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Psiquis Musulmana que piensa; y religiosamente es lo que cree. Si es así, el viejo adagio: "de tal palo . . . tal astilla", queda confirmado. Por Mariano González V. El Nuevo Testamento engendra el carácter cristiano en los que siguen a Jesús. El carácter musulmán, en contraste, emana directamente de las páginas de su libro sagrado, El Corán (Qur'án), y de la Hadiz o Tradición Musulmana. A continuación, aunque de manera sucinta, tratamos de pintar de cuerpo entero el carácter del creyente musulmán. Lo hacemos basándonos en Surahs o Suras (capítulos) y versículos re-presentativos que hemos extraido del "Sagrado" Corán en su versión castellana por Kamel Mustafa Hallack. ¿Por qué los musulmanes son como son? Mezquita La Cúpula de la Roca, Jerusalén, Israel ¿Por qué piensan como piensan? ¿Por qué debo ser salvo? - Porque la paga del pecado es muerte ¿Quién puede salvarme? - Cristo murió por nuestros pecados ¿Qué debo hacer? - A todos los que le recibieron los hizo hijos de Dios ¿Cuánto me va a costar? - El regalo de Dios es vida eterna en Cristo Jesús ¿Por qué actúan como actúan? Son como son, piensan como piensan, y actúan como actúan, porque tienen imbuido en el fondo de su psiquis lo que "el profeta" Muhammad (Mahoma) les tiene dicho en el Qur'án, y en la Hadiz, sus libros "sagrados" y manuales de ética. La caracterización que sigue, es solamente un ensayo introductorio susceptible de futuras adiciones. Las iremos añadiendo a medida que progrese nuestra comprensión del carácter islámico de que están poseídos los 'mahometanos' -- para no ofender, dígase mejor -- los 'musulmanes'. Veamos: La actitud del musulmán hacia la mujer Los hombres y las mujeres tienen "derechos similares" pero los hombres tienen "cierta preeminencia sobre ellas". Los hombres, en efecto, son superiores a las mujeres. Surah 2:228 Al servir como testigos en una corte, las mujeres tienen la mitad de los derechos que tiene el hombre. Podrán ser testigos dos hombres, y en su defecto, atestiguarán un hombre y dos mujeres "de manera que si una se equivoca, la otra la recordará". Surah 2:282 Musulmanes orando Dicen que físicamente uno es lo que come; intelectualmente es lo En lo que respecta al reparto de una herencia, el Corán dice: "La partición de la herencia para los hijos será: a los hijos varones una parte equivalente a la de dos hijas mujeres". Vale decir, las mujeres sólo reciben la mitad de lo que recibirían los varones. Surah 4:11 Los hombres tienen "cierto predominio" sobre las mujeres y pueden castigarlas después de amonestarlas, "pegándoles suavemente" (¿Se imagina las palizas y brutalización a lo que esto se abre?) Surah 4:34 El hombre puede casarse hasta con 4 mujeres al mismo tiempo. Pero si teme que teniendo tantas esposas no será equitativo con todas, entonces debe optar por quedarse con una. Surah 4:3 Muhammad (Mahoma) el “Mensajero” o ‘Profeta’ del Islam por una conveniente “revelación especial” y por dispensación exclusiva hacia su persona proveniente nada menos que de Aláh mismo, fue milagrosamente exonerado de pecado al dispensársele unas cuantas mujeres más que las que normalmente son permitidas al musulmán promedio. Se admite generalmente que Muhammad tuvo 9 esposas, lo cual resultaría más del doble de lo prescrito para el resto de los musulmanes según el Surah 4:3. A estos efectos, el Surah 33:50 dice: “¡Oh, Profeta! Nosotros te hemos hecho lícitas tus esposas a las cuales tú les has dado la dote (al Mahr); las que tu has poseído legalmente entre las cautivas o esclavas que Aláh os ha destinado; las hijas de tu tío paterno; las hijas de tus tías paternas; las hijas de tus tíos maternos; las hijas de tus tías maternas; aquéllas que emigraron en tu compañía; así como toda mujer creyente si ella hace don de su persona al Profeta; con la condición de que el Profeta acepte casarse con ella. Este es un privilegio para ti con la exclusión de los demás creyentes (a los cuales) Nosotros sabemos lo que les hemos impuesto acerca de sus esposas y de las esclavas que poseen para que no tengáis así ningún pecado de tu parte, porque Aláh es Indulgente