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Poesía para adolescentes
1 El viento me ha traído
2
tu nombre en la mañana;
el eco de tus pasos
repite la montaña…
No te verán mis ojos;
¡mi corazón te aguarda!
Antonio Machado
3 Volverán
Ella no decía nada.
Le gustaba que él le
dijera cosas, pero ella callaba.
Sólo sus ojos y manos hablaban…
Y eso bastaba…
Mario Benedeti
las oscuras golondrinas
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y, otra vez, con el ala a sus cristales
jugando llamarán;
pero aquéllas, cuajadas de rocío,
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer, como lágrimas del día...
ésas... ¡no volverán!
pero aquéllas que el vuelo refrenaban
5
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquéllas que aprendieron nuestros nombres...
ésas... ¡no volverán!
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar;
tu corazón, de su profundo sueño
tal vez despertará;
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
10
y otra vez a la tarde, aun más hermosas,
sus flores se abrirán;
pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate:
¡así no te querrán!
15
20
Gustavo Adolfo Bécquer
4
Comprendo que tus besos
jamás han de ser míos;
comprendo que en tus ojos
no me he de ver jamás;
y te amo, y en mis locos
y ardientes desvaríos
bendigo tus desdenes,
adoro tus desvíos
y en vez de amarte menos,
te quiero mucho más...
Manuel Acuña
5
Desde que tú me miraste
tan sólo tus ojos veo:
o es que los demás no existen
o es que me dejaste ciego.
Manuel Amor Meilán
6
POEMA 15
Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.
Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.
Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
déjame que me calle con el silencio tuyo.
Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.
Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto.
Pablo Neruda
7Nocturno a Rosario de Manuel Acuña:
I
II
¡Pues bien! yo necesito
Yo quiero que tú sepas
decirte que te adoro
que ya hace muchos días
decirte que te quiero
estoy enfermo y pálido
con todo el corazón;
de tanto no dormir;
que es mucho lo que sufro,
que ya se han muerto todas
que es mucho lo que lloro,
las esperanzas mías,
que ya no puedo tanto
que están mis noches negras,
al grito que te imploro,
tan negras y sombrías,
te imploro y te hablo en nombre
que ya no sé ni dónde
de mi última ilusión.
se alzaba el porvenir.
8
9
Quiero y no quiero querer
a quien no queriendo quiero.
He querido si querer
y sigo, sin querer, queriendo.
si porque tú me quieras
quieres que te quiera más:
te quiero más que me quieres,
¿qué más quieres?, ¿quieres más?
No me mires , que miran
que nos miramos.
Miremos la manera
de no mirarnos.
Nos miraremos,
y cuando nadie nos mire,
nos miraremos.
10
Los mejores ojos
Ojos azules hay bellos,
hay ojos pardos que hechizan
y ojos negros que electrizan
con sus vívidos destellos.
Pero, fijándose en ellos,
se encuentra que, en conclusión,
los mejores ojos son,
por más que todos se alaben,
los que expresar mejor saben
lo que siente el corazón.
11
Amor eterno
Podrá nublarse en sol eternamente,
podrá secarse en un instante el mar,
podrá romperse el eje de la tierra
como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerte
cubrirme con su fúnebre crespón,
pero jamás en mí podrá apagarse
la llama de tu amor.
Gustavo Adolfo Bécquer
César Conto
12
Los suspiros son aire , y van al aire.
Las lágrimas son agua , y van al mar.
Dime, mujer, cuando el amor se olvida,
¿sabes tú adónde va?.
Gustavo Adolfo Bécquer
13
Volverán las oscuras golondrinas
en tu balcón sus nidos a colgar,
y otra vez con el ala en sus cristales
jugando llamarán.
Pero aquellas cuajadas de rocío
cuyas gotas mirábamos temblar
y caer como lágrimas del día...
¡ésas... no volverán!
Pero aquellas que el vuelo refrenaban
tu hermosura y mi dicha al contemplar,
aquellas que aprendieron nuestros nombres...
