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CONSTRUYENDO COMPETITIVIDAD Jose Jorge Saavedra Ministerio de Desarrollo Economico El Sistema Boliviano de Productividad y Competitividad busca aportar a la construcción de una visión común sobre el país que queremos tener, a mejorar la calidad de vida de todos los bolivianos, acercando el Estado a los ciudadanos, reduciendo la pobreza a través del fortalecimiento de los sistemas productivos, con un enfoque sistémico y participativo para que juntos construyamos una Bolivia competitiva. Para contextualizar la urgencia de adoptar un enfoque de competitividad, quisiera contarles la historia de una persona que conocimos trabajando en las cadenas productivas de Oruro. Juan Chuquimia vive en el altiplano sur de Bolivia, en la comunidad de Parajipi del departamento de Oruro. Es agricultor dedicado a la producción de quinua en la pampa, papa amarga en las laderas y algo de cebada y alfa alfa para alimentar sus animales. Tiene ocho hectáreas de tierras entre la pampa y los cerros. Esta tierra se la dejó su padre y se las repartió con sus otros tres hermanos. Ninguno de ellos tiene título de propiedad. La casa de Juan Chuquimia es de adobe, con techo de paja. Tiene tres cuartos y no tiene ni electricidad ni agua y sus necesidades las tiene que hacer en el campo. Vive con su mujer. No está casado y tiene cuatro hijos. Fortunata, su mujer, trabaja en el pastoreo, cocina, limpia la casa y cuida a los niños, recoge el agua del pozo. Ayuda a su esposo en la siembra, en los apoques y en la cosecha. Su hija mayor, Justina, tiene doce años. Ella solamente estuvo en la escuela hasta quinto básico. Ahora ayuda trabajando en el campo. Una vez que se enfermó de gravedad, y la tuvo que curar el yatiri de la zona por que la posta de salud más cercana está a 30 kilómetros. Para llevar sus productos al mercado, Juan junto con otros comunitarios viaja a Luribay y Caracato. Los caminos son malos y el viaje es largo. El ingreso de la familia Chuquimia, como de las otras familias de la zona, es de unos 2000 bolivianos al año. La historia de Juan Chuquimia nos muestra la dura condición en la que viven muchos de nuestros conciudadanos y la imperiosa necesidad de tener un proyecto de apoyo al sector productivo. (Ver cuadro 1.1 para conocer los componentes del índice de necesidades básicas insatisfechas, y apreciar cuan común es la historia de Juan Chuquimia) Pobreza, crecimiento económico y empleo Si bien Bolivia ha tenido una importante reducción de pobreza en los últimos años, pasando de tener al 85.5% de la población con necesidades básicas insatisfechas en 1975 al 58.6% según el censo del 2001, aun nos queda un enorme desafió para el futuro. Con los datos del ultimo censo, de los 8.274.325 habitantes que vivimos en Bolivia, 4.695.464 habitantes tienen sus necesidades básicas insatisfechas como Juan Chuquimia. (Ver cuadro 1.2) El Censo 2001 también nos muestra que existen una profundas brechas entre departamentos y una insoportable diferencia entre el área rural y urbana. En el área rural solamente el 9,2% de la población es no-pobre. (Ver cuadro 1.3) Para vencer la lucha contra la pobreza, el País tiene que ser capaz de generar empleo y mejorar los ingresos de sus habitantes. Tomando en cuenta los elevados niveles de pobreza que enfrenta Bolivia nos preguntamos cuál es la presión sobre la economía en generación de ingresos y en generación de empleo. Nuestra primera aproximación fue utilizar una proyección sobre el tiempo de salida de pobreza. Este indicador simula el tiempo necesario para que la población se sitúe por encima del umbral de la pobreza, en función a supuestos de crecimiento económico y distribución de ingresos. El cuadro 1.4 nos muestra que si la economía boliviana creciera al 4% en forma sostenida, nos tomaría 131 años para que la totalidad de los bolivianos se encuentren por encima del umbral de la pobreza. El tiempo de salida de pobreza se reduciría significativamente si la economía creciera al 6% por año, sin embargo igual nos tomaría 63 años vencer el desafió de salir de la pobreza. Estos indicadores nos ayudan a ilustrar la necesidad de crear las condiciones para que la economía boliviana alcance largos periodos de rápido crecimiento económico. El análisis de tiempo de salida nos ilustra la necesidad de largos periodos de crecimiento económico, pero no explicita la necesidad de generación de empleo. Según los datos del censo de población y vivienda 2001, el 66% de población es menor a los 29 años y el 38.64% menor a los 15 años. Estos datos tienen mayor impacto cuando consideramos que la población económicamente activa (PEA) al año 2000, eran algo más de tres millones de personas. Al final de la década, la población económicamente activa aumentará en más de un millón cien mil personas, lo que significa que el país