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El Mercurio - Economía y Negocios - Columna de Opinión, 07 de junio de 2011
Sobre modelos y visiones de la economía
Diferentes sectores políticos en el país manifiestan en el debate público una
sorprendente e injustificada confianza en la efectividad de la "mano visible" del
Gobierno para asignar recursos.
En las ultimas dos décadas se ha ido configurando en nuestro país un enfoque de políticas
públicas en el que destacan tres ideas o principios:
1) La estabilidad macroeconómica es un objetivo prioritario, por lo que deben adoptarse las
medidas necesarias para sostener un cuadro de fortaleza de la situación de las finanzas
públicas, junto con una baja inflación, tarea a cargo del Banco Central.
2) La política fiscal -a través del manejo de gastos e impuestos- es un instrumento adecuado
para resolver muchos de los problemas económicos y sociales. Así, en la formulación de
estrategias para enfrentar la carencias que se observan en áreas como educación o salud,
por señalar los casos más frecuentes de debate, la receta más reiterada -en un amplio
espectro político- consiste en elevar el gasto en el sector como solución de dichos
problemas.
3) Por último, se percibe, a menudo, una cierta sensación de eficacia de las regulaciones
que introducen las autoridades sobre el funcionamiento de los mercados. En efecto, el
debate público suele girar en torno a sucesivas propuestas regulatorias, las que buscan
mejorar el desempeño de los mercados.
La aplicación sistemática de una política dirigida a privilegiar las soluciones de mercado,
fue el rasgo central de las transformaciones económicas que impulsaron el dinamismo y la
modernización de la economía chilena a partir de mediados de los 70.
Más énfasis en el gasto público
En buena medida, los criterios esenciales de dicho modelo se mantuvieron sin grandes
controversias en torno a su eficacia hasta fines de los 90. A partir de allí se aprecia un
fortalecimiento en una perspectiva que enfatiza el uso del gasto público como herramienta
clave para resolver los grandes desafíos del país, lo que supone una cierta desconfianza en
la efectividad del crecimiento en esta tarea.
De alguna forma, este enfoque -del tipo característico en las economías de Europa
Occidental en las ultimas décadas- ha permeado a los diferentes sectores políticos, los que
con frecuencia manifiestan en el debate público una sorprendente e injustificada confianza
en la efectividad de la "mano visible" del gobierno para asignar recursos. Así, en áreas tan
sensibles como el mercado laboral, salud, educación y energía, entre otros, las propuestas
por una mayor intervención del gobierno -ya sea a través de mayor gasto o regulacionesson amplias y significativas.
Los complejos problemas que han venido enfrentando las economías europeas en los
últimos años, dan cuenta de los evidentes costos que puede provocar la dinámica
El Mercurio - Economía y Negocios - Columna de Opinión, 07 de junio de 2011
regulatoria sobre la capacidad de crecimiento de las economías, lo que desmiente con
fuerza la supuesta neutralidad o eficacia de las regulaciones.
Esta dinámica se origina cuando progresivamente se intensifica el uso de las regulaciones y
gasto fiscal, como consecuencia de resultados distintos a los previstos, y también al apetito
que las regulaciones generan en los grupos de presión.
A pesar de que la estabilidad macroeconómica es un objetivo ampliamente compartido, un
pobre desempeño en materia de crecimiento puede comprometer la capacidad de sostener
dicho objetivo. La misma experiencia reciente de algunas economías de Europa Occidental
nos muestra cómo el debilitamiento en la capacidad de progreso puede llevar a nuevas
regulaciones, más gasto público y más deuda, lo que en algún momento termina debilitando
las finanzas públicas. Esto es lo que algunos han denominado como "la teoría de la
bicicleta". Si las economías no logran una cierta capacidad de progreso, se desestabilizan.
Contrariamente a lo que se pensaba algunos años atrás, el debate sobre modelos
económicos y enfoques de política no ha decaído. Tal vez la misma crisis financiera lo
intensificó. Sin embargo, lo concreto es que subsiste un conflicto entre visiones diferentes
acerca de cómo deben ser enfrentados los desafíos económicos y sociales, lo que puede
terminar dando frutos muy distintos a lo largo del tiempo. Quizás las diferencias de
enfoques de política económica no son tan significativas como algunas décadas atrás; sin
embargo, estos son aún lo suficientemente relevantes como para configurar diferentes
escenarios de progreso, reducción de la pobreza y estabilidad.
Decano facultad de Economía P. U. Católica.
La misma experiencia reciente de algunas economías de Europa Occidental nos
muestra cómo el debilitamiento en la capacidad de progreso puede llevar a nuevas
regulaciones, más gasto público y más deuda.