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El Episcopado hace conocer una pastoral colectiva dirigida
a manifestar la alegría, el gozo y el privilegio que implica la
visita de Juan Pablo II a la Argentina. Al mismo tiempo para
ayudar al pueblo cristiano a comprender en profundidad el
sentido de esa especial peregrinación y de preparar al cristiano
para vivirla con intensidad y en su real dimensión espiritual,
los obispos invitan a reflexionar sobre el misterio de la Iglesia,
el Papa como principio de unidad eclesial, la personalidad de
Juan Pablo II y las características de su magisterio.
LA VISITA DEL PAPA JUAN PABLO II
A LA REPÚBLlCA ARGENTINA
Queridos hermanos:
"¡Gloria a Dios,
que tiene el poder de afianzarlos,
según la Buena Noticia que yo anuncio,
proclamando a Jesucristo,
y revelando un misterio
que fue guardado en secreto
desde la eternidad .
y que ahora se ha manifestado!"
(Carta a los Romanos 16, 25-26)
1. La alegría y el mensaje de la solemnidad de San Pedro y San Pablo que celebramos hoy, adquiere
mayor significado ante la anunciada visita a nuestra patria del Papa Juan Pablo II actual Sucesor de Pedro.
Con su nueva presencia entre nosotros, como Padre y Cabeza de la gran familia universal que es la Iglesia:
* Viene a confirmar nuestra fe - la fe de la Iglesia como Cristo Resucitado lo hiciera con sus
discípulos;
* Viene a anunciar la Buena Noticia de salvación, al es tilo de Pedro y Pablo.
* Viene con su audacia evangélica a testimoniar la presencia de Cristo Salvador y a proclamar en su
nombre, el valor de la dignidad de la persona, de la justicia y de la paz.
* Viene a desafiarnos a una NUEVA EVANGELIZACION que debemos llevar a cabo en nuestra
patria, unidos con todos los hermanos de América Latina.
Por eso, la visita del Santo Padre Juan Pablo II, es un nuevo llamado del amor de Dios que se nos
manifiesta y nos invita a todos a "la obediencia de la fe" 1.
Para comprender el sentido de su visita y vivirla más intensamente, invitamos a todos a reflexionar
los siguientes temas.
1
Cf. Rom. 1, 5; 16, 26.
I. LA IGLESIA
2. LA IGLESIA, MISTERIO DE FE
¿Qué es la Iglesia de la cual el Papa es Cabeza visible?
Hay quienes la conciben sociológicamente como una mera institución humana, y la hacen factor
estratégico de poder y de presión. También se la compara con una empresa multinacional, capaz de
imponer “reglas de juego” a la sociedad.
Sin embargo la fe nos enseña que es el misterio del amor de Dios Padre que se muestra en Cristo,
“Redentor del hombre”, por la acción del Espíritu Santo. Misterio que no tiene el sentido de una realidad
mágica o esotérica, propuesta sólo a los iniciados, para ser aceptada porque sí. Sino que la Iglesia es
Cuerpo y Plenitud de Cristo 2. Y en Cristo se hace patente el misterio de Dios 3. Porque la intimidad de
Dios se va revelando y compartiendo con nosotros en Jesús, el Hijo de Dios hecho hombre.
Por eso Cristo es la Plenitud de la Historia de Salvación. El es todo lo que el Padre ha revelado, es la
Palabra misma de Dios. El llama a la fe, y con la fuerza del Espíritu Santo, convoca y reúne a Pedro y los
Apóstoles para que por medio de ellos y de sus sucesores se continúe proclamando “la buena y alegre
Noticia de la elección, la misericordia y la caridad de Dios” 4:
Esto nos invita a proclamar nuestra fe en el misterio de la Iglesia: “CREO EN LA IGLESIA UNA,
SANTA, CATOLICA y APOSTÓLICA”.
3. LA IGLESIA, MISTERIO VISIBLE, ES “UNA”
Toda la Iglesia aparece como “un pueblo reunido en virtud de la unidad del Padre, del Hijo y del
Espíritu Santo” 5.
Con todo, los cristianos tenemos experiencias de dolorosas divisiones que se dieron a lo largo de la
historia. También hoy encontramos diversos obstáculos para la unidad de nuestras comunidades. Todo esto
resulta incongruente para el hombre de hoy.
Es que siempre obra la realidad del pecado que al agredir falsea y divide.
