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¡VTR!
abril 01
Evangelio
Del santo Evangelio según san Mateo 28, 8-15
Después de escuchar las palabras del ángel, las mujeres se alejaron a toda prisa del sepulcro, y
llenas de temor y de gran alegría, corrieron a dar la noticia a los discípulos. Pero de repente Jesús
les salió al encuentro y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron.
Entonces les dijo Jesús: «No tengan miedo. Vayan a decir a mis hermanos que se dirijan a
Galilea. Allá me verán».
Mientras las mujeres iban de camino, algunos soldados de la guardia fueron a la ciudad y
dieron parte a los sumos sacerdotes de todo lo ocurrido. Estos se reunieron con los ancianos, y
juntos acordaron dar una fuerte suma de dinero a los soldados, con estas instrucciones: «Digan:
“Durante la noche, estando nosotros dormidos, llegaron sus discípulos y se robaron el cuerpo”. Y
si esto llega a oídos del gobernador, nosotros nos arreglaremos con él y les evitaremos cualquier
complicación».
Ellos tomaron dinero y actuaron conforme a las instrucciones recibidas. Esta versión de
los soldados se ha ido difundiendo entre los judíos hasta el día de hoy.
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, tu resurrección me da la esperanza de que yo también podré resucitar para gozar del cielo
por toda la eternidad. Permite que esta oración me ayude a encontrar el camino que debo recorrer
porque, aunque no soy digno de Ti, confío y no temo, sé que tu misericordia es infinitamente más
grande que mi miseria.
Petición
Jesús resucitado, como las mujeres del Evangelio, pueda yo abrazarte y adorarte.
Meditación
Cristo es la fuente de nuestra alegría.
«Los Evangelios relatan que María Magdalena y otras mujeres fueron a visitar el sepulcro donde
habían puesto a Jesús después de su muerte y recibieron de un Ángel una noticia desconcertante, la
de su resurrección. Entonces, así escribe el Evangelista, abandonaron el sepulcro a toda prisa,
“llenas de miedo y de alegría”, y corrieron a anunciar la feliz noticia a los discípulos. Jesús salió a
su encuentro y dijo: “Alegraos”. Es la alegría de la salvación que se les ofrece: Cristo es el viviente,
es el que ha vencido el mal, el pecado y la muerte. Él está presente en medio de nosotros como el
Resucitado, hasta el final de los tiempos. El mal no tiene la última palabra sobre nuestra vida,
sino que la fe en Cristo Salvador nos dice que el amor de Dios es el que vence.
Esta profunda alegría es fruto del Espíritu Santo que nos hace hijos de Dios, capaces de vivir y
gustar su bondad, de dirigirnos a Él con la expresión “Abba”, Padre. La alegría es signo de su
presencia y su acción en nosotros» (Benedicto XVI, 27 de marzo de 2012).
Reflexión apostólica
«La muerte de los seres queridos es uno de los acontecimientos más dolorosos de la vida humana y
afecta de modo profundo e íntimo el corazón de los hombres. En estas ocasiones, animados por la
esperanza que surge de la resurrección de Cristo, Señor de la vida y de la muerte, vivan su dolor
dentro del ámbito de la fe, ofreciéndolo al Señor y aceptando su voluntad» (Manual del miembro
del Movimiento Regnum Christi, n. 295).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Señor, ayúdame a crecer y madurar mi fe en tu resurrección, para convertirme en un auténtico
discípulo y misionero de tu amor. Que sin temor y con una gran alegría sepa comunicar a los
demás, especialmente aquellas personas cercanas que sufren, tu promesa de vida eterna.
Propósito
Vivir el día de hoy con tal optimismo y alegría sobrenatural, que contagie a las personas cercanas.
«Para los que conocemos y amamos a Cristo el dolor es un accidente y lo mismo la vida larga o
corta. Sabemos que Él es nuestra vida y con su resurrección vencemos a la misma muerte»
(Cristo al centro, n. 687).
¡VTR!
abril 02
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 20, 11-18
El día de la Resurrección, María se había quedado llorando junto al sepulcro de Jesús. Sin dejar de
llorar, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados en el lugar donde había
estado el cuerpo de Jesús, uno en la cabecera y el otro junto a los pies. Los ángeles le preguntaron:
«¿Por qué estás llorando, mujer?». Ella les contestó: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé
dónde lo habrán puesto».
Dicho esto, miró hacia atrás y vio a Jesús de pie, pero no sabía que era Jesús. Entonces Él
le dijo: «Mujer, ¿por qué estás llorando? ¿A quién buscas?». Ella, creyendo que era el jardinero, le
respondió: «Señor, si tú te lo llevaste, dime dónde lo has puesto». Jesús le dijo: «¡María!». Ella se
volvió y exclamó: «¡Rabuní!», que en hebreo significa «maestro». Jesús le dijo: «Déjame ya, porque
todavía no he subido al Padre. Ve a decir a mis hermanos: “Subo a mi Padre y su Padre, a mi
Dios y su Dios”».
María Magdalena se fue a ver a los discípulos para decirles que había visto al Señor y para
darles su mensaje. Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor mío, como María Magdalena te busco en mi oración. Me presento ante Ti arrepentido de
toda mi miseria y debilidad. Tú eres mi destino y la razón de toda mi existencia. En este momento,
con un acto libre de mi voluntad, quiero entregarme completamente a Ti. ¡Ven, Espíritu Santo
santificador!
Petición
Dios mío, no permitas que las atracciones del mundo me distraigan de mi fin último, de tu gloria y
de tu servicio.
Meditación
Testigos del amor y misericordia de Dios.
«Santa María Magdalena, discípula del Señor, en los evangelios ocupa un lugar destacado. San
Lucas la incluye entre las mujeres que siguieron a Jesús después de haber sido "curadas de
espíritus malignos y enfermedades", precisando que de ella "habían salido siete demonios".
Magdalena está presente al pie de la cruz, junto con la Madre de Jesús y otras mujeres. Ella fue
quien descubrió, la mañana del primer día después del sábado, el sepulcro vacío, junto al cual
permaneció llorando hasta que se le apareció Jesús resucitado. La historia de María Magdalena
recuerda a todos una verdad fundamental: discípulo de Cristo es quien, en la experiencia de la
debilidad humana, ha tenido la humildad de pedirle ayuda, ha sido curado por él y lo ha
seguido de cerca, convirtiéndose en testigo del poder de su amor misericordioso, más fuerte que
el pecado y la muerte» (Benedicto XVI, 23 de julio de 2006).
Reflexión apostólica
«Descubrir el rostro de Cristo supone la fe; una fe abierta con sencillez y confianza a Cristo –a su
Persona, Palabra y Obra–; una fe alimentada en la Eucaristía, el Evangelio y la contemplación de
los misterios de su vida» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 31).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Jesús, con frecuencia me pregunto cómo buscarte, cómo presentarme ante Ti si soy un pecador.
Hoy me doy cuenta de que Tú sólo me pides fe, obediencia y sumisión a tu voluntad para poder
encontrarte. Dame un corazón humilde y dócil para seguir tus designios en todo momento, siendo
mi amor a Ti, el origen y la fuerza que me impulse.
Propósito
Con alegría y confianza en la Resurrección, hoy leeré y reflexionaré el salmo 50.
«Lo que nos corresponde a cada uno es tratar de descubrir el plan de Dios sobre nosotros, el
camino que Él nos señala, y estar dispuestos a recorrerlo»
(Cristo al centro, n. 244).
¡VTR!
abril 03
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 24, 13-35
El mismo día de la Resurrección, iban dos de los discípulos hacia un pueblo llamado Emaús,
situado a unos once kilómetros de Jerusalén, y comentaban todo lo que había sucedido. Mientras
conversaban y discutían, Jesús se les acercó y comenzó a caminar con ellos; pero los ojos de los dos
discípulos estaban velados y no lo reconocieron. Él les preguntó: «¿De qué cosas vienen hablando,
tan llenos de tristeza?».
Uno de ellos, llamado Cleofás, le respondió: «¿Eres tú el único forastero que no sabe lo que
ha sucedido estos días en Jerusalén?». Él les preguntó: «¿Qué cosa?». Ellos les respondieron: «Lo
de Jesús el nazareno, que era un profeta poderoso en obras y palabras, ante Dios y ante todo el
pueblo. Cómo los sumos sacerdotes y nuestros jefes lo entregaron para que lo condenaran a
muerte, y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que Él sería el libertador de Israel, y sin embargo,
han pasado ya tres días desde que estas cosas sucedieron. Es cierto que algunas mujeres de nuestro
grupo nos han desconcertado, pues fueron de madrugada al sepulcro, no encontraron el cuerpo y
llegaron contando que se les habían aparecido unos ángeles, que les dijeron que estaba vivo.
Algunos de nuestros compañeros fueron al sepulcro y hallaron todo como habían dicho las
mujeres, pero a Él no lo vieron».
Entonces Jesús les dijo: «¡Qué insensatos son ustedes y qué duros de corazón para
creer todo lo anunciado por los profetas! ¿Acaso no era necesario que el Mesías padeciera todo
esto y así entrara en su gloria?». Y comenzando por Moisés y siguiendo con todos los profetas, les
explicó todos los pasajes de la Escritura que se referían a Él.
Ya cerca del pueblo a donde se dirigían, Él hizo como que iba más lejos; pero ellos le
insistieron, diciendo: «Quédate con nosotros, porque ya es tarde y pronto va a oscurecer». Y entró
para quedarse con ellos. Cuando estaban a la mesa, tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió
y se lo dio. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero Él se les desapareció. Y ellos
se decían el uno al otro: «¡Con razón nuestro corazón ardía, mientras nos hablaba por el camino y
nos explicaba las Escrituras!».
Se levantaron inmediatamente y regresaron a Jerusalén, donde encontraron reunidos a los
Once con sus compañeros, los cuales les dijeron: «De veras ha resucitado el Señor y se le ha
aparecido a Simón». Entonces ellos contaron lo que les había pasado por el camino y cómo lo
habían reconocido al partir el pan.
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, como los discípulos de Emaús, el desaliento y las dificultades debilitan mi entusiasmo y mi
confianza en tu Providencia. Sé que hoy, y siempre, me acompañas en el camino de mi vida.
Permite que esta meditación aumente mi fe para saber reconocerte y alabarte como mi único
Dueño y Señor.
Petición
Señor, abre mi entendimiento y mi corazón para acercarme a la Eucaristía con un corazón abierto.
Meditación
Reconocer a Cristo.