y Misericordioso”. El arriba citado Surah 33:50 sí que tiene mucha tela por cortar. Nosotros desafortunadamente disponemos de muy poco espacio en este breve ensayo para comentar en detalles tan revelador pasaje. Baste con señalar al lector ciertos puntos que decollan en él: A. La pluralidad del que aquí habla: “Nosotros”. B. Su falta de equidad al amamantar favoritos a quienes permite más mujeres que a otros. C. La caracterización de “legal” para ciertos matrimonios, y de “esposas lícitas”. Lo que lógicamente conduce a pensar en la tácita aceptación de las esposas ‘ilegales’ e ‘ilícitas’. D. Resalta la aparente institucionalización del “cautiverio” y de la “esclavitud”. E. Recomienda indirectamente el matrimonio “consanguíneo” entre primos. F. Entretiene la conjetura y posibilidad de prostitución al hablar de otra categoría de mujeres que puedan ofrecer “el don de su persona al Profeta”. La actitud del musulmán, hacia judíos y cristianos Un musulmán no debe tomar como amigo (aliado) a un judío o a un cristiano. Surah 5:51 (El Corán auspicia una actitud de enemistad, de rechazo étnico y de prejuicio religioso) "Los judíos dicen: "Uzayr es hijo de Dios." Y los cristianos dicen: "Jesús es Hijo de Dios". Tales son las palabras que salen de sus bocas, imitando lo que decían los infieles precedentes a ellos. ¡Que Aláh los aniquile! ¡Cómo se apartan de la verdad!" Surah 9:30 (Destila mala voluntad, odio, sugiere el exterminio, de los que el Islam considera "infieles") "Y de los que dicen: "Nosotros somos cristianos", hemos tomado su compromiso, pero ellos se olvidaron una parte de lo que le recordamos (en el Evangelio) y por eso suscitamos entre ellos la enemistad y el odio hasta el día de la Resurrección". Surah 5:14 (Otra vez, sugiere la enemistad, y el odio. Pareciera como si el escritor del Qur'án entintó su pluma en ácido nítrico) "Los judíos y los cristianos dijeron: "Nosotros somos los hijos de Dios y los más queridos". Diles: "¿Entonces por que os castiga por vuestros pecados?" Surah 5:18 (¿Y aquí que hay? ¿Cinismo?) El musulmán no puede sustraerse de absorber por osmosis fuertes dosis del espíritu de la ley coránica Hay que castigar a los ladrones cortándoles las manos. Surah 5:38 A los que adulteran hay que castigarlos en público mediante 100 flagelos. Surah 24:2 (El talión de la inflexible ley musulmana no puede menos que engendrar un espíritu de dureza, intransigencia, intolerancia, absolutismo, exclusivismo, y odio) El musulmán y la Jihad o "Guerra Santa" A todas luces el Islam es una religión eminentemente y agresivamente misionera. No podemos menos que darle crédito por su enorme poder de expansión demostrado no solamente en el mundo Arabe y en Asia, sino en las naciones de Europa y en los Estados Unidos. En Latinoamérica el islamismo no se queda atrás, aunque aquí pasa un tanto desapercibido por la mayoría. ¡Grave error! Esta religión hace presencia en Latinoamérica como aparece en un cuerpo humano una bacteria destructiva. Amenaza la fibra misma de nuestra cultura hispana. ¡Oh que despertaran a tiempo los pueblos iberoamericanos a la grave amenaza de la invasión musulmana! No obstante su gran poder de expansión mediante el esfuerzo misio-nero basado en la persuasión, su manual de instrucción contempla además el empleo de métodos que van más allá de la obra proselitista normal instrumentada en la persuasión. El "sacro" Qur'ám contempla la subyugación por la fuerza de las armas a los no musulmanes a quienes califica de "infieles". Según el Islam la humanidad se divide en dos campos: "Dar al Salaam" (Casa de paz) constituida por los que se han sometido al Islam, y "Dar al Harb" (Casa de Guerra) constituida por el resto de la humanidad que está fuera de su redil. El "santo" Corán entre arengas explícitas y veladas suele sacar las uñas y enseñar sus afilados dientes: "Combatid a los que no creen en Aláh ni en el Día Final" -truena el Qur'án -- "y que no prohiben lo que Aláh y su Mensajero han prohibido y a los que no profesan la religión de la verdad de entre los que recibieron el Libro, hasta que paguen el "chizya" (tributo) por sus propias manos, después de haberse