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Transcript
Psiquis
Musulmana
que piensa; y religiosamente es
lo que cree. Si es así, el viejo
adagio: "de tal palo . . . tal
astilla", queda confirmado.
Por Mariano González V.
El Nuevo Testamento engendra el carácter cristiano en los que siguen a
Jesús. El carácter musulmán, en contraste, emana directamente de las
páginas de su libro sagrado, El Corán (Qur'án), y de la Hadiz o Tradición
Musulmana. A continuación, aunque de manera sucinta, tratamos de pintar
de cuerpo entero el carácter del creyente musulmán. Lo hacemos
basándonos en Surahs o Suras (capítulos) y versículos re-presentativos que
hemos extraido del "Sagrado" Corán en su versión castellana por Kamel
Mustafa Hallack.
¿Por qué los musulmanes son como son?
Mezquita La Cúpula de la Roca, Jerusalén, Israel
¿Por qué piensan como piensan?
¿Por qué debo ser salvo? - Porque la paga del pecado es muerte
¿Quién puede salvarme? - Cristo murió por nuestros pecados
¿Qué debo hacer? - A todos los que le recibieron los hizo hijos de Dios
¿Cuánto me va a costar? - El regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús
¿Por qué actúan como actúan?
Son como son, piensan como piensan, y actúan como actúan, porque
tienen imbuido en el fondo de su psiquis lo que "el profeta" Muhammad
(Mahoma) les tiene dicho en el Qur'án, y en la Hadiz, sus libros "sagrados"
y manuales de ética.
La caracterización que sigue, es solamente un ensayo introductorio
susceptible de futuras adiciones. Las iremos añadiendo a medida que
progrese nuestra comprensión del carácter islámico de que están poseídos
los 'mahometanos' -- para no ofender, dígase mejor -- los 'musulmanes'.
Veamos:
La actitud del musulmán hacia la mujer
Los hombres y las mujeres tienen "derechos similares" pero los hombres
tienen "cierta preeminencia sobre ellas". Los hombres, en efecto, son
superiores a las mujeres. Surah 2:228
Al servir como testigos en una corte, las mujeres tienen la mitad de los
derechos que tiene el hombre. Podrán ser testigos dos hombres, y en su
defecto, atestiguarán un hombre y dos mujeres "de manera que si una se
equivoca, la otra la recordará". Surah 2:282
Musulmanes orando
Dicen que físicamente uno es lo
que come; intelectualmente es lo
En lo que respecta al reparto de una herencia, el Corán dice: "La
partición de la herencia para los hijos será: a los hijos varones una parte
equivalente a la de dos hijas mujeres". Vale decir, las mujeres sólo reciben
la mitad de lo que recibirían los varones. Surah 4:11
Los hombres tienen "cierto predominio" sobre las mujeres y pueden
castigarlas después de amonestarlas, "pegándoles suavemente" (¿Se
imagina las palizas y brutalización a lo que esto se abre?) Surah 4:34
El hombre puede casarse hasta con 4 mujeres al mismo tiempo. Pero si
teme que teniendo tantas esposas no será equitativo con todas, entonces
debe optar por quedarse con una. Surah 4:3
Muhammad (Mahoma) el “Mensajero” o ‘Profeta’ del Islam por una
conveniente “revelación especial” y por dispensación exclusiva hacia su
persona proveniente nada menos que de Aláh mismo, fue milagrosamente
exonerado de pecado al dispensársele unas cuantas mujeres más que las
que normalmente son permitidas al musulmán promedio. Se admite
generalmente que Muhammad tuvo 9 esposas, lo cual resultaría más del
doble de lo prescrito para el resto de los musulmanes según el Surah 4:3.
