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Augusto PEREZ LINDO, Ph.D., ex Profesor Titular y Director de Investigación de
la Universidad de Buenos Aires. Profesor de la Maestría en Gestión Universitaria de
la Universidad Nacional de Mar del Plata y del Doctorado en Educación de la
Universidad Nacional de Lanús. Coordinador Académico de la Red Argentina de
Posgrados en Educación Superior (REDAPES)
PRINCIPIOS Y APLICACIONES DE LA GESTION DEL CONOCIMIENTO
EN LA UNIVERSIDAD
Publicado en: CONSEJO DE DECANOS DE FACULTADES DE CIENCIAS
SOCIALES Y HUMANAS (editor) (2008) Aportes de las ciencias sociales y
humanas al análisis de la problemática universitaria, Prometeo, Buenos Aires,
pp.67-76
PRINCIPIOS
La evolución de las ciencias y de las tecnologías en los últimos siglos ha llegado a
un punto en que se necesita una teoría compleja de la producción y gestión de los
conocimientos.
La cultura de la “sociedad del conocimiento” implica entre otras cosas un gran
esfuerzo de reflexión y de control sobre los resultados de las ciencias y las
innovaciones tecnológicas.
La Universidad en tanto productora y transmisora de conocimientos debe ser
comprendida mediante un enfoque epistemológico. Es decir, no son suficientes los
análisis organizacionales o pedagógicos si falta el estudio de los procesos del
conocimiento en la universidad.
La reflexión como actitud inherente de la sociedad del conocimiento supone la
transparencia. La universidad tiende por ello a explicitar sus prácticas pedagógicas
y científicas para superar el ocultamiento o la opacidad. El conocimiento del
conocimiento es el objetivo coherente con la cultura universitaria.
La autonomía constituye una de las características singulares de la universidad.
Pero, sin autoconocimiento la autonomía se reduce a un voluntarismo ciego, al
predominio de las fuerzas dominantes o a la inercia burocrática.
La auto-evaluación institucional puede concebirse como un proceso de
autoconocimiento. En este sentido debe ocuparse no solamente de los factores
funcionales y organizacionales sino sobre todo del modo en que se producen, se
transmiten y se aplican los conocimientos a través de la universidad.
Diversos factores han provocado en las últimas décadas un cambio en el modo de
producción y de transmisión de conocimientos, a saber:
la explosión de la información científica;
el debilitamiento de las barreras disciplinarias;
la extensión de la cultura científica a toda la sociedad;
la vinculación creciente entre la investigación y las demandas de la sociedad;
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el impacto de las innovaciones tecnológicas y sociales que genera un entorno
de incertidumbre constante;
la globalización de los intercambios académicos y científicos;
la informatización de la sociedad;
el surgimiento de la enseñanza virtual y a distancia.
Los modelos de conocimiento pre-existentes, monistas o dualistas, objetivistas o
subjetivistas, materialistas o idealistas, relativistas o positivistas, han demostrado
sus límites para explicar la complejidad de las interacciones que se observa en los
procesos de conocimiento. Por eso surgen nuevos enfoques complejos, holísticos,
sistémicos o multirreferenciales para explicar los procesos del conocimiento. (E.
Morin: 1986; 1992).
Desde un punto de vista totalizador podemos reconocer que en los procesos de
conocimientos intervienen por lo menos cuatro dimensiones esenciales:
la realidad ( la naturaleza, la sociedad, el mundo, los procesos objetivos),
referente básico, pero no exclusivo, del acto de conocer;
el sujeto (biológico, psicológico, social, racional, inconsciente, espiritual)
que evoluciona históricamente en su capacidad para conocer;
el lenguaje (natural, simbólico, especializado) que hace posible toda
enunciación;
las relaciones sociales que intervienen en la construcción del consenso ínter
subjetivo que en última instancia legitima nuestras verdades o creencias.
La universidad forma parte de esta trama del proceso del conocimiento pero en ella
tienden a dividirse los saberes para poder aplicarlos con mayor eficacia. Esta
fragmentación metodológica se convierte en muchos casos en un esquema de
pensamiento que se transmite en las distintas carreras profesionales reproduciendo
de este modo un pensamiento segmentado y una visión unidimensional de la
realidad.
