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Los requerimientos nutricionales Comemos para saciar el hambre, para cubrir nuestras necesidades biológicas y también por simple placer y la cantidad y calidad de alimentos que seleccionamos diariamente tiene que ver con todo eso. Además las dietas se adecuan a las costumbres culturales y religiosas, a las situaciones socioeconómicas y a los gustos o preferencias de las personas. Pero, ¿es adecuada nuestra dieta? Una dieta saludable es aquella que responde a las necesidades nutricionales que tienen las personas para mantenerse sanas. Por eso la tendencia actual es incorporar una nueva motivación: comer para prevenir y hasta curar diversos trastornos y enfermedades. Los alimentos no son sólo entonces una fuente de nutrientes que cubren necesidades, sino también sustancias medicinales para el cuerpo. La dieta de una persona adulta sana debe aportar entre 2000 y 3000 calorías según la actividad que se desarrolle. Las personas de hábitos más sedentarios deben incorporar una dieta menos calórica que los que realizan intensa actividad. También el aporte calórico varía si el clima es frío o cálido. Durante la infancia y la adolescencia, etapas de gran crecimiento, debe incrementarse el consumo de alimentos que aporten proteínas de alta calidad, necesarias para el funcionamiento y la reproducción celular. Durante todas las etapas de la vida es necesario consumir vitaminas y minerales. La proporción en que deben consumirse los distintos grupos de alimentos se representa en forma de pirámide, la pirámide nutricional. Las recomendaciones que en ella se incluyen están dirigidas a personas mayores de 3 años, y tanto chicos como grandes pueden aprovechar sus potencialidades: La pirámide nutricional reúne en forma ideal los principios nutritivos de los alimentos, ubicándolos desde la base al vértice de la pirámide en los siguientes grupos: Agua: Aconsejable beber 2 litros diarios, además de la que incorporamos con los alimentos. Es fundamental para mantener el equilibrio de líquidos en el organismo. Cereales, legumbres y derivados: Proveen fibras, proteínas, minerales, vitaminas y glúcidos de rápido aprovechamiento energético. Frutas y verduras: Son fuente de azúcares simples y complejos, vitaminas, minerales y fibras. Deben consumirse preferentemente frescas porque la cocción destruye las vitaminas. Lácteos: Aportan minerales, vitaminas y proteínas de buena calidad. Carnes y huevos: Proveen proteínas, vitaminas y minerales, pero contienen mucho colesterol (salvo el pescado), grasa que exceso puede producir enfermedades vasculares. Los fiambres y embutidos además poseen muchas sales que aumentan la presión arterial. Los azúcares refinados o dulces: aportan muchas calorías pero carecen de nutrientes esenciales. Los aceites vegetales, frutos secos y semillas aportan grasas beneficiosas, vitaminas y minerales.