A estos efectos, el Surah 33:50 dice: “¡Oh, Profeta! Nosotros te hemos
hecho lícitas tus esposas a las cuales tú les has dado la dote
(al Mahr);
las que tu has poseído legalmente entre las cautivas o esclavas que Aláh os
ha destinado; las hijas de tu tío paterno; las hijas de tus tías paternas; las
hijas de tus tíos maternos; las hijas de tus tías maternas; aquéllas que
emigraron en tu compañía; así como toda mujer creyente si ella hace don
de su persona al Profeta; con la condición de que el Profeta acepte casarse
con ella. Este es un privilegio para ti con la exclusión de los demás
creyentes (a los cuales) Nosotros sabemos lo que les hemos impuesto
acerca de sus esposas y de las esclavas que poseen para que no tengáis así
ningún pecado de tu parte, porque Aláh es Indulgente y Misericordioso”.
El arriba citado Surah 33:50 sí que tiene mucha tela por cortar.
Nosotros desafortunadamente disponemos de muy poco espacio en este
breve ensayo para comentar en detalles tan revelador pasaje. Baste con
señalar al lector ciertos puntos que decollan en él:
A. La pluralidad del que aquí habla: “Nosotros”.
B. Su falta de equidad al amamantar favoritos a quienes permite más
mujeres que a otros.
C. La caracterización de “legal” para ciertos matrimonios, y de
“esposas lícitas”. Lo que lógicamente conduce a pensar en la tácita
aceptación de las esposas ‘ilegales’ e ‘ilícitas’.
D. Resalta la aparente institucionalización del “cautiverio” y de la
“esclavitud”.
E. Recomienda indirectamente el matrimonio “consanguíneo” entre
primos.
F. Entretiene la conjetura y posibilidad de prostitución al hablar de
otra categoría de mujeres que puedan ofrecer “el don de su persona al
Profeta”.
La actitud del musulmán, hacia judíos y cristianos
Un musulmán no debe tomar como amigo (aliado) a un judío o a un
cristiano. Surah 5:51
(El Corán auspicia una actitud de enemistad, de rechazo étnico y de
prejuicio religioso)
"Los judíos dicen: "Uzayr es hijo de Dios." Y los cristianos dicen:
"Jesús es Hijo de Dios". Tales son las palabras que salen de sus bocas,
imitando lo que decían los infieles precedentes a ellos. ¡Que Aláh los
aniquile! ¡Cómo se apartan de la verdad!" Surah 9:30
(Destila mala voluntad, odio, sugiere el exterminio, de los que el
Islam considera "infieles")
"Y de los que dicen: "Nosotros somos cristianos", hemos tomado su
compromiso, pero ellos se olvidaron una parte de lo que le recordamos (en
el Evangelio) y por eso suscitamos entre ellos la enemistad y el odio hasta
el día de la Resurrección".
Surah 5:14
(Otra vez, sugiere la enemistad, y el odio. Pareciera como si el
escritor del Qur'án entintó su pluma en ácido nítrico)
"Los judíos y los cristianos
dijeron: "Nosotros somos los hijos de Dios y los más queridos". Diles:
"¿Entonces por que os castiga por vuestros pecados?"
Surah 5:18
(¿Y aquí que hay? ¿Cinismo?)
El musulmán no puede sustraerse de absorber por osmosis
fuertes dosis del espíritu de la ley
coránica
Hay que castigar a los ladrones cortándoles las manos. Surah 5:38
 A los que adulteran hay que castigarlos en público mediante 100
flagelos. Surah 24:2
(El talión de la inflexible ley musulmana no puede menos que
engendrar un espíritu de dureza, intransigencia, intolerancia,
absolutismo, exclusivismo, y odio)
El musulmán y la Jihad o "Guerra Santa"
A todas luces el Islam es una religión eminentemente y agresivamente
misionera. No podemos menos que darle crédito por su enorme poder de
expansión demostrado no solamente en el mundo Arabe y en Asia, sino en
las naciones de Europa y en los Estados Unidos. En Latinoamérica el
islamismo no se queda atrás, aunque aquí pasa un tanto desapercibido por
la mayoría. ¡Grave error! Esta religión hace presencia en Latinoamérica
como aparece en un cuerpo humano una bacteria destructiva. Amenaza la
fibra misma de nuestra cultura hispana. ¡Oh que despertaran a tiempo los
pueblos iberoamericanos a la grave amenaza de la invasión musulmana!
