado en su país, en un contexto
de mayoría musulmana y sabe
la importancia que tiene el
Islam en la sociedad. Pero sienREVISTA 21 MARZO 2017 _39
36-39 Marzo.qxp_Maquetación 1 27/2/17 13:19 Página 40
“CONSIDERAR
QUE HAY UNA
PAUTA O UN
MOLDE PARA LAS
FEMINISTAS ES
VOLVER A
ENCASILLAR A LAS
MUJERES EN UNOS
LÍMITES MUY
ESTRECHOS”
En la foto de arriba, un
grupo de mujeres egipcias
se manifiestan en contra del
acoso sexual en la plaza de
Tahir (El Cairo, Egipto) en
febrero de 2013. Debajo, a
la izquierda, la escritora
Fátima Mernissi; a la derecha, Wassyla Tamzali.
feminismo y de las propias mujeres. El derecho a la propia
imagen implica que nadie ni
nada legisle o controle los cuerpos de las mujeres”. Ni dentro
ni fuera de su religión.
“Las mujeres musulmanas
nos estamos moviendo mucho”,
asegura, y recuerda que la lucha
contra la mutilación genital femenina (una práctica que no tiene
nada que ver con el Islam ni
aparece en el Corán) de hecho
se está prohibiendo en algunos
lugares gracias a la acción de
mujeres musulmanas. “Se nos
cuestiona todo. Hay una visión
basada en nuestros cuerpos, en
si llevamos velo o no, no en las
verdaderas desigualdades que
sufrimos. El feminismo islámico
nos permite dar respuestas
Foto: EFE / Toni Garriga
Foto: EFE/Abir Abdullah
Foto: EFE / J.L.Cereijido
El debate del velo. Wassyla
Tamzali, activista argelina por
los derechos de las mujeres,
ha afirmado que “es incompatible ser feminista y llevar velo”.
Fátima está también agotada
de explicar que para ella llevar
velo es un gesto político y una
opción de reivindicar su esencia musulmana. “Con esto no
se niega que muchas mujeres
están obligadas a llevar el velo
en países como Arabia Saudí o
Irán. Pero precisamente mi
propia persona ya rompe con
los estereotipos. Y sistemáticamente se pone el foco en una
prenda de vestir”.
Fátima cuestiona: “¿Cómo
es posible que se niegue una
conciencia y un activismo político a partir de una prenda? Considerar que hay una pauta o un
molde para las feministas es
volver a encasillar a las mujeres
en unos límites muy estrechos
que impiden el desarrollo del
musulmana la tradición de las imanas (mujeres dirigiendo rezos) es centenaria. No es fácil, hay muchas resistencias, pero hay ejemplos. El Profeta le
dio ese espacio a una mujer para dirigir el rezo. la
segregación vino después”.
En 1994 la feminista Amina Wadud dirigió un
jutba (sermón de viernes) en una mezquita en Sudáfrica, rompiendo la tradición musulmana de reservar el sermón sólo a hombres. En 2005 volvió a
generar polémica en Estados Unidos cuando dirigió otro rezo. Hace unos meses se inauguró una
mezquita dirigida por mujeres en Copenhague (Dinamarcar) para desafiar las estructuras del patriarcado e inspirar a otras mujeres, según las imanas
Sherin Khankan y Salima Fetteh. En esta mezquita las mujeres tienen derecho al divorcio y el
matrimonio se anula en caso de violencia física o
psicológica. También se celebran bodas entre
personas de diferentes confesiones religiosas.
desde nosotras mismas”.
Lo hacen desde la hermenéutica, el estudio y reinterpretación de los textos sagrados,
usando el Corán para defender
los derechos que se les niegan,
como explica Helena. “Dentro
del feminismo islámico hay muchas mujeres que hacen una
exégesis, una interpretación del
Corán en clave de género muy
diferente de la que hicieron
hombres hace cuatro siglos”. En
el libro La soberanía de la mujer
en el Corán, por ejemplo, se recoge una interpretación feminista del Islam basada en las fuentes coránicas.
Otra de las reivindicaciones
de las feministas islámicas es el
imamato femenino, como recuerda Helena. “En la China
Mujer musulmana y activismo político. Si en los
países con Gobiernos democráticos cuesta dar
estos pasos, las dificultades a las que se enfrenta la lucha de las
mujeres en otras partes del mundo se multiplican. En las revueltas
árabes las mujeres egipcias que participaban en las manifestaciones se enfrentaron al acoso sexual y las violaciones. Pero ahí estaban, liderando luchas, organizándose colectivamente (desde dentro
y desde fuera del Islam), aunque no se hable de ellas. Mujeres como
la feminista Nawal Saadawi en Egipto, Tawakel Karman en Yemen
(Premio Nobel de la Paz) o la bloguera Lina Ben Mhenni en Túnez.
Helena nombra a Shirin Ebadi, la primera iraní y la primera mujer
musulmana en recibir el Premio Nobel de la Paz. “Aunque ella no se
defina como feminista islámica para mí es un referente clave”.
