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Derechos de propiedad y atraso económico en Argentina: una perspectiva histórica
Leandro Prados de la Escosura (Universidad Carlos III de Madrid)
Isabel Sanz-Villarroya (Universidad de Zaragoza)
¿Por qué Argentina, un país que durante 1880-1929 figuró entre los diez países
con mayor renta per capita del mundo, se rezagó hasta alcanzar su posición actual, más
cercana a la de Turquía que a la de Europa occidental? (Prados de la Escosura, 2000)
Es habitual comparar la evolución económica de Argentina con la de Australia
y Canadá, con las que ha compartido un desarrollo basado en la explotación de
recursos naturales y en la exportación de bienes primarios1. Hoy día sabemos que
Argentina frenó su acercamiento a Australia y Canadá a finales del siglo XIX2. Los
resultados obtenidos por Sanz-Villarroya (2003) adelantan el momento histórico en el
que Argentina se rezagó del resto de los países de nuevo asentamiento pues, hasta
ahora, la Primera Guerra Mundial, la Depresión de 1929 y la recuperación post-bélica
a partir de 1950 habrían señalado para economistas e historiadores el inicio del retraso
argentino.
¿Dónde reside la explicación del fracaso argentino? ¿Por qué no logró acortar
distancias con Australia y Canadá a partir del siglo XX? ¿A qué es debido el retraso
sufrido por Argentina respecto a estos dos países?, son interrogantes que aún no han
recibido una respuesta definitiva.
El incremento, vía inversión, de la intensidad de capital es, en la explicación
neoclásica del crecimiento, el mecanismo que conduce a un mayor producto por
habitante. Sin embargo, la acumulación de capital físico y humano depende, en última
instancia, de la existencia de una estructura de incentivos que emanan de las
instituciones vigentes (North, 1990: 134). El estudio cuantitativo que se ofrece en este
ensayo investiga en qué medida la estructura de incentivos que se deriva de los
derechos de propiedad vigentes condicionó el proceso de acumulación de capital y, por
tanto, el crecimiento de la Argentina y su posición con respecto a Australia y Canadá.
1
Cf. Cortés Conde (1997), Di Tella y Zymelman (1973), Díaz Alejandro (1983), Ferrer (1996), Taylor
(1992, 1994, 1998).
2
Estos resultados se derivan del estudio de las series relativas de PIB per cápita entre 1875 y 1990
mediante el método de raíces unitaria y cortes estructurales. Cf. Sanz Villarroya (2003).
1
Se trata, pues, de analizar, para la experiencia histórica argentina, qué
asociación existe entre derechos de propiedad, inversión y crecimiento3. No obstante,
la principal dificultad estriba precisamente en medir el impacto de las instituciones así
como la estructura de incentivos derivada de las mismas4. Recientemente, Clague,
Keefer, Knack y Olson (1999) han proporcionado una medida del cumplimiento de los
contratos y la seguridad de los derechos de propiedad que han definido como “dinero
intensivo en contratos” [CIM, en adelante] y que equivale al porcentaje de los
depósitos sobre la oferta monetaria (M2). La idea que subyace tras este indicador es
que el modo en que se mantienen los activos financieros está condicionado por la
definición de los derechos de propiedad. Cuando los agentes económicos consideran
que están operando en un contexto de estabilidad, con derechos de propiedad bien
definidos y garantizados, el mantenimiento de sus activos líquidos en forma de
depósitos no resulta una decisión arriesgada y, por tanto, su preferencia por el
circulante disminuye. En consecuencia, la proporción de los depósitos sobre la oferta
monetaria tenderá a aumentar. El mejor cumplimiento de los contratos resultará, a su
vez, en mayores tasas de inversión y, en consecuencia, en
tasas superiores de
crecimiento. La situación contraria se daría en el caso de que el marco institucional
estuviese mal definido5.
A fin de analizar la experiencia histórica de la Argentina durante el periodo
1875-1990 partimos de un modelo de crecimiento definido mediante un sistema de
ecuaciones estructurales en el que se incluye el indicador CIM como aproximación al
nivel de cumplimiento de los contratos. Los resultados obtenidos sugieren que el grado
de definición y cumplimiento de los derechos de propiedad ha contribuido de manera
destacada a explicar la singular evolución de la economía argentina.
3
Cf. Knack y Keefer (1995) para un intento de comprobar dicha relación de manera empírica.
North (1990), p.107, escribe: “We cannot see, fell, touch, or even measure institutions; they are
constructs of the human mind”.
5
Como ilustra la reciente situación vivida en la Argentina donde la violación de los derechos de
propiedad condujo a una inmediata retirada por los particulares de sus depósitos en el sistema
financiero.
4
2
En el resto del ensayo, discutimos la posición de Argentina en comparación con
Australia y Canadá y las hipótesis que se han barajado para explicarla (sección 2);
examinamos la validez del indicador CIM para medir el efecto de las instituciones
sobre el comportamiento de la economía (sección 3); realizamos el cómputo de un
modelo estructural de crecimiento para la Argentina (sección 4); contrastamos sus
resultados con la evidencia cualitativa y las interpretaciones históricas disponibles
(sección 5); y, finalmente, llevamos a cabo una simulación de cuál habría sido el
impacto sobre el crecimiento y, en consecuencia, sobre la posición relativa de la
Argentina si la definición y el cumplimiento de los derechos de propiedad hubiera sido
análogo al de Australia o Canadá (sección 6). Una breve recapitulación cierra el
ensayo.
La posición relativa de Argentina
La comparación entre Argentina, Australia y Canadá es frecuente, pues forman
parte de las denominadas ‘regiones de nuevo asentamiento’ (areas of new settlement)
que se convirtieron en exportadoras de bienes primarios bajo la influencia británica y
siguieron una evolución paralela entre finales del siglo XIX y mediados del siglo XX
(Gallo, 1985; Duncan y Fogarty, 1984; Platt y Di Tella, 1985). Extensos territorios,
escasamente poblados, disponían de una dotación de recursos naturales que, aunque
físicamente alejados de los centros de actividad económica, les confería un posición
internacional privilegiada6.
El comportamiento relativo de Argentina con respecto a Australia y Canadá en
términos de producto por habitante se ilustra en los Gráficos 1 y 2, calculado como su
diferencia en logaritmos. Los valores negativos representan niveles inferiores de
producto argentino, los valores iguales a cero significan una equiparación de niveles, y
los valores positivos representan niveles que son superiores.
En comparación con Australia, se observa un rápido acercamiento de Argentina
hasta 1899, momento a partir del cual su posición relativa se estanca. A partir de 1974
tiene lugar una ruptura en la tendencia, negativa y significativa, que marca el inicio del
distanciamiento entre ambas economías. Con respecto a Canadá siguió una pauta
6
Cf. Fogarty, Gallo y Diéguez (1979), Platt y DiTella (1985) y Duncan y Fogarty (1984).
