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WITTGENSTEIN
Wittgenstein (S.XIX-XX). Su pensamiento se divide en dos etapas. El Primer Wittgenstein
continúa la tradición del análisis lógico de la realidad y del lenguaje iniciada por Russell. Su
principal obra es Tractatus lógico-philosophicus. Y el Segundo Wittgenstein centra su reflexión
en el lenguaje ordinario. Su obra principal es Investigaciones filosóficas.
El Primer Wittgenstein se mantuvo bajo la influencia del atomismo lógico de Russell. Según
él, la tarea de la filosofía era delimitar los conceptos filosóficos y científicos a partir del análisis
lógico del lenguaje. Y todo lo que quede fuera de ella constituye, según Wittgenstein, el ámbito
de lo místico. Para él, el mundo es la totalidad de los hechos, el lenguaje representa el mundo.
Wittgenstein llegó a esta conclusión a través de la teoría figurativa del mundo. A su juicio, una
figura y el hecho figurado han de tener un rasgo común que hace posible que la primera
represente al segundo. El rasgo común que comparten el mundo, el pensamiento y el lenguaje
que lo expresa es la forma lógica. A esta correspondencia lógica la llamó isomorfismo: el
lenguaje, el pensamiento y el mundo poseen una misma estructura. Para Wittgenstein, el
lenguaje consta de nombres y proposiciones. Él se refirió a las proposiciones complejas como
funciones de verdad. El valor de las proposiciones complejas estaba en función de la verdad y
el sentido de las proposiciones elementales que las componen. Las proposiciones son figuras o
representaciones de estados de cosas, por lo que deben poseer la misma estructura lógica que
la realidad representada. Por ello, Wittgenstein procedió a descomponer las proposiciones
como hizo con el mundo.
Una proposición posee un sentido, es decir, resulta significativa cuando dice algo o figura un
posible estado de cosas. Para que las proposiciones tengan sentido tienen que cumplir tres
requisitos: la proposición en sí misma debe ser independiente de la realidad, la proposición
tiene que referirse a la realidad y la proposición es figurativa con independencia de su
correspondencia empírica. Para cerciorarse de la verdad o falsedad de las mismas hay que
proceder a su verificación empírica. Así Wittgenstein fundamentó las ciencias empíricas. Sin
embargo, las funciones de verdad de las matemáticas y de la lógica no pueden verificarse por
lo que Wittgenstein las denominó tautologías, porque son siempre necesarias y son
independientes del mundo. Y, en cuanto a las de la metafísica o la ética, las denominó
sinsentido, ya que carecen de correspondencia empírica. Se ha afirmado que la filosofía de
Wittgenstein tenía una intención terapéutica: su misión era la de evitar las contradicciones
lingüísticas y el sinsentido.
En el positivismo lógico o neopositivismo concurren el positivismo científico del siglo XIX y la
filosofía del atomismo lógico y del primer Wittgenstein. Afirma que la filosofía no constituye una
ciencia porque la característica principal de esta era la referencia a la realidad empírica.
Entendieron la filosofía como una actividad que tenía por objeto el lenguaje, es decir, las
condiciones de posibilidad de las proposiciones científicas. Consideraron que la filosofía tenía
dos funciones: semántica, análisis de la relación entre el lenguaje y la realidad; y sintáctica,
clarificación del significado de las proposiciones. El positivismo lógico compartió con el
positivismo clásico la preocupación metodológica y el postulado de que la única realidad es la
sensible.
El análisis lógico del lenguaje científico demostraba que la ciencia conformaba un sistema en el
que se combinaban proposiciones de dos tipos: observaciones, enunciados que se basan en la
experiencia inmediata; y teóricos, proposiciones conclusivas construidas a partir de
observaciones. El principio de verificación es el que nos permite que identifiquemos una
proposición como verdad.
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Miriam Vicente
Los positivistas defendieron el fisicalismo, es decir, solo admiten como significativas y con
sentido las proposiciones de la física. De este modo, las ciencias físicas se convertían en el
único modelo de saber admitido. Y, por lo tanto, la metáfora es rechazada.
El segundo Wittgenstein propuso definir el sentido de las proposiciones según el uso que los
hablantes hacen de ellas. De ahí surge la importancia del contexto y la pluralidad del uso. A
este contexto lo denominó juego del lenguaje. Wittgenstein sostuvo que el sentido del habla
depende de las reglas específicas de cada juego de lenguaje. Éstas niegan el lenguaje
universal. Cada lenguaje está determinado por una forma de vida.
El resultado de su segunda etapa fue una nueva forma de análisis que denominó filosofía
analítica. Ésta defendía que no hay una filosofía universal, lo que implicaba una visión
relativista del lenguaje y del mundo. De este modo, la filosofía se reduce a la descripción de los
usos del lenguaje y busca el sentido real de las expresiones.
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Miriam Vicente