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Alfredo Ghiso – Diseño Cualitativo I - Modulo 1 – Marzo de 2003
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Capítulo 2:
SOBRE EL OBJETO y EL SURGIMIENTO DE LAS CIENCIAS SOCIALES1
Las ciencias hoy existentes pueden en primera instancia ser clasificadas en formales y fácticas. Las
primeras son sólo la lógica y la matemática, que no remiten a ningún objeto directo de la realidad,
sino a los mecanismos formales conque las comprendemos. Todas las demás son "fácticas", es decir,
relativas a hechos; por tanto, las teorías que en ellas existen tienen como referencia aspectos de la
realidad, que ellas buscan interpretar y explicar.
Dentro de las ciencias fácticas, se distinguen por una parte las físiconaturales (p.ej., física, biología,
química, astronomía, geología, etc.), y las sociales (historia, sociología, economía, antropología, etc.).
Estas últimas, en otra época eran denominadas "ciencias humanas", y aún "ciencias del espíritu", lo
que marca la mentalidad de los períodos respectivos (comienzos de este siglo y fines del XIX).
El surgimiento de las ciencias con las características que hoy le conocemos (de aplicación del cálculo
matemático y la medición a la observación, el experimento y el tratamiento de los datos), se dio desde
hace ya tres siglos, con la denominada revolución copernicana. A partir de Galileo, la astronomía y la
física se independizan de la filosofía, en la medida en que la presunción teórica de que la Tierra no es
el centro del Universo resultaba confirmada por observaciones telescópicas. Esto colaboró para que
la razón humana fuera de allí en más el criterio orientativo básico para la ciencia, e incluso también
para la ética, la filosofía y la legitimación de los gobiernos, abriendo paso a lo que se ha llamado
"modernidad". Consiguientemente, la Iglesia perdía hegemonía en el manejo directo del poder político
e ideológico, lo cual le hizo rechazar muchos de los iniciales hallazgos de la ciencia.
Las ciencias primeras fueron del orden físico-natural: química (por mucho tiempo no distinguida de la
alquimia), biología (ligada a medicina), física. Esta última se convirtió con el tiempo en la ciencia/tipo
o ejemplar, a través de la teoría de Newton, que estableció y explicó la gravitación universal (es decir,
la atracción de los cuerpos según su masa). Esta disciplina ofreció el modelo de explicación causaldeterminístico, ligado a la existencia de leyes sobre hechos repetibles: siempre que se dan las
mismas condiciones, se producirán los mismos resultados. De tal modo - al menos en las artificiales
condiciones de un experimento, donde todo está controlado - se puede prever el comportamiento de
los fenómenos a partir de conocer estrictamente su previa situación.
Estas ciencias se fueron consolidando, de modo que cuando surgieron las sociales. a fines del siglo
XIX y comienzos del XX, ya tenían una fuerte aceptación y tradición conformada. Ello implicaba
mucha presión para que las ciencias sociales siguieran el modelo de las físico-naturales ( explicación
causal-determinística), y es esta una de las razones de la supuesta superioridad que a estas últimas
se ha solido atribuir, y de la pretensión - muchas veces presente, aún hoy - de que las ciencias
sociales copien a las físiconaturales como "modelo" a seguir.
Uno de los supuestos difundidos es que las ciencias fisico-naturales serían "exactas". En rigor de
verdad, ninguna medición puede ser absolutamente exacta, porque siempre podrían aparecer
instrumentos más precisos que los actuales: lo único que se conoce con exactitud es la magnitud del
error que la medición podría incluir. Otra idea es la de que las ciencias físico-naturales serían
totalmente "objetivas". porque en ellas los distintos científicos suelen estar de acuerdo en las
interpretaciones: T.Kuhn -un historiador de la ciencia riguroso- demostró que en ciencias fisico-
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FOLLARI R . (2000) “Epistemología y sociedad” , Rosario, HomoSapiens.