3
análoga, aunque, hasta 1936, hubo algún momento en los que el PIB per cápita
argentino alcanzó al canadiense (Sanz-Villarroya, 2003).
¿Por qué Argentina nunca alcanzó los niveles per cápita de Australia?; y si
llegó en algún momento a equipararse a Canadá, ¿Por qué no pudo mantenerse en esa
relativa superioridad? ¿Qué originó el acusado declive argentino que se fue
potenciando con el tiempo y que aún perdura?, constituyen interrogantes a los que
historiadores y economistas tratan de responder desde hace ya algún tiempo.
La primera fase del atraso argentino, ha recibido considerable atención en la
historiografía. El cierre de la frontera fue, para Di Tella y Zymelman (1967), la mayor
diferencia entre Argentina y otras áreas de nuevo asentamiento, ya que no se buscaron
sustitutivos adecuados para compensar el fin de la expansión territorial. En opinión de
Solberg (1985), la disparidad fundamental entre Argentina y Canadá estriba en una
política de distribución de la tierra que, en Canadá, derivó en la formación de un
amplio conjunto de pequeños granjeros, mientras, en Argentina, dio lugar a un
pequeño núcleo de grandes terratenientes El contraste entre la administración
australiana, estable y flexible, y el mal gobierno argentino es, a juicio de Duncan y
Fogarty (1984), el elemento diferencial; mientras que, para Platt y Di Tella (1985), lo
serían una tradición política y una inmigración de origen geográfico distintos, hecho
este último que apunta también Taylor (1994). Abunda en este último aspecto Díaz
Alejandro (1985), para quien la política inmigratoria, más restrictiva en Australia,
habría redundado en una mayor productividad, incentivada por la relativa escasez de
mano de obra.
En una investigación reciente, Taylor (1992) ha señalado que la elevada tasa de
dependencia y la tardía transición demográfica, en términos comparativos, habrían
supuesto una menor tasa de ahorro en Argentina frente a Australia y Canadá. Una parte
significativa de la entrada de capital tendría lugar en respuesta a la baja tasa de ahorro
(Taylor y Williamson, 1994). Al tratarse, pues, un país dependiente del capital
extranjero, la Primera Guerra Mundial y la ‘desglobalización’ subsiguiente redujeron
su flujo con el consiguiente impacto negativo sobre la formación de capital y, en
definitiva, sobre el crecimiento económico, dando lugar a un primer episodio del
atraso argentino. En efecto, durante el periodo 1900-1929, la tasa de ahorro fue, en
4
Argentina, alrededor de un 10 por ciento menor que en Australia y Canadá, mientras
que la tasa de dependencia era superior en 5 puntos porcentuales (Taylor, 1992: 922).
Taylor estima que, a largo plazo, la diferencia existente entre las tasas de dependencia
en Argentina y Australia explicaría alrededor de las dos terceras partes del desnivel
entre sus respectivas tasas de ahorro. Si Argentina hubiese tenido una tasa de
dependencia similar a la media de Canadá y Australia, su tasa de ahorro se habría
duplicado (Taylor, 1992: 925). Por su parte, Cortés Conde (1985), apunta que, en los
años veinte, el principal rasgo de la divergencia lo constituyó la política de
industrialización mediante sustitución de importaciones frente a la desarrollo ‘hacia
afuera’ llevado a cabo en Canadá.
El retraso, más acusado, de la economía argentina a partir de la década de los
treinta, ha recibido mucha menor atención entre los científicos sociales. De acuerdo
con Taylor (1994, 1998a), ya desde los años treinta, la acumulación de capital se vio
obstaculizada por los altos precios relativos de los bienes de capital (en su mayoría,
importados), resultado de la política de industrialización vía sustitución de
importaciones. Durante el resto del siglo XX, los tipos de cambio múltiples, el
mercado negro de divisas7, la depreciación de la moneda y los altos aranceles
constituirían las distorsiones subyacentes tras los elevados precios relativos de los
bienes de capital (Taylor, 1998b; Collins y Williamson, 2001). La menor intensidad de
capital resultante explicaría los menores niveles de productividad laboral de Argentina
en comparación con Australia y Canadá. En suma, el marco institucional determinaría,
en última instancia, el atraso económico argentino del siglo XX (Cortés Conde, 1998).
¿Cómo medir el impacto del marco institucional?: El ‘dinero intensivo en contratos’
Con el fin de acotar el marco institucional y poder cuantificar su impacto,
Clague, Keefer, Knack y Olson (1999) idearon un indicador denominado ‘dinero
intensivo en contratos’ (CIM) que representa la proporción de depósitos mantenidos en
el sistema bancario, a la vista y a plazo, en la oferta monetaria (M2): (M2-C)/M2,
siendo C el circulante en manos del público.
7
El mercado negro (black market) suele medirse como la diferencia entre el tipo de cambio oficial y el
tipo de cambio de mercado.
5
El razonamiento que subyace tras este indicador es el siguiente: cuando los
ciudadanos confían en el cumplimiento de los contratos y operan convencidos de un
entorno seguro, mantienen una porción mayor de su dinero en forma de depósitos y,
por tanto, el indicador CIM tiende a aumentar (Clague et al., 1999: 188). El buen
cumplimiento de los contratos proporciona un ambiente favorable a la inversión; de
este modo, la tasa de formación de capital tenderá a aumentar y, consecuentemente, lo
hará el crecimiento de la economía. Así, puede augurarse una asociación positiva entre
CIM, la tasa de inversión y el crecimiento.
¿Constituye CIM otra medida más de desarrollo financiero o, como aducen
Clague et al., representa, en realidad, una medida de calidad institucional por cuanto
refleja derechos de propiedad bien definidos?. Para contrastar su hipótesis, Clague et
al. recurren al análisis factorial y comprueban que un conjunto de indicadores, en el
que se incluyen medidas de libertades políticas y civiles, de la buena asignación de los
derechos de propiedad, y de la frecuencia con la que se producen las revoluciones y
golpes de estado, aparecen, junto con CIM, en un primer factor que definen como
“calidad del gobierno y las instituciones”. Observan, además, que la variable de
desarrollo financiero (construida como el porcentaje de la oferta monetaria con
respecto al producto) tiene una mayor relación, por el contrario, con otras que aparecen
en un segundo componente (Clague et al., 1999: 204).
Un problema adicional del indicador CIM es que puede verse afectado por la
tasa de inflación en sentidos opuestos. Dado que una inflación elevada suelen dar lugar
a aumentos del tipo de interés, los agentes económicos podrían optar por ahorrar en
forma de depósitos o en moneda extranjera, con lo que CIM aumentaría. Sin embargo,
una acusada inflación introduce incertidumbre acerca de su tasa futura, y convierte en
arriesgada la decisión de mantener dinero en forma de depósitos, con lo que CIM
tendería a caer. En su análisis, Clague et al. observan para la época reciente que sólo
cuando la tasa de inflación es superior al 60% anual se observan niveles de CIM bajos,
mientras que, por debajo de ese porcentaje, una inflación elevada se asocia a un nivel
alto de CIM.