deberá generar más de 100.000 empleos asalariados, estables, por año durante los próximos 10 años y los siguientes. (Ver cuadro 1.5) En síntesis, para salir de la pobreza, el país deberá crear las condiciones necesarias para que la economía boliviana tenga largos periodos de rápido crecimiento económico, el cual deberá ser intensivo en mano de obra. Exportaciones como motor del crecimiento Nuestra población actual es pequeña y pobre, con un ingreso per capita menor a los $us. 1000 dólares por año. Por lo tanto, el mercado interno se convierte en un recurso insuficiente para generar las oportunidades que generen un rápido crecimiento económico y una elevada generación de empleo. Es por ello que debemos pensar que los mercados externos se convierten en un factor vital para nuestro desarrollo y que las exportaciones deberán convertirse en el motor del crecimiento. Si bien Bolivia a tenido la priorización de las exportaciones como discurso, estamos lejos de que las exportaciones sean una prioridad. Durante las últimas dos décadas (1980-2000), mientras las exportaciones de nuestros países vecinos se duplicaban, las exportaciones nacionales crecieron únicamente el 19,8%. (Ver cuadros 1.6 Y 1.7) El desempeño de nuestras exportaciones ha sido insuficiente en cuanto a volumen, pero adicionalmente enfrenta enormes problemas en su composición. Según los datos del Ministerio de Comercio Exterior, si bien hoy nuestras exportaciones son menos dependientes en hidrocarburos y minerales, y mas del 50% son productos no tradicionales, nuestra economía exportadora esta lejos de estar diversificada y tiene una preocupante concentración en recursos naturales no renovables. El 66% de las exportaciones nacionales están concentradas en cinco grupos de productos, adicionalmente, solamente el 16% de las exportaciones se pueden considerar productos manufacturados con valor agregado. (ver cuadro 1.8) Nuestra concentración en recursos naturales hace que cada año tengamos que producir más para ganar lo mismo que el año anterior. El valor total de nuestras exportaciones el año 2000 fue de 1.242 millones de dólares, sin embargo esta misma producción, a precios del año 1990, tendría un valor de 2.600 millones de dólares. En la última década Bolivia ha producido y exportado más del doble en cantidad de productos, para aumentar solamente el 20% del valor de las exportaciones. La composición de nuestras exportaciones, nuestra dependencia en recursos naturales, nuestra concentración en un grupo reducido de productos y la falta de manufactura con valor agregado nos muestran que hoy en día no tenemos en el sector exportador el motor que Bolivia necesita. Competitividad y desarrollo económico Cuando tratamos de entender el porqué tan bajo rendimiento de nuestras exportaciones y porqué seguimos anclados en la pobreza, podemos respondernos que es la falta de competitividad. “Una economía es más competitiva cuando el ambiente de funcionamiento de las empresas es conducente al crecimiento sostenido de la productividad y de los niveles de ingreso per capita.”(Informe Anual, BID 2001) Puesto de otra manera, la competitividad es el resultado del conjunto de factores que crean las condiciones necesarias para que el sector productivo se desarrolle, generando así, fuentes de empleo e ingreso, los que se traducen en mejoras en la calidad de vida y alivio de pobreza. El ranking del reporte global de competitividad de loa años 1999, 2000 y 2001, ubican a Bolivia en el último lugar entre los países participantes debido a sus enormes deficiencias en los factores de competitividad. (Ver cuadro 1.9) El Reporte global de competitividad lista ocho factores que cuando están desarrollados e integrados sirven de plataforma competitiva. FINANZAS TECNOLOGIA INFRAESTRUCTURA GOBIERNO COMPETITIVIDAD TRABAJO INSTITUCIONES INTERNACIONALIZACIO N GERENCIA EN a Internalización El índice de internacionalización mide la apertura al comercio e inversión extranjera, flujos de capital, política cambiaria y promoción de exportaciones. Boliva se encuentra en el puesto 34 de 58 países en el reporte del año 2000. Algunos de as principales desventajas competitivas en esta área son la falta de una política y compromiso con la promoción de exportaciones y la existencia de altos costos de importación. Gobierno El índice de gobierno mide el rol del gobierno en la economía. Incluye la composición del gasto público, el sistema impositivo y la calificación de los funcionarios públicos. Boliva se encuentra en el puesto 37 en el año 2000 y nuestras principales desventajas competitivas son la alta evasión impositiva, clientelismo político, corrupción, y falta de una burocracia profesional y estable entre otros. Finanzas El índice financiero mide la eficiencia de los intermediarios financieros en convertir ahorro en inversión productiva, el nivel de