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Transcript
SOCIEDAD | En Ventoselo, Ourense
El mayor centro budista de Europa echa raíces en una
pequeña aldea gallega
Encuentro de los monjes en Ventoselo. | Román Nóvoa
•
El tibetano Gueshe Tenzing funda un monasterio en una aldea deshabitada
Marcos Sueiro | San Amaro (Ourense)
Actualizado sábado 30/03/2013 04:38 horas
El lama tibetano Gueshe Tenzing Tamding ha encontrado su lugar en Galicia. Tras salir
del Tíbet hace casi 30 años y peregrinar por medio mundo enseñando el budismo
tibetano se ha instalado en la aldea de Ventoselo, en el municipio de San Amaro
(Ourense). Y entre otras razones una de las señales por las que cree que ha encontrado
su sitio es porque en el mismo paraje anida el cuco. Él mismo dice "desde que salí del
Tibet no he vuelto a escuchar el cucú-cucú y esto es una señal de que estoy como en
casa".
Las confesiones del maestro Tenzing se producen mientras un lama venido de la India
pronuncia una charla dirigida a una cincuentena de españoles que sentados en el suelo y
con los pies descalzos asisten sin perder la concentración a una de las sesiones que se
repiten a diario en el complejo que están construyendo para crear una universidad
budista de referencia en el mundo. Y es que el sueño del Lama de ver levantado sobre
un lugar apartado un centro de estudios con dos monasterios, una biblioteca y
residencias para laicos está a punto de cumplirse.
El lama Tenzing. | R.N.
El monje está investido de la autoridad que se deriva del aprendizaje de años al lado
del Dalai Lama y de su vocación de "servicio y ayuda". Tenzing ha sido intérprete del
"descendiente de Buda" y a su lado ha aprendido a "escuchar, a compartir y a buscar la
paz". El lama, que no se olvida que está en Occidente, trata de equiparar su condición de
"príncipe" del budismo con la de un servidor, y aunque sus ayudantes se dirigen a él de
usted, tiene el aspecto de una persona sencilla con eterna sonrisa.
El maestro, que vive entre montañas gallegas, no rehúye las preguntas más cotidianas y
domésticas, ni tampoco las que cuestionan el poder absoluto de su jefe, el Dalai Lama.
Tenzing dice que son "los propios fieles quienes le otorgan la autoridad" y sonríe
cuando se le recuerda que el Dalai Lama se fotografía con príncipes terrenales como el
de Gales o con presidentes americanos como Bill Clinton.
Foto: Román Nóvoa
Mientras habla permanece descalzo y con un rosario naranja en la mano. Su túnica es
roja y la que cubre su brazo izquierdo naranja. Sin dejar de repartir su mirada fija sobre
los ojos de quienes lo escuchan muestra los tangkas (tapices) que cuelgan de las paredes
del lugar de la meditación: "Son diferentes representaciones de Buda, el de la
meditación, el de la compasión ." Tenzing no abandona la sonrisa, e incluso ironiza
con los 253 votos de los monjes budistas, y lejos de frases grandilocuentes resume el
fundamento teológico del budismo "en alcanzar la paz y no hacer daño al prójimo".
Y si de dogmas se trata, y siempre restando solemnidad, repasa los preceptos morales de
un credo que cada día tiene más seguidores en Occidente. En el budismo por ejemplo
no se condena la homosexualidad "lo único es que no tendrán un niñito que pueda ser
monje (risas) pero lo importante es que no se hagan daño el uno al otro". Sus
explicaciones sencillas causan admiración entre los seguidores que lo escuchan y hacen
mella porque en la comunidad de Ventoselo hay dos españoles que ya se
comprometieron con los 253 votos y que Tenzing señala orgulloso "porque el mensaje
llega a todas partes".
Las confesiones del Lama se terminan "porque tengo que orar" pero estira el tiempo y
consigue que los finales no sean abruptos. Su horario de 4 de la madrugada a 9 de la
noche está repleto de actividades en las que "hay un espacio para la meditación, para
escuchar a la gente, para disfrutar de la naturaleza y para descubrir otra cultura".
Sus ayudantes españoles dicen "el sueño será posible" y es que por llegar ya han llegado
los libros que esperan y que permanecen custodiados en cajas de cartón escritas con
caracteres orientales. De momento toca seguir restaurando la edificación antigua sobre
la que se levanta la residencia y que en un futuro inmediato albergará la Universidad
budista más grande.