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Lección 6 para el 6 de agosto de 2011
Cuando Saúl fue ungido como
rey de Israel, Dios “le mudó
Dios su corazón”
(1ª de Samuel, 10: 9)
llenándolo del Espíritu Santo.
No obstante, el corazón de
Saúl no fue perfecto delante
de Dios y, paulatinamente, se
apartó de Él.
A causa de esto, le fue quitado
el reino; y Dios buscó “un
varón conforme a su
corazón”(1ª de Samuel, 13: 14)
David era ése varón conforme al corazón de Dios.
Esto quiere decir que, aún antes de ser ungido y
recibir el Espíritu Santo, ya había entregado su
corazón a Dios. Esto se puede ver al leer el salmo
que él compuso mientras apacentaba las ovejas de
su padre, el Salmo 23.
El corazón de David no se
enalteció como el de Saúl, sino
que siguió siendo conforme al
corazón de Dios.
¿Cómo es tu corazón
delante de Dios?
Podemos verlo en su pelea
con Goliat, o en las veces que
perdonó la vida de Saúl. La
Biblia nos dice que “David se
conducía prudentemente en
todos sus asuntos, y Jehová
estaba con él” (1ª de Samuel, 18: 14)
La vida de David fue una vida de alabanza. Cada
acontecimiento que él vivió le motivó a adorar a
Dios a través de la música y el canto.
Podemos verlo al leer los salmos que
escribió en momentos difíciles de su vida.
Salmo 59
Salmo 34
Salmo 57
Salmo 52
Salmo 63
Cuando Saúl
envió a vigilar su
casa para
matarle y su
esposa le ayudó
a huir
Cuando se hizo
pasar por loco
ante Abimelec
el rey filisteo
Cuando se
escondió de
Saúl en la
cueva de
Adulam
Al enterarse de
que Doeg había
matado a los
sacerdotes de
Nob
Mientras huía
de Saúl por el
desierto de
Judá
1ª de Samuel, 19
1ª de Samuel, 21
1ª de Samuel, 22
1ª de Samuel, 22
1ª de Samuel, 23
Salmo 54
Salmo 142 Salmo 18
Cuando los
zifeos le dijeron
a Saúl dónde
encontrar a
David
Mientras se
escondía en la
cueva de EnGadi
Recordando
todas las veces
que Dios lo
libró de Saúl
1ª de Samuel, 23
1ª de Samuel, 24
2ª de Samuel, 22
Salmo 60
Durante las
guerras con
los edomitas
2ª de Samuel, 8
Salmo 3
Huyendo de
Absalón
2ª de Samuel, 16
¿Alabas a Dios en los momentos difíciles de tu vida? ¿te acuerdas de lo que Él
ha hecho por ti cuando estabas en dificultades?
David era consciente de la
necesidad del perdón divino.
Ante su pecado, él no se
desesperó sino que se acercó a
Dios con un “corazón contrito y
humillado” (Salmos, 51: 17),
confiado en el sacrificio de Jesús
como único medio para el
perdón de sus pecados.
De su experiencia, nos dejó
varios Salmos que nos muestran
su arrepentimiento y su
confianza en el perdón otorgado
por Dios. En estos Salmos, el
creyente de todas las épocas ha
encontrado consuelo ante la
desesperación causada por el
pecado.
“Esconde tu rostro
de mis pecados, y
borra todas mis
maldades. Crea en
mí, oh Dios, un
corazón limpio, y
renueva un espíritu
recto dentro de mí”
Salmo 86: 5
“Mi pecado te
declaré, y no encubrí
mi iniquidad. Dije:
Confesaré mis
transgresiones a
Jehová; y tú
perdonaste la maldad
de mi pecado”
Salmo 51: 9-10
Salmo 32: 5
Repasa los Salmos 32, 51 y 86 en el contexto del sacrificio de Jesús,
a la sombra de la cruz del Calvario.
“Porque tú, Señor,
eres bueno y
perdonador, y grande
en misericordia para
con todos los que te
invocan”
LA ALABANZA DE DAVID HACIA DIOS
Los cantos y oraciones de David reflejan un profundo sentido de
reverencia por el Dios que él amaba y conocía como amigo personal
y Salvador.
En los salmos de
alabanza, David nos
da a conocer los
motivos que tenemos
para alabar a Dios:
sus hechos, su
grandeza, su poder, …
LA ALABANZA DE DAVID HACIA DIOS
“Cantad a Jehová, bendecid su nombre;
Anunciad de día en día su salvación”
Salmo 96: 2
Compuesto para el traslado del arca a Jerusalén, invita a todas las naciones de la
tierra a que reconozcan la soberanía universal de Dios. Se lo ha denominado "Himno
misionero para todas las edades". Este salmo alaba a Dios como creador y hacedor
de maravillas desde la antigüedad (vers. 1-6), como gobernante del mundo actual
(vers. 7-9), y como juez redentor cuando se restauren todas las cosas (vers. 10-13).
En 1ª de Crónicas, 16 se amplía este salmo con referencias al pacto que Dios
estableció con Abraham, Isaac y Jacob (vers. 15-22). El pacto incluye, por parte de
Dios, hacerles una gran nación, bendecirlos y llevarlos a la Tierra Prometida. Por
parte del hombre, se exige amar, obedecer y adorar a Dios como su Padre y Dios.
Este pacto, con mejores promesas, es el mismo que establece hoy con nosotros.
Es una invitación a todas las naciones a que alaben al Señor
por la misericordiosa bondad que manifiesta a su pueblo.
Este salmo fue usado por Jesús después de la última cena.