6
Un país que, como Argentina, ha sufrido constantes cambios políticos y ha
estado expuesto a shocks externos de diversa naturaleza a lo largo de su historia,
proporciona una oportunidad excepcional de comprobar si CIM podría resultar un
buen indicador de estabilidad institucional a largo plazo8. Hemos llevado a cabo para
Argentina un test análogo al de Clague et al. a partir de distintas variables que podrían
influir en la evolución de CIM: un índice de ‘profundidad financiera’ (Depth),
(representado por el porcentaje de la oferta monetaria en el PIB); el tipo de interés
nominal (Interest); el número de veces que cambia el gobierno en un periodo
determinado (Gobnu); el momento en el que se produce un cambio de gobierno
(Gobmo) o un golpe de estado (Coup). Además, dado que Argentina es un país que ha
experimentado diversos episodios de hiperinflación, hemos añadido la tasa de
inflación (Inflat).como otro de los condicionantes Por último, hemos incluido
indicadores de distorsiones tales como la devaluación de la moneda con respecto al
dólar (Deval); la protección nominal ponderada (medida por la proporción de los
derechos recaudados por los aranceles sobre el valor de las importaciones) (Tariff); la
proporción del gasto público corriente con respecto al PIB (Gov); la diferencia entre el
tipo de cambio oficial y el de mercado (en logaritmos), ‘mercado negro’ (Black); y la
tasa de apertura (calculada como el porcentaje de las exportaciones sobre el PIB)
(Open).
Tras realizar un análisis factorial, basado en el método de componentes
principales, observamos que en una primera aproximación (Cuadro 1), en la que se han
tenido en cuenta todas las variables consideradas, se extraen dos componentes
fundamentales. Una primera engloba, entre las variables de mayor peso, a la
‘intensidad financiera’ (Depth) y la tasa de apertura (Open), correlacionadas
negativamente con las tasas de inflación (Inflat) y devaluación (Deval), la proporción
del gasto público corriente (Gov) y el número de veces que cambia el gobierno
(Gobnu). En una segunda componente se incluyen CIM y el tipo de interés (Interest),
con ponderación positiva, y la variable ‘mercado negro’ (Black), con ponderación
negativa.
8
La novedad que ofrece este estudio estriba en ser un análisis histórico. El estudio de Clague et al.
considera el período 1960-1990.
7
Ahora bien, dado que la primera componente representa un conjunto de
distorsiones que supuestamente están relacionadas con ‘mercado negro’, (Black), se ha
efectuado un segundo análisis en el que se ponen en relación todas esas variables,
exceptuando aquellas de carácter institucional9. De ahí se obtiene que dichas variables
se relacionan con ‘mercado negro’, (Black), en una primera componente (Cuadro 2).
Es decir, la variable ‘mercado negro’ parece sintetizar un conjunto de distorsiones
provocadas por las políticas aplicadas, y sugiere que elevadas tasas de inflación y de
devaluación y altos porcentajes de gasto público se relacionan positivamente con ella.
Por el contrario, dicha variable se relaciona negativamente con la tasa de apertura y
con la variable de desarrollo financiero10.
Por otra parte, dado que CIM se encuentra asociado con ‘mercado negro’
(Black) dentro de un segundo componente extraído del primer análisis (Cuadro 1),
podría verse afectado por las distorsiones que se recogen en éste. La relación negativa
entre ambas variables indicaría que, cuanto mayores sean las distorsiones, menor será
la confianza depositada por los agentes económicos en el marco institucional y, por
ello, el porcentaje de depósitos bancarios sobre la oferta monetaria resultaría menor.
Podría objetarse que la relación opera en sentido opuesto. Sin embargo, y de acuerdo al
análisis de causalidad efectuado entre CIM y ‘mercado negro’ (Black), se comprueba
que la dirección de la causalidad va de ‘mercado negro’ a CIM11.
Estos resultados sugieren que cuando las políticas estatales generan pocas
distorsiones, CIM tiende a aumentar. Además, como CIM depende positivamente del
tipo de interés, operaría también como una medida de ahorro y, así, cuanto más
elevado sea el tipo de interés, mayor será la proporción de los depósitos sobre la oferta
Taylor (1998b) establece un sistema de ecuaciones en el que ‘mercado negro’ se relaciona
negativamente con el nivel de renta inicial, con la protección nominal ponderada ,y positivamente, y con
mayor intensidad, con el porcentaje de gasto público corriente en el PIB y con la tasa de devaluación.
10
La variable Tariff que representa el porcentaje de derechos de importación sobre importaciones totales
cae en este análisis en una segunda componente y por ello en el modelo de crecimiento que se estime
posteriormente será considerada como una variable que no ofrece información redundante con respecto
a Black.
11
El contraste de la hipótesis nula que mantiene que Black no ‘causa’ CIM arroja un valor de la F de
1,697 con lo que puede rechazarse. Sin embargo, la hipótesis alternativa que mantiene que CIM no
‘causa’ Black ofrece un valor de la F de tan solo el 0,288 con lo que no puede rechazarse. Ello nos lleva
a decir que Black ‘causa’ CIM, y no al contrario.
9
8
monetaria12. Puede suponerse también que la evolución de CIM sería reflejo de la
política monetaria seguida. Unos tipos de interés elevados, resultado de una política
monetaria restrictiva, crearían expectativas favorables en los agentes económicos, que
propenderían a mantener su dinero en forma de depósitos, con el aumento consiguiente
de CIM.
Sin embargo, la evolución de CIM parece independiente del número de veces
que cambie el gobierno o del momento en el que se produce un cambio de gobierno, ya
sea a través de un proceso electoral o vía golpes de estado. Ello llevaría a matizar la
interpretación de que cambios dramáticos de gobierno o de régimen alteran el
porcentaje de depósitos sobre la oferta monetaria (Clague et al., 1998). A su vez, la
tasa de inflación tampoco parece tener un efecto directo en CIM, aunque sí indirecto, a
través de la variable ‘mercado negro’ (Black).
En resumen, puede sugerirse que, tras los cambios en la variable CIM, subyace
una combinación del tipo de interés y del conjunto de distorsiones recogidas en
‘mercado negro’ (Black). Así, se esperaría que altos tipos de interés y bajos niveles de
distorsión en ‘mercado negro’ (Black) hagan aumentar CIM, y viceversa.
Fases de la evolución institucional en Argentina.
¿Están estos resultados en consonancia con la evolución a largo plazo de CIM
en la Argentina?. La pauta seguida por dicha variable en la Argentina se presenta en el
Gráfico 2 y se ha obtenido calculando el porcentaje de depósitos sobre la oferta
monetaria, definida, por falta de información, como M1 hasta 1913, y a partir de
entonces. como M2.