«Los discípulos superaron la duda inicial y se abrieron al don de la fe; y es esta fe lo que les
permite entender las cosas escritas sobre Cristo "en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los
Salmos". Leemos, por cierto, que Jesús “abrió sus inteligencias para que comprendieran las
Escrituras y les dijo: 'Así está escrito: que el Cristo debía padecer y resucitar de entre los muertos
al tercer día y que se predicaría en su nombre la conversión para perdón de los pecados... Ustedes
son testigos'”. El Salvador nos asegura su presencia real entre nosotros a través de la Palabra y la
Eucaristía. Tal como los discípulos de Emaús, que reconocieron a Jesús al partir el pan, así
también nosotros encontramos al Señor en la celebración eucarística. Explica, en este
sentido, santo Tomás de Aquino que "es necesario reconocer de acuerdo a la fe católica, que Cristo
todo está presente en este sacramento... por qué jamás la divinidad ha abandonado el cuerpo que ha
asumido"» (Benedicto XVI, 22 de abril de 2012).
Reflexión apostólica
«El Evangelio recoge las huellas de Cristo en actitud permanente de entrega a los demás. Cada
acto de Cristo a su paso por la tierra y su presencia silenciosa en la Eucaristía, constituye una
magnífica escuela de humildad» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 180).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Señor, concédeme que mi corazón arda y esté encendido, como lo estaba el de los discípulos de
Emaús tras encontrarse contigo. No permitas que nada, ni nadie, me robe la gracia de tu presencia,
que es el gran tesoro de mi vida.
Propósito
La próxima vez que reciba a Cristo Eucaristía, lo haré con especial reverencia y una profunda
acción de gracias.
«No estás solo en la lucha por tu santificación y perfección. Cristo está a tu lado, su gracia te
acompaña, la Eucaristía te robustece, su amor no te olvida»
(Cristo al centro, n. 755).
¡VTR!
abril 04
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 24, 35-48
Cuando los dos discípulos regresaron de Emaús y llegaron al sitio donde estaban reunidos los
apóstoles, les contaron lo que les había pasado en el camino y cómo habían reconocido a Jesús al
partir el pan.
Mientras hablaban de esas cosas, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz
esté con ustedes». Ellos desconcertados y llenos de temor, creían ver un fantasma. Pero Él les dijo:
«No teman; soy Yo. ¿Por qué se espantan? ¿Por qué surgen dudas en su interior? Miren mis
manos y mis pies. Soy Yo en persona. Tóquenme y convénzanse: un fantasma no tiene ni carne ni
huesos, como ven que tengo Yo». Y les mostró las manos y los pies. Pero como ellos no acababan
de creer de pura alegría y seguían atónitos, les dijo: «¿Tienen aquí algo de comer?». Le ofrecieron
un trozo de pescado asado; Él lo tomó y se puso a comer delante de ellos.
Después les dijo: «Lo que ha sucedido es aquello de que les hablaba Yo, cuando aún estaba
con ustedes: que tenía que cumplirse todo lo que estaba escrito de mí en la ley de Moisés, en los
profetas y en los salmos».
Entonces les abrió el entendimiento para que comprendieran las Escrituras y les dijo:
«Está escrito que el Mesías tenía que padecer y había de resucitar de entre los muertos al tercer
día, y que en su nombre se había de predicar a todas las naciones, comenzando por Jerusalén, la
necesidad de volverse a Dios para el perdón de los pecados. Ustedes son testigos de esto».
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, vienes a mi corazón y me dices: «La paz esté contigo». ¡Cuántas cosas me roban a veces la
paz que Tú me das! El ruido, la falta de vida interior, el activismo, la opinión de los demás. Por eso,
humildemente, te suplico que esta oración me purifique y me libere de esas sutiles ataduras que me
hacen perder el don precioso de tu paz.
Petición
Señor, abre mi entendimiento, dame la fe necesaria para saber reconocerte, y no dude nunca de tu
amor.
Meditación
Fe, para poder tener un encuentro personal con Cristo.
«Encontramos en el evangelio de Lucas a Jesús resucitado que se presenta en medio de los
discípulos, los cuales, incrédulos y atemorizados, pensaban que veían un espíritu. Romano
Guardini escribe: "El Señor ha cambiado. No vive ya como antes. Su existencia... no es
comprensible. Sin embargo, es corpórea, incluye... todo lo que vivió; el destino atravesado, su
pasión y su muerte. Todo es real. Aunque sea cambiada, pero siempre una tangible realidad". Dado
que la resurrección no borra los signos de la crucifixión, Jesús muestra sus manos y sus pies
a los apóstoles. Y para convencerlos, les pide algo de comer. Así que los discípulos "le
ofrecieron un trozo de pescado. Lo tomó y comió delante de ellos". San Gregorio Magno comenta
que "el pescado asado al fuego no significa otra cosa que la pasión de Jesús, Mediador entre Dios y
los hombres. De hecho, él se dignó esconderse en las aguas de la raza humana, aceptó ser atrapado
por el lazo de nuestra muerte y fue como colocado en el fuego dado los dolores sufridos en el
momento de la pasión"» (Benedicto XVI, 22 de abril de 2012).
Reflexión apostólica
«Al hablar de la obediencia de la fe hay que tomar esta palabra en su pleno sentido católico: el
asentimiento de la inteligencia a la verdad divina revelada tal como es conservada y transmitida
por la Iglesia. Asentimiento por el que el cristiano, bajo el impulso de la gracia y en virtud de la
autoridad de Dios y de su veracidad absoluta, cree en Dios mismo y todo lo que Dios ha revelado.
De esta fe brotan, como de su fuente, las certezas y convicciones que guían el comportamiento
moral del cristiano, en armonía con el querer de Dios» (Manual del miembro del Movimiento
Regnum Christi, n. 204).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Jesús, como los discípulos, a veces veo el cumplimiento de tu voluntad como algo
desproporcionado a mis fuerzas. Mis ilusiones, influenciadas por mi egoísmo y mi soberbia, no me
dejan descubrir lo que realmente debo hacer, si quiero ser fiel y corresponder a tu amor. Por eso,
pido la intercesión de María, tu santísima Madre, para que como ella, nunca dude de tu
Providencia divina y deje que sea tu gracia la que actúe.
Propósito
Para encontrarme con Cristo, no dejar que «mis pendientes» me distraigan de mi propósito de
dedicar hoy más tiempo a mi oración.
«Con la decisión de ser fiel a Dios debemos ahondar en lo más recóndito de nuestro ser para que el
enemigo no nos sorprenda más tarde con derrotas que ya ahora estaban incubándose sin darnos
cuenta»
(Cristo al centro, n. 767).
¡VTR!
abril 05
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 21, 1-14
En aquel tiempo, Jesús se les apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Se les
apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás (llamado el Gemelo), Natanael (el de
Caná de Galilea), los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: «Voy a pescar».
Ellos le respondieron: «También nosotros vamos contigo». Salieron y se embarcaron, pero aquella
noche no pescaron nada.
Estaba amaneciendo, cuando Jesús se apareció en la orilla, pero los discípulos no lo
reconocieron. Jesús les dijo: «Muchachos, ¿han pescado algo?». Ellos contestaron: «No».
Entonces Él les dijo: «Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán peces». Así lo hicieron, y
luego ya no podían jalar la red por tantos pescados.
Entonces el discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro: «Es el Señor». Tan pronto como
Simón Pedro oyó decir que era el Señor, se anudó a la cintura la túnica, pues se le había quitado, y
se tiró al agua. Los otros discípulos llegaron en la barca, arrastrando la red con los pescados, pues
no distaban de tierra más de cien metros.
Tan pronto como saltaron a tierra, vieron unas brasas y sobre ellas un pescado y pan. Jesús
les dijo: «Traigan algunos pescados de los que acaban de pescar». Entonces Simón Pedro subió a la
barca y arrastró hasta la orilla la red, repleta de pescados grandes. Eran ciento cincuenta y tres, y a
pesar de que eran tantos, no se rompió la red. Luego les dijo Jesús: «Vengan a almorzar». Y
ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres?». Porque ya sabían que era el
Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio y también el pescado.
Esta fue la tercera vez que Jesús se apareció a sus discípulos después de resucitar de entre
los muertos.
Palabra del Señor.
Oración preparatoria
Jesús mío, que mi oración en este primer viernes de Pascua me lleve a descubrirte en mis
actividades ordinarias de este día, como lo hizo san Juan. Además, te suplico me des la fuerza para
saber responder con prontitud, como lo hizo el apóstol Pedro, a tu llamado.
Petición
Señor, que sepa contemplar y agradecer la abundancia de tu amor.
Meditación
El relato de las apariciones de Cristo resucitado, confirman nuestra fe.
«Solamente después de que el Señor les hubo mandado salir de nuevo a pescar, el discípulo tan
amado lo reconoció: “Y aquel discípulo que Jesús tanto quería le dice a Pedro: ‘Es el Señor’”. Es,
por decirlo así, un reconocer desde dentro que, sin embargo, queda siempre envuelto en el
misterio. En efecto, después de la pesca, cuando Jesús los invita a comer, seguía habiendo una
cierta sensación de algo extraño. “Ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle quién era,
porque sabían bien que era el Señor”. Lo sabían desde dentro, pero no por el aspecto de lo que
veían y presenciaban. El modo de aparecer corresponde a esta dialéctica del reconocer y no
reconocer. Jesús llega a través de las puertas cerradas, y de improviso se presenta en medio de
ellos. Y, del mismo modo, desaparece de repente, como al final del encuentro en Emaús. Él es
plenamente corpóreo. Y, sin embargo, no está sujeto a las leyes de la corporeidad, a las leyes del
espacio y del tiempo. En esta sorprendente dialéctica entre identidad y alteridad, entre verdadera
corporeidad y libertad de las ataduras del cuerpo, se manifiesta la esencia peculiar, misteriosa, de la
nueva existencia del Resucitado. En efecto, ambas cosas son verdad: Él es el mismo —un hombre
de carne y hueso— y es también el Nuevo, el que ha entrado en un género de existencia distinto»
(Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, segunda parte, p. 102).
Reflexión apostólica
«Lugares privilegiados para hacer la experiencia de Cristo son la oración, los sacramentos –
especialmente la Eucaristía–, el Evangelio y la contemplación de los misterios de la vida de Cristo,
en particular su encarnación, pasión, muerte y resurrección» (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi, n. 74).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Jesús, te pido la gracia de saber guardar ese silencio interior que me lleve a experimentar tu
presencia y tu providencia. No permitas que la precipitación o la superficialidad me hagan
desconfiar de tu gracia y misericordia. Dame un corazón valiente que lance confiado las redes para
acercar a otros a la experiencia de tu amor.
Propósito
Hacer hoy una oración especial a Cristo, preferentemente después de recibir la Eucaristía, para que
aumente mi fe, y que ésta entre por mi mente, pero que también llegue a mi corazón.