humillado". Surah 9:29 Esta centella proveniente del Surah 9:29 está claramente dirigida a los "infieles" de toda clase inclusive aquellos "que recibieron el Libro" (Judíos y Cristianos) o "Gente del Libro". Contra los tales: ¡"Guerra Santa"! Tienen que ser sometidos a la fuerza aun cuando esto signifique el uso de la fuerza militar. Es menester conquistarlos y hacerlos pagar el impuesto o "chizya" de los subyugados. ¡Cualquiera chílla con esta “chizya”! Históricamente el Islam usó muchas veces el filo de la espada para propagarse. Modernamente manifiesta también su prepotencia persiguiendo brutal y arbitrariamente a los cristianos en los países donde los musulmanes están en mayoría o donde tienen el control político. En países tales como Arabia Saudita, Egipto, Pakistán y Sudán, para sólo mencionar algunos, los cristianos para todo propósito práctico son marginados y considerados como ciudadanos de segunda clase. Sus derechos civiles y religiosos son violados caprichosamente por las autoridades. Se les somete a vejaciones, se les bloquea las fuentes de trabajo, el acceso a la educación y a los servicios de salud, y un largo etcétera. La cárcel, sin contemplaciones, es un recurso común que se usa para intimidarlos y silenciarlos. Paradójicamente, en los países democráticos de Occidente donde los musulmanes están en minoría, reclaman con una vehemencia y vocalidad increíble los mismos derechos que en sus países de procedencia se le niegan a los cristianos abiertamente. ¿Qué puede esperarse? El propio Muhammad (Mahoma) estuvo activamente involucrado en diversas campañas militares con las que expandió su religión al filo de la espada. Puso por delante de sus seguidores la pauta que tantos de ellos necesitan para emularlo y salir justificados. En esto el "Mensajero o Profeta" del Islam difiere diametralmente del Señor Jesucristo quien jamás forzó a alguno a seguirle, nunca dirigió una acción militar, ni tampoco animó a sus discípulos a hacerlo. Las conquistas de Jesús, el Cristo, se llevaron a cabo mediante la fuerza del amor y con la virtud de un extraordinario ejemplo de mansedumbre que desarmaba, y todavía desarma, a partidarios y contrarios por igual. En términos inequívocos el Qur'án "sagrado" dice: "Y preparad para combatir contra ellos todo lo que esté en vuestras manos como fuerza y caballería armada con el fin de aterrorizar al enemigo de Aláh, y enemigo de vosotros, además de otros que no conocéis, pero que Aláh conoce. Y todo lo que vosotros gastéis en el sendero de Aláh os será reembolsado y no seréis tratados con injusticia". Surah 8:60 ¿Qué le parece? . . . "Todo lo que esté en vuestras manos . . . " (Aviones pirateados o piloteados, sean estos comerciales repletos de pasajeros civiles, o militares, piloteados por musulmanes adiestrados en tácticas de combate). Lo mismo da usarlos para bombardear al enemigo en una guerra que usarlos como misiles guiados contra objetivos civiles. Los surahs coránicos exhalan el oxígeno que vitaliza la psiquis del terror . "Todo lo que esté en vuestras manos" . . . : artillería móvil, tanques, camiones y otros vehículos blindados, misiles de tierra a aire, dinamitas, granadas, minas, y en fin . . . "Todo lo que esté en vuestras manos . . . ¿Con qué fin? "¡Aterrorizar al enemigo!", crear el pandemónium en medio del que bien "conoces" y también "al que no conoces" pero que Aláh conoce. Tanto al enemigo declarado como al inocente que incidentalmente desacierte a estar en medio del fuego cruzado, cuyo único pecado consista en estar ahí, en el lugar inapropiado, en el momento infortunado. No importa si es niño, mujer, hombre o anciano, si está enfermo o sano, ni siquiera si es de la religión musulmana misma como sucedió en la hecatombe de las Torres Gemelas de Nueva York. La consigna es: ¡Matar ! !Aterrorizar! ¡Destruir sin discriminación, sin retenes ni escrúpulos! ¡Crear el mayor pandemónium que origine el más grande horror poniendo a los "infieles” a temblar! La "Guerra Santa" (Jihad) es la Causa de Aláh y lo que inviertas haciéndola te será "reembolsado". El "noble" Qur'án urge al musulmán a guerrear, aunque el individuo deteste la