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Tras el Congreso de Viena, en aplicación del principio
de legitimismo dinástico, las monarquías absolutas fueron
restauradas
en
los
territorios
donde
las
Guerras
Napoleónicas habían instalado Estados liberales.
Este restablecimiento del Antiguo Régimen entra en conflicto con un
período de cambio socio económico (doble revolución) en el que
surgía una opinión pública cada vez más identificada con los valores
de la sociedad industrial y urbana, en la que las clases medias que se
mostraron favorables a los movimientos liberales y nacionalistas.
Las potencias absolutistas (Austria, Prusia y Rusia) consiguieron,
mediante la Santa Alianza y la convocatoria periódica de congresos,
y así poder controlar los estallidos revolucionarios de 1820 y 1830.
Entre 1830 y 1840, la primera fase de la industrialización, basada en
la actividad textil, llegó a sus límites porque se habían producido
más artículos que los que los mercados podían comprar.
Esta primera crisis de la economía capitalista reflejó en una fuerte
caída del crecimiento económico como disminuyeron los beneficios
que la burguesía industrial obtenía de la actividad textil, cerraron
fábricas y se despidió a muchos obreros. Al mismo tiempo, en el
campo se perdieron cosechas y los precios de los alimentos
aumentaron. Los más perjudicados fueron los obreros, ya que sus
salarios disminuyeron y muchos de ellos quedaron sin empleo. El
descontento de los más pobres se extendió por Europa y originó
movimientos de protesta y rebeliones.
*Sistema político que hace posible la vigencia del sufragio universal, el mantenimiento del capitalismo
como forma de organización de la economía y la legitimidad de los reclamos sociales por el respecto por
parte del Estado de los derechos sociales y humanos.
La revolución estalló casi simultáneamente en Francia, en casi toda Italia, en los
Estados alemanes, en gran parte del Imperio de los Habsburgo y en Suiza. Aunque
más débiles, también hubo levantamientos en España, Dinamarca, Rumania, Irlanda,
Grecia e Inglaterra.
“Nunca se estuvo más cerca de la revolución mundial
soñada por los rebeldes de la época. Lo que en 1789 fue el
alzamiento de una sola nación, en 1848 era, al parecer, la
primavera de los pueblos de todo un continente.”
Eric Hobsbawm
La oleada revolucionaria de 1848 también comenzó en Francia y
el nuevo estallido estuvo relacionado con los resultados de la
revolución de 1830.
El régimen de gobierno establecido desde entonces favorecía a la
alta burguesía; pero negaba el sufragio universal a la baja
burguesía y a los intelectuales, y los trabajadores no habían
obtenido ningún beneficio de él.
La situación se agravó con la crisis económica. Una serie de
malas cosechas provocó un fuerte aumento en los precios de los
alimentos básicos de los trabajadores: los cereales y las papas. El
cierre de fábricas por causa de la industria textil había
aumentado el desempleo, y el hambre se generalizó.
En toda Europa, casi simultáneamente, miembros de la baja
burguesía y estudiantes se unieron a las protestas de los obreros.
En Francia, el ejército y la policía se negaron a reprimir a los
aliados revolucionarios: el rey abdicó y se proclamó la República.
La revolución de 1848 se diferencia de la anterior porque los
trabajadores, por primera vez, tuvieron demandas
diferencias a las de los burgueses.
 La baja burguesía pedía por una reforma del sistema
electoral y parlamentario para poder lograr un mayor
grado de participación.
 Los obreros pedían soluciones al problema de la
desocupación y del hambre.