“Antes de salir del aposento alto, el Salvador entonó con sus
discípulos un canto de alabanza. Su voz fue oída, no en los
acordes de alguna endecha triste, sino en las gozosas notas
del cántico pascual [Salmo 117]”
(DTG 626,627)
“Alabad a Jehová, naciones todas;
Pueblos todos, alabadle.
Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia,
Y la fidelidad de Jehová es para siempre.
Aleluya”
“Te exaltaré, mi Dios, mi Rey,
Y bendeciré tu nombre
eternamente y para siempre.
Cada día te bendeciré,
Y alabaré tu nombre
eternamente y para siempre.
Grande es Jehová, y digno de
suprema alabanza;
Y su grandeza es inescrutable”
Salmo 150: 6 DHH
Salmo 145: 1-3
Son himnos de júbilo y gozo, alabando a Dios.
Estos salmos nos invitan a dar gracias a Dios
por el socorro recibido; a confiar en Dios y no
en los hombres; nos muestran a Dios como
sanador, restaurador, sustentador y dominador
de toda la naturaleza, y por esto el salmista
pide para Él alabanza universal.
El salmista extiende esta invitación a cada ser viviente de la tierra, a los
seres celestiales, e incluso a la naturaleza inanimada. Nadie queda
excluido de esta invitación universal de alabar al Creador y Sustentador
de todas las cosas.
“¡Que todo lo
que respira
alabe al
Señor!
¡Aleluya!”
“Hay salmos para toda persona, en cada estado de ánimo y necesidad: para los
frustrados, los desanimados, los ancianos, los desesperanzados; para los enfermos y
para los pecadores; salmos para el joven, para el vigoroso, para el que tiene
esperanza, para el hijo de Dios fiel y creyente, para el santo triunfante. Hay salmos
con sólo una tenue nota de esperanza en su atmósfera de desesperación; por otra
parte, hay salmos de alabanza que no contienen ni una sola palabra de ruego. Hay
salmos en los cuales el pecador se detiene "en el lugar secreto" de la "presencia" de
Dios "bajo la sombra" de sus "alas" para expresar sus más íntimos sentimientos en la
soledad; y hay salmos en los cuales el santo de Dios se une a la vasta asamblea de
adoradores en la gran congregación y, acompañado con toda suerte de instrumentos,
alaba a Dios en alta voz. En toda la colección se exalta a Dios como la solución de
todos los problemas humanos, como el Todo en todos: nuestra esperanza, nuestra
confianza y nuestra fortaleza; nuestro triunfo encarnado en el Mesías, cuya llegada
trae redención y da lugar al reino universal y eterno de justicia. Cristo actúa a lo largo
de los salmos; en ellos contemplamos destellos proféticos de su deidad (Sal. 45: 6;
110:1), de su condición de Hijo (Sal. 2: 7), de su encarnación (Sal. 40: 6, 7), de su
sacerdocio (Sal. 110: 4), de su traición (Sal. 41: 9), de su rechazo (Sal. 118: 22), de su
resurrección (Sal. 16: 9, 10) y de su ascensión (Sal. 68: 18)”
(CBASD, introducción a los Salmos)
Los habitantes del cielo toman
sus instrumentos musicales,
afinan sus voces y entonan
cánticos de alabanza a Dios.
¿Cuál es su tema de alabanza?
αΩ Dar honra, gloria y acción de gracias a Dios por Su acción
creadora y sustentadora (Apocalipsis, 4: 9-11)
αΩ Alabar a Jesús por la redención obtenida con su sacrificio
(Apocalipsis, 5: 9-13)
αΩ Reconocer que Dios merece “la bendición y la gloria y la
sabiduría y la acción de gracias y la honra y el poder y la
fortaleza” (Apocalipsis, 7: 10-12)
“¡Qué compasión, qué amor sin par, nos ha manifestado Dios
a nosotros, perdidos pecadores, al unirnos a él, para que
seamos su tesoro especial! ¡Qué sacrificio ha hecho nuestro
Redentor para que podamos ser llamados hijos de Dios!
Debiéramos alabar a Dios por la bendita esperanza que nos
ofrece en el gran plan de redención; debiéramos alabarle por
la herencia celestial y por sus ricas promesas; debiéramos
alabarle porque Jesús vive para interceder por nosotros.
"El que sacrifica alabanza me honrará" (Sal. 50: 23),
dice el Señor. Todos los habitantes del cielo se unen
para alabar a Dios. Aprendamos el canto de los
ángeles ahora, para que podamos cantarlo cuando nos
unamos a sus huestes resplandecientes. Digamos con el
salmista: "Alabaré a Jehová en mi vida: cantaré salmos
a mi Dios mientras viva." "Te alaben los pueblos, oh
Dios: todos los pueblos te alaben." (Sal. 146: 2; 67: 5.)”
E.G.W. (Patriarcas y profetas, cp. 25, pg. 294)
¿Qué principios deben guiarnos al escoger la
música que utilizamos en nuestra adoración?
“hacedlo todo para la gloria de Dios”
(1ª de Corintios, 10: 31)
“todo lo que es verdadero, todo lo honesto,
todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable,
todo lo que es de buen nombre; si hay virtud
alguna, si algo digno de alabanza, en esto
pensad” (Filipenses, 4: 8)
“para que en todo [Cristo] tenga la
preeminencia” (Colosenses, 1: 18)
“Dios acepta la música únicamente
cuando por su influencia los corazones
se santifican y se enternecen”
(E.G.W., “El evangelismo”, cp. 15, pg. 373)