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EL “NOSTRE SENYOR ROBAT”
(Sagrada Hostia incorrupta que se conserva en Onil)
AÑO 1824
TEMPLO PARROQUIAL
DE LA VILLA DE ONIL
-ALICANTE-
Noche del 5 al 6 de noviembre...
Es en la noche tranquila;
el templo está solitario;
la lámpara ante el Sagrario
parpadeando vacila.
Mientras Nicolás vigila,
meditando su atentado.
Con tenebrosa mirada
al Sagrario se encamina;
la llave al abrir rechina,
entonces con mano airada
roba la Hostia Consagrada
y el rico Viril dorado.
La luna su luz refleja
sobre el robado Sagrario.
Desde el alto campanario
el ladrón caer se deja,
descolgándose, y se aleja
Nicolás, desesperado.
Ya ha marchado Nicolás;
huyendo en loca carrera
ha llegado a “la Pedrera”
y allí en inmundo local
guarda el Cuerpo celestial
del Señor Sacramentado.
“¡Nos han robado al Señor!”,
grita el pueblo dolorido;
todo el pueblo es un gemido
de amargura y de dolor.
“¡Se han llevado nuestro Amor,
y el Sagrario han profanado!”.
Onil llora y se conmueve,
como un corazón herido,
buscando al Señor perdido;
y Clero, Justicia y plebe
ante falta tan aleve
persiguen al desalmado.
Pasaron veintitrés días,
y el Señor no ha aparecido;
¿en donde estará escondido?
Veintitrés noches sombrías,
de llantos y de agonías
y al Señor no han encontrado.
Fervorosa viejecita,
Teresa, la pordiosera,
que busca por “la Pedrera”,
halla al fin la Hostia bendita:
“¡Aquí está el Señor -les grita-,
El Señor Sacramentado!”.
Embargados de emoción
cayeron todos de hinojos,
con lágrimas en los ojos
y gozo en el corazón
en humilde adoración
ante el Viril consagrado.
De pronto el cielo se inflama
y envuelve en sus resplandores
al Amor de los Amores;
-todo el cielo es oro y llama-,
en tanto que el pueblo aclama
al Rey perdido y hallado.
Ya avanza la procesión
con sus filas silenciosas
que murmuran fervorosas
oración tras oración;
¡qué alegría, qué emoción,
al Señor han recobrado!.
A vuelo están las campanas
del campanario de Onil;
ya vuelve el santo Viril
entre oraciones y hosannas;
a vuelo están las campanas
en volteo alborozado.
Arde la villa en festejos,
la música alegre suena,
la pólvora estalla y llena
todo el pueblo de reflejos;
se alegran niños y viejos
con entusiasmo inflamado.
¡Señor, Señor, te queremos,
todo Onil es para Ti;
no te marches más de aquí.
Señor, Señor, te amaremos,
nosotros lo prometemos
con juramento sagrado.
Por el milagro logrado,
Por vuestro pan prodigioso:
A Onil proteged piadoso
¡oh Señor nuestro Robado.
(Gozos al Nostre Senyor Robat)
Durante los años de la persecución religiosa
(1936–1939), la Sagrada Hostia fue guardada en
la casa de una piadosa familia, donde nunca le
faltó la lampara.
El 28 de noviembre de 1943
el Rvdo. Sr. Dr. D. Guillermo Hijarrubia,
Canciller del Arzobispado y como Delegado del
Sr. Arzobispo de Valencia, inspeccionó el estado
de esta Sagrada Hostia,
y levantó Acta de su perfecta conservación,
permanecía INCORRUPTA.
Desde 1824 esta Sagrada Hostia, conocida
como “EL NOSTRE SENYOR ROBAT”,
se custodia celosamente en el Templo Parroquial
de Santiago Apóstol de la Villa de Onil,
y a pesar del paso de los años permanece intacta
y como fue hallada…
“Por el milagro logrado,
Por vuestro pan prodigioso:
A Onil proteged piadoso
¡oh Señor nuestro Robado”.
Cada año los días 28, 29 y 30 de noviembre
se celebra en la Parroquia de Onil un Solemne Tríduo
de adoración y desagravio al Nostre Senyor Robat.
HIMNO AL NOSTRE SENYOR ROBAT
Cristianos del orbe, postraos de hinojos
y al Señor adorad
que el gozo del alma asome a los ojos.
Un himno de gloria, cantad victoriosos,
Cristianos cantad.
Gloria, gloria a la Divina Majestad del Señor,
Gloria al Rey supremo, celestial Rey de Amor,
cántenle las aves y la mar y el rumor se la selva,
canten a Jesús Redentor.
Una pobre criatura, torpe y vil te robó
y escondida en la sombra de la noche, escapó;
y al faltar en el Templo el sagrado Viril,
en tinieblas sumido quedó el pueblo de Onil.
Pero volvió su Augusta Majestad a su Altar,
y de nuevo en el Cielo volvió el sol a brillar.
No te alejes Dios mío, no te apartes de aquí
que está el alma muy triste, separada de Ti.
Señor de Cielo y Tierra, Señor todo Bondad,
piedad por los impíos, piedad, Señor, piedad.
Señor omnipotente, Señor todo Perdón,
el pueblo, de Ti espera la excelsa mediación.
Alrededor de esta Forma
reluce un halo de amor
que no es de oro ni plata
ni como rayos de sol,
los destellos que desprende
los atisba el corazón
imprimiendo la dulzura
que se oculta a la razón.
A los pies de esta Custodia
Onil rinde adoración
e hincándose de rodillas,
como pétalo de rosa
que espera tu bendición,
levanta tu voz al cielo
con el único anhelo
de que escuches su oración.
Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto
verdaderamente bajo estas apariencias. A ti se
somete mi corazón por completo, y se rinde
totalmente al contemplarte.
Al juzgar de ti se equivocan la vista, el tacto, el
gusto, pero basta con el oído para creer con
firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de
Dios; nada es más verdadero que esta palabra de
verdad.
Señor Jesús, piadoso pelícano, límpiame, a mí,
inmundo, con tu sangre, de la que una sola gota
puede liberar de todos los crímenes al mundo
entero.
Jesús, a quien ahora veo escondido, te ruego que
se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar tu
rostro ya no oculto, sea yo feliz viendo tu gloria.
Amén.
(Santo Tomás de Aquino, “Adoro te devote”)
“La Sagrada Eucaristía es el corazón de la Iglesia, es
su esencia, su centro, su vida y con ella hay necesariamente
que contar dentro de nuestra santa Religión; es Jesucristo tal
como quiere ser buscado, deseado, creído, amado, obsequiado
agradecido y adorado en la tierra por los hombres;
es Jesucristo, repitiendo cada día el Calvario y el Evangelio y
perpetuando hasta la consumación de los siglos la Redención
de aquel y los milagros de éste; es el Jesucristo de la gloria
hecho alimento, luz, solución, redención, defensa, medicina y
resurrección de los peregrinos de la tierra; la Eucaristía es, si
cabe decirlo así. El Jesucristo nuestro o en el estado en que
más nos conviene, tan necesario a nuestra vida como el aire a
los pulmones.”
(Bto. Manuel González)
“La Eucaristía es fuente y cima de toda la vida cristiana”.
(Conc. Vaticano II. LG 11).
“En la Santísima Eucaristía se contiene todo el bien espiritual de la
Iglesia, a saber, Cristo mismo, muestra Pascua y Pan vivo por su carne, que da
la vida a los hombres”.
(Conc. Vaticano II. PO 5)
“Nuestro Salvador, en la última Cena, la noche en que fue entregado,
instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y su sangre para perpetuar por
los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz y confiar así a su Esposa
amada, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección, sacramento de
piedad, signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual en el que se recibe
a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura".
(Conc. Vaticano II. SC 47).
“La Eucaristía, presencia salvadora de
Jesús en la comunidad de los fieles y su
alimento espiritual, es de lo más precioso
que la Iglesia puede tener en su caminar
por la historia”.
“La Iglesia ha recibido la
Eucaristía de Cristo, su Señor, no sólo
como un don entre otros muchos, aunque
muy valioso, sino el don por excelencia”.
(Juan Pablo II. ECCLESIA DE
EUCHARISTIA 9)
“Sacramento de la caridad, la
Santísima Eucaristía es el don que Jesucristo
hace de sí mismo, revelándonos el amor infinito
de Dios por cada hombre. En este admirable
Sacramento se manifiesta el amor « más grande
», aquél que impulsa a « dar la vida por los
propios amigos » (cf. Jn 15,13). En efecto, Jesús
« los amó hasta el extremo » (Jn 13,1). Con esta
expresión, el evangelista presenta el gesto de
infinita humildad de Jesús: antes de morir por
nosotros en la cruz, ciñéndose una toalla, lava los
pies a sus discípulos. Del mismo modo, en el
Sacramento eucarístico Jesús sigue amándonos «
hasta el extremo », hasta el don de su cuerpo y de
su sangre. ¡Qué emoción debió embargar el
corazón de los Apóstoles ante los gestos y
palabras del Señor durante aquella Cena! ¡Qué
admiración ha de suscitar también en nuestro
corazón el Misterio eucarístico!”
(Benedicto XVI. SACRAMENTUM CARITATIS, 1)
“El tesoro más precioso que
tenemos los cristianos es la Eucaristía. En
este sacramento, memorial de la muerte del
Señor, recibimos la verdadera comida y la
verdadera bebida, que son prenda de la vida
eterna. Y lo más maravilloso es que no sólo
se nos ofrece un alimento espiritual, sino al
mismo Jesucristo, nuestro Señor, cuya
presencia real en la Eucaristía es objeto de
especial y sentida adoración por los
colivencs.”
“Las fiestas en honor al Nostre
Senyor Robat han de ser, por ello, cada año
un motivo de acción de gracias a Dios, que
nos envió a su propio Hijo para entregar su
vida por la humanidad, ofreciendo así a
todos la salvación.”
(Mons. Rafael Palmero Ramos. Obispo de
Orihuela-Alicante)
"Dios mío, yo creo, adoro, espero y te
amo. Te pido perdón por los que no
creen, no adoran, no esperan y no te
aman".
"Santísima Trinidad, Padre,
Hijo y Espíritu Santo, te adoro
profundamente y te ofrezco el
Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo,
presente en todos los Sagrarios de la
tierra, en reparación por los ultrajes,
sacrilegios e indiferencias con que El
mismo es ofendido. Y por los méritos
infinitos de su Santísimo Corazón y del
Corazón Inmaculado de María te pido
la conversión de los pobres pecadores".
(Oración del Ángel. Fátima 1916)
Bendito sea Dios.
Bendito se a su Santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, Dios y Hombre
verdadero.
Bendito sea el Nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús, en el Santísimo
Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo, Paráclito.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María
Santísima.
Bendita sea su Santa e Inmaculada
Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción a los
cielos.
Bendita sea el Nombre de María, Virgen y
Madre.
Bendito sea san José, su castísimo Esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus
Santos.
“NOSTRE
SENYOR
ROBAT”
Parroquia Santiago Apóstol
Calle Mayor, s/n.
03430 ONIL (Alicante) España.
Tfno. 96 556 40 44.