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POEMA
A MARÍA CATALINA
DE SU HERMANA TERESA
Con mucho dolor y gozo,
hoy le decimos adiós
a mi Mª Catalina,
que su vida terminó.
Hoy vuelves a tu Sisante,
al que has llevado siempre
en tu corazón,
tus hermanas, sobrinos,
sobrinas, familia y tus paisanos,
te acogen en tu bello pueblo,
y en su corazón.
Ese aroma de tu entrega
de caridad y de amor,
la supiste dar a raudales,
con ternura y compasión,
Y del amor a los niños,
¿qué tenemos que decir?,
fueron centenares
a quienes ella
les enseñó a leer y escribir.
De la entrega callada
a los demás,
ella siempre recibió
un amor limpio y profundo
que de gozo su vida llenó.
Sus risas alegres y frescas,
eran la nítida expresión,
del gozo y del amor
de una entrega
generosa al Señor.
Sisante,
semilla de vocaciones,
semilla de honrados
y buenos padres,
semilla de jóvenes entusiastas,
y de niños juguetones.
Las calles de Sisante
son más bellas,
porque mi hermana Jacinta,
Josefa y Mª Catalina,
mis cuñados Jacinto y Paco,
se pasearon por ellas.
Las personas queridas
que se nos van,
son un espejo para nosotras,
en él nos miraremos,
y seguiremos
sus fuertes pasos,
para la vida potenciar.
Y cuidaremos las flores,
que en el jardín del mundo,
ellas dejaron al marchar.
Con mucho cariño
de tu hermana pequeña,
Teresa Mota,
Hermana de la Caridad.
¡ DESCANSA EN PAZ !
Villa del Prado, 30 de Mayo de 2010
POEMA A Mª CATALINA, DE SU HERMANA TERESA
Con mucho dolor y gozo,
hoy le decimos adiós
a mi Mª Catalina,
que su vida terminó.
Hoy vuelves a tu Sisante
al que has llevado siempre en tu corazón,
tus hermanas, sobrinos, sobrinas,
familia y tus paisanos
te acogen en tu bello pueblo,
y en su corazón.
Tu vida ha sido sencilla,
como siempre fuiste tú,
una Hermana de la Caridad,
que su aroma en el mundo esparció.
Ese aroma de tu entrega,
de caridad y de amor,
la supiste dar a raudales,
con ternura y compasión.
Amante de los enfermos,
a quien siempre escuchó,
con su sonrisa en los labios,
les entregaba su vida y su amor.
Y del amor a los niños,
¿qué tenemos que decir?,
fueron centenares a quienes ella
les enseñó a leer y escribir.
De la entrega callada a los demás,
ella siempre recibió
un amor limpio y profundo,
que de gozo su vida llenó.
Sus risas alegres y frescas,
eran la nítida expresión,
del gozo y del amor de una entrega
generosa al Señor.
Sisante, semilla de vocaciones,
semilla de honrados y buenos padres,
semilla de jóvenes entusiastas,
y de niños juguetones.
Las calles de Sisante son más bellas,
porque mi hermana Jacinta, Josefa y Mª Catalina,
mis cuñados Jacinto y Paco,
se pasearon por ellas.
Las personas queridas que se nos van,
son un espejo para nosotras,
en él nos miraremos,
y seguiremos sus fuertes pasos,
para la vida potenciar.
Y cuidaremos las flores,
que en el jardín del mundo,
ellas dejaron al marchar.
Con mucho cariño, tu hermana pequeña,
Teresa Mota, Hermana de la Caridad.
Villa del Prado, a 30 de mayo de 2010.