El gobierno provisional, que se organizó después de la
proclamada República, conto con la participación de Louis
Blanc como ministro de trabajo. Llevó a cabo las siguientes
acciones:
• Establecimiento del sufragio universal
• Abolición de la esclavitud colonial
• Abolición de la pena de muerte por delitos políticos
• Creación de los Talleres Nacionales para solucionar el
problema del desempleo en París (El Estado francés se
encargaba de crear obras en las que emplear a los
trabajadores en paro, de la organización de los Talleres, y
de pagar a los obreros)
La primera elección que se realizó en Francia con la vigencia del sufragio universal
dio por resultado una Asamblea constituyente integrada en su mayoría por
partidarios de la monarquía y de reformas moderadas. La mayor parte de la
población, que era todavía rural, no había tomado contacto con las nuevas
ideas que impulsaban los burgueses radicales y republicanos, ni con las ideas
socialistas que defendían los intereses de los obreros. Por esto, en las ciudades del
interior de Francia la población masculina votó por aquellos miembros que conocía:
los médicos, los abogados, e incluso los nobles que ocupaban un lugar destacado en
su ciudad.
Esta Asamblea se enfrentó con el gobierno provisional y, reafirmando los
principios del liberalismo económico, decidió el cierre de los Talleres
Nacionales.
En mayo de 1848, la disolución de los Talleres
Nacionales provocó una sublevación general
de los barrios pobres del este y oeste del sur
de París. Las tropas de la República realizaron
una despiadada represión de los 100.000
obreros insurrectos. El 26 de junio huno
centenares de ejecuciones, se detuvo a 25.000
personas y se expulsó de Francia a miles.
Cuando la burguesía tomó conciencia de la enorme fuerza que tenía el conjunto de
los trabajadores pobres, sintió que sus intereses amenazados y, desde entonces,
muchos liberales moderados se fueron convirtiendo en conservadores. A medida
que los burgueses moderados se retiraron de la alianza los trabajadores y los
burgueses radicales quedaron solos frente a la unión de las antiguas fuerzas
aristocráticas y la burguesía conservadora. Las revoluciones de 1848 fueron
derrotadas porque los partidos del orden se impusieron sobre la revolución
social.
Los trabajadores habían luchado por el derecho al voto de todos los ciudadanos,
sino también por reformas en la organización de la economía y la sociedad que
mejoraran sus condiciones de vida. Ante las demandas de los obreros, la burguesía
liberal y moderada consideró que la propiedad privada estaba en peligro y se
alió nuevamente con la alta burguesía.
Los gobiernos conservadores que retomaron el poder se propusieron poner en
práctica muchos de los principios del liberalismo económico, jurídico y cultural.
Entre 1848-49 los conservadores habían comprendido que la revolución era
peligrosa y que las demandas más importantes de los radicales y los obreros
podían satisfacerse a través de reformas. Las reformas económicas reemplazaron
a la revolución y la burguesía dejó de ser una fuerza revolucionaria.
MANIFIESTO
“Un fantasma recorre Europa: el fantasma del
comunismo. Todas las potencias de la vieja Europa se
han unido en una Santa Alianza para acorralar a ese
fantasma: el Papa y el Zar, Metternich y Guizot, los
radicales de Francia y los polizontes de Alemania.
¿Qué oposición no ha sido acusada de comunismo por
sus adversarios en el Poder?”
“La historia de toda sociedad hasta nuestros días no ha sido
sino la historia de las luchas de clases.
Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, nobles y
siervos, maestros jurados y compañeros; en una palabra,
opresores y oprimidos, en lucha constante, mantuvieron una
guerra ininterrumpida, ya abierta, ya disimulada; una guerra
que termina siempre, bien por una transformación
revolucionaria de la sociedad, bien por la destrucción de
las dos clases antagónicas. (…)”
“La sociedad burguesa moderna, levantada sobre las ruinas
de la sociedad feudal, no ha abolido los antagonismos de
clases.
No ha hecho sino sustituir con nuevas clases a las
antiguas, con nuevas condiciones de opresión, con
nuevas formas de lucha.
Sin embargo, el carácter distintivo de nuestra época, de la
época de la burguesía, es haber simplificado los
antagonismos de clases.
La sociedad se divide cada vez más en dos grandes
campos opuestos, en dos clases enemigas: la burguesía y
el proletariado.”