Cristo, sin embargo instituyó la Iglesia “como signo e instrumento de la unidad íntima con Dios y
con todo el género humano” 6, porque es fruto de su amor salvador que reconcilia a los hombres con Dios
Padre, pone en comunión con El y en unión fraterna a los hombres entre sí. Por eso Pablo nos enseña que
hay “un solo Señor, una sola fe, un solo bautismo” 7.
La unidad, cuya plenitud siempre será una aspiración hasta el final de los tiempos se nos convierte en
una exigencia que nos motiva a fundar en la comunión con Dios, mediante Jesucristo, la verdadera
fraternidad y convertir así a la Iglesia en modelo vivo de amor entre los hombres, porque “hay un solo
Cuerpo y un solo Espíritu, así como hay una misma esperanza”, a la que hemos sido llamados 8.
4.
LA IGLESIA, MISTERIO VISIBLE, ES “SANTA”
La Iglesia como pueblo ya santificado por el bautismo está llamada a manifestar la santidad que le
viene de Dios 9: “Sean perfectos como el Padre celestial es perfecto” 10.
No es raro advertir que, a través de la historia, se hayan podido experimentar en la vida de la Iglesia,
2
Cf. Ef. 1, 23.
Cf. Jn. 10, 30.38; 14, 8-11.
4
Sín. Extr. 1985, II-A, 2.
5
LG., 4b.
6
LG., 1.
7
Ef. 4, 5.
8
Ef. 4, 4.
9
Cf. DP, 252.
10
Mt.5, 48.
3
sombras, debidas a la limitación humana, al pecado y a la incoherencia de vida.
Es que la Iglesia en este mundo, siempre estará en búsqueda y camino hacia la santidad plena
“permanecerá compuesta de justos y pecadores. Más aún por el corazón de cada cristiano pasa la línea que
divide la parte que tenemos de justos y pecadores” 11.
La Iglesia es santa por su origen divino, por su fin de la salvación de los hombres y por los medios
sacramentales que Cristo instituyó para santificada. Y la Iglesia santa nos invita a la íntima conversión del
corazón y a la participación de la vida de Dios, que supera todo anhelo humano. Ante la crisis de identidad
y de valores que sufre el hombre actual, la Iglesia enfrenta el desafío de avivar y promover el sentido de la
penitencia, la oración, la adoración, el sacrificio, la donación de sí, la caridad y la justicia 12. Así, igual que
los santos, cada cristiano será también fuente y origen de renovación de la Iglesia.
La obra inaugurada por Cristo sobre la tierra y continuada por el Espíritu Santo debe llevamos a
renovar continuamente nuestro corazón para vivir las exigencias del Evangelio.
5.
LA IGLESIA, MISTERIO VISIBLE, ES “CATOLICA y APOSTÓLICA”
“Los apóstoles predicando en todas partes el evangelio recibido por los oyentes bajo la acción del
Espíritu Santo, congregan a la Iglesia universal que el Señor fundó en los apóstoles y edificó sobre san
Pedro, siendo el propio Cristo Jesús la Piedra angular” 13.
En ciertos ambientes, se acusa a la Iglesia institución de querer imponer pautas culturales que
responden, de alguna manera, a una sociedad determinada o a una época, con la cual se la confunde.
Es característico de la Iglesia ser a la vez humana y divina, de tal forma que lo humano sea siempre
camino para lo divino 14. El evangelio para llegar a los hombres, necesita penetrar en diversas culturas y
usar de sus signos para presentar el Mensaje de salvación. Y aunque debamos lamentar que en algún
momento de la historia el lenguaje evangelizador haya quedado sujeto a determinadas pautas culturales por
las limitaciones propias de los hombres, sabemos que la Iglesia desde sus orígenes ha estado abierta a una
dimensión universal 15.
Además, desafortunadamente, muchos no han cobrado conciencia clara de pertenencia a la Iglesia
visible. Así, no pocos expresan que “se las arreglan a solas con Dios sin necesidad de los sacerdotes”. Y
otros, en la misma línea individualista se encierran en un espiritualismo desencarnado sin reconocer que el
camino de la Iglesia pasa por el hombre 16.
Sin embargo, “Jesucristo, Pastor eterno, edificó la santa Iglesia enviando a los apóstoles lo mismo
que El fue enviado por el Padre, y quiso que los sucesores de aquellos, los obispos, fueran los pastores de
la Iglesia hasta la consumación de los siglos” 17. En efecto, organizada como una sociedad, la Iglesia está
gobernada por el Papa, sucesor de Pedro, y por los obispos en comunión con él 18.