guerra: "Os está prescrito el combate que es desagradable para vosotros y es posible que vosotros detestéis algo y que sea un bien para vosotros y es posible que deseéis algo y que éste sea desfavorable para vosotros. Sólo Aláh lo sabe y vosotros no lo sabéis" Surah 2:216 ¡Cuánta falacia envasada en atractivos frasquitos que algunos perciben como de perfume exquisito! ¡Cuántos sofismas incendiarios! ¡Cuán fulminante cianuro servido en vistosos vasos de alabastro para destruir el alma incauta que lo beba gustosa! ¿Habrá alguien capaz de dudar que tan letal poción fue mezclada por el Dr. Apolión en el siniestro laboratorio del abismo? ¡Qué marcado contraste con el Mensaje de amor, de concordia, y de paz del Nuevo Testamento! El musulmán, el martirio y el cielo La religión de la desesperanza, el Islam, no ofrece la más remota esperanza o seguridad para la otra vida a sus seguidores. Traiciona con ello el anhelo más profundo del corazón y niega el ingrediente más deseado por el espíritu del hombre: ¡Seguridad! ¡Esperanza! El musulmán, por fiel que sea, nunca obtiene la seguridad de la salvación como la experimenta el auténtico cristiano. Al propio Muhammad (Mahoma) cuando le preguntaron que haría Aláh con él en el "día final", respondió que no sabía. Tal el líder, así sus seguidores. Impensadamente el musulmán ha consentido en someterse a un sistema cuyas enseñanzas promueven la eterna inseguridad del creyente. Es creencia musulmana que en el día del juicio las obras buenas y las malas serán pesadas en una balanza y dependiendo de hacia donde la balanza se incline, el destino final del creyente musulmán queda determinado. Mientras tanto la inseguridad perenne carcome su alma como un cáncer. La misma en ningún momento cuenta con los mecanismos de verificación de si ha hecho suficientes buenas obras para empujar la balanza a su favor en aquél día. El musulmán devoto podrá invertir su vida terrenal entera recitando el credo islámico, puede haber dado fielmente las limosnas prescritas como actos de caridad al pobre, puede no haber faltado nunca a su cita para la oración, cinco veces al día, con orientación del rostro hacia la Meca, puede haber observado escrupulosamente el ayuno durante el mes del Ramadán, puede inclusive haber hecho su requerido peregrinaje a la Meca completando así al dedillo los “Cinco Pilares del Islam”, y todavía quedar vacío y por siempre sumido en la inseguridad de si ha hecho lo suficiente para merecer un rincón en el cielo. “¿El bien que hice será más pesado que mi mal e inclinará la balanza a mi favor en el día del juicio?”. Esta es la incisiva pregunta que el seguidor de Muhammad no puede sacudir de su mente. Le hierve en el cráneo como una larva activa. Por eso hemos llamado al Islam la "religión de la desesperanza". ¡Cuán diferente a la oferta del cristianismo! Jesucristo asegura a Sus seguidores: “De cierto de cierto os digo: El que oye mi palabra y cree al que me envió tiene vida eterna, y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida” (Jn 5:24). “Y yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano” (Jn 10:28) . Más adelante el Nuevo Testamento les reasegura: “Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios” (1 Jn 5:13). Toda regla parece tener su excepción Hay, sin embargo, una notable excepción a la crónica incertidumbre con que el Islam deja al musulmán. Se trata del martirio por la Causa de Aláh. El martirio, según la tradición musulmana (Hadiz) es el pasaporte seguro, la vía directa al "Jardín de las Delicias". La tradición cita al "Mensajero" del Islam diciendo: "Los portales del Paraíso están bajo la sombra de la espada". Entiéndase por esto que los que mueren en la Jihad, guerreando por Aláh, tendrán acceso inmediato al "Paraíso". Así lo han entendido históricamente generaciones de terroristas islámicos y por ello, sin pestañear, han trillado gustosos el camino del suicidio y la inmolación. El “Paraíso”, ¡Oh Paraíso! Allí se disfruta del nivel más alto del cielo, y de los placeres sensuales y de los deleites mas grandes que uno pueda imaginar. La promesa de una recompensa hedonista, eterna, en el "Paraíso", resulta