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“Así que, hermanos, os ruego por las misericordia de Dios que
presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo y agradable
a Dios, que es vuestro culto racional.” Romanos 12:1
Fundamento bíblico
En la Sagrada Escritura encontramos que Dios habla de muchas maneras y
en cada tiempo lo hace y lo sigue haciendo. Cada inspiración de Dios nos
habla de su presencia a lo largo de estos más de 2000 años de nuestra
Iglesia.
En ocasiones las iniciativas de Dios vienen a través de los consagrados, otras
veces viene del pueblo de Dios, es decir de los laicos y precisamente es
aceptada por los sacerdotes.
Sabemos que en la actualidad vivimos situaciones que le quitan la paz a
nuestra Iglesia, como la inseguridad, secuestros, materialismo, corrupción,
etc. Y que ahora esto se nos ha hecho tan cotidiano que cada vez es con
mas frecuencia. Esperamos que ¡alguien haga algo! y es aquí donde surge
esta propuesta: ¿y nosotros que hacemos? ¿que estamos haciendo para
contrarrestar esta situación?
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Fundamento
histórico
Fundamento histórico
Retomando la historia encontramos que: 1º El Papa León XIII
consagró en el año 1899 a toda la Iglesia y al mundo entero al
Sacratísimo Corazón de Jesús. 2º El Papa Pío XII le consagró al
Inmaculado Corazón de María toda la Iglesia y el mundo entero
en el año 1942. 3º El Papa Juan Pablo II realizó esta consagración
al Inmaculado Corazón de María en el año 1984 y en el 2000.
Somos conscientes que vivimos días en que la confusión crece en
el corazón de muchos creyentes. Como ovejas dispersas se
mantienen en silencio a pesar de observar como la inmoralidad,
la corrupción y la maldad aumentan cada día más en los
pueblos, ciudades, países y alrededor del mundo.
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Benedicto XVI y
el Papa Francisco
“El corazón, dice el papa emérito, que en el
lenguaje bíblico, indica el centro de la persona, la
sede de sus sentimientos y de sus intenciones”. En el
corazón del Redentor adoramos al amor de Dios
por la humanidad, su infinita misericordia. De la
misma manera, el corazón que mas se asemeja al
de Cristo es, sin duda, el Corazón de María, su
Madre Inmaculada.
“Donde hay vida, fervor, ganas de llevar a Cristo a los demás,
surgen vocaciones genuinas. Aun en parroquias donde los
sacerdotes son poco entregados y alegres, es la vida fraterna y
fervorosa de la comunidad la que despierta el deseo de
consagrarse enteramente a Dios y a la evangelización, sobre
todo si esa comunidad viva ora insistentemente por las
vocaciones y se atreve a proponer a sus jóvenes un camino de
especial consagración. EG 107
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Los Obispos
¿qué dicen sobre esto?
Los Obispo mexicanos en su carta pastoral “Del encuentro
con Jesucristo a la solidaridad con todos” se preguntan si
la Iglesia puede ser marginada en este momento de la
historia y aún más, se preguntan con admiración ¿la Iglesia
se puede automarginar en este momento de la historia?
Nosotros estamos en un momento crucial de nuestra
historia, porque tenemos la mejor arma que un humano
pueda tener: la oración, el poder de la oración; y con ella,
la intervención de Dios en todas nuestras cosas cotidianas,
en todos los actos de nuestra vida.
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¿Qué significa la consagración?
Es dar nuestra vida a Dios para que Él haga su voluntad en vez de
la nuestra. Significa que presentamos nuestro cuerpo como “un
sacrificio vivo” a Él. En el Antiguo Testamento se ofrecían animales.
Desde luego que Dios no pide poner nuestro cuerpo sobre un altar
para ser sacrificado. En vez de eso, Él pide que nos convirtamos
en “sacrificio vivo”. Eso quiere decir que Él desea que vivamos
para Él.