A grandes rasgos, pueden delimitarse cuatro periodos en su evolución: el
primero comprendería desde 1885 hasta la crisis Baring; el segundo, con niveles en
ascenso, desde finales de los años noventa hasta la Gran Depresión; el tercero, de
evolución descendente, correspondería a los años 1935-1955; y, por último, la etapa de
recuperación comprendida entre 1956 y 1990.
12
El ejercicio de Causalidad de Granger efectuado demuestra que el tipo de interés real causa CIM, y no
a la inversa. Así la hipótesis nula que sostiene que CIM no ‘causa’ el tipo de interés arroja una F de
0,606, no pudiendo ser rechazada. Por el contrario la que sostiene que el tipo de interés no ‘causa’ CIM
presenta un valor del estadístico F del 1,702, lo que nos lleva a rechazarla.
9
En el primero de estos periodos, la variable CIM presenta inicialmente unos
valores elevados, aunque al incluir la crisis Baring, sus niveles medios descienden a
0,4. A pesar del carácter expansivo de las políticas monetaria y fiscal, fue un periodo
de bajas distorsiones macroeconómicas. Durante esta fase, Argentina estaba adherida
al patrón oro y no existía, teóricamente, la posibilidad de llevar a cabo devaluaciones
de la moneda ya que, aunque se suspendió la convertibilidad en 1885 y no se retornó a
ella hasta 1899, las autoridades monetarias no se alejaron de él en su forma de
operar13. Por otro lado, la política de laissez faire suponía un elevado grado de apertura
de la economía que se refleja en la entrada de capitales, atraídos por la elevada
rentabilidad y ello, precisamente, era lo que permitía expandir el gasto público, a la
vez que cubrir los déficit por cuenta corriente14. En este contexto es lógico que, hasta
la crisis Baring, los valores de CIM se mantuviesen altos. Según della Paolera y Taylor
(2001), esta crisis puede ser explicada mediante un “trilema” consistente en un déficit
fiscal elevado, la imposibilidad de mantener el compromiso del tipo de cambio fijo y la
existencia de un sistema de bancos mal regulado que tomaba prestado oro a corto
plazo del exterior para prestar domésticamente a largo plazo. La falta de coordinación
entre la política monetaria y fiscal fue, a juicio de estos autores, el factor que, en
última instancia, provocó la crisis.
Tras la crisis Baring nos adentramos en una fase, delimitada por 1892 y 1935,
en la que los valores de CIM van en ascenso, ya que, si bien la política fiscal mantuvo
su tónica anterior y el gasto público respecto al PIB continuó aumentando, no se
advierten aún distorsiones serias en el valor externo de la moneda. De hecho, entre
1890 y 1935, Argentina estuvo anclada en el régimen del currency board gracias al
funcionamiento de la Caja de Conversión, cuyo principal cometido era precisamente
13
Concretamente, en 1887 se aprueba la Ley de Bancos Garantizados que establecía que toda emisión
de moneda debía ser respaldada por oro (della Paolera, 1994, p.567).
14
Bethell (1993). Parece ser que la política fiscal fue tan expansiva que, desde 1885 hasta 1893, se
registraron déficit públicos persistentes y elevados, tanto que, a partir de 1888, el gobierno federal tuvo
que recaudar ingresos adicionales para cubrir esos déficit (della Paolera, 1994, p.564). También della
Paolera y Taylor (1998, 2001). Taylor y Williamson (1994) han puesto de relieve que la atracción de
capital extranjero, fundamentalmente británico, se incrementó como resultado de la baja tasa de ahorro
fruto de una alta tasa de dependencia en Argentina.
10
garantizar el valor externo de la moneda15. Las políticas comerciales en vigor hasta
1914 continuaron, con escasos cambios, hasta la crisis de los treinta16. El hecho de que
los tipos de interés se mantuvieran elevados contribuye a explicar los altos niveles de
CIM en este periodo17. Así, pues, una política monetaria restrictiva en un período de
escasas distorsiones subyace tras la evolución ascendente de CIM entre la crisis Baring
y los años treinta.
A partir de la Gran Depresión comienzan a perfilarse los cambios en la política
económica que se harán evidentes durante la etapa peronista e inician, por tanto, un
nuevo periodo en la evolución de CIM. Durante la década de los treinta, el sector
público practicó una política de equilibrio fiscal para lo que necesitó nuevas fuentes de
ingresos y recortar gastos18. Una proporción de estos gastos, aunque no la más
sustanciosa, la constituía el pago del servicio de la deuda pública. Para reducirlo, el
gobierno ideó un plan de reconversión que disminuía el tipo de interés pagado y
ampliaba su horizonte temporal19. Ello condujo a una disminución del tipo de interés
que puede explicar, al menos, parcialmente, el descenso de CIM entre 1935 y 194020.
La otra parte de la explicación vendría dada por las distorsiones generadas por la nueva
política comercial21. En efecto, tras la devaluación de la libra en 1931, fue introducido
el control de cambios se devaluó el peso en varias ocasiones y se introdujeron
15
El retorno al patrón oro se produjo en 1899 y, pese a los abandonos en 1900, 1914 y 1929, las
autoridades monetarias actuaron como si, de hecho, formasen parte del mismo (della Paolera y Taylor,
1998, p.12).
16
Según O’Conell hubo pocos cambios en política comercial, al tiempo que el mundo entero retornaba
al proteccionismo. Así, durante los años veinte Argentina continuó siendo un productor de bienes
primarios y librecambista. El principal cambio fue la subida arancelaria entre un 25% y del 60% de los
valores oficiales de aforo en 1923. O’Conell (1986), p. 91. Cf. Di Tella (1986), pp. 122-123.
17
della Paolera y Taylor (1998), p.3. y della Paolera y Taylor (2001), p.31. Ver también Homer y Sylla
(1996), pp.626-629.
18
De acuerdo con della Paolera y Taylor (1998, p. 10), los efectos de las acciones fiscales pudiera llegar
a ser contractivos hasta 1935 y no puede decirse que se practicase un política del tipo de la del New
Deal.
19
Alhadeff (1986), pp. 96, 107 y 110.
20
Según della Paolera y Taylor (1998, p. 3), ese cambio de régimen monetario fue esencial para la
recuperación de Argentina porque ayudó a que no tuviera un efecto devastador en los precios,
destruyendo así las expectativas de deflación y promoviendo la recuperación vía incremento del
consumo y la inversión.
21
Para Di Tella, la crisis de 1930 constituye el punto de inflexión entre libre comercio y protección en
Argentina, aunque el cambio significativo vino tres la Segunda Guerra Mundial. Di Tella (1986), p. 128.