sumamente atractiva y demasiado seductora para dejarla pasar. Hablando del supuesto estado sublimado de incomparable beatitud que espera al musulmán, el "noble" Corán dice: "Estarán en los jardines y en las delicias . . . recostados sobre lechos ordenados en línea, y les daremos esposas huríes de grandes ojos". Surah 52:17-20 El Qur'án añade a las orgías con doncellas: "estarán acostados sobre cojines forrados de brocados . . . y habrá huríes de castas miradas que no han sido tocadas antes ni por hombres ni genios". Surah 55:54-56 "El gozo más puro en el Islam es matar y morir por la Causa de Aláh" El Ayatolah Khomeni Jefe de la secta Islámica Shi'ita Método ‘terrorífico’ de hacer teología Anclados en el sueño paradisíaco coránico, el 11 de Septiembre del 2001 un grupo de 19 terroristas musulmanes secuestraron 4 aviones comerciales en pleno vuelo. Cada uno de estos aviones llevaba en su vientre cientos de distraídos pasajeros civiles. Las naves fueron convertidas en proyectiles dirigidos y estrelladas deliberadamente contra objetivos civiles y militares. Dos de estos misiles explosionaron al impactar las "Torres Gemelas" del Centro Comercial Mundial en Manhattan, Nueva York. Todos los pasajeros de estos aviones perecieron en la hecatombe así como el pleno de sus tripulaciones y también los teams de terroristas. En las torres mismas, al desplomarse, quedaron sepultadas en sus escombros varios miles de las 50,000 personas que entraban y salían de ellas a diario. A otro avión lo hicieron estrellarse estrepitosamente contra el edificio del Pentágono en Washington con un resultado macabro similar. A un cuarto aparato lo hicieron desplomar en una zona rural del Estado de Pennsylvania abriendo con el impacto un enorme cráter en el suelo. Este ataque, bien planeado, minuciosamente coordinado, y eficientemente ejecutado, hirió la conciencia moral mundial y evocó en el alma colectiva de los pueblos los ataques suicidas tipo 'Kamikaze' efectuados por aviones japoneses sobre Pearl Harbor. Al conocerse la noticia, la náusea, la repulsa y el horror sentaron sus reales en el hombre universal. Mohamed Atta, supuesto líder del grupo de 19 terroristas islámicos, y quién presidió el disparo de su avión contra una de las dos Torres del Centro Comercial Mundial, había escrito una carta con instrucciones detalladas de última hora a Ziad Samir Jurrah. Ziad era el líder del grupo que secuestró el avión comercial que se estrelló en Pennsylvania. La carta de Atta, entre otras instrucciones a su compañero de malacia, (no de milicia), decía: "Aláh mediante, hoy es el día que pasarás con las mujeres del Paraíso". Esta cita de la carta de Atta revela claramente la motivación religiosa que inspiró a ambos presidentes de estos actos de barbarie. ¿Dónde adquirieron estos bárbaros sus convicciones religiosas? Sospecho que no fue en las páginas del Nuevo Testamento. El martirio así idolizado llega a ser la expresión más elevada de fidelidad al islamismo y el más seguro pasaporte a la bienaventuranza. Ya lo conceptualizó el iraní Ayatollah Khomeni al decir: "El gozo más puro en el Islam es matar y morir por la Causa de Aláh". Los que se suicidaron voluntaria y violentamente el 11 de Septiembre, y en el proceso asesinaron también a millares de personas, estaban requete convencidos de que en el "Paraíso" prometido en el Qur'án les esperaba un río de vino, frutas deliciosas, mucha carne, y carnalidad sin fin con donce-llas de "ojos grandes". ¡Qué dosis tan fuerte de dilución satánica es capaz de inyectar en un hombre el fanatismo! Pero . . . ¡Qué dosis de sorpresa se llevarían estos hombres al despertar en el otro lado de la vida! ¡Qué monumental desaliento al tocar las puertas del “Paraíso” al que en realidad entraron! ¡Qué fulminante! ¡Cuán espeluznante! ¡Cuán violento voltaje y shock ha de haberlos sacudido! ¿Cuál de nosotros apetecería estar a diez mil millones de kilómetros de distancia del "Paraíso" (infernal) donde abrieron sus aterrados ojos Mohamed Atta, Khalil Almihdhar, Ziad Samir Jarrath, Marwan Al-Shehhi y el resto de los otros 15 terroristas islámicos? Evidentemente estos hombres encallecidos fueron