«Escuchen aquellas palabras que Cristo dirigió a san Pedro: "Boga mar adentro y echad vuestras
redes para la pesca"; y, con el alma pronta y rebosante de generosidad respondan: "¡En tu nombre,
Señor, lanzaré las redes!"».
(Cristo al centro, n. 2307).»
¡VTR!
abril 06
Evangelio
Del santo Evangelio según san Marcos 16, 9-15
Habiendo resucitado al amanecer del primer día de la semana, Jesús se apareció primero a María
Magdalena, de la que había arrojado siete demonios. Ella fue a llevar la noticia a los discípulos, los
cuales estaban llorando, agobiados por la tristeza; pero cuando la oyeron decir que estaba vivo y
que lo había visto, no le creyeron.
Después de esto, se apareció en otra forma a dos discípulos, que iban de camino hacia una
aldea. También ellos fueron a anunciarlo a los demás; pero tampoco a ellos les creyeron.
Por último se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su
incredulidad y dureza de corazón, porque no les habían creído a los que lo habían visto
resucitado. Jesús les dijo entonces: «Vayan por todo el mundo y prediquen el Evangelio a toda
creatura». Palabra del Señor.
Oración introductoria
Dios mío, creo en Ti, pero necesito aumentar mi fe porque la incredulidad y la dureza de corazón,
que recriminas en tus discípulos, están también presentes en mi vida cotidiana, cuando se
presentan los problemas, cuando la exigencia de cumplir tu voluntad se ve superior a las propias
fuerzas o cuando no comprendo o acepto las dificultades. Ilumina esta oración para que tu luz y tu
verdad me lleven a predicar tu Evangelio.
Petición
Señor, ayúdame a vaciarme de mi egoísmo para confiar en Ti y cumplir con alegría y amor mi
vocación.
Meditación
Ser Iglesia implica participar en la evangelización.
«El Concilio Vaticano II lo indicó con claridad y el Magisterio posterior lo confirmó con fuerza.
Esto exige adecuar constantemente estilos de vida, planes pastorales y organización diocesana a
esta dimensión fundamental de ser Iglesia, especialmente en nuestro mundo en continuo cambio. Y
esto vale también para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica,
como también para los Movimientos eclesiales: todos los componentes del grande mosaico de
la Iglesia deben sentirse fuertemente interpelados por el mandato del Señor de predicar el
Evangelio, para que Cristo sea anunciado en todas partes. Nosotros los pastores, los
religiosos, las religiosas y todos los fieles en Cristo, debemos seguir las huellas del apóstol Pablo,
quien, "prisionero de Cristo por los paganos", trabajó, sufrió y luchó para llevar el Evangelio en
medio de los paganos sin ahorrar energías, tiempo y medios para dar a conocer el Mensaje de
Cristo» (Benedicto XVI, 26 de enero de 2012).
Reflexión apostólica
«Entregar eficazmente este Evangelio a cada nueva generación es un permanente desafío para la
Iglesia. También Ella, imbuida de la misma caridad de Cristo, siente el apremio de cumplir el
mandato misionero; de llevar el Evangelio a cada hombre superando todas las fronteras de
tiempos, culturas y lugares» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 99).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Jesús mío, el cometido de mi vida es seguirte paso a paso y servirte llevando tu Evangelio a toda
criatura que pongas en mi camino, iniciando por los más cercanos: mi propia familia. Tu gracia es
lo que necesito para salir de mi indiferencia y de mi zona de confort. No quiero ser sordo a tu
mandato, no quiero quedarme atrás, quiero caminar al paso de la Iglesia y cumplir con mis deberes
minuto a minuto.
Propósito
Comprometerme, especialmente durante la Pascua, en la nueva evangelización, participando en un
apostolado: catequizando, misionando, escribiendo o predicando a Cristo.
«Quiere usar nuestro corazón para amar a los hombres; nuestras manos para hacer el bien a los
hombres; nuestros pies para predicar el Evangelio. ¡Qué misterio!: Dios sintiendo necesidad de
nosotros»
(Cristo al centro, n. 676).
¡VTR!
abril 07 DOMINGO DE LA DIVINA MISERICORDIA
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 20, 19-31
Al anochecer del día de la Resurrección, estando cerradas las puertas de la casa donde se hallaban
los discípulos, por miedo a los judíos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz esté
con ustedes». Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Cuando los discípulos vieron al Señor,
se llenaron de alegría.
De nuevo les dijo Jesús: «La paz esté con ustedes. Como el Padre me ha enviado, así
también los envío Yo». Después de decir esto, sopló sobre ellos y les dijo: «Reciban al Espíritu
Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedarán perdonados; y a los que no se los
perdonen, les quedarán sin perdonar».
Tomás, uno de los Doce, a quien llamaban el Gemelo, no estaba con ellos cuando vino
Jesús, y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en
sus manos la señal de los clavos y si no meto mi dedo en los agujeros de los clavos y no meto mi
mano en su costado, no creeré».
Ocho días después, estaban reunidos los discípulos a puerta cerrada y Tomás estaba con
ellos. Jesús se presentó de nuevo en medio de ellos y les dijo: «La paz esté con ustedes». Luego le
dijo a Tomás: «Aquí están mis manos; acerca tu dedo. Trae acá tu mano, métela en mi costado y no
sigas dudando, sino cree». Tomás le respondió: «¡Señor mío y Dios mío!». Jesús añadió: «Tú crees
porque me has visto; dichosos los que creen sin haber visto».
Otras muchas señales milagrosas hizo Jesús en presencia de sus discípulos, pero no están
escritas en este libro. Se escribieron éstas para que ustedes crean que Jesús es el Mesías, el Hijo de
Dios, y para que, creyendo, tengan vida en su nombre. Palabra del Señor.
Oración introductoria
¡Señor mío y Dios mío! Tú me enseñas que es en tu misericordia donde he de buscar el consuelo y
el perdón; que es ahí donde Tú me esperas pacientemente y me ofreces tu amor. Para obtener esta
gracia no necesito ir a ningún santuario lejano, basta que me acerque con fe, esperanza y amor a
esta oración para reconocer mis debilidades, buscar tu perdón en la confesión, y conocer el camino
que he de recorrer para cumplir tu voluntad.
Petición
Jesús, sana mi incredulidad y dame la fe para saber apreciar siempre tu Divina Misericordia.
Meditación
Cristo trasmite su misión a la Iglesia.
«Esta misión de Cristo, este dinamismo suyo continúa en el espacio y en el tiempo, atraviesa los
siglos y los continentes. Es un movimiento que parte del Padre y, con la fuerza del Espíritu, lleva
la buena noticia a los pobres en sentido material y espiritual. La Iglesia es el instrumento principal
y necesario de esta obra de Cristo, porque está unida a Él como el cuerpo a la cabeza. “Como el
Padre me ha enviado, así también os envío yo”. Así dice el Resucitado a los discípulos, y soplando
sobre ellos, añade: “Recibid el Espíritu Santo”. Dios por medio de Jesucristo es el principal
artífice de la evangelización del mundo; pero Cristo mismo ha querido transmitir a la
Iglesia su misión, y lo ha hecho y lo sigue haciendo hasta el final de los tiempos infundiendo el
Espíritu Santo en los discípulos, aquel mismo Espíritu que se posó sobre él y permaneció en él
durante toda su vida terrena, dándole la fuerza de “proclamar a los cautivos la libertad, y a los
ciegos la vista”; de “poner en libertad a los oprimidos” y de “proclamar el año de gracia del Señor”»
(Benedicto XVI, 11 de octubre de 2012).
Reflexión apostólica
«La pobreza de espíritu es condición indispensable para el crecimiento del ser humano y el
desarrollo de múltiples virtudes, pues mantiene el alma abierta a Dios y a los hombres; crea un
clima espiritual propicio a la docilidad interior, a la oración, al diálogo, a la colaboración; alimenta
la esperanza; engendra la justicia y la misericordia; aumenta el amor y dona serenidad, paz y
libertad de espíritu » (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 195).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Señor, tu bondad es inconmensurable. Gracias por todo ese amor y esa benevolencia que me
ofreces. ¡Te doy mi corazón para que vengas hacer en el tu morada! Que no sea ingrato ni
indiferente a tu misericordia. Y dame esa pobreza de espíritu necesaria para ser compasivo con los
demás.
Propósito
Rezar hoy una oración especial por los jóvenes, especialmente por los que Dios pudiera estar
llamando a su servicio, para que respondan con prontitud a la voluntad de Dios.
«La conducta pasada de un hombre arrepentido sinceramente no es jamás ningún obstáculo para la
misericordia de un Dios que quiere que todos los hombres se salven»
(Cristo al centro, n. 1772).
¡VTR!
abril 08 ANUNCIACION DEL SEÑOR
Evangelio
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a
una virgen desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se llamaba
María.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está
contigo” Al oír estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir semejante
saludo. El ángel le dijo: “No temas, María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a
dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. El será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el
Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y
su reinado no tendrá fin”.
María le dijo entonces al ángel: “podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?” El
ángel le contestó: “El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su
sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el
sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para Dios”. María contestó: “Yo
soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho”. Y el ángel se retiró de su
presencia.
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Oh María, qué gran regalo nos ha hecho Jesús desde su cruz: en Ti tenemos una verdadera Madre
que nos acompaña en este peregrinar por el mundo y guía nuestros pasos hasta el cielo. Por eso
celebramos con júbilo la Pascua y, en este momento, pido tu intercesión para que esta oración
aumente mi fe y sepa decir siempre «sí» al Señor.
Petición
Señor, dame tu gracia para que se haga tu voluntad en mi vida con la perfección, delicadeza y amor
de María.
Meditación
Dios ha entrado en nuestra humanidad, ¡gracias María!
«María dice algo muy parecido al ángel que le revela el plan de Dios sobre ella: “He aquí la esclava
del Señor; hágase en mí según tu palabra”. La voluntad de María coincide con la voluntad del Hijo
en el único proyecto de amor del Padre y en ella se unen el cielo y la tierra, Dios creador y su
criatura. Dios se hace hombre, María se hace “casa viviente” del Señor, templo donde habita el
Altísimo. Hace cincuenta años, aquí en Loreto, el beato Juan XXIII invitaba a contemplar este
misterio, “a reflexionar sobre aquella conjunción del cielo con la tierra que fue el objetivo de la
Encarnación y de la Redención”, y continuaba afirmando que el mismo Concilio tenía como
objetivo concreto extender cada vez más el rayo bienhechor de la Encarnación y Redención de
Cristo en todas las formas de la vida social. Ésta es una invitación que resuena hoy con particular
fuerza. En la crisis actual, que afecta no sólo a la economía sino a varios sectores de la sociedad, la
Encarnación del Hijo de Dios nos dice lo importante que es el hombre para Dios y Dios para el
hombre. Sin Dios, el hombre termina por hacer prevalecer su propio egoísmo sobre la
solidaridad y el amor, las cosas materiales sobre los valores, el tener sobre el ser. Es
necesario volver a Dios para que el hombre vuelva a ser hombre. Con Dios no desaparece el
horizonte de la esperanza incluso en los momentos difíciles, de crisis: la Encarnación nos dice que
nunca estamos solos, Dios ha entrado en nuestra humanidad y nos acompaña» (Benedicto XVI, 4
de octubre de 2012).