11
controles de cambio, se practicaron devaluaciones significativas del peso al tiempo que
se establecía un sistema de restricciones cuantitativas22.
El declive en el indicador CIM se hace patente durante el primer peronismo,
una etapa de altas distorsiones y bajos tipos de interés. Las políticas comercial y de
tipo de cambio adquirieron un papel protagonista en la estrategia de industrialización
por sustitución de importaciones (ISI). El bilateralismo, el control de divisas y los tipos
de cambio múltiples constituyen los elementos definitorios de esta etapa23. Además, la
política macroeconómica expansiva, encaminada a la redistribución de la renta y el
aumento del consumo, se tradujo en altas tasas de inflación. Ello, además, fue
acompañado de una gran expansión del papel del Estado, como revela el aumento de la
propiedad pública, un alto grado de intervencionismo y un incremento del gasto
público, financiado, en gran medida, mediante el impuesto inflacionario24.
Tras un episodio de estancamiento de CIM en los años 1956-1961, se observa
su ascenso sostenido durante el resto del período considerado, que se corresponde con
el cambio a una política orientada a afrontar la inflación, el déficit público y la deuda
externa, así como la apertura de la economía. De eso modo, bajo la presidencia de
Frondizi y tras el acuerdo con el FMI, se intentó crear un ambiente favorable al capital
privado, mediante la adopción de medidas estabilizadoras y liberalizadoras. Los tipos
de cambio fueron unificados y muchos de los controles, tanto internos como externos,
eliminados25. Durante la dictadura de Onganía (1966-1970) se introdujo un programa
de estabilización basado en una estricta política fiscal y en la limitación de los
incrementos salariales a la inflación del año anterior, al tiempo que fue eliminado el
control de cambios26.
22
Alhadeff (1986), p.104.
Rock (1988)
24
Di Tella y Dornbusch (1989), cap.4.
25
Di Tella y Dornbusch (1989), p.109.
26
Di Tella y Dornbusch (1989), p.202.
23
12
La política monetaria expansiva del segundo mandato peronista concluyó con
una nueva y acusada devaluación que conllevó un importante e inevitable déficit
exterior, al tiempo que la inflación aumentó en un 900% entre 1975 y 197627. El
declive de CIM durante esta fase ilustraría las consecuencias de estas distorsiones. La
política aplicada por las subsiguientes administraciones fue encaminada a atajar los
problemas de estabilidad con resultados tan sólo parciales y, así, por ejemplo, en 1979,
bajo la dictadura de Videla, una política de tipo de cambio preanunciado fue puesta en
marcha, unida a una intensificación de la liberalización del comercio28. El intento de
llevar a cabo reformas en una fase de hiperinflación continuó con Alfonsín y el Plan
Austral, que trató de aumentar los recursos del sector público y llevó a cabo una
reforma fiscal. Los precios fueron congelados y se introdujo una nueva moneda, el
Austral. No sería, sin embargo, hasta 1990, bajo la presidencia de Menem, cuando la
hiperinflación logró ser atajada, fijándose el tipo de cambio del peso al dólar a una
paridad unitaria, junto a una política de privatizaciones que aliviaría los problemas de
déficit público.
En suma, el indicador CIM parece comportarse como una medida de la
confianza en las políticas seguidas por los sucesivos gobiernos. Por tanto, será incluido
en el modelo econométrico que se ofrece a continuación y en el que tratamos de aclarar
qué factores frenaron el crecimiento de Argentina y, por tanto, la alejaron de la senda
seguida por Australia y Canadá.
¿Cuáles son los determinantes del crecimiento económico argentino a largo plazo?
En esta sección se aborda el análisis de los determinantes del crecimiento
económico a largo plazo mediante un modelo estructural, construido con un sistema de
ecuaciones simultáneas, que evita posibles problemas de endogeneidad.
Partimos de una ecuación convencional de crecimiento en la que la tasa de
variación del PIB cápita se relaciona con su nivel en el periodo inicial, con la tasa de
crecimiento de la población activa (como indicador del factor trabajo), con la tasa de
27
Di Tella y Dornbusch (1989).
La política de tipo de cambio preanunciado suponía que las autoridades monetarias controlarían el
tipo de cambio con lo que la oferta monetaria se escaparía de su manejo. Esta estrategia consistía, al
contrario a lo que se venía haciendo, en que las devaluaciones se hicieran con previo aviso. De ese
modo los agentes económicos ajustaban el incremento de precios a la inflación mundial y a la tasa de
devaluación. Con ello se intentaban quebrar las expectativas de inflación. Cf. Rodríguez Braun (1990).
28
13
escolarización primaria, retardada un periodo (en representación del capital humano) y
con la tasa promedio de inversión con respecto al PIB de dos periodos anteriores,
(como aproximación al capital físico).
La tasa de inversión se considera, a su vez, como una variable endógena, cuyo
comportamiento se especifica, en una segunda ecuación, en función del tipo de interés
real y del precio relativo de los bienes de capital. Asimismo, el precio relativo de los
bienes de capital se supondrá endógeno y, por ello, en una tercera ecuación, su
evolución se hará depender de la tasa de apertura de la economía (medida por la
proporción de las exportaciones en el PIB), así como del marco institucional
imperante, representado por CIM. Por último, CIM se considera endógeno y se hace
depender del tipo de interés real y de las distorsiones introducidas por el conjunto de
políticas aplicadas, representadas por la diferencia entre el tipo de cambio oficial y el
de mercado, esto es, ‘mercado negro’ (Black).
La estimación se ha computado con todas las variables expresadas en medias
móviles de veinte años a fin de suavizar las series y evitar los sesgos que pudieran
derivarse de las fluctuaciones anuales. El sistema de ecuaciones ha sido estimado por
el método de los mínimos cuadrados en tres etapas, que utiliza variables
instrumentales y en el que se corrigen los conflictos de endogeneidad y de doble
causalidad que pudieran surgir. Este método evita, además, los problemas de
correlación contemporánea entre los residuos de las distintas ecuaciones. La forma de
estimación elegida aúna, pues, las ventajas de la estimación en dos etapas y las del
método SUR.
Los estadísticos de las variables descritas, sus medias y desviaciones típicas, se
muestran en el Cuadro 3. En el Cuadro 4 se ofrecen los resultados econométricos.
Vemos cómo el modelo se ajusta con bastante precisión a la realidad observada, con
unos R2 ajustados elevados29. Comprobamos, además, que las variables tienen el signo
y la significación esperados. En efecto, el nivel inicial del producto por habitante
presenta un signo negativo y significativo, y sugiere, así, que el crecimiento potencial
de la economía están inversamente relacionado con su nivel de partida. La tasa de
crecimiento del producto se explica también, con un efecto positivo, por el crecimiento
29
En parte a consecuencia de los términos AR introducidos.