La Iglesia católica y apostólica tiene un estilo que le es propio: lo comunitario, en apertura a todos
los pueblos cuyos tiempos y fronteras trasciende 19. “Como servidora de los hombres, su obra en la historia
quiere reavivar la conciencia de que todo el pueblo de Dios es responsable de todo el evangelio, para
proclamarlo a todos los hombres” 20.
Cada uno de nosotros deberá asumir su responsabilidad en esta tarea.
11
12
DP. 253; cf. LG., 8c; GS. 43f.
Cf. Sín. Extr. 1985, II-A, 4.
13
LG., 19.
14
Cf. SC., 2.
15
Cf. Hech. 11 y 15, etc.
16
RH,13.
17
LG., 18b.
18
Cf. LG., 8b.
19
Cf. LG., 9c; GS, 58c.
20
C.E.A., Decl. Past. 13/5/66, II - 2B.a.
6.
LA IGLESIA ES “SIGNO, GERMEN E INSTRUMENTO DEL REINO DE DIOS”.
“La Iglesia recibe la misión de anunciar el Reino de Cristo y de Dios, e instaurarlo en todos los
pueblos, y constituye en la tierra el germen y el principio de ese Reino” 21.
Ignorar la presencia del Reino de Días lleva al hombre a una vida sin horizontes. A vivir sólo
pendiente de las cosas urgentes e inmediatas. A resignarse con fatalismo en las contrariedades. A
desesperarse frente al dolor y la muerte. En el fondo, a carecer de una visión trascendente que oriente y dé
sentido a la vida.
Por el contrario, la Iglesia integrada por hombres conscientes de que Dios los lleva a actuar en
alianza, en comunión con El, suscita la capacidad de forjar la historia con un corazón dócil, de hacer suyos
los caminos de la Providencia de Dios, de asumir su propio dolor y el de los pueblos, para transformados
por la Pascua de Jesús y de jugarse solidariamente aceptando los desafíos del presente con imaginación
creadora 22.
La razón última que impulsa a tomar tan en serio el mundo es que ella “se define como una realidad
en medio de la historia, que camina hacia una meta no alcanzada” 23. Ella “ofrece ya algún bosquejo del
siglo futuro” 24. Así lo expresa Juan Pablo II, quien nos recuerda “lo que el Apóstol Pablo gustaba llamar
vida nueva, creación nueva, ser o existir en Cristo, vida eterna en Cristo Jesús, que no es más que la vida
en el mundo, pero una vida según las Bienaventuranzas y destinada a prolongarse y transfigurarse en el
más allá” 25.
Con esta visión del más allá, plenitud para la que fuimos creados, confiados en la Providencia de
Dios, estamos llamados a comprometemos con la historia para construir el Reino.
7.
LA IGLESIA EXPERT A EN HUMANIDAD, “SERVIDORA DE LOS HOMBRES”
Así como Jesús define su misión en el mundo. “El mismo Hijo del hombre no vino para ser servido
sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud” 26, así la Iglesia “nada puede desear con más
ardor que servir cada vez más generosa y eficazmente a los hombres del mundo actual” 27.
Frente a una realidad humana cuestionad ora y problematizada, la Iglesia asume una perspectiva
pastoral que nace de su experiencia diaria en contacto con los hombres, especialmente los más humildes,
de quienes recibe sus confidencias y anhelos, tratando de interpretar a la luz de la Pascua de Cristo 28 su
problemática.
Ella tiene siempre una palabra esperanzada, portadora de resurrección, que parte desde Jesucristo,
ubica el servicio de ella misma, y señala la dignidad y el destino del hombre 29. Por eso no teme denunciar
desde el evangelio:
* Los atropellos a las personas e instituciones, sus derechos, valor y dignidad 30.
* El colonialismo que produce la pérdida de identidad cultural 31.
* La aparición e influencia de los ídolos del placer 32, del tener 33 y del poder 34.
21
LG., 5b.
Cf. DP., 279.
23
DP, 254.
24
GS., 39.
25
CT., 29.
26
Mc. 10, 45.
27
GS., 93.
28
Cf. Mensaje de los Obispos en Puebla, 1979, Nº 3b (previo al documento).
29
Cf. Juan Pablo II, Disc. inaugural de Puebla 1, 1.
30
Cf. DP., 40 y 327; POCC., 3.
22
36 Cf. DP., 57; 60; DHC., 15 y 100; EPV., 81-82.
31
Cf. DP., 66; ICN., 30.37.77-84.