No obstante su gran poder de expansión mediante el esfuerzo
misio-nero basado en la persuasión, su manual de instrucción contempla
además el empleo de métodos que van más allá de la obra proselitista
normal instrumentada en la persuasión. El "sacro" Qur'ám contempla la
subyugación por la fuerza de las armas a los no musulmanes a quienes
califica de "infieles". Según el Islam la humanidad se divide en dos
campos: "Dar al Salaam" (Casa de paz) constituida por los que se han
sometido al Islam, y "Dar al Harb" (Casa de Guerra) constituida por el
resto de la humanidad que está fuera de su redil. El "santo" Corán entre
arengas explícitas y veladas suele sacar las uñas y enseñar sus afilados
dientes: "Combatid a los que no creen en Aláh ni en el Día Final"
-truena el Qur'án -- "y que no prohiben lo que Aláh y su Mensajero han
prohibido y a los que no profesan la religión de la verdad de entre los que
recibieron el Libro, hasta que paguen el "chizya" (tributo) por sus propias
manos, después de haberse humillado". Surah 9:29
Esta centella proveniente del Surah 9:29 está claramente dirigida a
los "infieles" de toda clase inclusive aquellos "que recibieron el Libro"
(Judíos y Cristianos) o "Gente del Libro". Contra los tales: ¡"Guerra
Santa"! Tienen que ser sometidos a la fuerza aun cuando esto signifique el
uso de la fuerza militar. Es menester conquistarlos y hacerlos pagar el
impuesto o "chizya" de los subyugados. ¡Cualquiera chílla con esta
“chizya”! Históricamente el Islam usó muchas veces el filo de la espada
para propagarse. Modernamente manifiesta también su prepotencia
persiguiendo brutal y arbitrariamente a los cristianos en los países donde
los musulmanes están en mayoría o donde tienen el control político. En
países tales como Arabia Saudita, Egipto, Pakistán y Sudán, para sólo
mencionar algunos, los cristianos para todo propósito práctico son
marginados y considerados como ciudadanos de segunda clase. Sus
derechos civiles y religiosos son violados caprichosamente por las
autoridades. Se les somete a vejaciones, se les bloquea las fuentes de
trabajo, el acceso a la educación y a los servicios de salud, y un largo
etcétera. La cárcel, sin contemplaciones, es un recurso común que se usa
para intimidarlos y silenciarlos. Paradójicamente, en los países
democráticos de Occidente donde los musulmanes están en minoría,
reclaman con una vehemencia y vocalidad increíble los mismos derechos
que en sus países de procedencia se le niegan a los cristianos abiertamente.
¿Qué puede esperarse?
El propio Muhammad (Mahoma) estuvo activamente involucrado en
diversas campañas militares con las que expandió su religión al filo de la
espada. Puso por delante de sus seguidores la pauta que tantos de ellos
necesitan para emularlo y salir justificados. En esto el "Mensajero o
Profeta" del Islam difiere diametralmente del Señor Jesucristo quien jamás
forzó a alguno a seguirle, nunca dirigió una acción militar, ni tampoco
animó a sus discípulos a hacerlo. Las conquistas de Jesús, el Cristo, se
llevaron a cabo mediante la fuerza del amor y con la virtud de un
extraordinario ejemplo de mansedumbre que desarmaba, y todavía
desarma, a partidarios y contrarios por igual.