Reflexión apostólica
«El fruto más propio de esta vida de fe, confianza y amor fue su obediencia pronta, amorosa y
heroica a la voluntad de Dios. Mediante esta virtud, María vivió asociada, libre y activamente, a su
Hijo en la obra de la justificación y salvación eterna del hombre. Por ello, la Santísima Virgen es
para cada hombre y mujer el modelo más acabado de amor a Jesucristo, de dedicación a su servicio
y de colaboración en su obra redentora» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n.
126).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Señor, conocer lo que quieres y seguir tu voluntad es la alegría y el camino para dar plenitud a mi
vida. Como María, no debo apegarme ciegamente a las propias ideas, sino que debo abrir el
corazón para saber escucharte. Por el amor a tu santísima Madre, te suplico la gracia para serte fiel
y perseverar en el cumplimiento de tu voluntad hasta el día de mi muerte.
Propósito
Rezar un rosario pidiendo a María su intercesión para crecer en mi fe y mi esperanza, a fin de
aceptar con docilidad la voluntad de Dios.
«María no tuvo nunca voluntad propia, pues su vida, su ilusión, su gozo, su paz fue siempre lo que
Dios le fue descubriendo como fruto de aquel sí generoso de la Anunciación»
(Cristo al centro, n. 1498)
¡VTR!
abril 09
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 3, 7-15
En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: “No te extrañes de que te haya dicho: ‘Tienen que renacer
de lo alto’. El viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde
va. Así pasa con quien ha nacido del Espíritu”. Nicodemo le preguntó entonces: “¿Cómo puede ser
esto?”
Jesús le respondió: “Tú eres maestro de Israel, ¿y no sabes esto? Yo te aseguro que
nosotros hablamos de lo que sabemos y damos testimonio de lo que hemos visto, pero ustedes no
aceptan nuestro testimonio. Si no creen cuando les hablo de las cosas de la tierra, ¿cómo creerán si
les hablo de las celestiales? Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del
cielo y está en el cielo. Así como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así tiene que ser
levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna”.
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, creo en Ti. Humildemente te suplico que permitas que esta meditación me ayude a
comprender que tu Palabra es mi luz y mi fortaleza, el alimento de mi alma, la fuente perenne de
mi vida espiritual.
Petición
Señor, enséñame a renacer en la nueva familia de Dios: tu Iglesia.
Meditación
La luz de Cristo es más fuerte que cualquier oscuridad.
«La vida biológica de por sí es un don, pero está rodeada de una gran pregunta. Sólo se transforma
en un verdadero don si, junto con ella, se puede dar una promesa que es más fuerte que cualquier
desventura que nos pueda amenazar, si se la sumerge en una fuerza que garantiza que ser hombre
es un bien, que para esta persona es un bien cualquier cosa que pueda traer el futuro. Así, al
nacimiento se une el renacimiento, la certeza de que, en verdad, es un bien existir, porque la
promesa es más fuerte que las amenazas. Este es el sentido del renacimiento por el agua y por el
Espíritu: ser inmersos en la promesa que sólo Dios puede hacer: es un bien que tú existas, y
puedes estar seguro de ello, suceda lo que suceda. Por esta certeza he podido vivir, renacido
por el agua y por el Espíritu. Nicodemo pregunta al Señor: “¿Acaso un viejo puede renacer?”.
Ahora bien, el renacimiento se nos da en el Bautismo, pero nosotros debemos crecer
continuamente en él, debemos dejarnos sumergir siempre de nuevo en su promesa, para renacer
verdaderamente en la grande y nueva familia de Dios, que es más fuerte que todas las debilidades y
que todas las potencias negativas que nos amenazan. Por eso, este es un día de gran acción de
gracias» (Benedicto XVI, 16 de abril de 2012).
Reflexión apostólica
«Por el bautismo, el cristiano es revestido de Cristo y participa de la novedad de su vida. El
bautizado es ya un hombre nuevo, pero tiene delante de sí la tarea de colaborar con la gracia para
llegar “al estado de hombre perfecto, a la madurez de la plenitud de Cristo”» (Manual del miembro
del Movimiento Regnum Christi, n. 120).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Señor Jesús, por el bautismo somos ungidos en tu Espíritu. Sin embargo, la preocupación por lo
material me domina con demasiada facilidad y no vivo de acuerdo a las grandes bendiciones que he
recibido. Por eso confío en que esta oración me lleve a poner en primer lugar lo que Tú quieres,
antes que mis planes.
Propósito
Hacer una visita a Cristo Eucaristía para renovar las promesas de mi bautismo.
«La vida interior consiste en el desarrollo de la semilla que Dios deposita en el alma del cristiano
el día de su bautismo –la gracia y las virtudes teologales de la fe, esperanza y caridad–, según la
propia vocación»
(Cristo al centro, n. 2177).
¡VTR!
abril 10
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 3, 16-21
“Tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no
perezca, sino que tenga la vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo,
sino para que el mundo se salvara por él. El que cree en él no será condenado; pero el que no cree
ya está condenado por no haber creído en el Hijo único de Dios.
La causa de la condenación es ésta: habiendo venido la luz al mundo, los hombres
prefirieron las tinieblas a la luz, porque sus obras eran malas. Todo aquel que hace el mal, aborrece
la luz y no se acerca a ella, para que sus obras no se descubran. En cambio, el que obra el bien
conforme a la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según
Dios”.
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Jesús, pongo toda mi libertad en tus manos para que Tú me guíes hacia esa luz que me aleje de las
tinieblas. Dedico tiempo al radio, a la música, a la televisión, a los mensajes que me llegan por
internet, etc., en vez de buscar con ahínco más y mejor tiempo para mi oración.
Petición
Dios mío, haz que me dé cuenta que lo primero que tengo que buscar en mi día y en mi corazón es
tu luz, tu verdad, tu voz de suave y firme Pastor.
Meditación
La relación con Dios nos lleva a los hombres, y viceversa.
«Con su oración, Jesús quiere llevarnos a la fe, a la confianza total en Dios y en su voluntad, y
quiere mostrar que este Dios que tanto ha amado al hombre y al mundo, hasta el punto de mandar
a su Hijo Unigénito, es el Dios de la Vida, el Dios que lleva esperanza y es capaz de darle la vuelta
a situaciones humanamente imposibles. La oración confiada de un creyente, por tanto, es un
testimonio vivo de esta presencia de Dios en el mundo, de su interés en el hombre, de su acción
para llevar a cabo su plan de salvación. […] Queridos hermanos y hermanas, nuestra oración
abre la puerta a Dios, que nos enseña a salir constantemente a de nosotros mismos para ser
capaces de acercarnos a los demás, especialmente en los momentos de la prueba, para
llevarles consuelo, esperanza y luz. Que el Señor nos conceda ser capaces de una oración cada
vez más intensa, para reforzar nuestra relación personal con Dios, agrandar nuestro corazón a la
necesidad del que está a nuestro lado y sentir la belleza de ser “hijos en el Hijo”, junto a muchos
hermanos» (Benedicto XVI, 14 de diciembre de 2012).
Reflexión apostólica
«Las visitas eucarísticas son también ocasión para llevar ante Cristo los propios anhelos, dolores,
penas, sufrimientos, inquietudes, y recibir de su Corazón luz, fortaleza y consuelo» (Manual del
miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 245).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Jesús, deseo vivir en tu presencia. Desaparece de mi alma la obscuridad del pecado. Me invitas a
seguirte en ese camino hacia la luz que nunca termina porque todo lo demás es relativo y pasajero.
Gracias por tu amor, compasión y misericordia.
Propósito
Buscar y rezar un Vía Lucis (práctica piadosa sobre la Resurrección), preferentemente ante Cristo
Eucaristía, para crecer en mi relación con Dios y con los demás, especialmente los más cercanos:
mi propia familia.
«Sean sinceros ante Dios y ante sus representantes y vayan formando su conciencia con criterios
sanos, a la luz de Dios y no a la sombra de subterfugios y posturas inconfesables de egoísmo y de
torpes pasiones»
(Cristo al centro, n. 209).
¡VTR!
abril 11
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 3, 31-36
“El que viene de lo alto está por encima de todos; pero el que viene de la tierra pertenece a la tierra
y habla de las cosas de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. Da testimonio de
lo que ha visto y oído, pero nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que
Dios es veraz. Aquel a quien Dios envió habla las palabras de Dios, porque Dios le ha concedido
sin medida su Espíritu.
El Padre ama a su Hijo y todo lo ha puesto en sus manos. El que cree en el Hijo tiene
vida eterna. Pero el que es rebelde al Hijo no verá la vida, porque la cólera divina perdura en
contra de él”.
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Dios mío, vengo ante Ti indigno por mis infidelidades, pero confiado en que, por tu misericordia y
gran amor, me das la bienvenida. Te ofrezco mi esfuerzo por guardar silencio interior y ser dócil a
tus inspiraciones para corresponder a tu amor de manera creciente.
Petición
Espíritu Santo, dame la gracia de creer con una fe operante y viva.
Meditación
La soberbia es la esencia del pecado.
«Si nos preguntamos cuál es el elemento más característico de la imagen de Jesús en los
evangelios, debemos decir: su relación con Dios. Él está siempre en comunión con Dios. El ser con
el Padre es el núcleo de su personalidad. A través de Cristo, conocemos verdaderamente a Dios.
[…] La actitud de Adán había sido: No lo que tú has querido, Dios; quiero ser dios yo mismo. Esta
soberbia es la verdadera esencia del pecado. Pensamos ser libres y verdaderamente nosotros
mismos sólo si seguimos exclusivamente nuestra voluntad. Dios aparece como el antagonista de
nuestra libertad. Debemos liberarnos de él, pensamos nosotros; sólo así seremos libres. Esta es la
rebelión fundamental que atraviesa la historia, y la mentira de fondo que desnaturaliza la vida.
Cuando el hombre se pone contra Dios, se pone contra la propia verdad y, por tanto, no
llega a ser libre, sino alienado de sí mismo. Únicamente somos libres si estamos en nuestra
verdad, si estamos unidos a Dios» (Benedicto XVI, 5 de abril de 2012).