32
33
Cf. DP., 58. 328; DHC., 69;CTN, 6; Pudor, 1-3.
Cf. DP., 30.
* La pobreza inhumana, la desocupación y el subempleo, el consumismo 35.
* La desintegración de la familia y la manipulación de la educación 36.
* El manejo parcializado y tergiversado de los datos de información en los medios de comunicación
social 37.
* La falta de unidad y reconciliación entre los sectores del pueblo 38.
* La injusticia 39, la violencia 40, la crisis moral 41.
* El crimen del aborto 42.
8. PROFESION DE FE
A la espera de la visita del Papa, retornamos la Profesión de fe hecha por los Obispos
latinoamericanos en Puebla 43:
“Dios está presente, vivo, por Jesucristo liberador, en el corazón de América Latina.
Creemos en el poder del Evangelio.
Creemos en la eficacia del valor evangélico de la comunión y participación, para generar la
creatividad, promover experiencias y nuevos proyectos pastorales.
Creemos en la esperanza que alimenta y fortalece al
hombre en su camino hacia Dios, nuestro Padre.
Creemos en la civilización del amor”.
II. EL PAPA EN LA IGLESIA
9. EL PAPA, PRINCIPIO VISIBLE DE LA UNIDAD ECLESIAL
El misterio de Cristo se hace visible en la Iglesia. El es el único Pastor que la guía. Es la fuente de su
vida y unidad. Es su Cabeza. Esta función de Cabeza del cuerpo eclesial, es la misteriosa relación vital que
lo vincula a todos sus miembros. De aquí nace el ministerio de sus pastores.
Cristo elige y consagra a los Doce, presididos por Pedro, para hacerlos partícipes de esa misteriosa
relación suya con los hombres. Los suceden en el tiempo, el Papa y los Obispos 44. Por eso, lo que hemos
dicho de la Iglesia 45, aparece sacramentalmente visible en la persona del Papa. Como sucesor de Pedro, él
“es el principio y fundamento perpetuo y visible de la unidad, así de los Obispos como de la multitud de
los fieles” 46.
En efecto. Dios crea al hombre para una existencia compartida, en la que se refleje la unión del Padre
con el Hijo y el Espíritu Santo 47. De aquí se deriva la unidad de las familias y de los pueblos 48. Al
34
35
Cf. DP., 42.
35 Cf. DP., 29; 56; 64.
36
Cf. DP., 57 y 60; DHC., 15 y 100; EPV., 81-82.
37
Cf. DP., 62.
38
Cf. ICN., 35; CR., 5-11.
39
Cf. DP., 328; ICN, 29; DNC., 15 y 100; EPV., 81-82.
40
Cf. DP., 328; ICN., 33.
41
Cf. DP., 69; ICN., 36; DHC., 3.
42
Cf. DP., 318.
43
Men. a los Pueblos de A.L. Obispos Puebla, Nº. 9.
44
Cf. DP., 257-258.
45
Cf. Primera parte de esta carta pastoral, 2-7.
46
LG., 23.
47
Cf. ICN., 60.
48
Cf. GS., 26; DP., 513; ICN., 7-74.86.88; DHC., 123-124; POCC, 2.
convocar a los Apóstoles, Jesús los hace fundamento de la “Nueva Familia”, la Iglesia 49. Y al frente de
ella pone a Pedro y a sus sucesores, los Papas 50, como principio de unidad visible del Pueblo de Dios. Para
ello, cuando definen la doctrina de la fe 51, gozan de la misma infalibilidad que Cristo quiso para su
Cuerpo, y la ejercen en su calidad de supremo maestro de todos los fieles a quienes deben confirmar.
Esto nos exige atender con docilidad las enseñanzas del Papa que, al iluminar nuestra fe en el único
Evangelio, nos reúne en comunión con todo el Pueblo de Dios 52.
10. EL PAPA CONVOCA A LA SANTIDAD
El Señor Jesús dijo a Pedro: “Yo he rogado por tí para que no te falte la fe, y tú, después que hayas
vuelto, confirma a tus hermanos” 53.
El Papa también continúa la misión santificad ora de Pedro, misión que brota y se inspira en el
servicio a un único Señor, en la posesión de un único Espíritu Santo y en el amor a una única Iglesia.
En el vocabulario cristiano tradicional, llamamos al Papa: “santo padre”, para expresar hoy,
cualquiera sea el origen de este título, que es un signo convocan te a la santidad que debemos procurar los
cristianos. No es un culto a la persona que preside la comunidad de fe, sino una afirmación de nuestra
conciencia del mandato de Jesús: “sean perfectos como el Padre celestial es perfecto” 54.
