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O el domingo
más cercano
La
Epifanía
es una
gran
fiesta.
En Occidente es como el final de las
fiestas de Navidad; pero en Oriente es la
fiesta principal de Navidad.
Hoy Jesús se
manifiesta a
unos magos
venidos de
Oriente.
Es símbolo de la
manifestación a todo el mundo
Y, como lo más importante en Dios es el amor, hoy le
vemos manifestarse como niño lleno de bondad y
benignidad.
“Magos” no
significa aquí
personas que se
dediquen a la
magia, sino unos
estudiosos
especialmente de
las estrellas. Los
que se dedicaban a
los estudios no
solían ser personas
pobres;
de los
pueblos
paganos
que
llegaron
a la fe.
La tradición, no el
evangelio, ha
señalado que los
magos eran tres,
por aquello de los
tres regalos que
dieron. Y el cariño
popular les ha
hecho reyes. Y
hasta les han
puesto nombres:
Melchor, Gaspar y
Baltasar.
Pero la verdad es que no
sabemos si eran reyes y ni
siquiera si eran tres.
Automático
Lo más
importante
es que
fueron a
Belén.
Hacer CLICK
Nos lo cuenta el evangelista san Mateo
(Mt 2, 1-12).
Es como un
proceso de
fe que
debemos
recorrer
para llegar
a vivir el
encuentro
pleno con
Dios.
Jesús nació en Belén de Judá en tiempos del rey Herodes. Entonces,
unos Magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
"¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto
salir su estrella y venimos a adorarlo". Al enterarse el rey Herodes, se
sobresaltó, y todo Jerusalén con él; convocó a los sumos pontífices y a
los letrados del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron: "En Belén de Judá, porque así lo ha escrito el
profeta: "Y tú, Belén, tierra de Judá, no eres ni mucho menos la última de
las ciudades de Judá; pues de ti saldrá un jefe que será el pastor de mi
pueblo Israel".
Entonces Herodes llamó en secreto a los Magos, para que le precisaran el
tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén,
diciéndoles: "Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño, y, cuando
lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo". Ellos, después de
oír al rey, se pusieron en camino, y de pronto la estrella que habían visto
salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde
estaba el niño. Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron
en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo
adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro,
incienso y mirra. Y habiendo recibido en sueños un oráculo para que no
volvieran a Herodes, se marcharon a su tierra por otro camino.
Acompañemos a los
magos en
este
proceso de
fe, que
dividiremos
en 10
etapas.
1-VEN LA ESTRELLA
La estrella es un
mensaje de Dios
que como Padre
envía a sus
hijos. En
realidad hay
muchas
estrellas. Unos
las ven o se fijan
en ellas y otros
no.
Mensaje de Dios es la propia naturaleza: los
ríos, las aves, los peces, lo grande y lo
pequeño.
Estrellas de
Dios son las
personas y los
acontecimientos
agradables y
adversos.
“Estrellas” para nosotros son las mil circunstancias de la vida: un encuentro, una noticia. También las que nos parecen contrariedades, como
una enfermedad.
No hace falta
milagros. La
propia
conciencia, si
hay silencio
interior, nos
puede señalar
el camino del
bien.
Quizá para los
magos la
estrella fue la
lectura de la
Escritura de
los hebreos,
en aquella
profecía de
Balaam: “Una
estrella saldrá
de Jacob”.
2- Ven en la estrella un
mensaje de Dios.
Mensajes de
Dios hay
muchos. Lo
difícil es ver
la mano de
Dios en
todos ellos.
Todos
podemos
ser
estrellas
para los
demás.
No hace falta hacer cosas raras. Debemos cargar
nuestra alma con la luz de Cristo, para así poderla
expansionar a los demás.
3- SE PONEN EN CAMINO
No basta ver
la estrella. Hay
que actuar. No
basta saber el
camino. Hay
que ponerse a
caminar.
Quizá no sepamos bien el camino. Dejémonos
conducir por las enseñanzas de la Iglesia.
Aunque ello parezca
“complicarse la vida”.
Hoy en la 1ª lectura el profeta anima a su pueblo a
levantarse para caminar a la luz del Señor (Is 60, 1-6):
¡Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la gloria del
Señor amanece sobre ti! Mira: las tinieblas cubren la
tierra, la oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá
el Señor, su gloria aparecerá sobre ti; y caminarán los
pueblos a tu luz; los reyes al resplandor de tu aurora.
Levanta la vista en torno, mira: todos ésos se han reunido,
vienen a ti: tus hijos llegan de lejos, a tus hijas las traen
en brazos. Entonces lo verás, radiante de alegría; tu
corazón se asombrará, se ensanchará, cuando vuelquen
sobre ti los tesoros del mar y te traigan las riquezas de los
pueblos. Te inundará una multitud de camellos, los
dromedarios de Madián y de Efá. Vienen todos de Sabá,
trayendo incienso y oro, y proclamando las alabanzas del
Señor.
4- LA ESTRELLA DESAPARECIÓ
No todo
es fácil
en el
camino
hacia
Dios.
Suele haber dudas y temores, tentaciones de
abandono. Todos los santos lo han sentido.
Hay momentos de sentir la oscuridad de la
fe, hasta ser como una “noche oscura”. Pero
Dios nunca nos abandona.
Cuando se nos oculta la “estrella”,
necesitamos una fe más grande.
A veces hasta tenemos que caminar a oscuras.
Muchas veces no sabemos por dónde nos conduce Dios, o no comprendemos porqué nos trata de
esa manera. Pero debemos seguir confiando.