¡ésas... no volverán!
Volverán las tupidas madreselvas
de tu jardín las tapias a escalar,
y otra vez a la tarde aún más hermosas
sus flores se abrirán.
Volverán del amor en tus oídos
las palabras ardientes a sonar,
tu corazón de su profundo sueño
tal vez despertará.
Pero mudo y absorto y de rodillas,
como se adora a Dios ante su altar,
como yo te he querido..., desengáñate,
¡así... no te querrán!
GUSTAVO ADOLFO BÉCQUER
14
ADOLESCENCIA
En el balcón, un instante
nos quedamos los dos solos;
desde la dulce mañana
de aquel día, éramos novios.
-El paisaje soñoliento dormía
sus vagos tonos,
bajo el cielo gris y rosa
del crepúsculo de otoño-.
Le dije que iba a besarla;
bajó, serena, los ojos
y me ofreció sus mejillas,
como quien pierde un tesoro.
-Caían las hojas muertas
en el jardín silencioso,
y en el aire erraba aún
un perfume de heliotropos-.
No se atrevía a mirarme;
le dije que éramos novios,. . .
y las lágrimas rodaron
de sus ojos melancólicos.
JUAN RAMÓN JIMÉNEZ
15 QUIÉREME PORQUE TE QUIERO...
«Quiéreme porque te quiero»
no es lo que dice el querer
cuando es querer verdadero.
Las palabras verdaderas
de querer son las que dicen:
«Te quiero aunque no me quieras».
José BERGAMIN
16 CANTOS RODADOS
Yo quiero lo que tú quieres.
Tu querer era mi muerte.
Tú quieres lo que yo quiero.
No lo quise saber
Y ninguno de los dos
por no dejar de quererte.
sabemos lo que queremos.
No es que tú me hayas dejado,
Tú eres todo y eres nada.
es que te has ido de un sueño
Todo, si tu voz se enciende.
en el que yo me he quedado.
Nada, si tu voz se apaga.
Todos morimos de amor,
¿Qué importa que el corazón
queriéndolo o sin quererlo.
pueda tener sus razones
Morir no es perder la vida:
cuando no tiene razón?
morir es perder el tiempo.
José Bergamín
17 Ya ves qué tontería,
me gusta escribir tu nombre,
llenar papeles con tu nombre,
llenar el aire con tu nombre;
decir a los niños tu nombre
escribir a mi padre muerto
y contarle que te llamas así.
Me creo que siempre que lo digo me oyes.
Me creo que da buena suerte:
Voy por las calles tan contenta
y no llevo encima nada más que tu nombre. Gloria Fuertes
18
Me gustaría ser un nido si fueras un pajarito
me gustaría ser una bufanda si fueras un cuello y tuvieras frío
si fueras música yo sería un oído
si fueras agua yo sería un vaso
si fueras luz yo sería un ojo
si fueras pie yo sería un calcetín
si fueras el mar yo sería una playa
y si fueras todavía el mar yo sería un pez y nadaría por ti
y si fueras el mar yo sería sal
y si yo fuera sal tú serías una lechuga
una palta
o al menos un huevo frito
y si tú fueras un huevo frito yo sería un pedazo de pan
y si yo fuera un pedazo de pan tú serías mantequilla o mermelada
y si tú fueras mermelada yo sería el durazno de la mermelada
y si yo fuera un durazno tú serías un árbol
y si tú fueras un árbol yo sería tu savia
y correría por tus brazos como sangre
y si yo fuera sangre viviría en tu corazón.
Claudio Bertoni
19 Sólo sé que estoy en mí
Sólo sé que estoy en mí
y nunca sabré quién soy,
tampoco sé adónde voy
ni hasta cuándo estaré aquí.
Vestido con vida o muerte
o desnudo sin morir,
en los muros de este fuerte
castillo de mi vivir,
o libre por los confines
sepulcrales de los cielos,
desgarrando grises velos,
ignorante de mis fines,
no sé qué cárcel espera
ni la libertad que ansío,
ni a qué sueño dará el río
de mi vida cuando muera.