La historia del papado nos muestra algunos momentos lamentablemente oscuros y decadentes y
otros, con Papas verdaderamente santos, muchos de los cuales son venerados en la liturgia. No obstante
siempre la figura del Vicario de Cristo ha sido garantía para que en la Iglesia, cada uno pudiera dar
respuesta madura al Señor. Su palabra siempre ha sido invitación a la santidad y esta convocatoria,
necesariamente, incluye un llamado al arrepentimiento y a la reconciliación que debe motivamos a asumir
una actitud penitencial por nuestras propias culpas y las del mundo y a reconocemos necesitados de la
misericordia de Dios.
11. EL PAPA SUCESOR DE PEDRO, PASTOR UNIVERSAL
Desde el momento que Cristo llama a un hombre a su ceder a Pedro, que con su vida apostólica y su
muerte, supo responder a aquella pregunta: “...me amas tú, más que éstos?” 55, deposita en él la
responsabilidad de pastor universal 56. Como tal, en su misión evangelizadora, llega con su mensaje y con
su persona a cada continente y a cada cultura no para avasallarlas sino para afianzarlas en su identidad y
para impregnarlas del Evangelio que actúa como levadura, con el fin de promover y elevar los valores que
definen a cada pueblo. “Lo que importa es evangelizar - no de una manera decorativa, como un barniz
superficial, sino de manera vital, en profundidad y hasta sus mismas raíces - la cultura y las culturas del
hombre tomando siempre como punto de partida la persona y teniendo siempre presentes las relaciones de
las personas entre sí y con Dios” 57.
Como pastor universal se preocupa por todos los problemas que afectan a los hombres, dentro y
fuera de la Iglesia. Impulsado por la fuerza del Evangelio que ha de proclamar, su misión, sin fronteras
geográficas supera lo social, lo político y lo confesional. La problemática ecuménica lo urge a buscar
canales para lograr la unidad exigida por Cristo: “Padre, que todos sean uno..., para que el mundo crea que
49
Cf. DP. 258.
Cf. Mt. 16, 18; Jn. 21, 15-19; CD., 2; Sín. Extr. 85, II-c, 2 y 4.
51
Cf. LG., 25c.
52
Cf. LG., 18.
53
Lc. 22, 32.
54
Mt. 5, 48.
55
Jn. 21, 17.
56
Cf. Juan Pablo II, Carta Jueves Santo 1979, Nº 1.
57
EN., 20.
50
Tú me enviaste” 58.
También como pastor universal, debe tener contacto con la realidad pastoral que enfrenta la Iglesia
en todas partes y en cada una de sus iglesias particulares (Concilios, Sínodos, visitas “ad limina”, visita del
Papa a las naciones).
El tiene las llaves del Reino 59. Es el Vicario visible de Cristo siempre presente en la Iglesia. Por eso,
su palabra debe motivar nuestra obediencia filial a Cristo. Obediencia que nos deja pertenecer a su rebaño,
expresando nuestro amor a El, en el cumplimiento del Evangelio: “Si ustedes me aman, cumplirán mis
mandamientos” 60.
12. EL PAPA, MAESTRO DE LA FE Y PORTADOR DE ESPERANZA
La historia de la salvación va unida a todos los acontecimientos protagonizados por los hombres.
Para hacer esa historia, la Iglesia debe su palabra a cada uno de ellos; y el portavoz de ella es el sucesor de
Pedro 61, urgido por el amor de Cristo y por la solicitud acuciante que tiene por la iglesia una y universal.
Debe anunciar - con ocasión o sin ella - 62, la salvación de Cristo Jesús y la comunión de destino que todo
hombre tiene bajo el Padre común 63.
El clima de angustia, con sus vacilaciones e incertidumbres, provoca desazón entre los hombres. El
mundo secularista que ignora a Dios, cae con facilidad en la indiferencia o en la suspicacia ante las
propuestas eclesiales 64. Frente al desafío de esta realidad, la presencia del Papa anuncia a los católicos y a
todo el mundo de buena voluntad, la necesidad de vivir la propia identidad, de expresar con lucidez y
coherencia la fe, y de mantener viva la adhesión a Dios, el único Absoluto.
Aún más: la Iglesia, por medio del Vicario de Cristo ofrece a todo el mundo, el diálogo de la
salvación en Cristo, a fin de despertar y convocar a la esperanza de un mundo “nuevo”, un mundo de amor
verdadero, alegría y gozo del cristiano y servicio para todos.
