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EL EXTRAORDINARIO MAGISTERIO DE JUAN PABLO II
San Miguel de Tucumán: En la misa que presidió ayer en la catedral local, con
motivo de los 25 años de Juan Pablo II al frente de la Iglesia católica, el Arzobispo de
Tucumán, monseñor Luis Villalba, sostuvo que “el magisterio del Papa ha sido de
una fuerza y de una amplitud extraordinarias. Es enorme la enseñanza que nos dio.
Ha sido un maestro diligente y vigilante de la fe de la Iglesia. Ha tratado de acercar a
los hombres de hoy la gran obra del Concilio Vaticano II”.
Juan Pablo II “ha procurado responder a las expectativas de los creyentes y saciar el
hambre de verdad que siente el mundo. Frente a un dramático proceso de
secularización, ha reavivado en el corazón de los fieles la certeza de que sólo en
Cristo podemos conocer a Dios y comprender al hombre; se ha hecho cargo de los
grandes problemas morales y sociales de los que depende el futuro de la humanidad:
la paz y la justicia, la libertad religiosa y civil, la integridad de la familia y la sacralidad
de la vida”.
Más adelante expresó que se trata de un papa “del Concilio Vaticano II, de una
Iglesia que se siente llevada por el Espíritu a dar nuevo impulso a la evangelización y
al diálogo con el mundo contemporáneo”.
“Al comenzar su ministerio petrino -recordó monseñor Villalba-, el Papa dijo al
mundo: ‘¡Abrid las puertas a Cristo! Las puertas de la cultura, de la economía, de la
política, de la familia y de la vida personal y social. ¡No tengáis miedo! Cristo conoce
‘lo que hay dentro del hombre’ ¡Sólo El lo conoce!’”.
Tales palabras “han llegado a ser el programa de toda la Iglesia. En efecto, después
del Gran Jubileo, Juan Pablo II ha propuesto a toda la Iglesia, en continuidad con la
intención original de aquel año 1978, un camino ideal: contemplar el rostro de Cristo”.
Otro aspecto que resaltó el prelado tucumano es el carácter de “Papa peregrino” que
le cabe a Juan Pablo II. Con sus más de 100 visitas a lugares de todo el mundo, “ha
confirmado a los hermanos en la fe, los ha confortado en las dificultades y sostenido
en las pruebas. Ha sacudido las conciencias de los creyentes y no creyentes con
respecto a la dignidad del hombre y de sus derechos. Ha dado una prueba concreta
de la universalidad del Evangelio de Cristo y de cómo la Iglesia puede ser fermento y
estímulo para el desarrollo auténtico de la humanidad”.
En el final de su alocución, manifestó que Juan Pablo II es “un pastor enamorado de
Cristo y de María; firmísimo en la doctrina de la fe y audaz en los gestos pastorales;
capaz de dialogar con el hombre de hoy; garante y constructor de la unidad plena; el
Papa de los jóvenes, que convoca y despierta el entusiasmo y que siembra la
esperanza en el corazón de la gente”.
“Le aseguramos -concluyó- nuestra oración confiada y la de todos los fieles de la
arquidiócesis por su salud y para que el Espíritu Santo lo guíe con la plenitud de sus
dones. También imploramos la benevolencia divina para que los planes del Señor se
realicen conforme a su voluntad”.