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LA PARTICIPACIÓN SOCIAL EN EL
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EJERCICIO DE GOBIERNO Y EN LA
CONSTRUCCIÓN DE PODER
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LOCAL
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PARTICIPACIÓN SOCIAL PARA EL DESARROLLO HUMANO
.
EL MUNICIPIO Y LA PARTICIPACIÓN SOCIAL
Antecedentes,
Dentro de los objetivos que la CMT se ha impuesto para aminorar las tasas
de pobreza y desigualdad se propone actuar en áreas como Protección
Social, esto implica incluir en el Sistema Social a la población anciana,
urbana, desempleados, pobres y a los trabajadores del sector informal”.
En este marco juzgamos necesario se incluyan también aspectos diversos
que tienen que ver directamente con una muy sentida problemática en
nuestras comunidades, estos son problemas del alcoholismo, drogadicción,
madres solteras, abortos clandestinos, bracerismo, desempleo, bajos niveles
de escolaridad, pandillerismo, criminalidad, entre otros.
Esto obliga a organizar a las comunidades para que sean capaces de superar
esa problemática misma que representa, en la mayoría de los casos, mayor
urgencia que las propias obras materiales, tan necesarias ciertamente pero
que deben de contemplarse dentro de un contexto social y económico
integral.
Se trata pues de ampliar estos objetivos sociales para que se contemplen
dentro de un amplio desarrollo humano, que busque cambiar malos hábitos
por otros nuevos y mejores, para impulsar el desarrollo de las capacidades
sociales, orientándolas a la búsqueda del cambio en las condiciones de vida
de las personas, las familias y la propia comunidad.
Para fortalecer esta tarea es conveniente señalar que en todos los Estados
de la República existen organismos de apoyo al desarrollo municipal
(CEDEMUNES) que dentro de sus funciones se contempla la organización
de las comunidades para coadyuvar en la problemática política y social
anteriormente señalada.
Sin embargo, estos organismos coordinados con el Instituto Nacional para
el Federalismo y el Desarrollo Municipal de la Secretaría de Gobernación,
en la mayoría de los casos, tienen funciones primordialmente de gestión y
no disponen de recursos financieros para abatir la susodicha problemática.
En este marco, sería muy positiva una Reunión con la Región Centro
Occidente que incluye a 9 Estados del Centro-Occidente y que cuenta con
su propia Escuela de Ciudadanía y Gobierno para que se busquen
mecanismos que ayuden a dar mayor amplitud a los apoyos que ya ofrece
la CMT.
PARTICIPACIÓN SOCIAL PARA EL DESARROLLO HUMANO.
Queremos hacer algunas reflexiones que tienen que ver tonel importante
tema de la participación social, así pues se hace necesario, partir de una
afirmación básica: la participación ciudadana, en el ejercicio de gobierno es
la expresión más directa de la concreción de la soberanía del pueblo. Por lo
mismo, la participación social en la gestión pública municipal y en el
ejercicio del poder local, es una cuestión central y profunda que es
necesario abordar si realmente buscamos una transformación democrática
del Estado mexicano.
Para poder realizar dicha participación es preciso, entonces, construir el
ejercicio de gobierno democrático. Lo que representa la necesidad de
construir una democracia integral y una ciudadanía activa; asumir la
pluralidad, la tolerancia, la inclusión y la participación, desde la base
misma de la sociedad, que es el ciudadano, de manera que se constituya en
un actor propositivo, activo y vigilante.
En este sentido es fundamental recuperar, reconocer, valorar y proyectar
viejas y nuevas prácticas sociales y ciudadanas.
Los movimientos populares más tradicionales –obreros, campesinos,
profesionistas, han transitado a nuevos planteamientos y formas de
organización, representación y participación, asumiendo los retos que les
plantea el modelo económico y la realidad política y social actual. A su
vez, la sociedad viene haciendo conciencia más clara de la necesidad de
involucrarse más comprometidamente con su ámbito público más cercano
(barrio, colonia, delegación, municipio, comunidad), así como con procesos
que abarquen más ampliamente aspectos de la vida pública que afectan en
lo concreto sus intereses particulares, en este punto pueden señalarse los
grandes problemas sociales que se multiplican cada día como son,
drogadicción, alcoholismo, madres solteras, pandillerismo, bracerismo, lo
que nos indica la pérdida acelerada de nuestros valores.
