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CENTENARIO DE UNA ACCIÓN DE GRACIAS
El 2 de febrero es un aniversario que suele pasar desapercibido a la
casi totalidad de las Esclavas, por no decir a todas. Es, no obstante, una
fecha importante para nosotras: es la fecha de aprobación de la
Congregación en 1902. Este año, 2002, este aniversario reviste una
connotación especial por cumplirse su primer centenario, acontecimiento
que debe arrancar del corazón de todas las Esclavas una agradecida -y
valga la redundancia- acción de gracias.
En aquellas fechas El Padre comunicó la noticia a todas las Esclavas
exhortándolas a esta acción de gracias y les anunciaba:
preparémonos para tributárselas más solemnemente cuando se
crea oportuno que todas las Casas de la Congregación expresen
su reconocimiento al Dador de todo bien por haber puesto .de
1885
Las Constituciones que se recibieron junto con el «Decretum laudis» de
aprobación del Instituto requerían algunas modificaciones por lo que,
realizadas éstas, hubo que remitirlas nuevamente a Roma. En noviembre
de ese mismo año, se recibe de nuevo de la Sda. Congregación de
Obispos y Regulares con su aprobación «ad experimentum». .
El 9 de diciembre de aquel 1902, fue la fecha elegida `por los
Fundadores para la celebración de la fiesta de acción de gracias por
este acontecimiento congregacional 1, don Marcelo
dirigió una sentida plática a las Esclavas. Aún no
estaba construida la actual iglesia de Sevilla y el acto
se celebró en la antigua capilla de Jesús 18 que
estaba a rebosar, según cuentan religiosas de la
época. Las alumnas del Colegio, que llenaban casi por
completo la capilla, le daba un aspecto de singular
alegría. Todos estaban contentos pero especialmente
gozosos estaban Los Fundadores y Rosario Spínola, que
sabían al detalle todos lo entresijos de la Fundación.
El Padre impresionado, habló desde el corazón; palabras llenas de
unción que dejaron especial impacto en todas los que le oyeron. Recordó,
1
Cf. VMT p 373.
1
haciendo un breve recorrido, las diversas dificultades y obstáculos por las
que había pasado la obra. Del sermón que pronunció don Marcelo
extractamos:
“…nació la Congregación entre los aplausos de un pueblo que la
aclamaba con entusiasmo; más tarde fue objeto de las censuras
acres e injustas de muchos; luego volvió otra vez a gozar de la
simpatía y general aplauso, siendo querida y estimada por todos, y
por último la Congregación se ha coronado de flores, obteniendo
lo más grande que podía esperar, la aprobación y la bendición del
Padre común de los fieles, la aprobación de Su Santidad por lo cual
debéis mostraros llenas de agradecimiento, llenas de júbilo, puesto
que tanto os ha favorecido Cristo, puesto que tanto os ha
enriquecido.
Y es para vosotras esta aprobación una revelación consoladora; y
es una exhortación apremiante a la perfección; y es, por último, una
indicación de la ruta que debéis seguir para no errar. […]
Podéis, pues estar seguras, podéis regocijaros porque la obra que
habéis llevado a término es de Dios, y la aprobación de Su Santidad
ha sido para vosotras una revelación consoladora.”
El Papa había hablado disipando toda duda de si la obra podía ser
o no ser de Dios. La aprobación
de la Congregación
y sus
Constituciones, por León XIII eran como la "auténtica" de la Iglesia y los
Fundadores podían estar tranquilos.
Aquella aprobación de las Constituciones significa en lenguaje actual
que «reconoce que éstas (las Constituciones) contienen una forma de vida
evangélica, inspirada por el Espíritu» (NVI,V) Así consta en el Decreto que
fue dado en la última revisión d nuestras Constituciones en 1984. En este
mismo Decreto se nos exhorta:
“Las Esclavas del Divino Corazón, fieles al carisma de la propia
Congregación, vivan gozosamente y con generosidad su total
consagración a Dios y su misión educativa”.
Volviendo a 1902 continuaba el Padre en su sermón:
“Pero no es sólo una revelación consoladora, sino que es también una
exhortación apremiante a la santidad”
2
Describe el Padre cual es ese camino de santidad a la que están
llamadas las Esclavas y que de forma tan variada nos describe en todos
sus
“Grande es, pues, este día para vosotras, hijas mías muy amadas;
grande y digno de que se conserve en los Anales de la Congregación,
y más aún de que lo esculpáis con buril de bronce en vuestro corazón
para que nunca se borre de vuestra memoria lo que Dios con vosotras
ha hecho.”
Esto es lo que hoy queremos recordar a todas las Esclavas, porque
estas palabras, aunque dichas hace un siglo, tienen plena vigencia para
nosotras. La voz de Marcelo Spínola, hablando aquel 7 de diciembre en
la pequeña capilla de Sevilla podemos sentirla cercana, viva,
tranquilizadora.
El P. Francesco Botta, S.I, pronunció en Roma unas palabras en la
Iglesia española de Montserrat cuando declararon al Padre Venerable y
decía: “
Los santos no pasan nunca de moda.. su carisma, despojado de
las connotaciones propias de una época histórica y de un ambiente
concreto, resiste al desgaste del tiempo y sigue viviendo en la Iglesia,
en una perenne actualidad.
Pienso que lo mismo podríamos decir de su Obra, en tanto ese
carisma, despojado también de las connotaciones de una época histórica
y de un ambiente concreto, mantenga viva la idea que le ha dado vida y
sus miembros vivamos esa forma de vida evangélica que contienen
nuestras Constituciones.
Eloísa Planas, ADC
3
El padre habló por primera vez en Roma de las Esclava en
noviembre de 1885 (cf. RF.169 párr. 3)
En 1887, -el 17 de junio- se concede la aprobación diocesana.
Puro trámite de don Marcelo como Obispo de Málaga. ¡Si
conocería él bien el Instituto! Fue la primera aprobación, pero tato
don Marcelo como la M.Teresa anhelaban la aprobación del
Roma que es como la “auténtica de que la Obra es de Dios.
Cada vez que don Marcelo, a lo largo de estos años ha ido a
Roma con algún motivo, siempre se ha pensado, sobre todo por
parte de la M.Teresa, en la conveniencia de solicitar la deseada
aprobación. Los momentos difíciles que la naciente Institución ha
pasado ha hecho desaconsejable realizarlo. Son muchas las
calumnias, anónimos y críticas que ambos han recibido incluso por
parte de los buenos. Todo eso había llegado a la Nunciatura y a
Roma y había que esperar a que los hechos y los frutos diesen
autenticidad a la obra y pusiese de manifiesto la santidad de los
fundadores. Aquellas palabras de don Marcelo en su sermón,: más
tarde fue objeto de las censuras acres e injustas de muchos, que tan
comedidamente manifiesta, tienen una historia dolorosa y dura que
la historia se ha encargado de desvelar poniendo de manifiesto
cómo la obra es verdaderamente de Dios y santos sus Fundadores .
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