Reflexión apostólica
«El Movimiento Regnum Christi propone un estilo de vida cristiana; se presenta como un camino,
entre otros, para responder a la invitación de Dios a vivir la fe de la Iglesia de manera integral,
dinámica y entusiasta» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 20).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Jesús, gracias por el don de la fe. Ayúdame a ejercitarme en esta virtud a través de todos los
acontecimientos ordinarios de la vida y a manifestar, en mis palabras y obras, mi fe en Ti. Que no
caiga en la tentación de rebelarme, por mi soberbia o egoísmo, ante la única verdad que me puede
conducir a la auténtica libertad y felicidad.
Propósito
Acercarme al sacramento de la Confesión para hacer la experiencia de la misericordia de Cristo.
«En el hogar, en la maternidad, en la alegría, en el sufrimiento, en la calle… Dios debe ser amado,
la Iglesia estimada y seguida, el hombre salvado; y a ello ayuda el Movimiento Regnum Christi»
(Cristo al centro, n. 1841).
¡VTR!
abril 12
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 6, 1-15
En aquel tiempo, Jesús se fue a la otra orilla del mar de Galilea o lago de Tiberíades. Lo seguía
mucha gente, porque habían visto las señales milagrosas que hacía curando a los enfermos. Jesús
subió al monte y se sentó allí con sus discípulos.
Estaba cerca la Pascua, festividad de los judíos. Viendo Jesús que mucha gente lo seguía, le
dijo a Felipe: “¿Cómo compraremos pan para que coman éstos?” Le hizo esta pregunta para
ponerlo a prueba, pues él bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: “Ni doscientos denarios
de pan bastarían para que a cada uno le tocara un pedazo de pan”. Otro de sus discípulos, Andrés,
el hermano de Simón Pedro, le dijo: “Aquí hay un muchacho que trae cinco panes de cebada y dos
pescados. Pero, ¿qué es eso para tanta gente?” Jesús le respondió: “Díganle a la gente que se
siente”. En aquel lugar había mucha hierba. Todos, pues, se sentaron ahí; y tan sólo los hombres
eran unos cinco mil.
Enseguida tomó Jesús los panes, y después de dar gracias a Dios, se los fue
repartiendo a los que se habían sentado a comer. Igualmente les fue dando de los pescados todo
lo que quisieron. Después de que todos se saciaron, dijo a sus discípulos: “Recojan los pedazos
sobrantes, para que no se desperdicien”. Los recogieron y con los pedazos que sobraron de los
cinco panes llenaron doce canastos.
Entonces la gente, al ver la señal milagrosa que Jesús había hecho, decía: “Este es, en
verdad, el profeta que habría de venir al mundo”. Pero Jesús, sabiendo que iban a llevárselo para
proclamarlo rey, se retiró de nuevo a la montaña, él solo.
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Jesús, creo firmemente que me estabas esperando para poder tener este momento de diálogo
interior conmigo, hambriento e indigno me postro ante Ti. Permite que sepa acallar mi ruido
interior para no pedirte «milagros» sino el don más precioso que puedo tener: tu gracia.
Petición
Ven, Espíritu Santo, guía mi oración.
Meditación
La relación que Cristo quiere.
«Las personas, y los propios discípulos, estaban entusiasmados con él cuando realizaba señales
milagrosas; e incluso la multiplicación de los panes y de los peces fue una clara revelación que Él
era el Mesías, tanto así que después la multitud habría querido aclamar triunfalmente a Jesús y
proclamarlo rey de Israel. Pero esta no era la voluntad de Jesús, quien justamente, con ese largo
discurso reduce los entusiasmos y causa muchos desacuerdos. Él, de hecho, explicando la imagen
del pan, afirma de haber sido enviado a ofrecer su propia vida, y que los que quieran
seguirlo, deben unirse a Él en forma personal y profunda, participando en su sacrificio de
amor. Por eso Jesús instituirá en la Última Cena el sacramento de la Eucaristía: para que sus
discípulos puedan tener en sí mismos su caridad, -esto es decisivo-, y, como un único cuerpo unido
a Él, extender en el mundo su misterio de salvación. Al escuchar este discurso la multitud
comprendió que Jesús no era un Mesías como querían, que aspirase a un trono terrenal»
(Benedicto XVI, 19 de agosto de 2012).
Reflexión apostólica
«El carisma del Regnum Christi. Los miembros del Movimiento están llamados a custodiar, vivir y
compartir este don del Señor, al servicio de la Iglesia y de los hombres » (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi, n. 162).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Señor, la inocencia del niño que dio todo lo que tenía me confirma que un auténtico discípulo y
misionero se decide a dar y a compartir todo lo que tiene con los demás, con humildad y sencillez,
no como quien lo tiene todo, sino como quien lo ha recibido todo para darlo a los demás. Jesús,
dame esa gracia: aprender de Ti cómo se da y se comparte con los demás.
Propósito
Evitar los gastos superfluos para compartir, hoy, algo de lo que tengo con los demás.
«Compartir los bienes espirituales, acercar a otra persona a Dios es el tesoro más grande que
podemos ofrecerle.»
(Cristo al centro, n.382)
¡VTR!
abril 13
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 6, 16-21
Al atardecer del día de la multiplicación de los panes, los discípulos de Jesús bajaron al lago, se
embarcaron y empezaron a atravesar hacia Cafarnaúm. Ya había caído la noche y Jesús todavía no
los había alcanzado. Soplaba un viento fuerte y las aguas del lago se iban encrespando.
Cuando habían avanzado unos cinco o seis kilómetros, vieron a Jesús caminando sobre las
aguas, acercándose a la barca, y se asustaron. Pero él les dijo: “Soy yo, no tengan miedo”. Ellos
quisieron recogerlo a bordo y rápidamente la barca tocó tierra en el lugar a donde se dirigían.
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, qué fácilmente se encrespa mi vida ante los problemas, impidiendo que tenga la serenidad
para recurrir a Ti en la oración. Concédeme que esta meditación me llene más de Ti, así ese miedo
que paraliza y enturbia mi razón no se interpondrá en nuestra íntima relación espiritual.
Petición
Jesucristo, que el miedo o la angustia no se apoderen de mí. Aumenta mi fe para abandonarme
confiadamente en tus manos.
Meditación
Fijar la mirada y la vida en Cristo.
«Pero luego él, con gran bondad, nos tomó de la mano, nos atrajo hacia sí y nos dijo: "No temas.
Yo estoy contigo. No te abandono. Y tú no me abandones a mí". Tal vez en más de una ocasión a
cada uno de nosotros nos ha acontecido lo mismo que a Pedro cuando, caminando sobre las aguas
al encuentro del Señor, repentinamente sintió que el agua no lo sostenía y que estaba a punto de
hundirse. Y, como Pedro, gritamos: "Señor, ¡sálvame!". Al levantarse la tempestad, ¿cómo
podíamos atravesar las aguas fragorosas y espumantes del siglo y del milenio pasado? Pero
entonces miramos hacia él... y él nos aferró la mano y nos dio un nuevo "peso específico": la
ligereza que deriva de la fe y que nos impulsa hacia arriba. Y luego, nos da la mano que sostiene y
lleva. Él nos sostiene. Volvamos a fijar nuestra mirada en Él y extendamos las manos hacia
Él. Dejemos que su mano nos aferre; así no nos hundiremos, sino que nos pondremos al
servicio de la vida que es más fuerte que la muerte, y al servicio del amor que es más fuerte que el
odio» (Benedicto XVI, 13 de abril de 2006).
Reflexión apostólica
«Hace falta conocer íntimamente a Dios y su amor para no temer su voluntad, para acogerla,
cueste lo que cueste, con plena confianza y gratitud, dejando de lado todo otro interés, apetencia o
deseo personal. El hombre que se afianza y se adhiere firmemente a la voluntad de Dios puede ser
verdaderamente feliz ya en esta vida, porque ha hecho del amor de Dios el centro de la propia
existencia» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 144).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Dios y Padre bueno, sé que no observas mis tribulaciones inútilmente desde lejos. Siempre vienes
en mi ayuda. El problema es que a veces no «siento» tu presencia y dudo, o no te dejo subirte a la
barca de mi vida. Jesús, concédeme abandonarme a tu Providencia, para que tu amor sea el centro
de mi existencia, sabiendo que Tú eres infinitamente bueno, sabio, poderoso y te preocupas
siempre por mí.
Propósito
Rezar un padrenuestro varias veces este día para expresarle a Dios mi deseo de estar siempre
unido a Él y agradarle en todo.
«Aparta de ti toda desconfianza, recelo, temor, actitud negativa, y ponte en las manos de Dios con
la fe y el amor de un niño»
(Cristo al centro, n. 519).
¡VTR!
abril 14
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 21, 1-19
En aquel tiempo, Jesús se les apareció otra vez a los discípulos junto al lago de Tiberíades. Se les
apareció de esta manera: Estaban juntos Simón Pedro, Tomás (llamado el Gemelo), Natanael (el de
Caná de Galilea), los hijos de Zebedeo y otros dos discípulos. Simón Pedro les dijo: «Voy a pescar».
Ellos le respondieron: «También nosotros vamos contigo». Salieron y se embarcaron, pero aquella
noche no pescaron nada.
Estaba amaneciendo, cuando Jesús se apareció en la orilla, pero los discípulos no lo
reconocieron. Jesús les dijo: «Muchachos, ¿han pescado algo?«Ellos contestaron: «No». Entonces
Él les dijo: «Echen la red a la derecha de la barca y encontrarán peces». Así lo hicieron, y luego ya
no podían jalar la red por tantos pescados.
Entonces el discípulo a quien amaba Jesús le dijo a Pedro: «Es el Señor». Tan pronto como
Simón Pedro oyó decir que era el Señor, se anudó a la cintura la túnica, pues se la había quitado, y
se tiró al agua. Los otros discípulos llegaron en la barca, arrastrando la red con los pescados, pues
no distaban de tierra más de cien metros.
Tan pronto como saltaron a tierra, vieron unas brasas y sobre ellas un pescado y pan. Jesús
les dijo: «Traigan algunos pescados de los que acaban de pescar». Entonces Simón Pedro subió a la
barca y arrastró hasta la orilla la red, repleta de pescados grandes. Eran ciento cincuenta y tres, y a
pesar de que eran tantos, no se rompió la red. Luego les dijo Jesús: «Vengan a almorzar». Y
ninguno de los discípulos se atrevía a preguntarle: «¿Quién eres?», porque ya sabían que era el
Señor. Jesús se acercó, tomó el pan y se lo dio y también el pescado. Esta fue la tercera vez que
Jesús se apareció a sus discípulos después de resucitar de entre los muertos.
