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IDENTIFICACIÓN DE HERRAMIENTAS AGRÍCOLAS Y GESTOS TÉCNICOS
ASOCIADOS: UNA APROXIMACIÓN METODOLÓGICA
Julio César Avalos1
Palabras claves: modos de uso; herramientas agrícolas, mango, huellas de uso
macroscópicas, áreas desgastadas.
Introducción y objetivos
La necesidad de comprender el uso humano de los terrenos aptos para el cultivo, la
organización social y el modo en que las comunidades prehispánicas modificaron el paisaje
en función de las actividades agrícolas no podrían ser totalmente entendidos sin el
reconocimiento y comprensión de las técnicas y las herramientas empleadas para la
producción agrícola.
Identificar las clases de herramientas agrícolas empleadas en el pasado implica
reconstruir su estructura física, dada particularmente por la forma y el tamaño de los
mangos y/o en el modo en que la hoja está dispuesta con respecto a éste, a partir del estudio
del componente que se conserva: las hojas líticas.
En este sentido, este trabajo presenta los lineamientos de una aproximación
tecnológica para la identificación de las clases de herramientas agrícolas a las que
pertenecieron los artefactos conocidos como palas/azadas líticas. La premisa sobre la cual
descansa este enfoque es que las acciones (o gestos técnicos, sensu Leori Goruham 1971)
realizadas con una herramienta varían con relación a la forma y el tamaño de los mangos,
definiendo la manera en que la hoja entra en contacto con el sedimento y por ende, el modo
en que se desgastan.
La exposición de este abordaje se organiza en torno al análisis efectuado a las hojas
líticas de herramientas agrícolas recuperados por Debenedetti y Casanova (1935) en
Titiconte (Museo Etnográfico Juan Bautista Ambrosetti) y por Márquez Miranda (1934,
1939) en sus cuatro viajes (Museo de Ciencias Naturales de la Plata), que de acuerdo a las
investigaciones que actualmente está realizando Ventura, corresponden con una ocupación
multiétnica instaladas por el Inka en esta región (Ventura y Oliveto 2014).
Marco interpretativo
El marco interpretativo que define la relación entre las herramientas agrícolas y la
conducta asociada se basa en las investigaciones realizadas por etnógrafos y agrónomos
sobre el uso de herramientas agrícolas en el área andina (Bourliaud et al., 1988; Donkin
1979; Etesse 1991; Flores et al. 1996; Gade y Ríos 1972; Morlon 2012; Rivero Luque
1983, 2005, incluyendo observaciones propias) así como en datos etnohistóricos (Garcilazo
de la Vega 1985; Poma de Ayala 1987). Aunque el cúmulo de información es muy
limitada, es suficiente para mostrar que las variaciones en las herramientas agrícolas así
1
Instituto Nacional de Antropología
[email protected].
y
Pensamiento
Latinoamericano,
3
de
febrero
1370,
como en las acciones asociadas al uso están dadas particularmente por la forma y el tamaño
del mango y al modo en que la hoja está dispuesta con respecto a éste. Además de
proporcionar valiosas observaciones sobre los contextos de uso y organización del trabajo,
estos estudios también proporciona información sobre aspectos más técnicos, como
materiales utilizados en la manufactura, actividades realizadas, el ángulo de trabajo, formas
de enmangue, la cara utilizada para el enmangue, etc.
Paralelamente, este abordaje se basa en los numerosos análisis de huellas de
desgaste en macro-artefactos líticos (Adams 2002; Adams et al. 2009; Avalos 1998; Pérez
2012: Yacobaccio 1983), en la documentación y estudio de ejemplares arqueológicos de
mangos u hojas enmangadas publicadas (Bittman et al. 1978; Boman 1992; Figueroa et al,
2013; Rosen 1990; Serrano 1947) y de aquellos que forman parte de colecciones de museos
(Colección Doncellas del Museo Etnográfico Juan B. Ambrosetti, Colección del Museo de
San Juan, Nor Lípez, Potosí, Bolivia).
Huellas de desgaste
El desgaste por uso es entendido como la pérdida de la aspereza natural de la piedra
de un artefacto durante su utilización (Adams et al. 2009). Previo a cualquier observación
sobre las huellas de uso es importante estar familiarizado con las diferencias entre las
características que presentan las superficies naturales de las rocas y las que fueron alteradas
durante y como resultado del uso.
Dada la naturaleza de las actividades en las que estuvieron vinculadas las
herramientas agrícolas, las huellas de uso que se desarrollan en las hojas líticas son
macroscópicas. Las superficies afectadas por el desgaste serán tratadas aquí como áreas de
contacto y de desgaste: a) área del enmangue, cuyas huellas se generan por la frotación
continua, aunque sea mínima, de la superficie de la hoja con el mango y las áreas del
cuerpo de la hoja, cuyas huellas (redondeamiento, estrías, superficies alisadas) y daños
(esquirlamientos) se desarrollan por el contacto y fricción reiterada del filo y superficies del
cuerpo del artefacto con el sedimento durante el uso de la herramienta.