20 AMOR ETERNO - Gustavo Adolfo Bécquer (1836-1870)
Podrá nublarse el sol eternamente;
Podrá secarse en un instante el mar;
Podrá romperse el eje de la Tierra
Como un débil cristal.
¡Todo sucederá! Podrá la muerte
Cubrirme con su fúnebre crespón;
Pero jamás en mí podrá apagarse
La llama de tu amor.
21 SI ME QUIERES, QUIÉREME ENTERA - Dulce María Loynaz (1902-1997)
Si me quieres, quiéreme entera,
no por zonas de luz o sombra...
Si me quieres, quiéreme negra
y blanca, Y gris, verde, y rubia,
y morena...
Quiéreme día,
quiéreme noche...
¡Y madrugada en la ventana abierta!...
Si me quieres, no me recortes:
¡Quiéreme toda... O no me quieras!
22 Yo pienso en ti
de José Batres Montúfar
Yo pienso en ti, tú vives en mi mente
sola, fija, sin tregua, a toda hora,
aunque tal vez el rostro indiferente
no deje reflejar sobre mi frente
la llama que en silencio me devora.
En mi lobrega y yerta fantasía
brilla tu imagen apacible y pura,
como el rayo de luz que el sol envía
a traves de una boveda sombria
al roto mármol de una sepultura.
Callado, inerte, en estupor profundo,
mi corazón se embarga y se enajena
y allá en su centro vibra moribundo
cuando entre el vano estrépito del mundo
la melodía de tu nombre suena.
Sin lucha, sin afán y sin lamento,
sin agitarme en ciego frenesí,
sin proferir un solo, un leve acento,
las largas horas de la noche cuento
¡y pienso en ti!
23 El Beso – Manuel Ugarte
"A veces nuestros labios, como locas
mariposas de amor, se perseguían;
los tuyos de los míos siempre huían,
y siempre se juntaban nuestras bocas.
Los míos murmuraban: -¡Me provocas!
Los tuyos: -¡Me amedrentas!, respondían;
y aunque siempre a la fuga se atenían,
las veces que fugaron fueron pocas.
Recuerdo que, una tarde, la querella
en el jardín, llevando hasta el exceso,
quisiste huir, mas, por mi buena estrella,
en una rosa el faldellín fue preso,
y que, después, besé, la rosa aquella,
por haberme ayudado a darte un beso."
Manuel Ugarte
24
Definición De Amor
Francisco de Quevedo
Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.
Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.
Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.
Éste es el niño Amor, éste es su abismo.
¿Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!
RAZÓN DE AMOR
Versos 1398 a 1438
Dame tu libertad.
No quiero tu fatiga,
no, ni tus hojas secas,
tu sueño, ojos cerrados.
Ven a mí desde ti,
no desde tu cansancio
de ti. Quiero sentirla.
Tu libertad me trae,
igual que un viento universal,
un olor de maderas
remotas de tus muebles,
una bandada de visiones
que tú veías
cuando en el colmo de tu libertad
cerrabas ya los ojos.
¡Qué hermosa tú libre y en pie!
Si tú me das tu libertad me das tus años
blancos, limpios y agudos como dientes,
me das el tiempo en que tú la gozabas.
Quiero sentirla como siente el agua
del puerto, pensativa,
en las quillas inmóviles
el alta mar. La turbulencia sacra.
Sentirla,
vuelo parado,
igual que en sosegado soto
siente la rama
donde el ave se posa
el ardor de volar, la lucha terca
contra las dimensiones en azul.
Descánsala hoy en mí: la gozaré
con un temblor de hoja en que se paran
gotas del cielo al suelo.
La quiero
para soltarla, solamente.
No tengo cárcel para ti en mi ser.
Tu libertad te guarda para mí.
La soltaré otra vez, y por el cielo,
por el mar, por el tiempo,
veré cómo se marcha hacia su sino.
Si su sino soy yo, te está esperando.
Pedro Salinas