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naturales se usan supuestos disímiles, y que hay puntos de vista teóricos definidos, sólo que no se
advierten porque suelen ser sucesivos y no simultáneos ( él los llamó "paradigmas"): es decir. existen
interpretaciones alternativas de los mismos hechos. También hay quien cree que las ciencias fisiconaturales son totalmente "comprobadas", contrastadas con las sociales que no lo serían. Ya en 1930,
Popper demostró que la probanza en ciencia nunca puede ser total: siempre puede haber un nuevo
dato que rectifique o refute las teorías anteriores, de modo que a lo sumo podemos llegar a
confirmaciones parciales, a veces de corte probabilístico.
Decimos todo lo anterior para que se advierta que si las ciencias sociales no son exactas, si hay en
ellas puntos de vista teóricos diversos, o si no están taxativamente comprobadas, todo esto afecta
también a las ciencias físico-naturales. En todo caso, la diferencia es sólo cuestión de grado, en tanto
estas últimas refieren mayoritariamente a hechos repetibles, y tienen un más largo desarrollo
histórico. Pero no existe la supuesta clara oposición entre ciencias "objetivas" y otras que no lo
fueran.
Por cierto, lo antedicho no impide advertir la dificultad atinente a las ciencias sociales, en cuanto el
objeto de análisis es el mismo que el sujeto que analiza: ello hace que los obstáculos para lograr una
distancia objetivante sean mayores. Pero no deja de haber un margen de este problema en las
ciencias fisico-naturales: casos recientes como la clonación o el virus del SIDA tienen tantas
consecuencias éticas, que allí también los temas valorativos humanos pueden influir en las
decisiones teóricas del investigador. En todo caso. hay que advertir que si a nivel de objeto unas
ciencias son "naturales"y otras "sociales", a nivel de construcción todas las ciencias son sociales. Es
decir: todas las ciencias son una construcción social, un producto de la acción social. Este último
aspecto suele ser poco advertido por quienes hacen ciencias físico-naturales, que creen "ver"
directamente la realidad sin advertir los parámetros de interpretación (y aún de percepción)
socialmente adquiridos que los condicionan. Los temas de investigación, los mecanismos de
financiamiento, la posibilidad de utilizar los resultados de las indagaciones, todo ello muestra cómo la
ciencia es un hacer social, fuertemente ligado a las condiciones del poder político, su atención a la
ciencia, la posibilidad de libertad de opinión existente, etc. y sólo por vía de las ciencias sociales es
dable estudiar las condiciones en las cuales se producen, difunden y aplican las ciencias (todas,
incluso ellas mismas).
Existe otra característica importante de las ciencias sociales: su capacidad de influir en los
comportamientos de los actores sociales. No es sólo que "se apliquen" luego de terminadas las
investigaciones, lo cual sucede igualmente en las físico-naturales; sino que el hecho mismo de
entrevistar a alguien o de hacerle una encuesta puede modificar su situación y acción frente al
fenómeno estudiado. La ciencia social causa por sí misma determinados comportamientos, y puede
precipitar actitudes o valoraciones.
La tradición filosófica
A comienzos del siglo XIX vivió en Alemania uno de los filósofos más influyentes de la modernidad,
George Hegel. Su dialéctica idealista proponía que el mundo era primariamente racionalidad, que
luego se "extemaba" como realidad material. El propuso una "filosofía de la historia", anterior a la
ciencia social: interpretaba la historia de la Humanidad como una serie de pasos racionales que
habían sucedido necesariamente, que se habían dado de acuerdo aun cierto ordenamiento lógico que
llevaba a que cada vez -a medida del decurso de la Historia- se lograra grados mayores de
autoconciencia y de síntesis ordenada de la sociedad.