14
de la población activa, por la tasa de inversión y por el porcentaje de la población en
edad escolar que recibe educación primaria
De la segunda ecuación deducimos que la tasa de inversión viene explicada por
el tipo de interés real y por el precio relativo de los bienes de inversión. Así, cuanto
más elevado sea tipo de interés y el precio de los bienes de inversión con respecto a los
de consumo, menor será la formación de capital en proporción del PIB. A su vez, en la
tercera ecuación, el precio relativo de los bienes de inversión está inversamente
correlacionado con el grado de apertura de la economía y los derechos de propiedad,
medidos por el nivel de CIM. De ese modo, podíamos suponer que cuanto mejor se
cumplan los contratos y más expuesta esté la economía a la competencia exterior,
menor será el precio de los bienes de capital. Por último, en la cuarta ecuación, CIM,
variable que capta el buen cumplimiento de los contratos, está positivamente asociada
con el tipo de interés real y de forma negativa con la variable ‘mercado negro’(Black).
En síntesis, los resultados del sistema de ecuaciones estimado sugieren que una
economía abierta, con derechos de propiedad bien definidos, se asocia a menores
precios relativos de los bienes de capital que redundan, a su vez, en mayores tasas de
inversión y, consecuentemente, de crecimiento.
Resulta interesante observar que, en el caso histórico de la Argentina, el marco
institucional no afecta directamente a la tasa de inversión, como proponen Clague,
Keefer, Knack y Olson (1999), sino que lo hace vía el precio relativo de los bienes de
inversión. La demanda de inversión en la economía dependerá directamente del tipo de
interés real y del precio relativo de los bienes de capital. Cuando la economía sufre
distorsiones generadas por políticas desacertadas, el CIM caerá, como consecuencia de
la menor confianza que los agentes económicos, y provocará un aumento de los
precios de los bienes de inversión, con el perjuicio consiguiente de la inversión y del
crecimiento.
¿En qué medida las distintas variables explicativas que hemos considerado
contribuyen a explicar el ritmo de crecimiento de la economía argentina?. Para ello, en
el Cuadro 5, se han combinado los parámetros estimados con los valores medios de las
15
variables para cada uno de los períodos que hemos distinguido en la evolución de
CIM, así como para su conjunto30.
El crecimiento del PIB per capita en el largo plazo viene determinado
principalmente por la tasa de educación primaria, lo que supone que el capital humano
es una fuerza determinante del crecimiento argentino, seguido de la tasa de inversión y
el crecimiento de la población activa. Además, se observa que el poder explicativo de
la acumulación de capital humano aumenta, en tanto disminuye el del trabajo no
cualificado. Cuando descendemos a los diversos períodos establecidos, se advierte que,
hasta 1891, el crecimiento de la población activa constituyó la principal fuerza
explicativa31. Además, la acumulación de capital físico no adquiere un papel destacado
hasta el periodo final, 1956-1990, a pesar de no llegar a alcanzar una contribución
similar a la del capital humano32.
Es de interés observar que la variación de la tasa de inversión a lo largo del
periodo considerado procede principalmente del precio relativo de los bienes de
capital. El tipo de interés real favoreció la inversión, dados sus valores medios
negativos, en los periodos 1935-1955 y 1956-1971. El hecho de que el tipo de interés
real tenga más peso a la hora de determinar la inversión entre 1935 y 1990, matiza la
idea de Taylor que culpa a los altos precios relativos de las bajas tasas de acumulación
de capital en Argentina y apoya la interpretación de Díaz Alejandro para quien los
precios relativos de la inversión no influyen de manera determinante en la demanda de
inversión, puesto que ésta puede ser manejada por el gobierno estableciendo una
política monetaria más favorable a la inversión y aumentando la inversión pública33
No obstante, cabría preguntarse qué hubiese sucedido si, en este contexto de bajos
tipos de interés, los precios relativos de la inversión hubiesen sido menores como
resultado de políticas económicas liberalizadoras.
30
Para el cálculo de dichos parámetros se han tenido en cuenta el efecto, en cada ecuación, de los
parámetros AR del modelo.
31
Ésto concuerda con la tesis de Bloom y Williamson (1998), según la cual incluir en un modelo de
crecimiento la variación de la población total nos llevaría a una especificación errónea ya que la variable
correcta a considerar en este caso sería la tasa de crecimiento de la población.
32
Astorga, Bergés y Fitzgerald (2003) llegan a un resultado similar al calcular la evolución de la
productividad total de los factores (TFP) en América Latina durante el siglo XX.
33
Díaz Alejandro (1965), p. 25.
16
Por otra parte, el marco institucional condiciona de forma predominante la
evolución de los precios relativos de los bienes de capital, aunque hasta los años
treinta (y, sobre todo, hasta 1891) el grado de apertura tuviera también un destacado
papel34.
La variable institucional CIM se ve negativamente afectada por la variable
‘mercado negro’, que recoge un amplio conjunto de distorsiones, mientras que el tipo
de interés real contribuye favorablemente al incremento de CIM hasta los años treinta,
como consecuencia de sus valores de signo positivo, en tanto su contribución se torna
negativa durante las dos últimas fases debido a los tipos de interés real negativos
resultantes de las altas tasas de inflación.
En resumen, podemos concluir que CIM determina la evolución de la
inversión, vía los precios relativos de los bienes de capital, e indirectamente
condiciona el ritmo de crecimiento económico. ¿Qué habría sucedido si, como
resultado de menores distorsiones, las tasas de inversión en Argentina hubiesen sido
mayores, similares a la de Australia o Canadá, y cómo ésto habría afectado al ritmo de
crecimiento?. El ejercicio contrafactual que se plantea en la sección siguiente pretende
responder a estos interrogantes.
¿Habría alcanzado Argentina a Australia y Canadá con un mejor marco
institucional?. Un ejercicio contrafactual
De la evolución comparada del marco institucional en Argentina con los de
Australia y Canadá se deduce (Gráfico 4) que la confianza depositada por los agentes
económicos ha sido históricamente menor en el caso argentino (Panel A), y ello se
corresponde con menores tasas de inversión (Panel B)35.
Hemos llevado a cabo un ejercicio de simulación que ilustra qué hubiera
ocurrido si las tasas de inversión, tradicionalmente más bajas en Argentina, hubiesen
alcanzado unos valores similares a la tasa media de inversión de Australia y Canadá.
Para ello habría bastado que CIM hubiese sido, en media, 10 puntos porcentuales
34
En realidad, ésta es una predicción que surge del modelo para el que se cuenta con datos de la tasa de
apertura y de CIM desde principios del periodo contemplado en esta artículo, pero no se dispone de
datos acerca de los precios relativos de la inversión hasta 1913.
35
Cabría preguntarse por qué hasta los años 30 Australia presenta menores tasas de inversión que
Canadá a pesar de tener mayores valores de CIM.