competencia en el mercado financiero, la estabilidad y solvencia de entidades financieras, niveles nacionales de ahorro e inversión y calificación crediticia de observadores extranjeros. Bolivia ocupa el lugar 43 y nuestras principales desventajas competitivas son falta de acceso a capital de riesgo, alto spread bancario y una baja sofisticación del sistema financiero en general. Infraestructura El índice de infraestructura mide la calidad de las carreteras, ferrocarril, puertos, telecomunicaciones, costo del transporte aéreo y la inversión en infraestructura en general. Bolivia ocupa el lugar 47 y nuestras principales desventajas competitivas son la falta de caminos en general, el difícil acceso a puertos que dificultan la logística y encarecen nuestros productos. Tecnología El índice de tecnología mide el uso de computadoras, la brecha tecnológica, la habilidad de la economía para absorber nueva tecnología y nivel y calidad de trabajos en investigación y desarrollo. Bolivia ocupa el lugar 58 y nuestras principales desventajas competitivas son falta de recursos públicos y privados para la investigación y desarrollo, uso de tecnología obsoleta, baja calidad de instituciones científicas y baja inversión en el desarrollo de nuevos productos. Trabajo El índice de trabajo mide la eficiencia y la competitividad del mercado laboral, a través de la flexibilidad del mercado laboral, el nivel de los costos laborales, la existencia de cargas distorsionantes y la calidad de los recursos humanos. Bolivia ocupa el lugar 49 y nuestras principales desventajas competitivas son la baja calidad de la educación y la salud y regulaciones laborales poco flexibles. Instituciones El índice de instituciones mide el nivel de competencia entre las empresas, la calidad y confiabilidad de las instituciones, el nivel de corrupción y burocracia y la existencia de crimen organizado. Bolivia ocupa el lugar 57 y nuestras principales desventajas competitivas son la economía informal, la corrupción el poder judicial, la existencia de pagos irregulares y una burocracia lenta y pesada. Gerencia El índice de gerencia mide la calidad de la gerencia en general, marketing, entrenamiento al personal y políticas de incentivos, sistema de compensaciones y la calidad del sistema de controles financieros internos. Bolivia ocupa el lugar 58 y nuestras principales desventajas competitivas son una deficiente educación y calidad gerencial, excesiva centralización en la toma de decisiones, falta de políticas de compensación y de administración de recursos humanos modernas, baja orientación al servicio al cliente, así como poca profesionalidad en temas de mejoramiento de procesos, mercadeo y uso de tecnología. El Foro Económico Mundial afirma que los Estados no tienen políticas neutras. Los gobiernos o están produciendo políticas que generan ventajas competitivas o políticas que perpetúan las desventajas competitivas. (Ver cuadro 1.10) El conjunto de desventajas competitivas nos muestran que Bolivia no cuenta con una plataforma competitiva que apoye al desarrollo del sector productivo y exportador, y lo que es quizás más preocupante muestra el poco desarrollo del sector privado. Normalmente cuando se critican los logros del “modelo económico” adoptado desde 1985 con la Nueva Política Económica, se afirma que el sector privado no ha cumplido su papel en el desarrollo. Esta afirmación es falsa por que el sector privado no ha tenido el apoyo del Estado para crecer y cumplir el papel que le exige el libre mercado. El sector privado en Bolivia está compuesto con un 65% de la población económicamente activa en el autoempleo de subsistencia familia con un altísimo porcentaje en informalidad. El 83% de la población económicamente activa está en la micro empresa y la empresa de menos de 10 empleados. Esto significa que 8 de cada 10 bolivianos trabaja en empresas pequeñas que no tienen acceso a recursos financieros, tecnología, mercados internacionales, y que no desarrollan productos con valor agregado. (Ver cuadro 1.11) Bolivia necesita un largo periodo de crecimiento económico, intensivo en mano de obra, generando más de 100.000 empleos renumerados por año, para mejorar la calidad de vida de todos los bolivianos. La mayor parte del sector productivo y exportador boliviano funciona a pesar del Estado, rodeado de desventajas competitivas que limitan su desempeño. La actual plataforma competitiva en Bolivia no establece las condiciones apropiadas para desarrollar el sector productivo y exportador. Las políticas actuales son inadecuadas e insuficientes para generar ventajas competitivas sostenibles para que el aparato productivo nacional genere el crecimiento y el empleo que el país necesita. Como resultado, el sector privado boliviano es pequeño, subdesarrollado, desarticulado y no constituye una masa crítica para el