III. NUESTRO PAPA: JUAN PABLO II
13. EL PAPA, SER HISTORICO
Desde Pedro cada Papa ha sido alguien concreto, como respuesta al hoy de Dios en la Iglesia.
Cada momento de la historia tuvo un Romano Pontífice, esto es, un ser histórico y real. Por eso,
S.S.Juan Pablo II - en continuidad con esta historia de salvación - debe comprometerse en la totalidad del
Misterio de la Iglesia.
En esta Iglesia - amada y cuidada por Dios - cada Papa deja la marca de su personalidad, de su amor
a los hombres y al mundo, de su misión ec1esial y pastoral.
14. PERSONALIDAD DE JUAN PABLO II
Polonia es la tierra y la Iglesia que forjaron la personalidad definida de S.S. Juan Pablo II.
58
Jn.17, 21.
Mt. 16, 19; Jn. 21, 15-17.
60
Jn.14, 15.
61
Cf. Juan Pablo II, Disc. Catedral Bs. As., 11/06/82.
62
Cf. 2 Tim. 4, 2.
63
Cf. Juan Pablo II, Disc. Aerop. Ezeiza, 11/06/82.
64
Cf. CT., 57.
59
Desde su origen, Polonia está en una línea de frontera con siglos particularmente difíciles 65. No es
de extrañar, por lo tanto, que su Iglesia sea una Iglesia de lucha y definiciones. Acuciada por
totalitarismos, en muchos momentos de su historia se ve aislada. Sufre y ansía la libertad y el respeto por
la dignidad de la persona. Busca su destino trascendente como país, lo que el mismo Juan Pablo II define
con las Palabras del poeta Cipriano Norwid: “país donde se recoge, por respeto a los dones del cielo, toda
migaja de pan que cae por tierra... donde las primeras inclinaciones de saludo son como una confesión
perpetua de Cristo: ¡Sea alabado!” 66.
A lo largo de toda su vida la Iglesia fue siempre la gran familia de nuestro Pastor universal. Ella lo
hizo hombre de esperanza, de paz y reconciliación, de diálogo y comunicación, de firmeza y audacia, de
gran sensibilidad y amor apasionado. Lo formó pastor, hombre de Dios para los hombres. Y así Dios lo
fue moldeando como Pastor de la Iglesia universal.
Ya desde el primer momento de su pontificado, Juan Pablo II nos reveló su propio y personal estilo
eclesial. Por eso, hoy nos resulta familiar verlo como peregrino de un continente a otro, compartiendo en
la liturgia la fiesta de la fe con los católicos y encontrándose - en actitud dialogal- con las culturas de los
diversos pueblos a las que como Pedro debe seguir ofreciendo el Mensaje evangélico.
Como catequista y Maestro de la fe nos entrega con su palabra, fiel a Dios y a los hombres, los
contenidos de la revelación acompañados con gestos tiernos y acogedores, especialmente hacia los niños,
los enfermos, los pobres y sufrientes del mundo.
Con profunda conciencia de su servicio eclesial lo vemos atento y compenetrado de la marcha del
mundo. Sus gestos y sus palabras señalan constantemente el camino de la paz, la fraternidad, la justicia y
la misericordia entre los hombres. Al mismo tiempo que denuncia evangélicamente la injusticia, la
corrupción, la violencia, las ideologías antihumanas y los colonialismos de toda índole.
Sin lugar a dudas, Juan Pablo II nos hace descubrir que todo lo que es y realiza son signos del paso
de Dios en nuestro tiempo. Esta presencia evangélica llegará a nuestra patria invitándonos a vivir
coherentemente nuestra fe.
15. MAGISTERIO DE JUAN PABLO II
En la abundancia de actitudes pastorales, documentos, alocuciones y homilías de Juan Pablo II,
podemos apuntar - sin temor a equivocarnos - algunas constantes de su magisterio 67:
* Su preocupación por el hombre necesitado de salvación, en el mundo actual y su proyección al
futuro.
* Su vigorosa proclamación de la Misericordia de Dios y el llamado a una actitud penitencial.
* Su centralidad en Cristo como Redentor del hombre y su entrega diaria en la Eucaristía.
* Su vibrante sentido de Iglesia como presencia operante de Cristo Salvador, que debe dar la
“respuesta de Dios” a los desafíos del presente con un compromiso hacia el futuro.