Según Dolors Bramon, doctora en filología semítica y profesora de Islamología, “las primeras feministas fueron egipcias y turcas, antes del Egipto de Nasser, cuando las españolas aún no sabían qué era el feminismo. Los movimientos feministas más tempranos salieron de los harenes, porque eran mujeres que tenían
tiempo libre y acceso a cultura y libros. Cuesta creerlo, pero es
así”. Fueron las mujeres egipcias quienes lideraron el movimiento
obrero protagonizando la primera gran huelga en el régimen de
Mubarak: 3.000 mujeres trabajadoras de la fábrica textil Mahalla
el Kubra abandonaron sus puestos de trabajo para reivindicar derechos laborales. Las mujeres saharauis han organizado un Estado en el exilio, gestionando la vida de un pueblo refugiado. “El
Islam no prohíbe que la mujer tenga los mismos derechos que el
hombre. Se tergiversan las interpretaciones de los textos, según el
uso que hagan los gobernantes de la religión. Los y las saharauis
lo vivimos de forma más democrática y flexible. Pero tenemos que
seguir luchando contra el machismo y avanzando en derechos de
las mujeres”, apunta Zahra Ramdán, fundadora de la Asociación
de Mujeres Saharauis.
Fátima Aatar reivindica el derecho a ser mujeres, ser feministas
y ser musulmanas. “Nosotras luchamos contra la opresión del conservadurismo islamista que intenta imponer la obediencia a una autoridad de manera ciega. Lucho día a día contra eso, pero también
lucho contra la islamofobia. Para los musulmanes no existe un
poder terrenal al que nos debamos someter. Ni hombres ni Estado.
Tenemos la obligación de luchar contra los poderes opresivos”. •
Aprender a vivir
Echo de menos
leer el periódico
en papel
“
do musulmana, una feminista
no se sitúa necesariamente en
el feminismo islámico”.
Explica también que leer el
libro La emergencia del feminismo islámico, (resultado de
congresos internacionales) le
aclaró muchos debates internos que tenía. “Me ayudó a
darle nombre a muchas cosas,
a diferenciar niveles de conocimiento, qué es coránico y
qué es histórico, y cómo el
Islam se ha desarrollado históricamente dentro del sistema
patriarcal y no fuera, como nos
gustaría, y a partir de ahí proponer discursos islámicos más
inclusivos, que nos incluyan a
nosotras mismas”.
Añade que “cuando se critica a la comunidad musulmana
por ser machista, también se
nos está instrumentalizando.
Estamos en medio de batallas y
recibimos de todas partes.
Somos mujeres, musulmanas,
migrantes, trabajadoras, estudiantes... Pero nos quedamos
en ser musulmanas y todo lo
demás desaparece”.
CARMEN
PELLICER
@carmenpellicer_
Echo de menos leer el periódico en papel. Ahora con los
viajes de un lado a otro y las prisas, decidimos cancelar la
suscripción y nos limitamos a la versión digital… Y ya no leo
el periódico de atrás para adelante, una costumbre que me
llevaba a la cultura, lo local, la crítica de la tele, los avances
científicos, noticias curiosas y sucesos…. Antes de entrar en la
política, la corrupción y lo que ya se ha convertido en sección
permanente que son los tribunales… De atrás para adelante,
cambiando la lógica de lo importante a lo mediático, lo que
otros seleccionan para que ocupe los titulares y lo que se
queda en las páginas más escondidas como curiosidad… Y ahí,
con relevancia efímera, de pocas columnas que no permanecen más de un día, quedan las mujeres víctimas de violencia
doméstica… Un poco de protagonismo para las muertas y el
olvido público para las muchísimas heridas…
Dicen que marzo es el mes para las mujeres trabajadoras, mayo el de las vírgenes y los vestidos de princesa, y
el adviento fue para las madres que esperan… Y es que a
las mujeres se nos conoce por los adjetivos: ‘señora de’, o
DESDE EL
PRINCIPIO DE LA
HISTORIA, A LA
MUJER SE NOS
HA RELEGADO AL
SEGUNDO LUGAR
DE FORMA TAN
ARRAIGADA QUE
SE CONFUNDE CON
LO NATURAL
des hasta el apellido al casarte, como los pierden
aquí tus nietos en la segunda generación… Desde el
principio de los tiempos la
historia, la cultura, la religión y sobre todo, la psicología íntima de las relaciones afectivas y sexuales
nos ha relegado al segundo
lugar de una forma tan arraigada que se confunde lo natural. Se acepta como irremediable la ‘condición femenina’
ya que nunca hubo ‘condición masculina’… Y en ese humus
de injusticia aceptable, la sociedad no se perturba ante la
violencia escondida en el hogar…
Hoy las noticias dicen que las cifras de víctimas son las
más altas de los últimos 15 años… En mi periódico aparece
en un rinconcito debajo de los líos y corruptelas habituales… ¿Cuándo nos enfadaremos? ¿Cuándo dejará de ser normal y haremos luto social reivindicativo por cada una de
ellas? ¿Cuándo condenaremos la resignación y la sublimación al universo de los pecados mortales? Entonces, quizás,
las cosas que han cambiado por fuera comiencen a cambiar
por dentro. •
40_ MARZO 2017 REVISTA 21
como los ingleses, que pier-