De allí surgió luego la teoría de Marx, quien decidió "invertir" a Hegel, y proponer que era lo
materiaI/social lo que estaba primero, y la conciencia social su consecuencia. Marx también concibió
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a la historia como pasos graduales hacia estadios mayores de libertad y racionalidad: pero incluyó en
su análisis instrumentos de economía y construyó categorías de orden científico-social. Por esto,
algunos lo asumen como el padre de la Sociología, que fue la primer ciencia social aceptada como
tal. Sin embargo, tal paternidad no le fue universalmente reconocida, dado que su teoría buscaba ser
"ciencia crítica", no neutral, y por tanto se planteaba conceptualizar los intereses de los trabajadores
industriales ("proletarios") contra los de los capitalistas, que su teoría mostraba que vivían de la
actividad de aquellos. A su vez, Marx no rehuía la filosofía dentro de su trabajo científico, como sí lo
hacían los científicos que querían ser aceptados como tales: en realidad hacía una síntesis de ciencia
y filosofía, que implicó la novedad de hacer a la filosofía jugar un papel como parte del análisis
científico de hechos sociales. En todo caso, la peculiar ubicación de Marx en el campo del
conocimiento -al que él asumía explícitamente como parte del conflicto social- lo llevaba a plantear
una ciencia de lo social única, que incluía aspectos de economía, sociología, teoría política. Para él
no habría "ciencias sociales" en plural, porque al dividirse estas entre sí, impedirían captar el
funcionamiento orgánico de la sociedad como un todo donde sus partes están mutuamente
imbricadas.
Más tarde, hacia 1880, aparecería - también en Alemania, fecunda siempre para la filosofía- W.
Dilthey. Este pensador buscó salvar la especificidad de las "ciencias del espíritu" respecto de aquellas
que estudian la naturaleza. Advirtió que los comportamientos humanos no serían causalmente
determinados, ya que aun mismo estímulo, podemos responder cada uno de manera diferente, y aún
la misma persona diferencialmente según cada momento. No habría determinismo a partir de las
causas; ello, porque lo propio de lo humano sería la conciencia, y la libertad que esta posibilita. El
hombre puede elegir, y por ello lo que mueve sus actos sería los motivos conscientes que cada uno
tiene en mente para realizarlos. Así es que Dilthey planteó la idea de "comprensión" como alternativa
a la "explicación" propia de las ciencias físico-naturales (tal "comprensión" o metodología
hermenéutica mantiene fuerte influencia hasta nuestros días). Se trataría -entonces- no ya de
especificar con proceso de observación externa cuáles son las leyes causales que dan razón de un
hecho, sino de interpretar qué pasó por la mente del que lo realizó, y obró como motivo consciente
que lo llevó a realizarlo. Es decir: había que "ponerse en el lugar "de quien realizó una acción para
buscar el sentido" de esta, el cual por supuesto es propio sólo de ese sujeto y no de todos, y no
resulta perceptible para un observador externo.
Esta interesante aportación de Dilthey no convenció a los científicos de la época, imbuidos del
espíritu positivista para el cual no era ciencia aquello que no se ligara a lo experimental, y no se
hiciera observable externamente. Pudo conformar a algunos psicólogos y sociólogos, pero desde un
punto de vista masivo provocó más bien una confirmación del sentido común según el cual era
evidente que para lo social no se podía usar eso que llamaban "el método científico" (muchos creían
entonces que había uno solo): lo social no podía estudiarse rigurosamente, porque allí aparecían
cuestiones valorativas y filosóficas, cuando no incluso religiosas (es decir: si se planteaba el
causalismo en lo social, esto ponía en duda el libre arbitrio, sostenido por las religiones mayoritarias).
Por eso la llegada de Emilio Durkheim, alrededor de 1900 en Francia, significa de manera más
indiscutida la aceptación de lo social como objeto de ciencia. No es por ello "mejor" su obra que la de
Dilthey o la de Marx, probablemente sea menos extensa y detallada que la de este último; pero sí es
la que convenció mayoritariamente a las comunidades científicas de la época que la Sociología podía
ser ciencia (y -a partir de allí- podrían serIo luego las demás disciplinas sociales, como Ciencia
Política, Antropología, etc.) En "Las reglas del método sociológico" determinó
Durkheim su programa: "hay que tratar a los hechos sociales como cosas". Es decir, objetivarlos,
abandonar ideas como la de libertad del individuo para ver las leyes empíricas de funcionamiento, a
partir de una rigurosa referencia a los datos. Así fue que advirtió "regularidades" cuando, en vez de
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tomar la conducta individual como objeto, asumió los datos estadísticos relativos a conjuntos sociales
(clases, grupos, instituciones). Allí se advierte la diferencia en acceso a la escuela según clase social,
o cómo el suicidio era una posibilidad diferente según el sector social a que se perteneciera.