* Su cálido afecto y su continua invocación a la Santísima Virgen María, Madre de Jesús y Madre
de la Iglesia.
* Su amor interpelante a los sacerdotes y a los consagrados en las diversas formas eclesiales, lo
mismo que a las Iglesias orientales católicas.
* Su dimensión ecuménica, que exige la identidad definida del católico, mientras expresa su fraterna
apertura a las demás confesiones cristianas y a las diversas religiones.
* Su valoración de las culturas, con gran sensibilidad evangelizadora para detectar “las semillas del
Verbo”, el camino del Señor, en ellas.
* Su inquietud por una catequesis integral en total fidelidad a la revelación y al hombre concreto, y
en su invitación desafiante a “una nueva evangelización”.
65
Cf. Juan Pablo II, Disc. Palacio Belvedere, Varsovia, 02/06/79.
Juan Pablo II, Disc. Aerop. Varsovia, 02/06/79.
67
Documentos del Magisterio de s.s. Juan Pablo II.
66
* Su valoración profundamente eclesial de los laicos en la irremplazable tarea de impregnar el
mundo con el espíritu del Evangelio, y el particular afecto demostrado constantemente a los jóvenes que
encarnan la juventud de cada familia, de las naciones, de la humanidad, y también de la Iglesia.
* Su continuo llamado a la paz junto con su intervención activa en construirla, de lo que nosotros los
argentinos somos testigos.
* Su importante magisterio social, especialmente referido a la dignidad del trabajo.
Como síntesis de las enseñanzas de nuestro actual Sumo Pontífice, podemos recoger estas palabras:
“En la Cruz, en la Eucaristía y en Nuestra Señora se basa mi esperanza de que la semilla de salvación
que aquí he tratado de lanzar, crezca y dé frutos de amor, de fraternidad y de vida cristiana” 68.
16. JUAN PABLO II VIENE A LA ARGENTINA
S.S. Juan Pablo II ya visitó por primera vez nuestra patria en circunstancias difíciles y dolorosas
para todos, en junio de 1982. En aquella oportunidad se despidió con un: “¡Hasta pronto!”.
Hoy, en esta solemnidad de los Apóstoles Pedro y Pablo, al anunciarles esta nueva visita que
realizará el Santo Padre a nuestra patria en 1987, queremos agradecer a Dios - Señor de la historia porque nuevamente manifestará su amor salvador entre los argentinos.
Preparando esta llegada invitamos a todos a preguntarnos: “¿Con qué argentina se encontrará Juan
Pablo II?”.
Decíamos en nuestro documento: “Dios, el hombre y la conciencia” que “cuando una sociedad
como la nuestra, ha vivido la experiencia de hechos que manifiestan desestima de la vida, de la libertad,
de la verdad, de la justicia, de la paz y se angustia por encontrar los medios normales de subsistencia, no
puede menos que verse desafiada por el desaliento, el debilitamiento de su cohesión interna, la mutua
agresión de sus miembros” 69.
Sabemos que desde entonces algunas cosas han cambiado favorablemente, mientras otras han
permanecido o se han acentuado negativamente.
La instauración de un gobierno constitucional va exigiendo una mayor madurez cívica y social que
debiera culminar en un diálogo que conduzca a la verdadera reconciliación de los argentinos. ¿Qué
hemos hecho para que esto sea una realidad?
El ejercicio de los derechos civiles debiera ayudamos a alcanzar una verdadera identidad cultural
como argentinos. ¿Se ha avanzado al respecto?
Un país que emprende un camino de libertad, ha de sostener los valores humanos de la persona, de
la vida, de la familia, de la educación, del trabajo, de la participación, y legislar con el fin de protegerlos
y asegurarles vigencia. ¿Cabe afirmar que esto se va dando en nuestra argentina?
Con estos y otros cuestionamientos que afectan al ser y a la vida de nuestro pueblo se encontrará su
santidad Juan Pablo II. Y frente a esta realidad, llegará - como lo hace siempre- con la humildad del
Misionero y la solicitud del Pastor. En esto reside el sentido profundo de su visita.
El Papa vendrá a recordamos, en este tiempo de preparación al V Centenario de la Evangelización
en América Latina, que los argentinos, junto a todos los pueblos del continente, tenemos una identidad
histórico-cultural que es fundamentalmente católica 70. Desde ella debemos mirar con fidelidad a nuestro
pasado de fe, hacer frente a los desafíos del presente y consolidar la obra iniciada preparando el futuro.