Los sacrificios en el Antiguo Testamento eran símbolos del Señor
Jesús. Por ejemplo, cuando se ofrecía un carnero como expiación
por los pecados, era símbolo o figura del Señor Jesús muriendo en
la cruz por nuestros pecados (Cfr. Lv. 5, 14,26)
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Y…¿qué es la consagración y entrega
a los Sagrados Corazones de Jesús y de María?
Lo fundamental de la consagración es, conforme a la oración
consacratoria, la renuncia al pecado, a la tentación del mal y a
Satanás y la entrega incondicional al Sagrado Corazón de Jesús y
al Inmaculado Corazón de María como respuesta al amor a
nosotros a ellos dos. Con esta consagración se renueva y
profundiza de manera consciente la consagración bautismal.
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¿Por qué hablamos del
“corazón” de Jesús y de María?
En primer lugar, porque el Corazón de Jesús y el de María hacen
referencia los decretos del Magisterio de la Iglesia y la liturgia
(festividad del Sagrado Corazón de Jesús y
memoria del
Inmaculado Corazón de María).
También Jesús y María se presentaron de esta manera en
revelaciones especiales, por
ejemplo a santa Margarita de
Alacoque, a santa Catalina Labouré, a los pastorcitos de Fátima, a
santa Faustina Kowalska.
En la biblia y en el hablar corriente de la gente, “el corazón”
significa el centro de la persona y es el símbolo de su amor.
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Entonces….
Cuando hablamos del Corazón de Jesús y de María pensamos en
Jesús y en María bajo el aspecto de la riqueza de la vida interior de
ellos dos, especialmente en su amor hacia el Padre celestial y
hacia nosotros, los hombres. La humanidad tiene necesidad, hoy
más que nunca, de la bondad divina, del amor y de la piedad. Es
lo que recibimos al consagrarnos a los Sagrados Corazones de
Jesús y de María y al vivir según la consagración. La imagen de los
Sagrados Corazones nos habla del inmenso amor de ellos dos
hacia la humanidad, hacia cada parroquia, hacia cada familia,
hacia cada individuo.
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Consagraciones
a los Sagrados Corazones
Muchos han comenzado a sentir la
necesidad imperativa de hacer
algo contra el mal que nos rodea,
pero no saben qué hacer o cómo
hacerlo. LA CONSAGRACIÓN A LOS
SAGRADOS CORAZONES DE JESUS Y
DE MARIA nos ofrece la herramienta
que necesitamos y en la que
podemos depender, ya que está
basada en la historia de la Iglesia
Católica y en las Sagradas
Escrituras.
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Propósito de la consagración
El propósito de la consagración es
que se haga la voluntad de Dios en
nuestra vida. En realidad es el Señor
Jesús quien hace la voluntad de Dios
en nosotros.
Los Evangelios nos muestran cómo
Jesús hizo la voluntad del Padre
cuando Él vivió aquí en la tierra.
Ahora el Señor Jesús quiere obrar en
nosotros para hacer la voluntad de
Dios, para hacer eso, Él necesita que
le ofrezcamos nuestros cuerpos como
sacrificio vivo.
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¿Cómo me consagro a Dios?
Dios no puede usar nada de la vida vieja o anterior. Sólo los que son
“vivos entre los muertos” pueden servirle. Es sólo cuando veo que
he sido crucificado juntamente con Cristo, sepultado con Él y
resucitado con Él, que puedo verdaderamente consagrar mi vida a
Dios (Cfr. Rom. 6,6)
Puedo también consagrar mi vida a Dios cuando un momento de
conocimiento interior, elijo libre y voluntariamente consagrarme a
Dios, al realizar esta consagración elijo vivir una vida de gracia,
eligiendo los caminos de Dios y renunciando a todo pecado, vicio y
acción.