Las instituciones universitarias fueron diseñadas bajo las condiciones del espacio y
del tiempo de la Época Moderna. Ahora, la globalización tiende a derribar las
barreras de la territorialidad; la informatización y las bibliotecas virtuales de 24 hs.
on line, junto con la virtualización de la enseñanza tienden a multiplicar
exponencialmente la disponibilidad del tiempo. Esto implica una nueva revolución.
(La Era Moderna implicó también una aceleración en el uso del tiempo con respecto
a la Edad Media).
La eficacia social de las universidades depende del modo de articulación con la
sociedad, el Estado y la economía. Cada sociedad, cada sistema universitario, se
rige por un modo de articulación que depende del modelo cultural de desarrollo que
adopta. (Pérez Lindo, 1985; 2003).
Las teorías del desarrollo y la teoría del Modo 2 de producción de conocimientos
(Michael Gibbons y otros: 1997; 2002) han destacado como función decisiva de las
universidades la resolución de problemas de la sociedad, del Estado y de la
economía poniendo en cuestión los modelos profesionalistas y academicistas
dominantes.
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Pero, el conocimiento práctico, la ciencia aplicada, no es suficiente para alimentar
la creatividad científica. La especulación teórica y las creaciones culturales siguen
siendo alimentos indispensables de los investigadores y de los programas
universitarios. La universidad práctica no debe confundirse con la universidad
empresarial o corporativa.
La explosión de la información científica y tecnológica obliga a priorizar la
adquisición de modelos de conocimiento adecuados para procesar dicha
información. Por eso se plantea en todo el mundo la necesidad de fortalecer la
formación de competencias básicas para pensar, para organizar la información, para
seguir aprendiendo durante toda la vida. El currículo enciclopédico deja lugar al
currículo de paradigmas y de capacidades de aprendizaje. Aprender a pensar con
modelos de conocimiento se ha vuelto indispensable en los contextos actuales. Es la
condición para aprender a aprender durante toda la vida.
En el modelo territorial, burocrático, profesionalista, se administran estructuras,
carreras, currículos, docentes y cursos presenciales segmentados por disciplinas. En
el modelo emergente se organizan programas de investigación y de transmisión de
conocimientos bajo formas variadas: disciplinarias- interdisciplinarias, localestransnacionales; presenciales- a distancia; formales - informales. Surgen
instituciones bi-modales y pedagogías multimodales. La formación del personal y
el potencial intelectual de docentes y alumnos se vuelven decisivos.
La informatización tiende a crear organizaciones inteligentes aboliendo las formas
burocráticas del pasado. La educación a distancia genera nuevas formas de
interacción entre los docentes y los alumnos, entre estos y sus recursos de
aprendizaje. La enseñanza virtual libera al estudiante de las limitaciones horarias y
espaciales permitiéndole aprovechar los programas educativos en cualquier
momento y en cualquier lugar.
En un país subdesarrollado definir el modo de articulación de la universidad con el
Estado, la economía y la sociedad se vuelve decisivo. Las sociedades periféricas y
dependientes no están centradas en el uso intensivo del conocimiento, que controlan
los países dominantes. Una de las maneras de afrontar este desafío consistiría en
fortalecer el uso social del conocimiento asignando a cada unidad académica la
resolución de problemas cruciales de la sociedad o del progreso científico.
La gestión del conocimiento tiende a formar actitudes críticas y comprometidas.
Por lo tanto, se debe valorizar la formación de actitudes básicas tales como: la
creatividad, la motivación, la socialidad y el compromiso social. La inteligencia no
debe estar disociada de la afectividad (inteligencia emocional de Gardner). El
pensamiento no debe estar separado de la voluntad y de su contexto (inteligencia
situada de Sartre).
En la tradición occidental la cultura del conocimiento ha tendido a separarse del
ejercicio de la voluntad o de la formación estética. La gestión del conocimiento debe
procurar una nueva síntesis donde la racionalidad, la afectividad, la capacidad de
acción, la estética y la sabiduría puedan reconciliarse. El currículo no debe ignorar
la formación de actitudes para un desempeño intelectual autónomo y solidario.
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En la sociedad actual no es el déficit de profesionales lo que justifica centralmente la
función de las universidades pues ya no existen demandas absolutas de recursos
humanos calificados. En América del Sur encontramos sobre todo un gran déficit en
la aplicación de conocimientos disponibles y un gran déficit de nuevos
conocimientos. Por lo tanto, lo que hay que resolver es el problema del uso social
de los conocimientos.