Esta obra debe ser, como la llama Juan Pablo II, “una evangelización nueva: nueva en su ardor, en sus
métodos, en su expresión” 71.
Esta “nueva Evangelización” deberá alcanzar un ilusionado esfuerzo catequístico, una práctica
sacramental siempre más consciente y orientada a poner en marcha el dinamismo santificador y
68
Juan Pablo II, Disc. Aerop. B.E. Gomes, Brasil, 11/07/80.
DHC., 2.
70
Cf. DP., 412; Disc. Juan Pablo II en Sto. Domingo, 12/10/84, II 5.
71
Cf. Juan Pablo II, Disc. en Sto. Domingo, 12/10/84.
69
apostólico propio del Bautismo, y promover una sana moral familiar y pública 72.
Para esto debemos preparamos iniciando un camino de conversión.
SUGERENCIAS
Disponemos la realización de una misión, similar a la del Cristo Peregrino, que renueve
espiritualmente a nuestro pueblo cristiano y así lo prepare para recibir con fruto abundante y permanente
la visita del Santo Padre, Vicario de Cristo.
Establecemos asimismo que se haga una campaña intensa de oración para obtener del Señor las
gracias necesarias para esta nueva Evangelización de nuestra Patria.
Oportunamente se irán dando a conocer iniciativas concretas, de carácter doctrinal y espiritual, para
el mejor logro de los fines de esta visita.
Por otra parte, los Obispos dispondrán en sus respectivas Diócesis todas aquellas iniciativas que
mejor se adapten a la realidad de cada lugar.
Deseamos que todos se preparen, auxiliados por la misión especial que promovemos, sin que nadie
se sienta excluido, pero sobre todo, anhelamos que en el Papa se manifieste la imagen del Buen Pastor,
para que nuestra Patria, como parte de América Latina, se sume a la “nueva Evangelización” convocada
por el mismo Juan Pablo II en Santo Domingo.
Que la Virgen de Luján, ilumine su paso entre nosotros y nos otorgue el aliento necesario para
responder a su llamado.
LII Asamblea Plenaria
Buenos Aires, 29 de junio de 1986.
Solemnidad de los Santos Pedro y Pablo.
SIGLAS
CD:
CT:
CTN:
CR:
DP:
DHC:
EN:
EPV:
GS:
ICN:
LG:
POCC:
Pudor
RH:
SC:
Sín. Extr.
72
Con. Vaticano II: “Christus Dominus”
Juan Pablo II: “Catechesi tradendae” 1979
C.E.A.: “Construyamos todos la nación”
Com. Perm. de la C.E.A.: "Camino de Reconciliación", 1982
CELAM: “Documento de Puebla”, 1979
C.E.A.: “Dios, el hombre y la conciencia”, 1983
Pablo VI: “Evangelii nuntiandi”
E.E.E. de la C.E.A.: “Educación y Proyecto de Vida”, 1985
Conc. Vaticano II: “Gaudium et spes”
C.E.A.: “Iglesia y Comunidad Nacional”, 1981
Concilio Vaticano II: “Lumen Gentium”
C.E.A.: “Principios de Orientación Cívica de los cristianos”, 1983
E.E.F. y C. de la C.E.A.: “El pudor, defensa de la intimidad humana”, 1984
Juan Pablo II: “Redemptor hominis”
Concilio Vaticano II: “Sacrosanctum Concilium”
85: Relación final del Sínodo Extraordinario de los Obispos sobre los 20 años del Conc.
Vaticano II, 1985
Cf. Juan Pablo II, Disc. en Sto. Domingo, 11/10/84, 6.
ORACIÓN
para preparar la visita pastoral a la Argentina de
S.S. JUAN PABLO II
Señor Jesús,
muéstrate en tu Vicario Juan Pablo II
y muéstranos así al Padre.
Sabemos que tu Evangelio recobra actualidad
en sus viajes misioneros.
Sabemos que su cercanía de Pastor
expresa tu presencia en medio del pueblo.
Ayúdanos a conocer tu voluntad
en sus palabras y gestos,
aquí, en esta Argentina Latinoamericana
bendecida por la Virgen
y dispuesta al nuevo llamado evangélico.
Te esperamos, Señor, esperándolo
y, desde ya, queremos aceptar en él
tu invitación a renovamos en la fe
y a orientar la vida de nuestro pueblo
conforme a tus mandatos.
Amén.
Nuestra Señora de Luján,
Estrella de la nueva evangelización:
Ruega por nosotros.