En términos inequívocos el Qur'án "sagrado" dice: "Y preparad para
combatir contra ellos todo lo que esté en vuestras manos como fuerza y
caballería armada con el fin de aterrorizar al enemigo de Aláh, y
enemigo de vosotros, además de otros que no conocéis, pero que Aláh
conoce. Y todo lo que vosotros gastéis en el sendero de Aláh os será
reembolsado y no seréis tratados con injusticia". Surah 8:60
¿Qué le parece? . . . "Todo lo que esté en vuestras manos . . . "
(Aviones pirateados o piloteados, sean estos comerciales repletos de
pasajeros civiles, o militares, piloteados por musulmanes adiestrados en
tácticas de combate). Lo mismo da usarlos para bombardear al enemigo en
una guerra que usarlos como misiles guiados contra objetivos civiles.
Los surahs coránicos exhalan el
oxígeno que vitaliza la psiquis del
terror
. "Todo lo que esté en vuestras manos" . . . : artillería móvil, tanques,
camiones y otros vehículos blindados, misiles de tierra a aire, dinamitas,
granadas, minas, y en fin . . . "Todo lo que esté en vuestras manos . . .
¿Con qué fin?
"¡Aterrorizar al enemigo!", crear el pandemónium en medio
del que bien "conoces" y también "al que no conoces" pero que Aláh
conoce. Tanto al enemigo declarado como al inocente que incidentalmente
desacierte a estar en medio del fuego cruzado, cuyo único pecado consista
en estar ahí, en el lugar inapropiado, en el momento infortunado. No
importa si es niño, mujer, hombre o anciano, si está enfermo o sano, ni
siquiera si es de la religión musulmana misma como sucedió en la
hecatombe de las Torres Gemelas de Nueva York. La consigna es: ¡Matar
! !Aterrorizar! ¡Destruir sin discriminación, sin retenes ni escrúpulos!
¡Crear el mayor pandemónium que origine el más grande horror poniendo
a los "infieles” a temblar!
La "Guerra Santa" (Jihad) es la Causa de Aláh y lo que inviertas
haciéndola te será "reembolsado". El "noble" Qur'án urge al musulmán a
guerrear, aunque el individuo deteste la guerra: "Os está prescrito el
combate que es desagradable para vosotros y es posible que vosotros
detestéis algo y que sea un bien para vosotros y es posible que deseéis algo
y que éste sea desfavorable para vosotros. Sólo Aláh lo sabe y vosotros no
lo sabéis" Surah 2:216
¡Cuánta falacia envasada en atractivos frasquitos que algunos perciben
como de perfume exquisito!
¡Cuántos sofismas incendiarios!
¡Cuán fulminante cianuro servido en vistosos vasos de alabastro para
destruir el alma incauta que lo beba gustosa!
¿Habrá alguien capaz de dudar que tan letal poción fue mezclada por el
Dr. Apolión en el siniestro laboratorio del abismo?
¡Qué marcado contraste con el Mensaje de amor, de concordia, y de paz
del Nuevo Testamento!
El musulmán, el martirio y el cielo
La religión de la desesperanza, el Islam, no ofrece la más remota
esperanza o seguridad para la otra vida a sus seguidores. Traiciona con ello
el anhelo más profundo del corazón y niega el ingrediente más deseado por
el espíritu del hombre: ¡Seguridad! ¡Esperanza! El musulmán, por fiel que
sea, nunca obtiene la seguridad de la salvación como la experimenta el
auténtico cristiano. Al propio Muhammad (Mahoma) cuando le
preguntaron que haría Aláh con él en el "día final", respondió que no sabía.
Tal el líder, así sus seguidores. Impensadamente el musulmán ha
consentido en someterse a un sistema cuyas enseñanzas promueven la
eterna inseguridad del creyente. Es creencia musulmana que en el día del
juicio las obras buenas y las malas serán pesadas en una balanza y
dependiendo de hacia donde la balanza se incline, el destino final del
creyente musulmán queda determinado. Mientras tanto la inseguridad
perenne carcome su alma como un cáncer. La misma en ningún momento
cuenta con los mecanismos de verificación de si ha hecho suficientes
buenas obras para empujar la balanza a su favor en aquél día.