Después de almorzar le preguntó Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas
más que éstos?». Él le contestó: «Sí, Señor, Tú sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis
corderos». Por segunda vez le preguntó: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?». Él le respondió: «Sí,
Señor, Tú sabes que te quiero». Jesús le dijo; «Pastorea mis ovejas». Por tercera vez le preguntó:
«Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?». Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por
tercera vez si lo quería y le contestó: «Señor, Tú lo sabes todo; Tú bien sabes que te quiero».
Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas. Yo te aseguro: cuando eras joven, Tú mismo te ceñías la
ropa e ibas a donde querías; pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te
llevará a donde no quieras». Esto se lo dijo para indicarle con qué género de muerte habría de
glorificar a Dios. Después le dijo: «Sígueme».
Palabra del Señor.
Oración preparatoria
Señor, Pedro te amó mucho, pero no fue fiel en tu Pasión porque el miedo lo dominó. A pesar de su
caída, Tú no sólo le perdonas su traición sino que lo nombras pastor de tus ovejas. Confiado en tu
misericordia hoy me acerco a Ti en esta oración, porque eres Tú la fuente de todo bien. Ayúdame a
reconocer tu presencia en mi vida y a ser dócil a tus inspiraciones.
Petición
Señor, que nunca desconfíe de tu amor y misericordia.
Meditación
Un estilo de vida a imitar.
«Queridos hermanos y hermanas, toda la vida del venerable Juan Pablo II se desarrolló en el signo
de esta caridad, de la capacidad de entregarse de manera generosa, sin reservas, sin medida, sin
cálculo. Lo que lo movía era el amor a Cristo, a quien había consagrado su vida, un amor
sobreabundante e incondicional. Y precisamente porque se acercó cada vez más a Dios en el amor,
pudo hacerse compañero de viaje para el hombre de hoy. […] En la homilía con ocasión del XXV
aniversario de su pontificado, confió que en el momento de la elección había sentido fuertemente en
su corazón la pregunta de Jesús a Pedro: "¿Me amas? ¿Me amas más que estos...?"; y añadió: "Cada
día se repite en mi corazón el mismo diálogo entre Jesús y Pedro. En espíritu, contemplo la mirada
benévola de Cristo resucitado. Él, consciente de mi fragilidad humana, me anima a responder con
confianza, como Pedro: "Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero". Y después me invita a
asumir las responsabilidades que él mismo me ha confiado". Son palabras cargadas de fe y
de amor, el amor de Dios, que todo lo vence» (Benedicto XVI, 29 de marzo de 2010).
Reflexión apostólica
«La experiencia del amor de Dios en Cristo tiende necesariamente a traducirse en vida. Para el
cristiano, conocer en profundidad a Cristo es vivir en el amor, vivir para el amor, vivir de amor. Su
vida no puede tener ya otra motivación, ni otro sentido, ni otra meta que el amor cristiano»
(Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 33).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Señor, sé que cuando me has pedido algo, me has dado la gracia para responder. Ayúdame a no
dejar que la pereza o la irresponsabilidad me impidan cumplir tu voluntad. Tú me invitas a darme
con una entrega generosa, total, radical, constante, auténtica, conquistadora y sacrificada; cuenta
conmigo, Señor; con tu gracia todo es posible.
Propósito
Preferentemente en familia, hacer unos minutos de adoración ante Cristo Eucaristía.
«Las características de este amor de Dios que hay que destacar son cuatro: personal, total, real y
ardiente. Con estas mismas características el hombre, desde su pequeñez, ha de esforzarse por
corresponder al amor de Dios»
(Cristo al centro, n. 55).
¡VTR!
abril 15
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 6, 22-29
Al día siguiente, la multitud que había quedado al otro lado del mar se dio cuenta de que allí no
había más que una barca, y que Jesús no había entrado en ella con sus discípulos, sino que sus
discípulos se habían ido solos. Vinieron otras barcas de Tiberias cerca del lugar donde habían
comido el pan después de que el Señor había dado gracias. Por tanto, cuando la gente vio que Jesús
no estaba allí, ni tampoco sus discípulos, subieron a las barcas y se fueron a Cafarnaúm buscando a
Jesús. Cuando lo hallaron al otro lado del mar, le dijeron: “Rabí (Maestro), ¿cuándo llegaste acá?”
Jesús les respondió: “En verdad les digo, que me buscan, no porque hayan visto señales
(milagros), sino porque han comido de los panes y se han saciado. Trabajen, no por el alimento
que perece, sino por el alimento que permanece para vida eterna, el cual el Hijo del Hombre
les dará, porque a Él es a quien el Padre, Dios, ha marcado con Su sello.”
Entonces Le preguntaron: “¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?”
Jesús les respondió: “Esta es la obra de Dios: que crean en el que Él ha enviado.”
Palabra de Dios.
Oración preparatoria
Señor mío, te busco ardientemente en esta oración. Te he fallado. Por eso me presento arrepentido
y suplicando tu misericordia. Tú me conoces y me amas. Envía tu Espíritu Santo para que sepa
guardar el silencio interior necesario para escuchar lo que hoy me quieres decir.
Petición
Jesús, ayúdame a buscarte en todo lo que hago. Que todas mis obras vayan encaminadas a darte
gloria.
Meditación
Realizar las obras de Dios es creer en Cristo Eucaristía.
«¿De dónde partir, como de la fuente, para recuperar y reafirmar la primacía de Dios? De la
Eucaristía: aquí Dios se hace tan cercano que se hace nuestro alimento, aquí Dios se hace
fuerza en el camino a menudo difícil, aquí se hace presencia amiga que trasforma. Ya la Ley
dada por medio de Moisés era considerada como “pan del cielo", gracias al cual Israel se convirtió
en el pueblo de Dios, pero en Jesús la palabra última y definitiva de Dios se hace carne, nos sale al
encuentro como Persona. Él, Palabra eterna, es el verdadero maná, es el pan de la vida y realizar
las obras de Dios es creer en Él. En la Última Cena Jesús resume toda su existencia en un gesto
que se inscribe en la gran bendición pascual a Dios, gesto que Él vive como Hijo como acción de
gracias al Padre por su inmenso amor. Jesús parte el pan y lo comparte, pero con una profundidad
nueva, porque Él se entrega a sí mismo» (Benedicto XVI, 11 de septiembre de 2011).
Reflexión apostólica
«El amor de Dios es el punto de arranque y la única motivación válida para que el hombre pueda
perseverar hasta el fin en su vocación cristiana» (Manual del miembro del Movimiento Regnum
Christi, n. 72).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Necesito una decisión firme para buscar en todo la gloria de Dios. Me hace falta constancia y
perseverancia para superar las dificultades y los entusiasmos pasajeros, para dar la vida, minuto a
minuto, en el cumplimiento de tu voluntad, Señor y Dios mío.
Propósito
Actuar la presencia de Dios en mi vida al ofrecerle jaculatorias durante este día.
«Se requiere también una continua disposición de querer. Querer buscar a Dios, querer conocerle y
amarle»
(Cristo al centro, n. 474).
¡VTR!
¡VTR!
abril 16
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 6, 30-35
En aquel tiempo, la gente le pregunto a Jesús: “¿Qué señal vas a realizar tú, para que la veamos y
podamos creerte? ¿Cuáles son tus obras? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como
está escrito: Les dio a comer pan del cielo”.
Jesús les respondió: “Yo les aseguro: No fue Moisés quien les dio pan del cielo; es mi Padre
quien les da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es aquel que baja del cielo y da la
vida al mundo”.
Entonces le dijeron: “Señor, danos siempre de ese pan”. Jesús les contestó: “Yo soy el pan
de la vida, el que viene a mí no tendrá hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed”.
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, con fe, esperanza y un gran amor me dispongo a tener este momento de oración. Sé que Tú
estás deseoso darme la gracia que necesito para que ya no tenga ni hambre ni sed en mi vida
espiritual. La Eucaristía es mi alimento, el poder experimentar tu cercanía, mi mayor anhelo.
Petición
Jesús, aumenta mi fe sobre tu presencia real en la Eucaristía.
Meditación
La Eucaristía sostiene y trasforma la vida.
«Toma el cáliz y lo comparte, para que todos podamos beber, pero con este gesto Él entrega la
"nueva alianza en su sangre", se entrega a sí mismo. Jesús anticipa el acto de amor supremo, en
obediencia a la voluntad del Padre: el sacrificio de la Cruz. La vida le será quitada en la Cruz, pero
ya desde ahora Él la ofrece por sí mismo. Así la muerte de Cristo no se reduce a una ejecución
violenta, sino que es transformada por Él en un acto libre de amor, de autodonación, que atraviesa
victoriosamente la misma muerte y reafirma la bondad de la creación salida de las manos de Dios,
humillada por el pecado y finalmente redimida. Este inmenso don es accesible a nosotros en el
Sacramento de la Eucaristía: Dios se nos da, para abrir nuestra existencia a Él, para implicarla
en el misterio de amor de la Cruz, para hacerla partícipe del misterio eterno del que procedemos y
para anticipar la nueva condición de la vida plena en Dios, en espera de la cual vivimos» (Benedicto
XVI, 11 de septiembre de 2011).
Reflexión apostólica
«“La liturgia es la cumbre a la cual tiende la actividad de la Iglesia y, al mismo tiempo, la fuente de
donde mana toda su fuerza”. Todos los miembros del Movimiento, conscientes de su valor, han de
participar activa y fervorosamente en ella, de forma que llegue a ser el principal alimento de su
vida cristiana y de su caridad apostólica» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n.
212).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Jesús mío, gracias por quedarte en la Eucaristía. No permitas que sea indiferente ante este gran
milagro de amor. Que no haya nunca nada más importante que el acercarme, dignamente
preparado, a recibirte. Nunca seré digno, pero confío en tu misericordia y en el poder
transformador de tu gracia.
Propósito
Recibir hoy a Jesús en la Eucaristía, y si no me es posible ir a un templo, hacer una comunión
espiritual.
«Cristo esté siempre presente en nuestra vida; que el Sagrario sea el centro de planeación y
programación de nuestros esfuerzos; que el Sagrario y el Evangelio sean el alimento de nuestra
debilidad. En Él somos fuertes, en Él somos poderosos»
(Cristo al centro, n. 843).
¡VTR!
abril 17
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 6, 35-40
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: “Yo soy el pan de la vida. El que viene a mí no tendrá
hambre, y el que cree en mí nunca tendrá sed. Pero como ya les he dicho: me han visto y no creen.
Todo aquel que me da el Padre viene hacia mí; y al que viene a mí yo no lo echaré fuera, porque
he bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me envió.