envenenados por un "poder engañoso" que los diluyó a creer la mentira (2 Te 2:15). Es obvio que eran dueños de una psiquis deformada más allá de toda reparación. Su distorsión escapaba el radio de acción de la terapia psicológica o psiquiátrica moderna. Sólo el Terapeuta divino, Jesús, declarado por arcángeles, por hombres y por demonios “Hijo del Dios Altísimo” (Lc. 1:32,35; 8:28) hubiera podido regenerarlos con la sanación de sus almas. Lo más horroroso de todo este macabro episodio es que la situación de estos nuevos huéspedes del infierno ya no puede ponerse en reverso. Un caso imposible de explicar El Islam tiene pues en sus manos un caso imposible de explicar al mundo . . . ¿Cómo convertir en virtud un genocidio de esta magnitud? El tratar de premiar con el título de “mártires” a terroristas como los del 11 de Septiembre del 2001 no tiene explicación racional, ni puede armonizarse con el más elemental instinto de decencia y de moral que todavía reside en la conciencia del hombre. La simplista respuesta común: “Bueno, estos eran solamente ‘fanáticos’ y ‘literalistas’, ‘pertenecían a una secta ultra ortodoxa radical’, ‘actualmente eran criminales y no musulmanes’, ‘el Islam es una religión de paz’, ‘nosotros no endosamos esta clase de actos’ nunca será respuesta aceptable en vista de los claros señalamientos y de las promesas que hacen el “santo” Qur'án y la Hadiz. Este tipo de conducta la origina y la alimenta la teología estándar musulmana la cual a su vez brota de su más “pura” fuente: El Corán y la Tradición. Lo que sucedió el 11 de Septiembre del 20001 no es nada más ni nada menos que lo que supone hacer todo el que se suscribe a este credo. Pongámonos claros de una vez por todas. Para ser musulmán hay que vivir como musulmán. Para vivir como musulmán hay que saber qué es y como debe vivir un musulmán. Para saber qué es un musulmán y como debe vivir, hay que hacer lo que hace todo musulmán, o sea, beber de la sabia nutricia de sus manuales. No hay otra fuente ni hay otra opción. No se es musulmán de cuño legítimo si no se siguen las instrucciones de sus manuales de comportamiento, y son estos manuales, precisamente, los que destilan el oxígeno que vitaliza la psiquis del terror. Nótese que el mártir nunca es un asesino. El mártir es un asesinado. El genocida, en cambio, es un matador despiadado, un auténtico homicida por cualquier estándar que se le mida. No es un mártir. Seamos honestos y llamemos al terrorista por su nombre y apellido. El terrorista es un homicida y "ningún homicida, - dice la Biblia - tiene vida eterna permanente en él" (1 Jn 3:15). El Apocalipsis 21:8 añade grima a la desgraciada suerte que le espera al homicida. Dice el Apocalipsis: “Los homicidas tendrán su parte en el lago de fuego y azufre, que es la muerte segunda”. La muerte segunda es la separación eterna del alma del disfrute de la felicidad y bendición de estar en la augusta presencia de Dios para siempre. Cero “Paraíso” para el homicida. Para un estudio más profundo, detallado, bien escrito, bien documentado, y erudito sobre el terrorismo en que anduvo involucrado el propio "Mensajero" del Islam, Muhammad, para leer algo interesante sobre el terrorismo que auspicia el libro "sagrado" del Islam, y sobre el terrorismo inherente en la teología y en la psiquis musulmana, acceda en la internet el trabajo de 24 páginas titulado: MUHAMMAD, ISLAM AND TERRORISM. Puede encontrarlo en esta dirección: http://www:muhammadaism.org/Mhammad/Muhammad_Terrorism.htm RECOMENDACIÓN FINAL: Recomiendo encarecidamente al lector que inmediatamente termine de leer este escrito se apresure a sumergirse en la piscina de agua salutífera de los cinco capítulos de 1 Juan. Después de haber sido expuesto en el presente escrito a tanto odio, terror, legalismo estéril, fantasía, y sexismo, usted necesita un purgante psicológico y un buen baño de amor, gracia, perdón, y pureza. De paso, no se olvide también enjabonarse con el detergente de 1 Corintios 13. Le hará muchísimo bien. En cuanto a mí, casi no puedo esperar a terminar de escribir este pesado artículo para ir también a darme un chapuzón en la mencionada piscina.