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Este artículo fue exportado desde Teología Hoy [ http://www.teologiahoy.com ]
En fecha: 02/06/2017 17:39:20 2017 / +0000 GMT ]
Autor: Félix Palazzi
Fe en tiempos de desconfianza
No hay fe donde hay temor o desconfianza. La confianza y la fe están implicadas mutuamente. Cuando hablamos
de confianza nos referimos a aquello que nos empuja a abrirnos a otro o a Otro, a abrir espacio en nuestro sistema
de valores o existencia a algo, alguien o Alguien. Pero, ¿cómo hablar de fe y confianza? ¿Importa realmente
prestarle atención a la palabra confianza cuando para sobrevivir lo que debo es desconfiar de todos y de todo?
¿No será mejor dedicarle más atención a los medios efectivos para transformar la realidad? Asediados por la
violencia en su forma discursiva y en su instauración real en nuestra vida cotidiana en el crimen, ¿cómo hablar
sobre la confianza? ¿Qué valor puede tener la confianza cuando perdemos todas las esperanzas y parece no
haber más futuro en el cual se pueda confiar?
El gran mal que padecemos como sociedad es haber perdido la confianza, aquella confianza que hacía brotar la
amabilidad y la calidez del corazón en un calor que se expandía estrechando lazos de unión aun con personas
ajenas a los lazos sanguíneos. Podríamos ir enumerando en nuestra memoria presente las distintas
manifestaciones de esta crisis de confianza que van desde el ámbito meramente personal hasta el económico y
político.
Pero el discurso de la desconfianza solo logra vencer cuando penetra los corazones, pues tiene como
consecuencia directa la disminución de nuestra libertad en tanto capacidad de apertura siempre creativa: ser
libres es la fuerza permanentemente confiada y creadora que nos abre en el presente al futuro. Para los cristianos
la libertad es don tan grande otorgado al hombre que el mismo Dios se entregó por ella. Es por eso que es preciso
deslindar los terrenos: un régimen totalitario no ha vencido cuando controla los medios de comunicación, los
poderes o ejerce la fuerza indiscriminada; un régimen totalitario ha vencido solo cuando logra establecer su
lógica como verdad en lo más profundo de nuestra existencia, cuando llega por medio del miedo y la
desconfianza a neutralizar nuestra capacidad de ubicarnos libremente en la realidad, cuando nos lleva a
desconfiar de todo y de todos, incluso de nuestras propias capacidades creativas y humanas. Así, cuando alcanza
ese objetivo el régimen ha triunfado, se impone como lógica única y absoluta. Por ello todos los regímenes
totalitarios han tratado de mimetizarse con la religión o han establecido una “fe ciega” como sistema paralelo.
Ante la lógica de exclusión solo la fe puede salvarnos, pero no una fe sin contenidos existenciales. Nada hay
más transformador que la fe que genera y reconstruye la confianza; únicamente la fe hace que el corazón se
niegue a entregarse a la desconfianza del presente y del futuro. Ningún sistema puede arrebatarnos la fe que
genera la libertad, así que hemos de empezar a tener fe en medio de la desconfianza y ello ha de traducirse en
proponernos recomponer el sutil tejido de la confianza.
Post date: 2016-08-21 05:00:44
Post date GMT: 2016-08-21 05:00:44
Post modified date: 2016-08-02 21:10:56
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