Y la voluntad del que me envió es que yo no pierda nada de lo que él me ha dado, sino que
lo resucite en el último día. La voluntad de mi Padre consiste en que todo el que vea al Hijo y crea
en él, tenga vida eterna y yo lo resucite en el último día”.
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Jesús, la promesa que haces de acoger siempre a quien se acerca a Ti me llena de confianza y
entusiasmo. Quiero cumplir siempre tu voluntad. Haz que esta oración abra mi entendimiento,
disponga mi voluntad y avive mi amor, para que nunca me estanque en el conformismo o en la
mediocridad.
Petición
Señor, que tu voluntad sea la ley que dirija mis actos, hoy y siempre.
Meditación
En comunión con la vida misma de Jesús.
«El hecho de que el Sacramento del altar haya asumido el nombre de “Eucaristía” -“acción de
gracias”- expresa exactamente esto: que la transformación de la sustancia del pan y del vino en el
Cuerpo y Sangre de Cristo, es fruto del don que Cristo ha hecho de sí mismo, don de un Amor
más fuerte que la muerte, Amor Divino que lo ha hecho resucitar de entre los muertos. Esta
es la razón por la que la Eucaristía es alimento de vida eterna, Pan de la vida. Del corazón de
Cristo, desde su “oración eucarística” hasta la vigilia de la pasión, viene este dinamismo que
transforma la realidad en sus dimensiones cósmicas, humanas e históricas. Todo procede de Dios,
de la omnipotencia de su Amor Uno y Trino, encarnado en Jesús. En este Amor está inmerso el
corazón de Cristo; por esto sabe agradecer y alabar a Dios incluso frente a la traición y a la
violencia, y en este modo cambia las cosas, las personas y el mundo» (Benedicto XVI, 24 de junio
de 2011).
Reflexión apostólica
«La acción de gracias después de la comunión es un momento especialmente apto para agradecer a
Cristo el don de su Cuerpo y de su presencia en la Eucaristía, presentarle la propia indigencia para
obtener de Él especiales gracias y pedirle por las intenciones más presentes en el corazón»
(Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 234).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Jesús, me doy cuenta que el ideal de cumplir siempre tu voluntad es costoso. El orgullo, la pereza
espiritual o el miedo son obstáculos que necesito vencer, pero frecuentemente olvido que sólo tu
gracia podrá lograr esa transformación de mi egoísmo y soberbia en amor a Ti y a los demás.
Nunca permitas que me aparte de la fuente de esa gracia: tu Eucaristía.
Propósito
Para que recibir la Eucaristía nunca se convierta en un acto rutinario, hoy (y siempre) me
prepararé lo mejor posible para recibirla y agradeceré a Dios su infinito amor.
«Necesitamos, como Cristo, no tener otro alimento, que la voluntad del Padre. Alimentar nuestra
psicología, nuestra criteriología, nuestro mundo afectivo y sentimental, nuestra voluntad con la
riqueza, el esplendor y la enjundia del plan de Dios»
(Cristo al centro, n. 2331).
¡VTR!
abril 18
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 6, 44-51
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: “Nadie puede venir a mí, si no lo atrae el Padre, que me ha
enviado; y a ése yo lo resucitaré el último día. Está escrito en los profetas: Todos serán discípulos
de Dios. Todo aquel que escucha al Padre y aprende de él, se acerca a mí. No es que alguien haya
visto al Padre, fuera de aquél que procede de Dios. Ese sí ha visto al Padre.
Yo les aseguro: el que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de la vida. Sus
padres comieron el maná en el desierto y sin embargo, murieron. Este es el pan que ha bajado del
cielo para que, quien lo coma, no muera. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de
este pan vivirá para siempre, y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga
vida”.
Palabra de Dios.
Oración introductoria
Reaviva en mí, Señor, el empeño de abrirte mi mente y mi corazón en esta oración, para ser y vivir
como un verdadero discípulo y misionero de tu amor. Sólo si permanezco unido a Ti, tendré la
plenitud y la vida eterna.
Petición
Jesús, ayúdame a valorar el sacramento de la Eucaristía.
Meditación
No dejar de sorprenderse por las palabras de Cristo.
«Después de que el día anterior había dado de comer a miles de personas con solo cinco panes y
dos peces. Jesús revela el significado de ese milagro, es decir, que el tiempo de las promesas se ha
cumplido: Dios Padre, que con el maná había alimentado a los israelitas en el desierto, ahora lo
envió a Él, el Hijo, como verdadero Pan de vida, y este pan es su carne, su vida, ofrecida en
sacrificio por nosotros. Se trata, por lo tanto, de acogerlo con fe, no escandalizándose de su
humanidad; y de lo que se trata es de "comer su carne y beber su sangre", para tener en sí mismo la
plenitud de la vida. […] Y redescubramos la belleza del sacramento de la Eucaristía, que
expresa toda la humildad y la santidad de Dios: el hacerse pequeño, Dios se hace pequeño,
fragmento del universo para reconciliar a todos en su amor. La Virgen María, que dio al mundo el
Pan de la vida, nos enseñe a vivir siempre en profunda unión con Él» (Benedicto XVI, 19 de agosto
de 2012).
Reflexión apostólica
«Los miembros del Regnum Christi ofrecen cada semana, como homenaje de fe y amor a Cristo
Eucaristía, una hora de adoración eucarística, de preferencia el jueves, en recuerdo de la institución
del Santo Sacramento y para acompañar a Cristo en la hora suprema de su agonía en Getsemaní»
(Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 253).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Jesucristo, quiero amarte y aceptar tu Palabra de la misma forma como María, tu madre, lo hizo.
Ella supo ser fiel, obediente y dócil porque se abrió a tu gracia. Siguiendo su estilo de vida, permite
que mi oración sea el medio para alabarte y contemplar tu gran amor.
Propósito
Participar en una hora eucarística organizada, preferentemente en mi parroquia.
«Quizás ahora no sientes la atracción hacia la oración y a la intimidad con Dios. Pero esto te debe
convencer precisamente de que la abulia y la sequedad son también una condición para acercarse a
Dios: “No tienen necesidad de médico los sanos sino los que están enfermos”»
(Cristo al centro, n. 1754).
¡VTR!
abril 19
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 6, 52-59
Los judíos, por tanto, discutían entre sí, diciendo: “¿Cómo puede este darnos a comer su carne?”
Entonces Jesús les dijo: “En verdad les digo, que si no comen la carne del Hijo del Hombre y beben
Su sangre, no tienen vida en ustedes. El que come Mi carne y bebe Mi sangre, tiene vida eterna, y
Yo lo resucitaré en el día final. Porque Mi carne es verdadera comida, y Mi sangre es verdadera
bebida. El que come Mi carne y bebe Mi sangre, permanece en Mí y Yo en él. Como el Padre
que vive Me envió, y Yo vivo por el Padre, asimismo el que Me come, él también vivirá por Mí.
Este es el pan que descendió del cielo; no como el que los padres (antepasados) de ustedes
comieron, y murieron; el que come este pan vivirá para siempre.” Esto dijo Jesús en la sinagoga,
cuando enseñaba en Cafarnaúm.
Palabra de Dios.
Oración introductoria
Jesús mío, Tú estás presente en la Eucaristía tal como lo estás en el cielo. Te agradezco el amor y
la misericordia que has tenido al quedarte con nosotros. Humildemente te ofrezco mi oración,
permite que guarde el silencio necesario para poder escucharte.
Petición
Jesús, aumenta mi fe para no anhelar cosas materiales, sino apreciar el don de tu Eucaristía.
Meditación
Eucaristía: misterio que se ha de creer.
«En la Eucaristía, Jesús no da “algo”, sino a sí mismo; ofrece su cuerpo y derrama su sangre.
Entrega así toda su vida, manifestando la fuente originaria de este amor divino. Él es el Hijo
eterno que el Padre ha entregado por nosotros. En el Evangelio escuchamos también a Jesús que,
después de haber dado de comer a la multitud con la multiplicación de los panes y los peces, dice a
sus interlocutores que lo habían seguido hasta la sinagoga de Cafarnaúm: “Es mi Padre el que os
da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da la vida al mundo”;
y llega a identificarse él mismo, la propia carne y la propia sangre, con ese pan: “Yo soy el pan
vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo
daré es mi carne, para la vida del mundo”. Jesús se manifiesta así como el Pan de vida, que el Padre
eterno da a los hombres» (Benedicto XVI, Exhortación apostólica post sinodal Sacramentum
caritatis, n. 7).
Reflexión apostólica
«Todo progreso en la santidad y todo fruto en el apostolado está directamente vinculado con la
gracia y la ayuda de Dios. Se recomienda diariamente la celebración eucarística y comunión, si es
posible, y una visita a Jesucristo en la Eucaristía o comunión espiritual» (cfr. Manual del miembro
del Movimiento Regnum Christi, n. 209 y 217).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Si no sólo con la mente, sino con el corazón, apreciara en su justa dimensión el don de la
Eucaristía, trabajaría incansablemente por hacer partícipes a los demás de este gran don del amor
de Dios, principalmente en mi propia familia. Jesús, permite que el día de hoy sea un himno de
gratitud y de alabanza para Ti por todas tus bendiciones.
Propósito
Renunciar, hoy, a un tiempo de televisión o de paseo para ir a visitar a Cristo Eucaristía.
«Acérquense diariamente a la mesa eucarística con fe, con mucha fe, con fe viva y palpitante. La
Eucaristía debe ser su sostén. Acérquense a ella con plena conciencia de su indigencia espiritual»
(Cristo al centro, n. 852).
¡VTR!
abril 20
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 6, 60-69
En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús dijeron al oír sus palabras: «Este modo de hablar es
intolerable, ¿quién puede admitir eso?»
Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo: “¿Esto los escandaliza?
¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la
vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de
esto, algunos de ustedes no creen”. (En efecto, Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y
quién lo habría de traicionar). Después añadió: “Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si
el Padre no se lo concede”.
Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con
él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: “¿También ustedes quieren dejarme?” Simón Pedro le
respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y
sabemos que tú eres el Santo de Dios”.
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, hoy, como en tu tiempo en la historia, muchos dudan, se echen para atrás o se alejen de Ti y
de tu llamada al no poder entender el misterio de tu amor en la Eucaristía. Yo nunca quiero
abandonarte. Quiero ser fiel y perseverar hasta el final en tu seguimiento. Concédeme en esta
oración las gracias que necesito para ello.
Petición
Jesucristo, dame la gracia de serte fiel en este día.
Meditación
Creer para conocer.
«Al ver que muchos de sus discípulos se iban, Jesús le dijo a los Apóstoles: "¿También ustedes
quieren marcharse?". Como en otros casos, es Pedro quien responde en nombre de los Doce:
"Señor, ¿a quién vamos a ir? --También nosotros podemos reflexionar: ¿a quién iremos?-- Tú
tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios".