Durkheim - un conservador -, escandalizó a los convencionalismos de su época diciendo que los
hombres sufrían "coacción"; es decir, que lo que ellos creían un acto libre, era el fruto del
condicionamiento social. Pensamos y hacemos según corresponde al estamento social a que
pertenecemos. Esta idea resultó central para que la ciencia social fuera factible, y establece la
posibilidad de estudiar causas que resulten ajenas a la percepción del sujeto que actúa. El
investigador puede así advertir la existencia de influencias que son desconocidas por quienes las
padecen.
Esta versión - aparentemente menos respetuosa de la especificidad de lo social que la de Dilthey fue la que promovió los estudios sociales al rango de científicos. Es que en realidad. se alejaba más
del - sentido común que la del autor alemán, y también de la filosofía especulativa que había ocupado
el análisis de los objetos que desde entonces empezarían a ser diseccionados por las ciencias
sociales. Además, Durkheim resultó cuidadoso en su aproximación: completaba diciendo que "hay
que tratar a los hechos sociales como cosas sociales". Tratarlos objetivamente, como a todas las
demás cosas: pero sin olvidar que lo social es un objeto específico, diferente de los de la naturaieza.
Durkheim demostraba que tras "el actor social" (quien actúa), hay una estructura objetiva (clase,
estamento. Estado. institución, etc.) que explica cómo y por qué actúa. El pone el énfasis en 1a
estructura, y no tanto en la acción individua1. Hasta nuestros días, los estudios sociales se dividen
entre 10s que enfatizan la estructura (y por ello los factores causales no conocidos por el individuo ),
y los que privilegian la acción (y por ello los motivos conscientes que mueven al acto del sujeto ). los
primeros sue1en ocuparse más de las cuestiones globales de la sociedad. los segundos explican
básicamente 1as acciones de cada uno de ]os sujetos (y no la sociedad como un todo ).
En la primera de estas tendencias, un movimiento decisivo fue el del estructuralismo francés de los
años sesentas y setentas de nuestro siglo. Tomaron su modelo de ]a lingüística, que pasó a ser
desde entonces una ciencia central. Autores como Levi-Strauss (en Antropología social) y Roland
Barthes (en teoría del texto), interpretaban al sujeto humano como conformado totalmente desde
fuera, por el lenguaje o por el inconsciente. Esto hacía que el sujeto humano simplemente fuera un
"portador" de condiciones para él mismo desconocidas. Esta teoría - de compleja explicación que no
desarrollaremos aquí - llevó a pensar en la "muerte del sujeto", en tanto mostró una ruptura rotunda
entre lo que cada hombre cree que hace libremente, y las condiciones objetivas de su atadura a
causas ignoradas (pertenecientes al plano de la sociedad y la cultura, al universo de los símbolos).
La ideología en la ciencia
La ciencia social se produjo en ruptura con el sentido común y la filosofía: por ello, también en
diferenciación/separación de la ideología, y esto sin duda resultó útil en su momento: la ciencia no
está en simple continuidad con las ideas de quienes la hacen, y hay enorme distancia entre un trabajo
de investigación y un manifiesto ideológico.
Pero asumido lo anterior, es también una ilusión creer que se puede desterrar la ideología de las
ciencias sociales en términos totales. Inevitablemente, las teorías científicas, que deben asumir
condiciones de rigurosidad, coherencia interna, contenido empírico, etc., a la vez resultan una
interpretación de lo social, y la interpretación no puede dejar de tener algún viso de valoración; aún la
aparente no-valoración, la supuesta neutralidad, es valorativa, dado que valora a la neutraiidad por
sobre la toma de partido (ala vez que suele favorecer objetivamente a lo que está ya establecido,
contra los partidarios del cambio ).