17
mayor durante el periodo 1875-1990. En efecto, un incremento de un diez por ciento
de CIM redundaría, cateris paribus y de acuerdo con los parámetros del Cuadro 4, en
una contracción de un 23 por ciento en el precio relativo de los bienes de capital, que
elevaría hasta el 18,5 por ciento del PIB la tasa de inversión promedio del período,
prácticamente idéntica al promedio de las de Australia y Canadá (18,2%). Si estos
valores hipotéticos de la inversión se introducen en la ecuación de crecimiento
(Cuadro 4, primera ecuación) obtendríamos las tasas de crecimiento del PIB per cápita
con las que derivar los niveles hipotéticos de PIB per cápita de Argentina. Los
resultados se presentan en el Gráfico 5. Puede apreciarse que Argentina hubiese
alcanzado niveles algo superiores a los del PIB per cápita australiano entre finales del
XIX y muy principios del siglo XX, mientras que, en comparación con Canadá, la
evolución es espectacular, pues Argentina habría superado los niveles de este país
hasta principios de los años treinta.
En síntesis, de este ejercicio contrafactual se deduce que Argentina podría
haber convergido durante más tiempo hacia Australia y Canadá en un marco
institucional distinto, con derechos de propiedad mejor definidos. Menores precios
relativos de los bienes de capital hubiesen estimulado la inversión y promovido el
crecimiento, con el resultado de una mejora en la posición relativa de la renta per
capita de Argentina con respecto a Australia y Canadá.
Conclusiones
En este ensayo hemos analizado las causas del atraso argentino y comparado la
experiencia de este país con respecto a Australia y Canadá mediante un modelo
estructural en el que se incluye el cumplimiento de los contratos mediante el indicador
CIM. Los resultados obtenidos muestran que el marco institucional condiciona los
precios relativos de los bienes de capital. En el caso de Argentina, los altos precios
relativos de los bienes de capital supusieron un freno a la inversión y, por tanto, al
crecimiento económico. Con un marco institucional mejor definido, Argentina no sólo
habría acortado posiciones con respecto a Australia y Canadá, sino que se situaría por
delante de Canadá hasta 1930.
18
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20
Anexo : Definición de las variables del modelo y sus fuentes
Black: logaritmo del cociente entre el tipo de cambio oficial y el tipo de cambio de mercado.
Fuentes: 1913-1984: IEERAL (1986),1985-1990: Vázquez Presedo (1994).
CIM: media móvil cada 20 años del porcentaje de la oferta monetaria (M2) que no está en circulación.
Fuentes: 1875-1890: Cortés Conde (1998); 1891-1913: Della Paolera (1994); 1913-1984: IEERAL (1986);
1984-1990: Mitchell (1995), FMI (1997).
Coup: momento en el que se produce un golpe de estado
Defl: logaritmo del cociente entre el deflactor de la inversión respecto al deflactor del consumo.
Fuentes: 1913-1984: IEERAL (1986), 1985-1990: Vázquez Presedo (1994).
Deval: tasa de devaluación anual respecto al dólar
Fuentes: 1901-1979: Revelamiento Estadístico (1980), 1980-1990: Vázquez Presedo (1994).
Dpact: Tasa de crecimiento de la población activa
Fuentes: Mitchell (1995), base OXLAD.
Depth: porcentaje de la oferta monetaria respecto al producto
Fuentes: 1885-1891: M1: Cortés Conde (1998), mimeo; PIB: Cortés Conde (1998), Tipo de cambio papel-oro:
della Paolera (1994); 1892-1912: M1: della Paolera (1994), PIB: Cortés Conde (1998), Tipo de cambio papel-oro:
della Paolera (1994); 1913-1984: M2: IEERAL (1986); PIB: IEERAL (1986)
1985-1990: Vázquez Presedo (1994).
Dpibpc: tasa de crecimiento anual del logaritmo del PIB per cápita.
Fuentes: Cortés Conde (1996), BCRA (varios números), Maddison (1997, 2002).
Gob: porcentaje que representan los gastos corrientes del gobierno respecto al PIB
Fuentes: 1913-1984: IEERAL (1986), 1985-1990: INDEC (1993)
Gobmo: momento en el que se produce un cambio de gobierno.
Gobnu: número de veces que cambia el ejecutivo en un periodo de tiempo determinado.
Inflat: tasa de Inflación:
Fuentes: 1885-1913: della Paolera (1994), 1914-1984: IEERAL (1986), 1984-1990: Gerchunoff y Llach (1998).
Inv: porcentaje de inversión sobre PIB (precios corrientes).
Fuentes: Taylor (1998a).
Pibpc: nivel inicial del logaritmo del PIB per cápita
Fuentes: Cortés Conde (1996), Maddison (1997, 2002).
Open: tasa de apertura calculada como el porcentaje de exportaciones sobre PIB.
Fuentes: 1882-1913: Exportaciones: Diéguez (1972), 1914-1984: Exportaciones: IEERAL (1986), 19851990: Vázquez Presedo (1994)
Tariff: derechos recaudados por importación como porcentaje de las importaciones totales. Expresada como
media móvil de periodos de 20 años.
Fuentes: 1875-1913: Vázquez Presedo (1971); 1914-1984: IEERAL (1986); 1985-1990: Vázquez Presedo (1994).
Interest: Tipo de Interés Nominal: de 1875-1893 corresponde al rendimiento de los bonos públicos y desde
1913 hasta 1933 es la tasa de descuento de los bancos.
Fuentes:1875-1882; 1889-1893: della Paolera (1994); 1913-1933: della Paolera (1994) y della Paolera y
Ortíz draft (años 1913 y 1931-1933); 1950-1973: Vitelli (1990); 1977-1990:
21
Gráfico 1: Evolución relativa del PIB per cápita de Argentina respecto a Australia y Canadá:
1875-1990 (diferencias en logaritmos):
0.0
0.4
-0.2
0.0
-0.4
-0.6
-0.4
-0.8
-1.0
-0.8
-1.2
-1.2
-1.4
1880
1900
1920
1940
1960
1880
1980
1900
1920
1940
1960
1980
ARCAN
ARAUS
Nota: ARAUS es la serie relativa de producto por habitante de Argentina con respecto a Australia.
ARCAN representa la serie relativa de producto por habitante de Argentina y Canadá.
Cuadro 1: Análisis de Componentes Principales para Determinar los Elementos de DIC:
Inflat
Dev
Open
Gob
Depth
CIM
Interest
Tariff
Gobnu
Gobmo
Coup
Black
Factor 1 0.707
0.716
-0.832
0.774
-0.824
0.246
0.518
0.155
0.752
0.258
0.284
0.284
Factor 2 -0.009
0.003
0.445
-0.545
-0.001
0.607*
0.677*
0.523
0.257
0.161
-0.002
-0.923*
Cuadro 2: Análisis de Componentes Principales para BLACK:
Inflat
Dev
Open
Gob
Depth
Tariff
Black
Factor 1 0.682
0.720
-0.821
0.858
-0.600
-0.250
0.646
Factor 2 0.457
0.318
-0.006
-0.228
-0.491
0.694
-0.625*
Gráfico 3: Evolución de los Niveles de CIM en Argentina: 1885-1990
1.0
0.8
0.6
0.4
0.2
1880
22
1900
1920
1940
1960
1980
Cuadro 3: Medias y Desviaciones Típicas de las Variables del Modelo: 1875-1990:
Variables/
Media (Desv.T.)