Muchas fuerzas de la sociedad ya han asumido afirmativamente, y se han
manifestado luchando por ganar espacios para ejercer colectivamente sus
derechos políticos y han planteado la necesidad de establecer nuevas
formas de relación entre el gobierno y sociedad, así como nuevas formas de
gobierno.
Actualmente se desarrollan variadas experiencias de acción ciudadana
permanente, muchas de ellas en la defensa y promoción de los derechos
humanos; otras han incorporado proyectos de comunicación, atención a
conductas antisociales de educación cívica, generación de políticas
sociales, planteamiento de políticas públicas desde la sociedad, etcétera y,
la de realizar “parlamentos ciudadanos” como un espacio abierto de
reflexión, análisis y propuesta de orientaciones y políticas sobre los asuntos
que contienen las agendas con temas de preocupación del gobierno.
La revaloración de la “sociedad civil” como un sujeto activo y propositivo,
que se forma, actúa y ejerce, de hecho, sus derechos ciudadanos, y que se
convierte en moldeador y vigilante de la acción de su contraparte: los
poderes del Estado en su responsabilidad de conducir adecuadamente la
marcha del país. Hablamos entonces de una ciudadanía activa, no sólo de la
ciudadanía formal establecida jurídicamente.
Quehacer municipal: límites y posibilidades
Vivimos en un sistema político basado en un centralismo acendrado que,
actualmente, ya no es funcional en ningún sentido, sino más bien representa
un obstáculo para la aplicación de políticas económicas y sociales –desde
las que tienen que ver con el desarrollo y la pobreza, hasta las que se
formulan en torno a lo urbano, la vivienda, la salud, la educación, etcétera-,
acordes con los objetivos de desarrollo justo y democrático que
demandamos los mexicanos.
Este centralismo genera un sistema de exclusiones que se reproduce en
todos los ámbitos de la vida social y política del país. Así, en cuanto al
gobierno, las autoridades estatales, y principalmente las municipales, están
excluidas de una gran cantidad de decisiones que las afectan; a si como a
nivel local se excluye a la población. En este sistema, en lo político el
municipio es el más excluido, y en lo social, la ciudadanía en su conjunto, y
especialmente los sectores pobres, marginados y minoritarios que no
tienen espacio ni voz.
El centralismo ha generado, también, desequilibrios regionales e
intraregionales muy severos, producto de la falta de una política regional
clara y de criterios adecuados de redistribución de los recursos y
compensación de las desventajas.
Para fortalecer este espacio estratégico es necesario transformar diferentes
aspectos de las realidades local y nacional que hoy sitúan al municipio en
un papel muy limitado. Es preciso proyectar una estrategia de doble pinza,
que consiste en fortalecer de igual manera a los gobiernos y sociedades
locales; requerimos gobiernos locales fuertes, pero también, de manera
fundamental, necesitamos construir una ciudadanía fuerte y autónoma; es
decir, necesitamos construir un poder local fuerte, basado en un ejercicio de
gobierno democrático y en una participación social responsable.
Requerimos crear una alianza estratégica entre los gobiernos locales y la
sociedad organizada en su territorio en la lucha contra el centralismo, el
autoritarismo y la exclusión.
Esta alianza debe enfocarse a lograr, a partir de lo local, la universalidad;
los procesos concretos, los lugares y gente concretos, las culturas propias,
las diferencias y especialidades que son la riqueza de la humanidad para
alcanzar una sociedad y un mundo justos.
Es necesario construir a la sociedad desde sus necesidades y
potencialidades, a partir de un estímulo a la fuerza organizativa del pueblo
y de la sociedad aglutinada pluralmente, desde sus requerimientos y
propuestas, esto es lo que sustenta nuestra petición muy respetuosa a la
CMT, a fin de que pudiera apoyar proyectos para:
1.- La organización comunitaria para la participación social en diferentes
aspectos y apartados.
2.- Abatir conductas antisociales.
3.- La creación de nuevos organismos sociales con propósitos específicos.
4.- Fomentar los valores en los ciudadanos.
5.- Apoyar la capacitación y formación ciudadana para implementar una
cultura de la participación organizada y responsable.
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