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Números: 22759 a 2856
58
LAS SIETE PETICIONES
DEL PADRE NUESTRO
El primer grupo de peticiones
(tres) nos llevan hacia DIOS:
santificado sea tu nombre (...)
venga a nosotros tu Reino (...)
hágase tu voluntad…
LAS SIETE PETICIONES DEL
PADRE NUESTRO
• El segundo grupo de
peticiones (cuatro) son la
ofrenda de nuestra
esperanza y atrae la
mirada del Padre de las
misericordias: danos (...)
perdónanos (...) no nos
dejes (...) líbranos (…)
0. Introducción
1. Santificado sea tu Nombre
2. Venga a nosotros tu Reino
3. Hágase tu voluntad en la tierra como en el
cielo.
4. Danos hoy nuestro pan de cada día.
5. Perdona nuestras ofensas como también
nosotros perdonamos a los que nos ofenden.
6. No nos dejen caer en la tentación
7. Y líbranos del mal.
8. La doxología final.
No digas PADRE , si cada día no te comportas como hijo
 Dios es Nuestro Padre, y
como tal, nos ama.
 la totalidad de este
gran misterio, de esta
verdad es aclamada en
todos los rincones del
mundo.
La Paternidad divina es
uno de los temas más
hermosos en la Doctrina
de la Iglesia y que
comporta consecuencias
para la vida cotidiana de
cada uno de los seres
humanos.
No digas NUESTRO, si vive aislado en tu egoísmo
“NUESTRO” es una realidad
común a varios.
No hay nada más que un Dios
y es reconocido “PADRE” de
todos los hombres.
En el “padrenuestro” ,
salimos de nuestro
individualismo y abrimos
nuestro corazón a los demás.
No digas QUE ESTÁS EN EL CIELO, si sólo piensas en las cosas
terrenas.
El “cielo” no
es un lugar… el
“cielo” es el
corazón de los
justos en el que
Dios habita.
No digas SANTIFICADO SEA TU NOMBRE, si no lo honras
El término santificar hay que
entenderlo bien, ya que Dios es Santo,
todo lo santifica y hace santo.
Hay que entenderlo y reconocerlo
como santo, tratar de una manera
santa.
Es a la vez una alabanza y una
acción de gracias.
Pedir que el Nombre de Dios sea
santificado, también, nos compromete
para que seamos santos e inmaculados
en su presencia, en el amor.(Ef 1, 4).
No digas VENGA A NOSOTROS TU REINO, si lo confundes con
el éxito material.
El Reino de Dios es para nosotros lo
más importante.
Se aproxima en el Verbo encarnado, se
anuncia a través de todo el Evangelio, llega
en la mente y Resurrección de Cristo.
El Reino de Dios adviene en la última
Cena y por la Eucaristía está entre
nosotros.
El Reino de Dios llegará en la gloria
cuando Jesucristo lo devuelva a su Padre.
Esta petición expresa el deseo de la
venida de Cristo en gloria, es el Marana
Tha, el grito del Espíritu y de la Esposa:
Ven, Señor Jesús.
No digas HÁGASE TU VOLUNTAD, si no lo aceptas cuando es
dolorosa
La voluntad de nuestro Padre
es <<que todos los hombres (...) se
salven y lleguen al conocimiento pleno
de la verdad>> (1 Tm 2, 4).
Dios <<usa de paciencia (...) no
queriendo que algunos perezcan>> (2
P 3, 9).
Su mandamiento, que resume
todos los demás y que nos dice toda
su voluntad, es: “que nos amemos los
unos a los otros como Él nos ha
amado”.
No digas DANOS HOY NUESTRO PAN, si no te preocupas por la
gente hambrienta
 Es hermosa la confianza de los hijos que esperan todo
de su Padre, que da a todos los vivientes , a su tiempo, el
alimento (Sal 104, 27).
 Pedimos para todos los hombres ese pan, solidarios de
sus necesidades y sufrimientos.
 Nuestro pan. El Padre que nos da la vida no puede
dejar de darnos el alimento necesario para ella, todos los
bienes convenientes, materiales y espirituales.
Jesús quiere que nos abandonemos como hijos en las
manos de Dios.
 El drama del hombre en el mundo da a esta petición
una dimensión de solidaridad con la familia humana.
No digas PERDONA NUESTRAS OFENSAS, si guardas rencor a
tu hermano
 Esta petición es sorprendente pues nuestra petición de perdón
no será escuchada si no hemos respondido antes a una exigencia.
 Perdona nuestras ofensas… Revestidos de la gracia bautismal,
no dejamos de pecar, de separarnos de Dios. Ahora, en esta nueva
petición nos volvemos a Él, como el hijo pródigo, y nos
reconocemos pecadores como el publicano.
 El perdón de Dios lo encontramos de modo eficaz en los
sacramentos de la Iglesia. Pero es temible que la misericordia de
Dios no puede penetrar en nuestro corazón mientras no hayamos
perdonado a los que nos han ofendido.
 Como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden Está
en nuestra mano no sentir ya la ofensa y olvidarla; pero el corazón
que se ofrece al Espíritu Santo cambia la herida en compasión y
purifica la memoria transformando la ofensa en intercesión.
NO digas NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN, si quieres
seguir pecando.
 El pecado es el fruto de la tentación.
Pedimos a nuestro Padre que no nos deje caer
en ella.
Le pedimos que no nos deje entrar por el
camino del mal.
Hay que distinguir entre ser tentado y
consentir. En la lucha interior se forja el
crecimiento espiritual del hombre.
 Dios no quiere imponer el bien, quiere seres libres
En algo la tentación es buena. Todos, menos
Dios, ignoran lo que nuestra alma ha recibido de
Dios, incluso nosotros. Pero la tentación lo
manifiesta para enseñarnos a conocernos, y a
descubrir nuestra miseria, y obligarnos a dar
gracias por los bienes que la tentación nos ha
manifestado.
No digas LÍBRANOS DEL MAL, si no tomas partido contra el
mal.
No te pido que los retires del
mundo, sino que los guardes del
Maligno (Jn 17, 15).
 Esta petición la hacemos por cada uno y por
toda la Iglesia.
 En esta petición, el mal designa a una
persona, Satanás, el Maligno, el Ángel que se
opone a Dios. El diablo que se atraviesa en el
designio de Dios y su obra de salvación cumplida
en Cristo.
No digas AMEN, si no has tomado en serio las palabras de esta
oración.