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31may. 4jun.
36. TENEMOS ESPERANZAS
1º Ciclo:
Ella estará muy bien
Menudo revuelo se armó en el
Cielo cuando apareció Tatiana.
Nadie se lo esperaba, porque
aún era muy joven y además
era la mamá de dos niños
pequeños, así que San Pedro
la miró muy severamente,
diciendo:
- ¿Pero qué haces aquí?
Seguro que todavía no te
toca...
Sin embargo, al comprobar su
libro, San Pedro no se lo podía
creer. Era verdad, había
hecho todas aquellas cosas que permitían la entrada al Cielo, incluyendo dar todo lo que
necesitaban sus hijos, ¡y en tan poco tiempo!. Al ver su extrañeza, Tatiana dijo sonriente.
- Siempre fui muy rápida en todo. Desde que Renato y Andrea eran bebés les di cuanto
tenía, y lo guardé en un tesoro al que sólo pudiera acceder ellos.
Todos sabían a qué se refería Tatiana. Las mamás van llenando de amor y virtudes el
corazón de sus hijos, y sólo pueden ir al Cielo cuando está completamente lleno. Aquello era
un notición, porque no era nada normal conocer niños que tuvieran el corazón lleno tan
pronto, y todos quisieron verlo.
Ver los corazones de los niños es el espectáculo favorito de los ángeles. Por la noche,
cuando los niños duermen, sus corazones brillan intensamente con un brillo de color púrpura
que sólo los ángeles pueden ver, y se sientan alrededor susurrando bellas canciones. Esa
noche esperaron en la habitación de Adrián y Andrea miles de ángeles. Ninguno de ellos
había dejado de estar triste por la marcha de su madre, pero no tardaron en dormirse.
Cuando lo hicieron, su corazón comenzó a iluminarse como siempre lo hacen, poco a poco,
brillando cada vez más, hasta alcanzar unos brillos y juegos de luces de belleza insuperable.
Sin duda Tatiana había dejado su corazón tan rebosante de amor y virtudes, que podrían
compartirlo con otros mil niños, y los ángeles agradecieron el espectáculo con sus mejores
cánticos, y la promesa de volver cada noche. Al despertar, ni Adrián ni Andrea vieron nada
extraño, pero se sintieron con fuerzas para comenzar el día animados, dispuestos a llegar a
ser los niños que su madre habría querido.
Así, sin dejar de echar de menos a su mamá, Adrián y Andrea crecieron como unos niños
magníficos y singulares, excelentemente bondadosos, que tomaban ánimos cada día del
corazón tan rebosante de amor y virtudes que les había dejado su madre, y de la compañía
de los miles de ángeles que cada noche acudían a verlo brillar.
Rezamos un Ave María y un gloria.
2º Ciclo:
Por muy larga que sea la tormenta, el sol siempre vuelve a brillar entre las nubes.
(Khalil Gibran)
Te doy el nombre de Pandora, ¡oh, graciosa doncella! -dijo Zeus-. Tu nombre significa la
mujer “de todos los dones”. A los que acabas de recibir añado éste mío. Se trata de éste
cofrecillo que llevarás contigo cuando bajes a la Tierra. Contiene todos los males que
pueden hacer llorar, sufrir, destrozar a los hombres. Guárdate, pues, de abrirlo por nada
del mundo. Si lo hicieras, los males se esparcirían por la Tierra, mientras que aquí
permanecerán encerrados, eternamente presos, sin que puedan perjudicar a nadie...
La curiosidad de Pandora, poco a poco, empezó a inquietar su pensamiento. ¿Qué contenía el
precioso cofrecillo regalado por Zeus? ¿Todos los males? ¿Y si abriese apenas un poquito la
tapa y mirase con precaución por la rendija para ver cómo eran?
Pandora levantó la tapa, e inclinó el rostro hacia la breve abertura, pero tuvo que apartarse
rápidamente, presa del mayor espanto. Un humo denso, negro, acre, salía en enormes
espirales del cofre, mientras mil horribles fantasmas se dibujaban en aquellas tinieblas que
invadían el Mundo y oscurecían el Sol.
