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BioÉtica
Orígenes, Requisitos y problemas.
Historia del Consentimiento
En medio del desarrollo tecnológico y médico
del siglo xx y xxi se lleva a cabo la doctrina del
Consentimiento Informado.
Los cambios en el sistema de salud y las
demandas
de
pacientes
que
fueron
paradigmáticas en los modos en que se toma
en consentimiento a los paciente (Juicio
Canterbury versus Spence, 1973).
Los médicos tienen la obligación de informar a los pacientes
de los riesgos significativos de muerte, discapacidad u otros
daños severos que podrían resultar de una intervención,
puesto que la existencia de estos incide en la decisión de
una persona razonable de dar o no su consentimiento.
Se toma como fundamento ético el principio
(Childres) de respeto por la autonomía ya que
obliga a los médicos a obtener un consentimiento
informado.
El C.I. entiende que es incorrecto someter las
acciones (incluyendo las elecciones) de los demás
a influencias restrictivas.
Onora O’ Neill señala que los procedimientos de
consentimiento informado empleados en el ámbito
médico protegen las decisiones de algunas
personas que pueden ser convencionales y poco
reflexivas, junto con las decisiones de otras que
son el resultado de procesos de reflexión crítica y
de afirmación de los propios valores.
Algunas dificultades
del consentimiento.
Existen razones morales muy
poderosas en el hecho de que éstas
tienden a proteger a las personas del
engaño
y
la
coerción,
el
consentimiento informado también
responde a la convicción moral de
que la autoridad para la toma de
decisiones médicas debe recaer
en los pacientes competentes.
¿Bajo qué condiciones puede concluirse que se ha
producido un consentimiento informado válido en el marco
de la atención clínica?
Los requisitos:
a. El médico debe proporcionar
información
adecuada
al
paciente,
b. No tiene que coaccionar al
paciente para que consienta en
el tratamiento,
c. Debe asegurarse de que el
paciente sea competente para
dar su consentimiento o para
rechazar un tratamiento.
1. Información adecuada
Con respecto al tipo de información que ha de
proporcionarse a los pacientes, la adecuada
puede entenderse como “la información que
una persona racional querría conocer antes
de tomar una decisión”
Ésta incluye el diagnóstico, el tipo de
tratamiento propuesto por el médico con sus
posibles riesgos y beneficios, la existencia de
opciones terapéuticas racionales alternativas,
con sus riesgos y beneficios y también qué
sucedería en caso de no tratarse
El Problema:
El médico no debería proporcionar información
a los pacientes que no desean recibirla y que
prefieren que sus decisiones médicas sean
tomadas por algún familiar o una persona
cercana.
Por este motivo, es conveniente explorar
cuáles son las preferencias y los valores de un
paciente al inicio de la relación terapéutica,
antes de tener que tomar decisiones concretas
o comunicar resultados.
El
consentimiento
informado
debería
ser
entendido
fundamentalmente como un proceso de diálogo que tiene lugar
durante la totalidad de la relación terapéutica y no meramente como
un suceso puntual, que se reduzca a la firma de un formulario.
2. Ausencia de coerción
El segundo requisito que debe cumplirse para
que haya un consentimiento válido es que el
paciente no haya sido coaccionado para
consentir.
De este modo, coaccionar implica privar a las
personas de su libertad de elección.
Pero es importante destacar que si un médico
hace recomendaciones terapéuticas en forma
firme y reiterada, ello no es equivalente a
coaccionar al paciente.
….A fin de que la libertad de los pacientes no se vea limitada, es
importante que estos tengan claro que son libres para rechazar el
tratamiento que se les recomienda o seleccionar un tratamiento
alternativo, o inclusive buscar otro médico que los atienda…
3. Competencia del Paciente
El tercer requisito para un consentimiento válido es
que el paciente sea competente para dar su
consentimiento o rechazo. La competencia es un
término legal que hace referencia a la capacidad
para desempeñar una tarea, en este caso la toma
de decisiones médicas
Estas habilidades pueden resumirse en la idea de que un paciente debe ser capaz de comprender
y apreciar la información ofrecida durante el proceso de consentimiento informado
Gert, Culver y Clouser proponen entender la competencia
como la capacidad para tomar una decisión racional sobre el
propio tratamiento.
Estos son algunos factores que podrían llegar a interferir o impedir que alguien sea competente:
a) alguna clase de discapacidad cognitiva,
temporaria o permanente que impide
comprender la información relevante;
(b) alguna discapacidad cognitiva que vuelve a
una persona incapaz de apreciar que la
información se refiere a su propia situación
como, por ejemplo, cuando un paciente cree
que el médico y su familia lo están engañando
y que no está enfermo, o cree que es
Superman y que no puede enfermar;
(c) alguna discapacidad cognitiva
que impide utilizar la información
sobre riesgos y beneficios, y
evaluarla a la luz de sus valores y
preferencias;
(d) alguna enfermedad mental que
afecta la voluntad, tal como una
depresión o una fobia, que le
impide
tomar
decisiones
conducentes a evitar males
significativos que las personas
racionales tienden a evitar.