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Tipos de consagración
Personal y
comunitaria
Voluntaria
•Implica todo lo que somos y lo que tenemos, reconociendo el señorío de
Jesús en nuestras vidas y nuestra entrega total a la voluntad de Dios por
medio del Corazón de Jesús y de María, nuestra Madre.
•Dios dice a Moisés: “Habla a los hijos de Israel y diles que cuando alguno de
vosotros presente una ofrenda a Yahvé, ésta será del ganado vacuno u
ovino, ofreciendo este holocausto voluntariamente” Esto nos dice que la
consagración a Yahvé debe ser voluntaria. Dios no nos obliga.
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Tipos de consagración
Es final
Es
continua
• Una vez que hayamos consagrado nuestra vida a Dios ya
no podremos tomarla de nuevo. Dios espera que nuestra
consagración a Él sea una sola vez y para siempre.
• El holocausto era ofrecido a Dios cada mañana y cada
tarde, día a día, continuamente.
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Por esta razón….
Ya que conocimos a iniciativa de Dios y nuestra
necesidad de Él, vemos en el horizonte:
CONSAGRAR NUESTRA VIDA A LOS SAGRADOS
CORAZONES DE JESÚS Y DE MARÍA.
Esta consagración nos lleva a tres puntos
importantes en nuestra vida y que están
resaltados en el documento de Aparecida y en
la Evangelii Gaudium del Papa Francisco e
implícito en el Plan Pastoral de nuestra Diócesis.
La conversión
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Estos tres puntos son:
Deseo
de
cambio
de vida
Dar lo
mejor de
nosotros a
Dios
El esfuerzo
cotidiano
por volver
sagrado lo
profano
Esto implica la
CONSAGRACIÓN,
sin desconocer
tampoco que la
misa consagración
nos traería a un
cambio de vida,
dar lo mejor a Dios
y aún ver el valor
divino de lo
humano.
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¿Qué
nos
dice
esto
.
en cuanto a la consagración?
Nuestra consagración debe ser continua. Mi
consagración se inicia con el hecho de entregarme,
día a día me ofrezco al Señor para hacer su voluntad
en lugar mía. Esto es lo que nos dijo el Señor Jesús : “Si
alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí
mismo y tome su cruz cada día y sígame” (Lc. 9,23)
El motivo de la consagración es precisamente
entregarnos al Señor, pero ¿qué es lo que me hace
desear hacerlo? El amor de Cristo. “ El amor de
Cristo nos apremia (II Cor. 5,14). Cuando el amor de
Cristo toca nuestro corazón no podemos hacer más
que postrarnos ante Él y ofrecerle toda nuestra vida.
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Resultado de la consagración
Que yo muero a mis propios planes y
aspiraciones para someterlas y vivir
haciendo sólo aquello que es voluntad
de Dios. El resultado es nuestra propia
conversión y lucha, mediante el propio
testimonio de vida, por la conversión de
todos aquellos que Dios ha puesto bajo
nuestro cuidado: el esposo, la esposa, la
familia. En fin, conversión es cambiar
nuestra vida anterior para vivir la vida
según el Evangelio.
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¿Existen bendiciones
al consagrarnos?
Por supuesto, la bendición mayor está en encontrar la voluntad
perfecta de Dios para nuestra vida. Dios tiene un trabajo y un
proyecto para cada uno de sus hijos. Nos dice: “Lo que somos es
obra de Dios: hemos sido creados en Cristo Jesús con miras a las
buenas obras que Dios dispuso de antemano para que nos
ocupáramos de ellas” (Ef. 2,10). Cuando consagramos nuestra vida
a Dios, Él nos puede mostrar el proyecto que nos tiene preparado.
Recordemos la parábola de los talentos, piensa en el gozo de
encontrar al Señor en la gloria y oírle decir: “Bien, siervo bueno y fiel.
En lo poco has sido fiel, al frente de los mucho te pondré. Entra en
el reino de tu Señor” (Mt. 25,21)
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GRACIAS DIOS LES BENDIGA