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Año: 25, Junio 1983 No. 535
N. del D. El señor Santiago Reachi es un conocido analista
económico de México. Este ensayo es un fragmento de la
publicación NINGUN GOBIERNO HA CREADO JAMAS
RIQUEZA ALGUNA CON DECRETOS, LEYES, DISCURSOS
O MONTON DE EDICTOS, publicado en la revista NEGOBANCOS, del 15 de Febrero de 1983.
NINGUN GOBIERNO CREA
RIQUEZA
SANTIAGO REACHI
Ningún gobierno ha podido crear riqueza
alguna a base de edictos, discursos y
«leyes». Lo único que en verdad crea
riqueza es el trabajo productivo de la
ciudadanía. No es la burocracia. El trabajo
de producir en el campo, en las fábricas, en
los telares, en los mares, en las carreteras,
los bosques y tantos lugares con que,
afortunadamente, cuenta el país. Nada se
produce a base de «gobernar» con política
unilateral, cargada a un lado de los que
forman los diversos segmentos de la
sociedad. Parece imposible que el poder
público comprenda que el trabajo de
burócratas es, hasta cierto punto, trabajo de
holgazanes, improductivo aunque necesario.
Ello, sin embargo, no ha de dar margen para
multiplicar burócratas y acabar con la
ciudadanía responsable, activa y que quiere
trabajar.
En este sentido el poder público no ha
podido o no ha querido limitarse a su
verdadero papel. Es, simplemente, propiciar
oportunidades para que la ciudadanía
produzca y trabaje sin constituirse, el poder
público, en mentor y dictador de todo. La
riqueza pública no se obtiene a base de actos
mixtificados. No es obra de magia. Es el
resultado
de
prácticas
honestas,
experimentadas, patrióticas y desprovistas
de hiriente improvisación.
El nuevo poder público anuncia con
inconfundible insistencia y la hace ley una
equivocada y comprobadísima continuación
de sus prácticas como «rector de la
economía del país». Nada hay más revelador
de las actuaciones populistas que esta actitud
necia y dañosa. Es la causa INDISCUTIBLE
de las condiciones caóticas en que han
dejado a México los dos inmediatos
antecedentes en el poder. Y, así, no se
convencen aún. El alegato de ellos es por
demás insubstancial pues aducen que se trata
de acabar con el intermediarismo que
provoca alza en precios, sentar bases para
modernizar el comercio interno y regular
precios. Todo esto afirma la inexcusable
ignorancia
de
las
realidades.
El
intermediarismo eficiente, el promotor
experimentado y limpio, son factores de
gran valía en el desarrollo de una economía
planeada por los sectores que se dedican a
ello, no es cosa de gobierno. No es papel del
poder público. Lo tiene ya MUY
DEMOSTRADO. Lo repite y vuelve a
fracasar. Tercamente, lo vuelve a repetir y
vuelve a fracasar. ¿Cuándo se han de
convencer de que hacen las cosas muy mal?
Debe ser en el mismo momento en que
ocurre el error. Pero el estado «rector» no
quiere convencerse, no quiere soltar la
«sabrosura» que ello entraña.
¿Así es como se va a seguir...? ¿No hay otra
forma?
NOS LLEVARON AL CAOS... ¡Y QUIEREN
CONTINUAR!
ARROGANCIA, IGNORANCIA Y
POLITIQUERIA
Hemos vivido 12 años de inflaciones sin
precedente, inflaciones provocadas casi
intencionalmente por los burdos ejercicios y
torpes actuaciones del estado. Durante 12
años «disfrutaron» lujos de incurrir en la
deuda más espantosa, más criminalmente
incurrida de toda la historia de México.
Además, gozaron de la «felicidad» de
obtener créditos y adeudos hasta el límite de
lo cuerdo y de lo posible. Bien merecido lo
tienen los «acreedores» por pasarse de
vivos. El petróleo de México se ha
explotado inicuamente y de manera
irresponsable. ¿Por quién? ¡Quién ha de ser!
El poder público, ni más ni menos. Millones
de barriles se han extraído del fondo de la
tierra y sólo han servido para perder todo lo
que valen y, además, cargarnos de vuelta su
valor con INTERESES, en muchos casos
hasta
del
18
por
ciento.
¡Qué
inconmensurables absurdos! Y así insisten
en seguir siendo rectores de la economía . . .
Han colocado al país en amargo entredicho,
descuartizado lo que pudo haber sido un
brillante porvenir inmediato, que aliviara
todos los males materiales de los
infortunados ciudadanos.
Las grandes tragedias de la humanidad
nunca se han podido justificar más que a
través de actos mal concebidos, sean de
buena o mala fe. Después de ocurridas se
busca la razón del problema y se trata de
remediarlo. Ello es natural, para no volver a
incurrir en el mismo trágico error.
Serán varias generaciones las que quedarán
esclavizadas a esa rutina... creada, ampliada
y «regida» por el estado. Se han producido
miles de millones de barriles de nuestro
petróleo, no para aprovecharlos cuerda e
inteligentemente, no. Se obtuvieron para
ensanchar la destrucción y el caos en forma
que sólo un gobierno que no sabe lo que esta
haciendo lo puede realizar con gran
desparpajo, atento a que el pueblo
victimizado se arrodille y aplauda las
geniales actividades oficiales.