Un punto crucial para el registro y descripción de estas áreas es su ubicación
relativa con respecto a la pieza. Para propósitos analíticos se considerará como cara dorsal
o inferior de una hoja, a aquella que presenta un área de desgaste por uso más extenso y con
un nivel de desgaste o de fricción mayor que la superficie de la cara opuesta (Fig XXX).
La configuración del desgaste en las hojas líticas puede ser registrada y analizada de
acuerdo al modo en que las áreas de desgaste se presentan en cada cara de la pieza
mediante variables tales como la morfología del área desgastada, nivel de desgaste,
extensión y su disposición con respecto al eje morfológico de las piezas. Estas variables
informarán sobre aspectos técnicos del uso de herramientas como el ángulo de ataque,
modo en que el filo entra en contacto con el sedimento (transversal, oblicuo) y la cara del
artefacto que se empleó para enmangarlo.
Huellas de enmangue
Las huellas de enmangue pueden aportar información acerca de la técnica de
enmangue, características del extremo del mango así como de las acciones ejercidas con la
herramienta. En las hojas líticas de herramientas agrícolas, las huellas dejadas por la
fricción con el mango se encuentran en el centro del pedúnculo (o área de enmangue) y
Figura 1: Esquema de las variables relacionadas al área de desgaste en hojas líticas: Morfología,
disposición según eje morfológico de la pieza, nivel de desgaste y extensión, huellas de enmangue.
usualmente adquiere una forma rectangular que se proyecta hacia parte del cuerpo de la
hoja. Aunque las huellas del enmangue pueden ser de diferentes tipo y adoptar diferentes
características, en este trabajo estamos interesados en identificar su ubicación, sea en la
cara dorsal o ventral. No obstante, no todas las hojas presentan huellas de enmangue
claramente desarrolladas y discernibles, por lo que su ubicación puede ser inferida a partir
de otras variables como la morfología del área desgastada en el cuerpo de las hojas (Figura
1).
Extensión del área desgastada
Las hojas líticas al entrar en contacto con el sedimento lo hacen en ángulo. Por
consiguiente, el área de contacto de la cara inferior es mayor al de la cara superior. La
diferencias en la extensión del desgaste entre las caras puede darnos una indicación para el
reconocimiento de la cara ventral de la dorsal así como una aproximación al ángulo de
ataque (ver Avalos 1998; Haber y Gastaldi 2006; Yacobaccio 1983).
Morfología del área desgastada
La morfología del área desgastada permite delinear las áreas de una hoja que entra
en contacto con el sedimento. Esta variable también puede ser empleada para identificar la
cara utilizada para el enmangue en los casos que en que estas últimas no puedan ser
claramente discernibles.
Disposición del área desgastada
La disposición del área desgastada se refiere a la orientación que tiene ésta con
respecto al eje morfológico de la pieza. Esta variable es empleada como aproximación al
ángulo en que el filo, en vista frontal, entra en contacto con el sedimento. Por ejemplo, un
área desgastada con una disposición centrada y simétrica, indica que la cuerda del filo entró
en contacto con el sedimento de forma perpendicular a la superficie del sedimento (Fig
XXX).
Nivel de desgaste
El nivel de desgaste, es definido en este trabajo, como el grado de desgaste que
sufren las superficies de contacto de un mismo artefacto. Durante el uso de una
herramienta, la cara inferior o dorsal, al ser la cara cortante de la hoja es la que recibe
mayor fricción, y por ende, mayor desgaste que la cara opuesta o ventral. Por consiguiente,
las diferencias en el nivel de desgaste así como la extensión pueden ser usadas para
identificar la cara dorsal de la ventral.
Configuración de huellas de desgaste
La configuración de las huellas de desgaste se refiere al modo en que las superficies
o áreas desgastadas (huellas de enmangue y de uso) se disponen o están relacionadas en un
artefacto. Puesto que las caras de una hoja pueden ser identificadas y diferenciadas en base
a la cara ventral y dorsal, es decir, de acuerdo a la extensión de las huellas de uso y el nivel
de desgaste, las huellas de enmangue con respecto a éstas proporcionará la clave para
identificar la clase de herramienta y así como el modo de uso o gesto técnico.
Conclusiones
La documentación de carácter etnográfico y agronómico sobre el uso de
herramientas agrícolas en el área andina, así como el análisis de ejemplares arqueológicos
de mangos y hojas enmangadas, brinda un panorama del modo en que las acciones
efectuadas con una herramienta pueden quedar plasmadas en una hoja en el modo en que se
desgastan.
Tomadas colectivamente, la configuración que adoptan las áreas degastadas (en el
cuerpo de la hoja y en el área del enmangue) definen patrones que pueden ser tratados
como diagnóstico del modo en que fueron enmangadas y usadas. De modo que diferenciar
la cara ventral de la dorsal, el ángulo de ataque, si la cuerda del filo entra en contacto con el
sedimento (transversal u oblicua) y la cara empleada para ser enmangado es la vía por la
cual se puede identificar la clase de herramienta así como los gestos técnicos asociados.
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