El musulmán devoto podrá invertir su vida terrenal entera recitando el
credo islámico, puede haber dado fielmente las limosnas prescritas como
actos de caridad al pobre, puede no haber faltado nunca a su cita para la
oración, cinco veces al día, con orientación del rostro hacia la Meca, puede
haber observado escrupulosamente el ayuno durante el mes del Ramadán,
puede inclusive haber hecho su requerido peregrinaje a la Meca
completando así al dedillo los “Cinco Pilares del Islam”, y todavía quedar
vacío y por siempre sumido en la inseguridad de si ha hecho lo suficiente
para merecer un rincón en el cielo. “¿El bien que hice será más pesado que
mi mal e inclinará la balanza a mi favor en el día del juicio?”. Esta es la
incisiva pregunta que el seguidor de Muhammad no puede sacudir de su
mente. Le hierve en el cráneo como una larva activa. Por eso hemos
llamado al Islam la "religión de la desesperanza".
¡Cuán diferente a la oferta del cristianismo! Jesucristo asegura a Sus
seguidores: “De cierto de cierto os digo: El que oye mi palabra y cree al
que me envió tiene vida eterna, y no vendrá a condenación, más ha
pasado de muerte a vida” (Jn 5:24). “Y yo les doy vida eterna, y no perecerán
jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano” (Jn 10:28) . Más adelante el
Nuevo Testamento les reasegura: “Estas cosas os he escrito a vosotros que
creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida
eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios” (1 Jn 5:13).
Toda regla parece tener su excepción
Hay, sin embargo, una notable excepción a la crónica incertidumbre
con que el Islam deja al musulmán. Se trata del martirio por la Causa de
Aláh. El martirio, según la tradición musulmana (Hadiz) es el pasaporte
seguro, la vía directa al "Jardín de las Delicias". La tradición cita al
"Mensajero" del Islam diciendo: "Los portales del Paraíso están bajo la
sombra de la espada". Entiéndase por esto que los que mueren en la Jihad,
guerreando por Aláh, tendrán acceso inmediato al "Paraíso". Así lo han
entendido históricamente generaciones de terroristas islámicos y por ello,
sin pestañear, han trillado gustosos el camino del suicidio y la inmolación.
El “Paraíso”, ¡Oh Paraíso! Allí se disfruta del nivel más alto del cielo, y de
los placeres sensuales y de los deleites mas grandes que uno pueda
imaginar. La promesa de una recompensa hedonista, eterna, en el
"Paraíso", resulta sumamente atractiva y demasiado
seductora para
dejarla pasar.
Hablando del supuesto estado sublimado de incomparable beatitud que
espera al musulmán, el "noble" Corán dice: "Estarán en los jardines y en las
delicias . . . recostados sobre lechos ordenados en línea, y les daremos
esposas huríes de grandes ojos". Surah 52:17-20
El Qur'án añade a las orgías con doncellas: "estarán acostados sobre
cojines forrados de brocados . . . y habrá huríes de castas miradas que no
han sido tocadas antes ni por hombres ni genios". Surah 55:54-56
"El gozo más puro en el Islam es
matar y morir por la Causa de Aláh" El Ayatolah Khomeni
Jefe de la secta Islámica Shi'ita
Método ‘terrorífico’ de hacer teología
Anclados en el sueño paradisíaco coránico, el 11 de Septiembre del
2001 un grupo de 19 terroristas musulmanes secuestraron 4 aviones
comerciales en pleno vuelo. Cada uno de estos aviones llevaba en su
vientre cientos de distraídos pasajeros civiles. Las naves fueron
convertidas en proyectiles dirigidos y estrelladas deliberadamente contra
objetivos civiles y militares. Dos de estos misiles explosionaron al
impactar las "Torres Gemelas" del Centro Comercial Mundial en
Manhattan, Nueva York. Todos los pasajeros de estos aviones perecieron
en la hecatombe así como el pleno de sus tripulaciones y también los teams
de terroristas. En las torres mismas, al desplomarse, quedaron sepultadas
en sus escombros varios miles de las 50,000 personas que entraban y salían
de ellas a diario. A otro avión lo hicieron estrellarse estrepitosamente
contra el edificio del Pentágono en Washington con un resultado macabro
similar. A un cuarto aparato lo hicieron desplomar en una zona rural del
Estado de Pennsylvania abriendo con el impacto un enorme cráter en el
suelo. Este ataque, bien planeado, minuciosamente coordinado, y
eficientemente ejecutado, hirió la conciencia moral mundial y evocó en el
alma colectiva de los pueblos los ataques suicidas tipo 'Kamikaze'
efectuados por aviones japoneses sobre Pearl Harbor.