En nuestro medio «político» hay mucha
ignorancia. Mucha arrogancia agresiva sin
razón alguna que lo justifique. Nuestra
situación increíblemente trágica se debe
exclusivamente a los vanos ejercicios del
poder público quien, jactándose de saberlo
todo y poderlo todo, ha paralizado
criminalmente la iniciativa ciudadana capaz,
productiva y patriótica. No es así como se
hace patria.
Lamentablemente, los jerarcas de los
últimos 12 años no se toman la molestia de
estudiar un poco la historia económica de
este planeta que, después de todo, es difícil
aprendérsela como tampoco es difícil
respetarla, procurando evitar duplicidad
constante de consecuencias trágicas.
La maravillosa lección dada por Alemania,
después de una devastadora guerra en la que
el país quedó materialmente deshecho, no ha
de echarse a saco. El marco alemán llegó a
una posición devaluada tal que se requería
una carreta de billetes con millones de
marcos para adquirir una pieza de pan. Esa
misma Alemania, bajo la dirección de un
modesto pero competentísimo maestro en
materia económica, el Doctor Ludwing
Erhard, surgió de sus cenizas hasta
constituirse en una potencia de las más
importantes del mundo de la posguerra. Otro
país derrotado, espantosamente destruido
con las bombas atómicas de los ejércitos
aliados que obligaron a la rendición
incondicional, el Japón, también ha
resurgido por razones y políticas similares a
las que ejerció Alemania, constituyéndose el
Japón en otra de las más importantes
potencias de la actualidad. ¿Cómo es que
estos
dos
países,
derrotados
fulminantemente por los ejércitos aliados se
convirtieron en dos potencias económicas,
industriales y comerciales en un lapso
relativamente breve? Sobre esta materia
muchos
de
nuestros
escritores,
sobresalientes especialistas, han escrito
repetidamente,
aclarando,
haciendo
minuciosas consideraciones de gran valor y
de tal importancia que, de haberlas
estudiado, siquiera superficialmente, tal vez
las dos administraciones políticas anteriores
no hubieran dado cara a cara con tan
tremendo fracaso, precisamente, por ejercer
lo opuesto a lo prescrito por economistas de
gran calibre, como en el caso del maestro y
Doctor Erhard, autor del frecuentemente
citado «Milagro Alemán».
LO QUE DICE EL DOCTOR
ERHARD
¿Y qué es lo que prescribe este destacado
maestro y redentor de la economía alemana?
Vamos a reproducir declaraciones del
maestro, que aparecen en su estupendo
libro«Bienestar para Todos».
«Repito dice el maestro Erhard, no es misión
del Estado intervenir directamente en la
economía; en todo caso, no lo es mientras la
economía misma no provoque y justifique
esa intervención. Tampoco encaja en el
cuadro de una economía basada en la
libertad de movimiento de los empresarios el
que el estado mismo actúe como
empresario... No se puede decir, por una
parte, al Estado que se abstenga de ejercer
actividades económicas, y luego, cuando
convenga, apelar a su ayuda. Hay ya una
especie de reparto del trabajo entre la
economía de empresa, con su punto de
gravedad en la esfera del empresario, y la
actividad político económica como tarea del
gobierno.
«Así como en el ámbito estatal, es decir, en
el ámbito políticamente social, existe un
orden que viene dado por ley fundamental
que regula la convivencia de los hombres y
configura sus relaciones, así también en la
economía. Las responsabilidades aquí se
hallan
claramente
discernidas.
El
empresario es responsable de su empresa;
allí puede exigir con todo derecho que el
Estado no se meta a ordenar o tutelar sus
acciones y le deje disfrutar de una auténtica
libertad
de
empresario,
ejerciendo
libremente sus movimientos. En esta justa
exigencia yo soy el primero en apoyar al
empresario. Ahora bien, precisa una
explicación por qué es que doy una
importancia decisiva a estas cuestiones,
considerando a la economía en general,
como de gran trascendencia en el destino de
un pueblo. No quisiera suscitar la impresión
de que a mi juicio la economía suministre la
panacea para todas las dificultades
comunitarias y sociales. Pero así como el
individuo necesita de su vida física para ser
hombre en sentido trascendente para
desenvolver su espíritu, así también ocurre
en la vida de un pueblo. La economía es
quizá lo más primitivo, pero también lo
indispensable. Unicamente sobre la base de
una economía sana puede la sociedad
cumplir sus fines propios y finalidades
deseables ...».
«Ninguna sociedad puede existir, si no
impera en algún grado el respeto a las leyes;
pero es el caso que lo que da más seguridad
para que sean respetadas las leyes, es que
sean respetables. Cuando la ley y la moral se
encuentran en contradicción, el ciudadano se
encuentra en la cruel disyuntiva de perder la
noción de lo moral o de perder el respeto a
la ley, dos desgracias tan grandes una como
la otra y entre las cuales es difícil elegir».
Fréderic Bastiat, LA LEY 2da. Edición.
El Centro de Estudios Económico-Sociales,
CEES, fue fundado en 1959. Es una entidad
privada, cultural y académica , cuyos fines
son sin afan de lucro, apoliticos y no
religiosos. Con sus publicaciones contribuye
al estudio de los problemas económicosociales y de sus soluciones, y a difundir la
filosofia de la libertad.
Apto. Postal 652, Guatemala, Guatemala
correo electrónico: [email protected]
http://www.cees.org.gt
Permitida su Reproducción
educativos y citando la fuente.
con
fines
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