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Sor Eusebia
Palomino
Un surco fecundo
El alma sin oración es como un jardín sin agua, como una
herrería sin fuego, como una nave sin timón.
(dedica a una exalumna)
El hombre, que el Señor le ha hecho el rey de la tierra y después,
si observa los mandamientos le hará gozar de las eternas
mansiones del cielo ¿tendrá valor de ir contra su Dios, que sabe
que se encontrará cara a cara con Él? (Carta 43)
El hombre ha sido creado para el cielo y el hombre va buscando su
cielo en las cosas de la tierra. (Carta 45)
El hombre se ha olvidado de Dios y Dios viene a recordarle que está
presente en todas las cosas y que a Él no se le oculta nada.
(Carta 45)
Porque nuestro pecho es templo del Espíritu Santo, y en el
momento que manchamos nuestra alma, arrojamos a Dios de
nuestros corazón (Carta 45)
Todo lo que hacemos a los
sacerdotes se lo hacemos a
Dios mismo; si los amamos y
reverenciamos, amamos y
reverenciamos a Dios y si los
despreciamos, despreciamos a
Dios. (Carta 45)
Algunos creen que se puede hacer oración solamente en el
aislamiento; en vez se puede encontrar al Señor hasta en las
calles y en las plazas.
¿Cuáles energías puede tener un alma que se acerca a la
Eucaristía una sola vez al año? ¿Cómo podrá progresar en la
vida cristiana si le falta el alimento principal, que es la santa
Comunión? (Carta 45)
Yo no puedo vivir sin mi Jesús, sin mi Dios: porque es en Él
donde encuentro la fuerza para resistir las tentanciones del
mal y para soportar con serenidad y amor todas los
sufrimientos de la vida.
Ven, Jesús mío, y no tardes más tiempo para que toda la
tierra se abrase y queme hasta dentro.
(Carta 45)
Desde niña, cada vez que recibía la comunión sentía en lo íntimo de
mí una alegría grandísima, porque poseía a Jesús en mí; y le decía
que, como había hecho con Bernardita, así me hiciera santa
también a mí. Sentía desde el fondo del corazón que Jesús deseaba
que le ofreciera mi corazón, totalmente. (Autobiografía)
El mundo se ha oscurecido porque se ha apartado de Dios, que
es la luz, la paz y la alegría, y, al alejarse de Dios viene la
oscuridad, los odios y los rencores, porque con ellos está el padre
de la mentira, es decir, satanás. (Carta 50)
Amemos mucho a los pobres y hagamos todo cuanto
podamos por ayudarlos y socorrerlos en sus penas y en sus
angustias, pues lo que hacemos con los pobres, todo lo recibe
como hecho a Sí mismo el mismo Dios. (Carta 53)
Si queremos que nuestra alma tenga vida,
y vida en abundancia, vayamos con frecuencia a recibir
los santos Sacramentos, particularmente la santa
Eucaristía. (Carta 45)
Ninguno diga: “yo soy pobre; nada puedo dar”. Pues la
verdadera caridad no saca sus tesoros del bolsillo, sino del
corazón. (Carta 55)
…quiero que ustedes les inculquen esta
caridad, si queremos que Cristo triunfe, que
Cristo reine en todos los ángulos de la tierra.
(Carta 50)
La vida es breve, la eternidad sin fin, y
será toda alegría. (Carta 55)
¡Es tan hermosa la santidad que, aunque nada más fuera por la
paz que el alma tiene cuando se obra bien, todos la deberíamos de
abrazar!. (Carta 68)
A medida que el alma es más pura y más amante de
Dios, más se deshace Nuestro Señor en finuras y
consuelos para las almas que corresponden a su amor.
(Carta 68)
Mi primer amor desde pequeña fue la
Santísima Virgen. Cuando me quedaba
en la iglesia pensaba a mi madre y me
decía: sin ella no podría vivir. Por eso en
la vida del Cielo, que pintan así bella y
donde tengo tanto deseo de ir, será la
misma cosa, o sea sin madre no se puede
vivir,
sobre todo sin la Virgen santa, que es la
Madre del cielo y de la
tierra.(Autobiografía)
Todo aquello que yo pido a
la Virgen, Ella me lo
concede. (Autobiografía)
Por María vino Jesús a la tierra y por
María quiere que nosotras vayamos a
Él. Por María vendrá ese reinado de
fuego de Amor Divino en el que se
quemarán todas las naciones en un solo
corazón.
(Carta 67)