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Como no hay ideología que penetre más que aquella que no se presenta como tal (aquella en cuyo
nombre se afirma que "las cosas son así", y nos convence de que "habla objetivamente'), es útil que
los presupuestos ideológicos que incluyen las teorías en ciencias sociales estén explicitados. Esto
rara vez se da (sólo las teorías críticas suelen hacerlo, caso marxismo), pero en todo caso quienes
practican ciencias sociales deben saber decodificar tales presupuestos en los desarrollos teóricos o
empíricos que les sean presentados.
Este aspecto ideológico ha estado presente en la determinación de los objetos de las disciplinas
científico-sociales. Caso paradigmático, el de la Antropología: ligado al proceso de colonización a
comienzos de siglo, le sirvió de acompañamiento y justificación, al proponer a las culturas
supuestamente "primitivas" como objeto de una ciencia especial. Sociedad, sólo lo sería la occidental
(por eso sería estudiada por la Sociología). En cambio estas "comunidades" sin memoria histórica ni
escritura, serían confinadas a una disciplina diferenciada, que de antemano las ponía en
consideración de inferioridad constitutiva en relación con la cultura hegemónica.
Otro caso sintomático es la Historia: siendo parte decisiva de los relatos de constitución de las
identidades nacionales (a través de la presentación de "héroes" y situaciones fundacionales de la
Nación) aparecía como indiscutida e indiscutible. La apreciación - dada con el tiempo - de los
presupuestos ideológicos que conlleva (caben interpretaciones alternativas de los mismos hechos
documentados), ha ido mostrando la enormidad de dificultades que hacen a la disciplina: la
imposibilidad de "objetividad" pura, los disímiles criterios para establecer los períodos, la imposibilidad
de reconstruir desde el hoy el clima cultural de la época que se pretende explicar, etc. La Historia
muestra palmariamente cómo la ciencia no es una simple "copia" de la realidad, sino un recorte
selectivo de esta: sería imposible hablar de todos los hechos que acaecen cada día en el mundo, de
modo que lo que la disciplina recopila es una selección mínima, que da por sentado qué es lo que
vale la pena rescatar de la vasta multiplicidad de los acontecimientos.
La economía es un caso sumamente interesante: algunos creen (¿ingenuamente?) que es casi una
ciencia exacta, con leyes inmanentes. Pero los clásicos hablaban acertadamente de "economía
política": en realidad, las leyes económicas rigen mientras rija el sistema económico en que tienen
lugar. En el feudalismo, ni siquiera existía el dinero, de modo que por supuesto tampoco existían los
problemas financieros, la inflación o la medida del salario y su relación con los precios. Haber
"recortado" el objeto de la economía de sus bases sociales de existencia, es una operación
propiamente ideológica, que lleva a muchos economistas a recitar el credo actualmente hegemónico
creyendo que hablan en nombre de alguna ley casi natural, con total desconocimiento de las
limitaciones contextuales de sus afirmaciones.
Con la ciencia política ocurre algo similar: si se la piensa al margen de las condiciones
socioeconómicas, puede llegar a creerse que el poder en su totalidad pasa por las instituciones del
Estado, o del régimen parlamentario hoy casi universalizado a nivel mundial. Pero es por demás
sabido que gran parte del poder (como Marx enfatizaba) circula por los grandes dueños de la
economía, al margen del manejo formal de las estructuras del aparato político. Si no se aprecia a
la sociedad en su conjunto, la política podría plantear un recorte artificioso -por incompleto- de su
objeto.
Tal como podemos advertir, nada menos "natural" que la determinación de los objetos de la ciencia.
Estos obedecen a recortes que pudieron haber sido planteados de otra manera, y que continúan cada
vez teniendo nuevas aperturas, mientras aún se siguen discutiendo las anteriores.
Y esto, aun en el supuestamente natural mundo de las ciencias naturales, también ellas siempre
socialmente construidas.