Eran todas las enfermedades, todos los dolores, todas las fealdades y todos los vicios. Y
todos ellos, rápidos, incontenibles y violentos, salían del cofre irrumpiendo en las tranquilas
moradas de los hombres.
En vano, Pandora trataba afanosamente de cerrar el cofre, de cortar el paso a los males,
de remediar el desastre. El Destino inexorable se cumplía y desde entonces la vida de los
hombres fue desolada por todas las desventuras desencadenadas por Zeus.
Cuando todo el humo denso se esfumó en el aire y el cofre parecía vacío, Pandora miró al
interior, y vio todavía un gracioso pajarillo de alas tornasoladas. Era la Esperanza.
Se apresuró a cerrar el cofre impidiendo así que la Esperanza se escapara al igual que todo
lo que había contenido en su interior.
De ésta manera se conserva guardada en el rincón más profundo de nuestros corazones la
Esperanza de los hombres.
3º Ciclo:
Efecto 99
Esta era una vez un rey que estaba en busca
de la felicidad ya que aun cuando tenía todos
los placeres a su alcance debido a su inmensa
riqueza, siempre se sentía vacio y nunca
estaba satisfecho con lo que poseía. Tal era
su infelicidad que admiraba a uno de sus
sirvientes más pobres, que sin importar su
condición económica, irradiaba dicha y gozo
sincero por la vida. Motivado por lo anterior,
fue con el sabio del reino a solicitar su
consejo y le pregunto: ¿Cómo es posible que
uno de mis sirvientes, aun siendo pobre sea
más feliz que yo, el gran rey?
El sabio hizo una pausa y le contesto: Para
poder explicarte la razón de tu infelicidad y
de casi todos los hombres, necesito que
comprendas EL EFECTO 99.
¿Y qué significa eso? pregunto el rey. Para
que lo puedas comprender necesito que
consigas un costal con 99 monedas de oro. Ya
que lo hayas conseguido ven y podré explicarte. El Rey ni tardo ni perezoso fue de
inmediato a conseguir lo que el sabio le había pedido y regreso con el. El sabio le dijo que lo
que seguía para poder comprender EL EFECTO 99 era que siguieran a escondidas al
sirviente hasta su casa, cosa que hicieron esa misma noche.
Cuando el sirviente entro a su casa, el sabio puso el costal con las 99 monedas en la entrada
de su casa, toco a la puerta y corrió a ocultarse junto con el rey.
Cuando el sirviente salió, vio el costal, lo recogió y se metió de nuevo a su hogar. El sabio y
el rey prosiguieron a espiarlo desde la ventana.
Cuando abrió el costal, el sirviente quedo asombrado con su contenido, estaba encantado y
sin perder tiempo comenzó a contar todas las monedas. Cuando terminó el conteo, se rascó
intrigado la cabeza y comenzó de nuevo el conteo ya que el suponía que le hacía falta una
moneda para completar las 100.
Al terminar el segundo recuento el sirviente se desespero y comenzó a buscar debajo de la
mesa sin rastro alguno de esa moneda ?perdida? por lo que comenzó a angustiarse.
Fue entonces cuando el sabio le dijo al Rey: Te das cuenta, eso es justamente a lo que me
refería con el efecto 99. El sirviente, al igual que tu, han dejado de valorar la mayoría de
sus bendiciones para enfocarse en los pequeños detalles que "creen" les hacen falta. En ello
radica la infelicidad del ser humano
NOTA: Este cuento relata como todo depende nuestra percepción, hasta nuestra felicidad.
Podemos ver la botella medio vacía y no nos permitiremos ser felices hasta conseguir lo que
creemos que es lo que nos dará la felicidad, algo externo a nosotros y que en ese momento
no tenemos, o la botella medio llena, ser agradecidos de lo que tenemos, ser felices por
tenernos a nosotros mismos y lo que ya tenemos, solo desde el agradecimiento conseguimos
nuestros objetivos.
Rezamos un Ave María y un gloria.