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Meditación
delante de la representación pictórica
de Sierge Koder
(De una relación de P.Tomasz Grywacz, SJ.)
El lavatorio de los pies
es el signo profético
de un Dios que decide
asumir la condición de
servidor.
No sólo nos comunica
qué ha hecho Dios por
la humanidad sino qué
ha decidido ser Dios
para nosotros:
servidor de su
criatura!
Dios en Jesús
se revela como
nuestro servidor.
Se pone a nuestra
disposición, atento a
obedecer nuestros
más profundos
requerimientos,
atento a escuchar
nuestras más
profundas
necesidades.
Cuál es la medida del
amor?
“Jesús, que
había amado a
los suyos que
quedaban en el
mundo, los amó
hasta el fin”.
La medida del
amor es aquella
que no tiene
medida.
Jesús
arrodillándose
delante de
Pedro le
muestra cual
es la medida
del verdadero
amor.
Para encontrar a Dios se
necesita bajar la cabeza,
se necesita buscarlo
arrodillado delante de
Pedro, frente a nosotros
mientras nos sirve y nos
lava los pies.
Es la imagen de un Dios
arrodillado delante de un
pecador.
Encontramos a
Dios donde hay
pies sucios para
lavar.
Pedro no acepta la
lógica de Jesús.
Exclama: “No, eso
jamás!”…
Dejar que Jesús nos sirva significa
aceptar que su identidad de servidor
sea la nuestra.
Pedro no acepta en su
interior depender de
Dios. Él todavía desea
obtener las cosas por sí
solo, salvarse por sí
mismo. No acepta que
exista otro que lo ame
hasta este punto...
Acoger la gratuidad de Jesús significa
volver a depender de Él.
Acoger la
lógica de
Jesús
significa
compartir su
misma vida.
Pedro es todavía prisionero de
la búsqueda de sí mismo.
Tiene la forma de un feto… es
como un “embrión”.
Es prisionero del replegamiento,
de la no aceptación de la lógica
divina.
Debe todavía
nacer del agua
y del Espíritu.
Es en esta
agua, donde
pone los pies,
que encuentra
la posibilidad
de una vida
nueva.
En esta agua está el
rostro del Señor que
se entrega como
don gratuito y total
de sí mismo.
Es necesario renacer
del agua y del
Espíritu…
Pedro no acepta
la donación total
de Jesús, porque
rechaza el
camino de la
cruz, el camino
del amor sin
medida.
Jesús se dá a
si mismo,
cuando Pedro
todavía es
pecador.
El don total y gratuito
de la vida de Jesús es
sacramentalmente
simbolizado en los
signos
del pan partido
y del vino derramado,
signos de la existencia
concreta de Jesús
partida y dada a
nosotros…
para que tengamos
vida.
Pedro habla a
Jesús con
franqueza y
sinceridad.
Su verdad
interior prepara
al Señor el
terreno para
poder penetrar,
para poder
realizar la
conversión.
La sinceridad
de Pedro
prepara y
realiza su
conversión.
deja que su Maestro y amigo Jesús
le cargue sobre su espalda.
Se rinde.
Se apoya sobre
su Maestro,
se deja tomar
de la mano,
deja que le lave
los pies.
Jesús le tiende
la mano,
le lava los pies,
lo salva porque
Pedro deja que
lo salve.
Jesús
lo carga
sobre si,
como un
pastor…
Pietro
lascia
Las
dossifiguras
sulle
seportare
funden:
dolci spalle
Jesús
llega del
a
suoPedro,
amico e
ser
y Signore.
Pedro llega a
ser Jesús.
Como el Padre
está en Jesús,
Jesús está en
el Padre,
así Pedro es
ahora en Jesús
y Jesús en
Pedro.
Entre Jesús que
lo lleva y Pedro
que se deja
llevar
se instaura una
excepcional
relación de
comunión,
de pertenencia,
de amor.
Cada persona está al centro de la atención
compasiva de la Trinidad.
El Padre se inclina sobre la creatura, la
sostiene, la lleva, la atiende, la abraza
El Hijo está debajo, se arrodilla sobre la persona, le
toma los pies, le cubre de besos, le lava…
• Musicalización y compaginación:
Estela Ressia
http://www.cafaalfonso.com.ar