desarrollo. Sistema boliviano de productividad y competitividad: articulador de reformas de tercera generación Durante los últimos 17 años, Bolivia se ha embarcado en profundas reformas económicas e institucionales que buscan modernizar al país e insertarlo en el mundo globalizado. Las reformas de primera generación, las reformas macroeconómicas, buscaron sacarnos del proceso hiperinflacionario que vivimos hasta 1984 y poner en orden nuestra economía. Las reformas de segunda generación, como ser, la reforma educativa, reforma de pensiones, participación popular, descentralización administrativa privatización y capitalización, procesos de institucionalización (Aduanas, impuestos internos, servicio Nacional de Caminos) buscan ordenar, modernizar y fortalecer al Estado para hacerlo más eficiente y transparente. Para construir una plataforma competitiva, necesitamos reformas de tercera generación, reformas micro-económicas para fortalecer los sistemas productivos. Este conjunto de reformas debe contribuir a la generación de una visión de país y a la creación de una estrategia de largo plazo. Articular las reformas de tercera generación se convierte en la principal tarea del Sistema Boliviano de Productividad y Competitividad. Nuestra misión “Ganar la lucha contra la pobreza creando las condiciones adecuadas para que el sistema productivo nacional se desarrolle y contribuya a mejorar la calidad de vida de los bolivianos convirtiéndonos en un país productivo y competitivo.” Nuestros principios de trabajo Los principios que han guiado el esfuerzo de nuestro trabajo desde el primer día son tan importantes como nuestra misión, por que nos han permitido implementar una nueva forma de política publica. 1. Construir sobre el trabajo ya realizado, lo que nos ha permitido incorporar todo lo adelantado por otras instituciones, sean estas publicas, privadas o de cooperación internacional. De esta manera hemos incorporado a nuestro trabajo los estudios, análisis y propuestas ya desarrolladas por otras instituciones en los últimos años. 2. Coordinar esfuerzos existentes, lo que ha significado hacer un importante relevamiento de iniciativas en marcha, una enorme articulación interinstitucional, en busca de crear sinergias y una visión común en el apoyo a los sistemas productivos. 3. Participación y responsabilidad compartida, no sólo participación y queja, sino protesta, con propuesta y una propuesta en la que nos repartimos la responsabilidad en el trabajo. Este principio nos ha permitido firmar más de 20 acuerdos interinstitucionales para trabajar de forma conjunta y coordinada. 4. Optimización en el uso de recursos, tanto nacionales como de cooperación internacional, a través del desarrollo de matrices de inversión por cada área de trabajo. Para garantizar un enfoque sistémico, complementario que genere sinergias, se ha establecido un Comité de Acompañamiento al SBPC (CASCOMP) que cuenta con la participación de todos los organismos de cooperación internacional que dirigen fondos al fortalecimiento del sector productivo y a la promoción de las exportaciones. 5. Transferencia de conocimiento y metodología para hacer un trabajo sostenible, por lo que el SBPC ha descentralizado la implementación de sus programas a través de los Consejos Departamentales de Competitividad (CDCs) y del programa de Municipios Productivos. 6. Enfoque en resultados, para que de aquí a cinco o 10 años veamos que Bolivia es realmente un país diferente, con un verdadero impacto en la capacidad productiva y en su capacidad exportadora. Estructura organizacional El Sistema Boliviano de Productividad y Competitividad está regido por el Consejo Boliviano de Productividad y Competitividad, CBPC, encabezado por el Presidente de la República. El segundo nivel es el Comitee Interinstitucional donde se crea la alianza pública y privada. De estas instancias depende la Unidad de Productividad y Competitividad, UPC, que se relaciona, por un lado, con el CAS-COMP, el comité de acompañamiento integrado con la cooperación internacional y, por otro, los Consejos Departamentales de Competitividad, CDC´s, donde se integra el sector privado y se descentralizan nuestras operaciones. (Ver cuadro 1.12) Áreas de trabajo sus objetivos El Sistema Boliviano de Productividad y Competitividad ha seleccionado para el año 2002 las siguientes áreas de trabajo: 1. MATRIZ DE COMPETITIVIDAD Desarrollar estudios y trabajos de forma participativa, en el marco de un enfoque sistémico, para promover reformas de políticas publicas que fortalezcan la productividad y competitividad del aparato productivo nacional. 2. MAPEO DE SISTEMAS PRODUCTIVOS E INDICADORES DE COMPETITIVIDAD Sistema de Información digital georeferenciada, que permita mejorar el diseño de políticas publicas y la asignación de recursos de inversión para fortalecer el sector productivo. 