Al conocerse la
noticia, la náusea, la repulsa y el horror sentaron sus reales en el hombre
universal.
Mohamed Atta, supuesto líder del grupo de 19 terroristas islámicos, y
quién presidió el disparo de su avión contra una de las dos Torres del
Centro Comercial Mundial, había escrito una carta con instrucciones
detalladas de última hora a Ziad Samir Jurrah. Ziad era el líder del grupo
que secuestró el avión comercial que se estrelló en Pennsylvania. La carta
de Atta, entre otras instrucciones a su compañero de malacia, (no de
milicia), decía: "Aláh mediante, hoy es el día que pasarás con las mujeres
del Paraíso". Esta cita de la carta de Atta revela claramente la motivación
religiosa que inspiró a ambos presidentes de estos actos de barbarie.
¿Dónde adquirieron estos bárbaros sus convicciones religiosas? Sospecho
que no fue en las páginas del Nuevo Testamento.
El martirio así idolizado llega a ser la expresión más elevada de
fidelidad al islamismo y el más seguro pasaporte a la bienaventuranza. Ya
lo conceptualizó el iraní Ayatollah Khomeni al decir: "El gozo más puro en
el Islam es matar y morir por la Causa de Aláh". Los que se suicidaron
voluntaria y violentamente el 11 de Septiembre, y en el proceso asesinaron
también a millares de personas, estaban requete convencidos de que en el
"Paraíso" prometido en el Qur'án les esperaba un río de vino, frutas
deliciosas, mucha carne, y carnalidad sin fin con donce-llas de "ojos
grandes".
¡Qué dosis tan fuerte de dilución satánica es capaz de inyectar en un
hombre el fanatismo!
Pero . . . ¡Qué dosis de sorpresa se llevarían estos hombres al despertar
en el otro lado de la vida!
¡Qué monumental desaliento al tocar las puertas del “Paraíso” al que en
realidad entraron!
¡Qué fulminante! ¡Cuán espeluznante! ¡Cuán violento voltaje y shock
ha de haberlos sacudido!
¿Cuál de nosotros apetecería estar a diez mil millones de kilómetros de
distancia del "Paraíso" (infernal) donde abrieron sus aterrados ojos
Mohamed Atta, Khalil Almihdhar, Ziad Samir Jarrath, Marwan Al-Shehhi
y el resto de los otros 15 terroristas islámicos?
Evidentemente estos hombres encallecidos fueron envenenados por un
"poder engañoso" que los diluyó a creer la mentira (2 Te 2:15). Es obvio que
eran dueños de una psiquis deformada más allá de toda reparación. Su
distorsión escapaba el radio de acción de la terapia psicológica o
psiquiátrica moderna. Sólo el Terapeuta divino, Jesús, declarado por
arcángeles, por hombres y por demonios “Hijo del Dios Altísimo”
(Lc.
1:32,35; 8:28) hubiera podido regenerarlos con la sanación de sus almas. Lo
más horroroso de todo este macabro episodio es que la situación de estos
nuevos huéspedes del infierno ya no puede ponerse en reverso.