Lo que importa en la actualidad es fortalecer el potencial del conocimiento y la
capacidad colectiva para aprovecharlo en la resolución de problemas de la sociedad,
del Estado y de la economía. Analizar las demandas de la sociedad y las demandas
de conocimientos aplicados se ha vuelto más importante que atender las supuestas
demandas del mercado profesional.
La gestión del conocimiento obliga pensar en términos paradigmáticos y
epistemológicos. O sea, que cada vez se exigirán más competencias básicas
adaptables a diversas circunstancias y capacidades para comprender los procesos de
creación y aplicación de conocimientos. La universidad no tiene “productos finales”
sino graduados en formación que aprender a aprender durante toda la vida.
La teoría del pensamiento complejo (Edgar Morin y otros) puede ser un modelo
adecuado para repensar las organizaciones universitarias y sus nuevos contextos.
Entre sus virtualidades podemos destacar: a) la visión transdisciplinaria; b) la
consideración de todos los factores que intervienen en el conocimiento; c) la
superación de falsas antinomias entre las ciencias naturales y las humanidades, entre
las tradiciones orientales y occidentales, entre la racionalidad y la afectividad, etc.;
d) la aceptación de la incertidumbre como inherente a la búsqueda permanente de la
verdad; e) la tentativa de explicitar el conocimiento del conocimiento.
El acceso masivo masivo a la Educación Superior junto con el achicamiento del
mercado de trabajo obliga a revalorizar la función socializadora de la universidad.
La integración social de los jóvenes debe ser una de las metas de las políticas del
conocimiento en la universidad.
APLICACIONES
GESTION ADMINISTRATIVA.
Organización inteligente basada en la
informatización y en la centralidad de los procesos del conocimiento. Políticas de
información y gerencia del sistema de información. Nuevas gestión del personal:
escolarización, capacitación, profesionalización de los empleados y funcionarios. La
mayoría debería tener estudios terciarios completos. Políticas de relaciones
humanas y de comunicaciones para mejorar la cooperación interpersonal e
institucional. Profesionalización y carrera de gestión administrativa.
Desburocratización.
GESTION ACADEMICA. Superar la estructura de fragmentación disciplinaria e
institucional: promover la cooperación intra e interinstitucional mediante programas
horizontales e interdisciplinarios. Crear mecanismos de cooperación mediante
programas compartidos. Carrera docente: máxima dedicación, postgrados e
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investigación. Política académica orientada al alumno. Desprivatizar la posesión de
cátedras, carreras o áreas académicas. Encarar la internacionalización de los
intercambios académicos, en particular el Mercosur Universitario.
GESTION PEDAGÓGICA. Abandonar el currículo rígido y cerrado para dar lugar
a sistemas abiertos y flexibles. Permitir que en todas las carreras los estudiantes
puedan tener por lo menos un 10% de materias electivas en cualquier universidad de
la Argentina o del exterior. Internacionalización académica: intercambios,
programas de cooperación internacional, aprendizaje de portugués e inglés.
Estructura de la enseñanza bi-modal: presencial y a distancia. Desarrollo de la
enseñanza virtual. Asesorías pedagógicas para alumnos y docentes.
El currículo debe combinar al mismo tiempo el fortalecimiento de las competencias
cognitivas (formación teórica básica) y la formación de actitudes (creatividad,
interés, solidaridad, compromiso). La enseñanza debe centrarse en el alumno y por
lo tanto tiene que tomar en cuenta la socialización de los jóvenes. El régimen de
enseñanza y de permanencia tiene que apuntar a mejorar el acceso equitativo a la
educación superior y la selección según los méritos, como recomienda la UNESCO.
El primer ciclo de la enseñanza centrado en la formación básica. El segundo ciclo,
profesional, lo más breve posible dejando para el postgrado las especializaciones y
las orientaciones científicas. Es necesario fortalecer la capacidad de producción
académica y científica en los postgrados.
GESTION DE LA INFORMACIÓN. La capacidad para acceder a la información,
procesarla y aprovecharla debe ser fortalecida tanto en la institución como entre sus
miembros. Es preciso disponer de una gerencia (o secretaría) de información capaz
de definir políticas tanto para la creación de bases de datos, como para asegurar los
equipamientos, los enlaces de comunicaciones y la innovación tecnológica. La
gestión de la información debe llegar las prácticas pedagógicas tanto como a las
prácticas administrativas.