5- Y PREGUNTARON
La fe es un don de Dios, pero exige nuestra
colaboración. Por eso la fe no está reñida
con la reflexión, el diálogo y la oración.
En el caminar hacia Dios, cuando vienen las
dificultades, podremos encontrar en la Iglesia
personas que nos pueden ayudar, como los
sacerdotes. Seamos valientes y consultemos.
Los magos, al
pensar que
había nacido un
rey, decidieron ir
a Jerusalén para
preguntar en el
palacio de
Herodes.
Era como meterse en la “boca del lobo”.
Pero a
través de
Herodes,
Dios les
ayudó,
porque vio
en ellos una
buena
voluntad.
Herodes, tramando
maldades, les quiso
engañar. Pero la fe
siempre triunfa del
mal.
Dios permite las
dificultades, en
cuanto sirven para
fortalecer la fe.
Ahora Dios les habla
a través de su
palabra escrita: “El
Mesías deberá nacer
en Belén”.
Y contentos los magos salen de
Jerusalén, camino de Belén.
6- APARECIÓ DE NUEVO LA ESTRELLA
“Dios aprieta, pero no ahoga”
Dios parece
que se
esconde,
pero termina
consolando.
Para aquel que
confía, siempre
vuelve la
estrella.
Las pruebas en el espíritu se
parecen a la oscuridad de la fe.
Pero cuando viene la claridad, por obra
del Espíritu divino, el alma ha madurado
y se siente fortalecida y alegre.
7- Y
ENCONTRARON
A JESÚS
Con la ayuda de la
estrella, que se
puso encima de la
casa donde estaba
Jesús, llegaron
felices los magos
a Belén.
Reconocieron al
“rey”porque tenían un
corazón limpio: “Los
limpios de corazón
verán a Dios”. Hay que
tener alma de niño para
poderse compenetrar
con Jesús: no ser
esclavo de la violencia
y tener mucho amor en
el corazón.
Nosotros, si buscamos al Salvador, le
encontraremos.
Está sobre
todo en la
Eucaristía.
Pero
también
está en los
sencillos,
en los
pobres, en
su Palabra,
en el amor
fraternal.
8- Y postrándose, le adoraron.
No
basta
con ver.
La fe es
entrega
y amor.
Entraron donde estaba el Niño, con
María, y le adoraron.
Era el
reconocimiento de
un reinado, quizá
no como lo habían
pensado, pero que
ahora les llenaba
más el alma de
paz y de amor.
9- Y le ofrecieron sus dones:
Oro,
que es
el
AMOR.
Incienso,
que es la
oración.
Y Mirra,
que es la
aceptación
paciente de
los
trabajos.
Los tres
reyes de
Oriente
ofrecen al
Señor
Automático
el oro
como a
rey,
incienso
como a
Dios,
la mirra
como a
hombre,
Los tres
reyes de
Oriente se
postran
ante Dios.
Los tres reyes de
Oriente se postran
ante Dios.
Hacer Click
Quizá si los magos
hubieran sabido que
se iban a encontrar
con un niño pobre,
le hubieran traído
otros regalos. Éstos
eran significativos
para un rey. Seguro
que a san José le
vinieron bien para
su estancia en
Egipto.
Nosotros también
queremos adorar a
Jesús. Lo hacemos
con fe, que es
entrega y amor.
Jesús quiere
nuestro corazón.
¿Seremos capaces
de ofrecerlo? La
verdadera
adoración en
espíritu es nuestra
definitiva vocación.
10- Y SE VOLVIERON POR OTRO CAMINO
Quien ha conocido a Jesús
debe
cambiar
a un
camino
de
mayor
justicia,
paz y
amor.
Los magos nos enseñan a saber cambiar los
planes confiados en Dios. Una virtud muy
importante es tener capacidad de renovación
constante, cuando sabemos que estamos en las
manos de Dios.
Hoy san Pablo, en la 2ª lectura, les dice a los efesios, y
nos dice a todos, que Dios es para todos, que todos
lleguen a su conocimiento, a su amor. Dice asÍ (Ef 3,2-6):
Hermanos: Habéis oído hablar de la distribución de
la gracia de Dios que se me ha dado en favor
vuestro. Ya que se me dio a conocer por revelación
el misterio que no había sido manifestado a los
hombres en otros tiempos, como ha sido revelado
ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y
profetas: que también los gentiles son coherederos,
miembros del mismo cuerpo y partícipes de la
Promesa en Jesucristo, por el Evangelio.
Nosotros nos alegramos porque muchos pueden
conocer el inmenso amor de Dios.
Desde entonces los magos, según una tradición, se
convirtieron en estrellas para otros sobre la bondad de
Dios. Nosotros seremos estrellas, si sabemos ir a Belén.
Hay alguno que
dice: Si yo
tuviera una
estrella cierta
que me llevase a
Belén, cambiaría
mi vida y sería
como quiere
Jesús. Pero,
amigo, termino
diciéndote que
para ir a Belén ya
no hace falta el
camino.
Automático
Se llega
de
corazón
cuando
estamos
decididos
a pensar en los demás antes que en
nosotros mismos.
En vuestro corazón está el camino.
Si amáis a los demás, tened por
cierto que ya en vuestro interior
Dios ha nacido.
No preguntéis cómo se
va a Belén. En vuestro
corazón está el camino.
Para
llegar a
Belén ya
no hace
falta el
camino.
Que la Virgen
María nos enseñe
a caminar por el
bien, la sencillez y
la paz para poder
encontrar a Cristo
Jesús ahora y por
siempre.
AMÉN