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EL CEREBRO HUMANO
División funcional de la corteza cerebral, conexión con el sistema límbico e
Invocación de los recuerdos
El cerebro pesa unos 1300 gramos, más de la mitad
de su volumen es neuroglia. Una fisura divide al
cerebro humano en hemisferios cerebrales derecho e
izquierdo. Cada mitad presenta una capa externa de
materia gris – la corteza cerebral – por debajo de ella
se encuentra la materia blanca (axones) la cual
presenta una zona de materia gris conocidas como
núcleos basales. La mitad izquierda se ocupa de las
habilidades analíticas, del habla y las matemáticas; el
hemisferio derecho se relaciona más con
interpretación de
la música, juzgar relaciones espaciales y evaluar
informaciones visuales. Cada mitad recibe, procesa y
coordina respuestas a la entrada de estímulos
sensoriales provenientes de la mitad opuesta del
cuerpo. Las señales van y vienen por una banda de
conexión compuesta por tractos nerviosos – el cuerpo
calloso – ayudando a coordinar las actividades de los
dos hemisferios. Cada hemisferio presenta cuatro
subdivisiones: lóbulo frontal, occipital, temporal y
parietal, las cuales reciben y procesan distintas
señales.
En términos funcionales dividimos la corteza cerebral en tres áreas: motora (control de la
actividad motora voluntaria), sensorial (percepción de lo que significa las sensaciones) y de
asociación (integración de la información que provoque una acción consciente). La
conciencia es el resultado de las interacciones que hay en toda la corteza
Área motora
Esta área controla los movimientos coordinados
de los músculos esqueléticos (los músculos del
pulgar y los demás dedos de la mano y los de la
lengua acaparan gran parte de esta área). El
lóbulo frontal contiene la corteza premotora – el
área de Broca – que nos ayuda a traducir los
pensamientos en lenguaje hablado, por lo
común se encuentra en el hemisferio izquierdo
y un área correspondiente en el otro hemisferio
detentan el control sobre los músculos de la
lengua y la garganta y los labios que utilizan
para hablar y – el campo ocular frontal – por encima del área de Broca controla los
movimientos musculares voluntarios
ARLIN GRANT LASSO
ESTUDIANTE DE MEDICINA
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Área Sensorial
Al frente del lóbulo parietal en su corteza
somatosensorial primaria es el centro de
recepción clave a la entrada de estímulos
sensoriales provenientes de la piel y las
articulaciones y una parte de ésta se encarga
de
la
percepción
del
gusto.
La percepción de los sonidos y olores en las
áreas sensoriales primaria de cada lóbulo
temporal. – El área de Wernicke –, localizada
en este lóbulo, funciona para la comprensión
del lenguaje hablado y escrito, incluyendo el
Braille,
lenguaje
escrito
para
personas
con
discapacidad
visual.
Una corteza visual primaria en la parte posterior de cada lóbulo occipital recibe información
sensorial de ambos ojos
Áreas
de
asociación
Estas áreas se presentan en toda la
corteza excepto en la área sensorial y
motora primaria. El área visual que rodea
la corteza visual primaria nos ayuda a
reconocer
algo
que
observamos
comparándolo con recuerdos visuales.
El Área de asociación más compleja la
corteza prefrontal es la base del
aprendizaje complejo, el intelecto y la
personalidad sin ella seríamos incapaces
de tener pensamientos abstractos, juicio,
planeación o preocuparnos por otros
Conexiones con el sistema límbico
Rodeando al tallo cerebral superior se encuentra el
sistema límbico controla las emociones y participa
en la memoria incluye al hipotálamo, la amígdala, el
giro cíngulo, el hipocampo y partes del hipotálamo.
El hipotálamo es un centro de distribución de
emociones
y
actividad
visceral.
La amígdala es crucial para la estabilidad emocional
para interpretar señales sociales y junto con el
hipocampo para pasar los estímulos a la memoria
de largo plazo. Se vuelve muy activa durante los episodios de temor y ansiedad,
generalmente es más activa en las personas afectadas por ataques de pánico.
El giro cingulado funciona en la atención y en la emoción e influye en la volición. Es frecuente
que sea más pequeño y menos activo de lo normal en las personas con esquizofrenia.
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El sistema límbico se relaciona evolutivamente con los lóbulos olfatorios. La información
olfatoria causa que fluyan señales hacia el hipocampo, la amígdala, y hacia el hipotálamo,
así como también a la corteza olfatoria. Esta es una de las razones por la que olores
específicos pueden traernos recuerdos emocionalmente significativos. La información acerca
del sentido del gusto también viaja al sistema límbico y puede disparar respuestas
emocionales.
El sistema límbico correlaciona las actividades de los órganos con el comportamiento de
autogratificación cómo alimentarse y tener relaciones sexuales. A esto se debe que el
sistema límbico es conocido como nuestro cerebro emocional y visceral. Las “reacciones
viscerales” invocadas por el sistema límbico generalmente pueden ser invalidadas por la
corteza cerebral
Invocando recuerdos
La
corteza
cerebral
recibe
información de manera continua,
pero solamente una fracción de ésta
llega a transformarse en recuerdos.
La memoria se forma en etapas. La
memoria de corto plazo dura de
segundos a horas. Esta etapa
retiene
algunos
datos
de
información, un grupo de números,
las palabras en una oración, y así
sucesivamente. En la memoria de
largo plazo, secciones más grandes
de
información
llegan
a
almacenarse
más
o
menos
permanentemente.
Diferentes tipos de recuerdos son almacenados y traídos a la mente por mecanismos
distintos. La repetición de las tareas motoras puede crear recuerdos de destreza, los cuales
son altamente persistentes.
Una vez que has aprendido a montar en bicicleta, a manejar un auto, a driblar en básquetbol,
a tocar un instrumento, rara vez olvidas cómo hacerlo. Los recuerdos de destrezas involucran
al cerebelo, el cual controla la actividad motora. La memoria declarativa almacena hechos e
impresiones de eventos, como, por ejemplo, te puede ayudar a recordar el olor de un limón
o que un dólar vale más que un peso.
Todo comienza cuando la corteza sensorial envía señales a la amígdala, un “guardián” del
hipocampo. Un recuerdo será retenido únicamente si las señales regresan de manera
repetida a la corteza sensorial, al hipocampo y al tálamo. Las emociones influyen en la
retención de la memoria. Por ejemplo, la epinefrina liberada durante los momentos de estrés
ayuda a colocar los recuerdos de corto plazo en el almacén de largo plazo.
Referencia: Cecie Starr y Ralph Taggart. Biologia la unidad y
diversidad de la vida. decima edicion. Buenos aires argentina: 2004
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