3. CADENAS PRODUCTIVAS Resolver de forma integral y participativa los problemas que limitan el desarrollo del sector productivo, Integrando y articulando a sus actores para incrementar nuestra oferta exportadora. 4. SIMPLIFICACIÓN DE TRÁMITES Dejar de ser un país tranca y convertirnos en un país fácil para hacer negocios, reduciendo la carga de los trámites y aumentando la transparencia en la relación del Estado con los ciudadanos. 5. CALIDAD GERENCIAL Mejorar la calidad gerencial y promover una cultura exportadora, articulando a la academia y al sector productivo para desarrollar herramientas y mecanismos que permitan incrementar la productividad. 6. BOLIVIA COMPETITIVA Facilitar a todos los actores sociales el acceso a información sobre temas de productividad y competitividad para la toma de decisiones. Construyendo Competitividad El principal rol de la Unidad de Productividad y Competitividad (UPC) es analizar, estudiar y proponer reformas de políticas públicas que fortalezcan los sistemas productivos. Desarrollar este conjunto de reformas es una tarea difícil dado que en Bolivia los gobiernos están presionados a responder permanentemente a demandas coyunturales por falta de una estrategia de largo plazo. El resultado desde el punto de vista de políticas publicas se podría resumir en: Múltiples iniciativas desarticuladas Duplicación de esfuerzos Dispersión de recursos Incentivos contrapuestos Distorsiones Todo esto genera confusión, inseguridad jurídica, rivalidad burocrática, falta de credibilidad por parte de la sociedad civil y los actores económicos. Pero más importante, no genera una fuerza impulsora del desarrollo, ni crecimiento económico, ni más empleos, ni reducción de la pobreza y seguimos enfrascados en un circulo vicioso de derrotismo y negativismo. La matriz de competitividad busca crear orientación y coherencia en las políticas publicas que implementa el Estado Boliviano para crear las condiciones necesarias para que los sistemas productivos se desarrollen. Bolivia es un país extremadamente pobre, que tiene enormes limitaciones en su plataforma competitiva, y no puede atender todas estas limitaciones de forma simultanea. Por lo tanto es necesario priorizar las intervenciones del Estado en un esquema de largo plazo que nos permita ir construyendo una plataforma competitiva sólida, para lo que se requiere en primera instancia, entender a cabalidad la naturaleza de los factores que limitan o dificultan nuestro desarrollo económico y social. Nosotros elaboramos, en colaboración con múltiples instituciones y en función de varios diagnósticos existentes, un listado de los factores que actualmente limitan el desarrollo de los sistemas productivos. Estos estudios nos permitirán identificar los principales cuellos de botella, distorsiones y vacíos que necesitan soluciones bajo un enfoque sistémico. El resultado de este trabajo deberá constituirse en el punto de partida para la elaboración de paquetes de reformas de políticas publicas para la competitividad. Estas reformas de políticas publicas deben ir acompañadas de un nuevo sistema de priorización de la inversión a nivel central, departamental y municipal, si queremos asegurar su impacto, así como de los instrumentos de evaluación y monitoreo de su aplicación. Para poder cumplir con este objetivo de priorización de inversión, es necesario llevar a cabo un nuevo censo económico y agropecuario que nos permita contar con información actualizada sobre los sistemas productivos existentes, su ubicación, y su articulación con los mercados. La tecnología computarizada que utilizó el INE para levantar los datos del censo de población y vivienda del 2001 han generado un sistema digital de información georeferenciada que permitirá unir los datos del censo económico y agropecuario a los 37,000 centros poblacionales existentes en Bolivia. Este instrumento dará acceso a información sobre indicadores de productividad y competitividad, georeferenciada desde el nivel nacional hasta el nivel de población como se muestra en el cuadro 1.14. Este instrumento ayudara a los 324 municipios, a las prefecturas, y a todos las organizaciones económicas a contar con información necesaria para priorizar la inversión de acuerdo al objetivo de fortalecer los sistemas productivos. Los indicadores de competitividad nos permitirán realizar evaluaciones y hacer seguimiento a nivel nacional, departamental y municipal implementadas, así como de las distintas gestiones de gobierno. de las medidas Estamos convencidos de que el desafió de mejorar la competitividad es enorme y que este será un esfuerzo de largo aliento, pero también estamos convencidos de que estos instrumentos son los cimientos necesarios para la construcción de una plataforma competitiva y que el futuro empieza hoy. Construyamos una Bolivia competitiva juntos!