Un caso imposible de explicar
El Islam tiene pues en sus manos un caso imposible de explicar al
mundo . . . ¿Cómo convertir en virtud un genocidio de esta magnitud? El
tratar de premiar con el título de “mártires” a terroristas como los del 11 de
Septiembre del 2001 no tiene explicación racional, ni puede armonizarse
con el más elemental instinto de decencia y de moral que todavía reside en
la conciencia del hombre. La simplista respuesta común: “Bueno, estos
eran solamente ‘fanáticos’ y ‘literalistas’, ‘pertenecían a una secta ultra
ortodoxa radical’, ‘actualmente eran criminales y no musulmanes’, ‘el
Islam es una religión de paz’, ‘nosotros no endosamos esta clase de actos’
nunca será respuesta aceptable en vista de los claros señalamientos y de las
promesas que hacen el “santo” Qur'án y la Hadiz. Este tipo de conducta la
origina y la alimenta la teología estándar musulmana la cual a su vez brota
de su más “pura” fuente: El Corán y la Tradición. Lo que sucedió el 11 de
Septiembre del 20001 no es nada más ni nada menos que lo que supone
hacer todo el que se suscribe a este credo. Pongámonos claros de una vez
por todas. Para ser musulmán hay que vivir como musulmán. Para vivir
como musulmán hay que saber qué es y como debe vivir un musulmán.
Para saber qué es un musulmán y como debe vivir, hay que hacer lo que
hace todo musulmán, o sea, beber de la sabia nutricia de sus manuales. No
hay otra fuente ni hay otra opción. No se es musulmán de cuño legítimo si
no se siguen las instrucciones de sus manuales de comportamiento, y son
estos manuales, precisamente, los que destilan el oxígeno que vitaliza la
psiquis del terror.
Nótese que el mártir nunca es un asesino. El mártir es un asesinado. El
genocida, en cambio, es un matador despiadado, un auténtico homicida por
cualquier estándar que se le mida. No es un mártir. Seamos honestos y
llamemos al terrorista por su nombre y apellido. El terrorista es un
homicida y "ningún homicida, - dice la Biblia - tiene vida eterna
permanente en él" (1 Jn 3:15). El Apocalipsis 21:8 añade grima a la
desgraciada suerte que le espera al homicida. Dice el Apocalipsis: “Los
homicidas tendrán su parte en el lago de fuego y azufre, que es la muerte
segunda”. La muerte segunda es la separación eterna del alma del disfrute
de la felicidad y bendición de estar en la augusta presencia de Dios para
siempre. Cero “Paraíso” para el homicida.
Para un estudio más profundo, detallado, bien escrito, bien
documentado, y erudito sobre el terrorismo en que anduvo involucrado el
propio "Mensajero" del Islam, Muhammad, para leer algo interesante sobre
el terrorismo que auspicia el libro "sagrado" del Islam, y sobre el
terrorismo inherente en la teología y en la psiquis musulmana, acceda en la
internet el trabajo de 24 páginas titulado: MUHAMMAD, ISLAM AND
TERRORISM. Puede encontrarlo en esta dirección:
http://www:muhammadaism.org/Mhammad/Muhammad_Terrorism.htm
RECOMENDACIÓN FINAL: Recomiendo encarecidamente al lector
que inmediatamente termine de leer este escrito se apresure a sumergirse
en la piscina de agua salutífera de los cinco capítulos de 1 Juan. Después
de haber sido expuesto en el presente escrito a tanto odio, terror,
legalismo estéril, fantasía, y sexismo, usted necesita un purgante
psicológico y un buen baño de amor, gracia, perdón, y pureza. De paso, no
se olvide también enjabonarse con el detergente de 1 Corintios 13. Le hará
muchísimo bien.
En cuanto a mí, casi no puedo esperar a terminar de escribir este pesado
artículo para ir también a darme un chapuzón en la mencionada piscina.