Tasa de crecimiento per cápita
Logaritmo PIB per cápita
Tasa de Crecimiento Población Activa
Tasa de Educación Primaria
Tasa de Inversión
Tipo de Interés Real
Precio relativo de los Bienes de Inversión
Tasa de Apertura
Dinero Intensivo en Contratos
Mercado Negro
1875-1990
1875-1891
1892-1934
1935-1955
1956-1990
0,011 (0.007)
1,519 (0.190)
0,008 (0.001)
0,464 (0.050)
0,162 (0.059)
-0,291 (0.466)
-0,052 (0.069)
0,157 (0.084)
0,674 (0.059)
0,127 (0.094)
0,037
0,642
0,018
0,232
0,098
0,052
N.A.
0,422
0,409
N.A.
0,006 (0,007)
1,360 (0,112)
0,009 (0,0004)
0,409 (0,014)
0,106 (0,004)
0,037 (0,052)
-0,118 (0,069)
0,248 (0,067)
0,707 (0,032)
0,034 (0,043)
0,017 (0,004)
1,516 (0,09)
0,007 (0,001)
0,479 (0,022)
0,161 (0,033)
-0,180 (0,044)
0,005 (0,016)
0,102 (0,039)
0,617 (0,039)
0,229 (0,040)
0,015 (0,006)
1,742 (0,065)
0,006 (0,0002)
0,521 (0,009)
0,248 (0,014)
-0,787 (0,346)
-0,039 (0,009)
0,094 (0,003)
0,694 (0,043)
0,099 (0,014)
(0,003)
(0,063)
(0,0005)
(0,007)
(0,006)
(0,009)
(0,008)
(0,015)
Cuadro 4: Estimación del Modelo Econométrico:
Variables
Coeficiente (t-ratio)
1ª Ecuación (Dependiente: PIB per cápita)
PIB per cápita
Tasa de Crecimiento de Población Activa
Tasa de Educación Primaria (-1)
Tasa de Inversión (-2)
AR(1)
-0,055
1,805
0,115
0,162
0,909
R2-Adj
D-W
2ª Ecuación (Dependiente: Tasa de Inversión)
0,909
2,069
Constante
Tipo de Interés Real
Precio Relativo de los Bienes de Inversión
AR(1)
AR(2)
AR(3)
0,204
-0,022
-0,307
2,064
-1,306
0,236
R2-Adj.
D-W
·3ª Ecuación (Dependiente: Precios Relativos Inversión)
0,999
1,815
Constante
Tasa de Apertura
Dinero Intensivo en Contratos
AR(1)
AR(2)
R2-Adj.
D-W
0,579
-0,936
-0,719
1,907
-0,925
(-12,829)
(3,856)
(6,218)
(7,106)
(16,720)
(3,470)
(-9,723)
(-9,588)
(15,005)
(-4,839)
(1,649)
(16,614)
(-55,020)
(-24,854)
(29,580)
(-14,198)
0,996
1,840
4ª Ecuación (Dependiente: Dinero Intensivo en Contratos)
Constante
Tipo de Interés Real
Mercado Negro
AR(1)
AR(2)
R2-Adj.
D-W
0,727
0,091
-0,073
2,020
-1,032
(12,076)
(26,272)
(-4,620)
(42,375)
(-19,739)
0,995
2,099
23
Cuadro 5: Aportaciones por Periodos de las Variables Explicativas en las Endógenas:
PANEL A
Tasa Crecimiento per PIB per cápita
cápita
1875-1990
1887-1891
1892-1934
1935-1955
1956-1990
PANEL B
Tasa de Inversión
-0,778
-0,404
-0,837
-0,933
-1,092
Tasa de Inversión
Crecimiento Población Tasa de
Activa
Primaria
0,269
0,209
0,189
0,223
0,405
0,212
0,292
0,271
0,184
0,120
Tipo Interés Real Precios Relativos
1875-1990
1,012
3,536
1887-1891
-0,188
N.A
1892-1934
-0,128
9,098
1935-1955
0,629
-0,156
1956-1990
3,378
1,749
PANEL C
Precios
Relativos Tasa de Apertura Dinero Intensivo en
Bienes de Inversión
Contratos
1875-1990
1887-1891
1892-1934
1935-1955
1956-1990
PANEL D
Dinero Intensivo
Contratos
1875-1990
1887-1891
1892-1934
1935-1955
1956-1990
24
-14,223
-31,590
-20,262
-7,020
-5,105
-29,519
-29,125
-30,128
-29,192
-29,164
en Tipo de Interés Mercado Negro
Real
-2,111
0,392
0,268
-1,312
-7,046
-0,733
N.A.
-0,223
-1,326
-0,566
0,517
0,187
0,398
0,548
0,672
Educación
Gráfico 4: Evolución de CIM y de las Tasas de Inversión en Argentina, Australia y Canadá
(medias móviles de veinte años):
0.9
0.30
0.8
0.25
0.7
0.20
0.6
0.15
0.5
0.10
0.4
80
90
00
10
XCIMARG
20
30
40
XCIMCAN
50
60
70
XCIMAUS
80
90
00
10
20
XINVARG
.
30
40
50
XINVCAN
60
70
XINVAUS
Donde XCIMARG, XCIMCAN y XCIMAUS representan la evolución de la variable CIM en medias
móviles de 20 años para Argentina, Canadá y Australia respectivamente. XINVARG, XINVCAN y
XINVAUS representa la evolución de las tasas de inversión en medias móviles de 20 años para
Argentina, Canadá y Australia respectivamente.
Gráfico 5: Evolución Relativa Real y Simulada de las Series de PIB per cápita Argentino respecto
al Australiano y al Canadiense (medias móviles):
0.2
0.8
0.0
0.4
-0.2
-0.4
0.0
-0.6
-0.8
-0.4
-1.0
-1.2
-0.8
80
90
00
10
20
ARAUSsim
30
40
50
ARAUSreal
60
70
80
90
00
10
20
ARCANsim
30
40
50
60
70
ARCANreal
Donde ARAUSREAL representa la serie relativa real de producto per cápita de Argentina con respecto
a Australia, expresada en medias móviles de veinte años, y ARAUSSIM se refiere a la simulada.
ARCANREAL y ARCANSIM se refieren respectivamente a la evolución real y simulada de Argentina
respecto a Canadá
25