Es notoria la dependencia que en Argentina y América del Sur existe sobre las bases
de información científica e inclusive sobre datos de las realidades locales,
nacionales y regionales. Somos info-pobres: necesitamos crear bases de datos
relevantes sobre temas de interés social, nacional y regional. Fortalecer capacidad
para tener conocimiento propio sobre nuestras realidades. Redefinir el currículo de
las carreras de informática y de bibliotecología teniendo en cuenta las nuevas
condiciones de la cultura de la información. Faltan profesionales para definir
políticas de información, para gerenciar sistemas de información complejos o para
aplicar programas de enseñanza virtual.
GESTION DE PROGRAMAS CIENTÍFICOS Y TECNOLÓGICOS.
Cada
institución debería disponer de un observatorio de ciencia, innovaciones y sociedad
para realizar diagnósticos periódicos a partir de los cuales se definirán prioridades y
políticas. Es importante identificar los problemas vacantes a partir de los desafíos
que enfrentan nuestras sociedades. También es necesario discutir el corpus de
conocimientos esenciales para asegurar la transmisión de la cultura universal y
permanecer ligada a los progresos científicos. Los administradores de ciencia y
tecnología tienen que tener una formación epistemológica. Insertarse en las
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estrategias regionales tendientes a crear un bloque universitario-científico en
América del Sur.
GESTION DE PROGRAMAS DE EXTENSIÓN Y TRANSFERENCIA. Cada
unidad académica puede ser concebida como una unidad de producción y de
servicios a la sociedad. Investigar y preparar profesionales forma parte de este
objetivo cuando tenemos en cuenta la pertinencia social del conocimiento. La
edición de libros académicos, la creación de materiales educativos y culturales, el
desarrollo de innovaciones tecnológicas y sociales, la asistencia técnica a las
organizaciones sociales y organismos del Estado para fortalecer su eficiencia
deberían formar parte de las estrategias institucionales. Las universidades pueden
intervenir en las industrias culturales mediante la producción de contenidos donde la
dependencia de los centros dominantes es muy grande.
GOBIERNO Y LIDERAZGO. El sistema de gobierno debería delimitar claramente
las responsabilidades ejecutivas, normativas y de arbitraje de conflictos. En la
actualidad los órganos colegiados suelen poseer los tres atributos. Los consejos
académicos y superiores debieran concentrase en la determinación de normas, de
políticas y de mecanismos de control de gestión. Debería crearse la figura del
Ombusman Académico encargado de mediar o de arbitrar en los conflictos. Esta
función podría recaer en una personalidad de amplio reconocimiento colectivo.
Sería aconsejable crear un sistema de evaluación permanente. Las auditorias
universitarias deberían ser independientes del Rectorado. Los cuerpos colegiados
debieran revisar periódicamente las estrategias institucionales.
Formación de liderazgos inteligentes. Los directivos, los docentes y los empleados
debieran tener cursos de capacitación para analizar las condiciones de producción de
conocimientos en la universidad, el estudio de los contextos y de las formas de
funcionamiento de la institución. El autoconocimiento institucional hará posible la
afirmación de los comportamientos inteligentes y cooperativos.
GESTION DEL CONOCIMIENTO Y SOCIALIZACION DE LOS JOVENES.
Cada vez más la educación superior aparece como un agente principal en la
educación e integración de jóvenes entre los 17-25 años. La escolaridad se prolonga
debido a la intelectualización de la fuerza de trabajo y al achicamiento del mercado
laboral. Los índices de drogadicción, marginalidad y delincuencia entre jóvenes
aumentan. Entonces las universidades tienen que contribuir a socializar e integrar a
los jóvenes (en la actualidad las universidades nacionales rechazan al 80% de los
que intentan alcanzar un diploma). Hay que formular nuevas políticas que tengan en
cuenta las posibilidades de socializar a los jóvenes en la educación superior. Se
puede recurrir, como se hace en muchos países, a las actividades deportivas,
artísticas, sociales o culturales para ofrecer otras alternativas de aprendizaje a los
jóvenes. Asimismo, deberían incrementarse sustancialmente las becas para jóvenes
de pocos recursos a fin de garantizar la igualdad de oportunidades.
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