Sobre este pasaje tenemos un bellísimo comentario de san Agustín, que dice: "¿Ven cómo
Pedro, por la gracia de Dios, por inspiración del Espíritu Santo, entendió? ¿Por qué sucedió?
Debido a que ha creído. Tú tienes palabras de vida eterna. Tú, que nos das la vida eterna,
ofreciéndonos tu cuerpo (resucitado) y tu sangre (a Tí mismo). Y nosotros hemos creído y
conocido. Él no dice: hemos conocido y después creído, sino, hemos creído y después conocido.
Hemos creído para poder conocer; si, en efecto, hubiéramos querido conocer antes de creer, no
hubiéramos sido capaces ni de conocer ni de creer. ¿Qué cosa hemos creído y qué cosa hemos
conocido? Que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, por tanto, tú eres la misma vida eterna, y en la
carne y en la sangre nos das de lo que tú mismo eres". Así lo dijo san Agustín en esta prédica a sus
fieles» (Benedicto XVI, 26 de agosto de 2012).
Reflexión apostólica
«Procuren hacer de su vida familiar una verdadera “Iglesia doméstica”, una escuela de
evangelización de cristianos íntegros, en la que los hijos aprendan a amar a Dios, a asimilar y vivir
sus leyes, a ver la vida con ojos de bondad y de esperanza, a valorar al prójimo, y a encarnar los
verdaderos valores humanos y cristianos» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi,
n. 284).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Jesucristo, sólo en Ti puedo encontrar el sentido de mi vida. Quiero ser fiel a mi vocación de
creatura de Dios, dependiente de tu Palabra y de tu gracia eucarística. Esta fidelidad se construye
cada día, en cada momento, en las cosas ordinarias y en los momentos extraordinarios, porque lo
más grande en mi vida es vivir conforme a tus planes, Señor y Dios mío.
Propósito
Preparar hoy lo que sé que es necesario para que mañana podamos asistir a la celebración de la
Eucaristía en familia.
«“Hacer apostolado” consiste, esencialmente, en conducir a las almas al encuentro personal con
Cristo, que se realiza de modo pleno en el sacramento de la Eucaristía»
(Cristo al centro, n.1932).
¡VTR!
abril 21
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 10, 27-30
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: «Mis ovejas escuchan mi voz; yo las conozco y ellas
me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán jamás; nadie las arrebatará de mi mano. Me
las ha dado mi Padre, y Él es superior a todos, y nadie puede arrebatarlas de la mano del Padre. El
Padre y yo somos uno».
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, esta meditación es una oportunidad para continuar celebrando tu Pascua de Resurrección.
Saber que me amas, que me pides mi ayuda en la nueva evangelización y que esperas tanto de mí
me anima a ofrecerte mi fe y devoción. Te agradezco y te bendigo por todo tu amor.
Petición
Señor, mi buen pastor, concédeme tener siempre mi conciencia clara: ¡Soy conocido y amado
infinitamente!
Meditación
Jesús ha dado su vida por nosotros.
«Volvamos al Evangelio, y a la palabra del pastor. “El buen pastor da su vida por la ovejas”. Jesús
insiste en esta característica esencial del verdadero pastor que es él mismo: “dar la propia
vida”. Lo repite tres veces, y al final concluye diciendo: “Por esto me ama el Padre, porque yo
entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente.
Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi
Padre”. Este es claramente el rasgo cualificador del pastor tal como Jesús lo interpreta en primera
persona, según la voluntad del Padre que lo envió. La figura bíblica del rey-pastor, que comprende
principalmente la tarea de regir el pueblo de Dios, de mantenerlo unido y guiarlo, toda esta
función real se realiza plenamente en Jesucristo en la dimensión sacrificial, en el ofrecimiento de la
vida. En una palabra, se realiza en el misterio de la cruz, esto es, en el acto supremo de humildad y
de amor oblativo. Dice el abad Teodoro Studita: “Por medio de la cruz nosotros, ovejas de Cristo,
hemos sido reunidos en un único redil y destinados a las eternas moradas” (Benedicto XVI, 29 de
abril de 2012).
Reflexión apostólica
«El cristiano no sigue a un Cristo que está fuera de él, sino a un Cristo de cuya vida divina y filial
participa; no sigue a un Cristo que sólo está delante de él, sino a un Cristo que, en su infinita
bondad, es quien lo sigue y lo busca hasta darle alcance para recogerlo, como a la oveja perdida, y
guiarlo como el Buen Pastor» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 74).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Jesús, Tú eres mi Pastor. Quiero conocerte más para seguir fielmente la senda que me marques.
Pido la intercesión de María para que me decida, de una vez por todas, a seguirte de manera
apasionada y fiel, así podré dar testimonio de Ti entre todos los hombres, especialmente aquellos
que hoy pongas en mi camino.
Propósito
Cuando se me presente algo difícil o doloroso, aceptarlo con un corazón confiado, recitando
interiormente el salmo: «El Señor es mi Pastor, nada me falta».
«Debemos luchar para ser siempre buenos, muy buenos, con una bondad viril y decorosa para con
todos los que el Señor tenga a bien poner en nuestro camino, sobre todo para con los pecadores
que son las ovejuelas alejadas del rebaño del Buen Pastor»
(Cristo al centro, n. 1449).
¡VTR!
abril 22
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 10, 1-10
En aquel tiempo, Jesús dijo a los fariseos: «Yo les aseguro que el que no entra por la puerta del
redil de las ovejas, sino que salta por otro lado, es un ladrón, un bandido; pero el que entra por la
puerta, ése es el pastor de las ovejas. A ése le abre el que cuida la puerta, y las ovejas reconocen su
voz; él llama a cada una por su nombre y las conduce afuera. Y cuando ha sacado a todas sus
ovejas, camina delante de ellas, y ellas lo siguen, porque conocen su voz. Pero a un extraño no lo
seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños».
Jesús les puso esta comparación, pero ellos no entendieron lo que les quería decir. Por eso
añadió: «Les aseguro que Yo soy la puerta de las ovejas. Todos los que han venido antes que Yo,
son ladrones y bandidos; pero mis ovejas no los han escuchado. Yo soy la puerta; quien entre por
mí se salvará, podrá entrar y salir y encontrará pastos. El ladrón sólo viene a robar, a matar y a
destruir. Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia». Palabra del Señor.
Oración preparatoria
Dios mío, ayúdame a cruzar la puerta de la fe que me dará la vida en abundancia. En esta oración
quiero escucharte, mi misericordioso Pastor. Concédeme amarte más a Ti que a mí mismo, dame la
gracia de ser dócil a tus inspiraciones, sin dejarme engañar por los atractivos de este mundo
pasajero.
Petición
Jesús, que sepa conocerte y reconocerte en los acontecimientos de este día.
Meditación
La puerta de la fe: Cristo.
«El sermón sobre el pastor, cuyo punto central es precisamente la entrega de la vida por parte de
Jesús. Sorprendentemente, el discurso del pastor no comienza con la afirmación “Yo soy el buen
pastor” sino con otra imagen: “Os aseguro que yo soy la puerta de las ovejas”. Jesús había dicho
antes: “Os aseguro que el que no entra por la puerta en el aprisco de las ovejas, sino que salta por
otra parte, ése es ladrón y bandido; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas”. Este
paso tal vez se puede entender sólo en el sentido de que Jesús da aquí la pauta para los pastores de
su rebaño tras su ascensión al Padre. Se comprueba que alguien es un buen pastor cuando entra a
través de Jesús, entendido como la puerta. De este modo, Jesús sigue siendo, en sustancia, el
pastor: el rebaño le “pertenece” sólo a Él. Cómo se realiza concretamente este entrar a través
de Jesús como puerta nos lo muestra el apéndice del Evangelio en el capítulo 21, cuando se confía a
Pedro la misma tarea de pastor que pertenece a Jesús. Tres veces dice el Señor a Pedro: “Apacienta
mis corderos” (respectivamente “mis ovejas”: 21, 15-17). Pedro es designado claramente pastor de
las ovejas de Jesús, investido del oficio pastoral propio de Jesús. Sin embargo, para poder
desempeñarlo debe entrar por la “puerta”» (Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, Jesús de Nazaret,
primera parte, p. 111).
Reflexión apostólica
«La amistad íntima con Cristo es la puerta por la que tenemos acceso nuevamente al intercambio
de amor para el que hemos sido creados» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n.
146).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Dios mío, si hay algo o alguien más importante que Tú en mi vida, es que no he cruzado realmente
la puerta de la fe. Creo, pero hasta donde me «conviene». Ayúdame a renovar mi decisión de
escucharte y de seguir el sendero que me señalas, sin miedo a entregar todo por Ti, que tanto me
amas. Dame la gracia de perseverar y serte siempre fiel para corresponder a tu amor, dando un
testimonio que ayude y anime a otros a cruzar por la puerta de la fe.
Propósito
Leer un pasaje del Evangelio y, al menos una vez por semana, algunos números del Catecismo.
«Jesucristo Redentor se ofrece como el único camino hacia aquella comunión con Dios que el ser
humano anhela tan profundamente. La amistad íntima con Cristo es la única puerta por la que
tenemos acceso nuevamente al intercambio de amor para el que hemos sido creados»
(Cristo al centro, n. 528).
¡VTR!
abril 23
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 10, 22-30
Por aquellos días, se celebraba en Jerusalén la fiesta de la dedicación del templo. Era invierno.
Jesús se paseaba por el templo, bajo el pórtico de Salomón. Entonces lo rodearon los judíos y le
preguntaron: «¿Hasta cuándo nos vas a tener en suspenso? Si Tú eres el Mesías, dínoslo
claramente».
Jesús les respondió: «Ya se los he dicho y no me creen. Las obras que hago en nombre de
mi Padre dan testimonio de mí, pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas. Mis ovejas
escuchan mi voz; yo las conozco y ellas me siguen. Yo les doy la vida eterna y no perecerán
jamás; nadie las arrebatará de mi mano. Me las ha dado mi Padre, y Él es superior a todos, y nadie
puede arrebatarlas de la mano del Padre. El Padre y yo somos uno».
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Jesús, creo que eres el que dices ser: Hijo de Dios y Redentor de todos los hombres. Gracias por
concederme el don de la fe. Viniste al mundo para que las ovejas perdidas, pudiéramos encontrarte.
Gracias. Me diste el conocimiento de saber quién soy y lo que valgo… todo un Dios se hizo
hombre para salvarme. Sal hoy a mi encuentro en esta oración para mostrarme el camino que debo
seguir.
Petición
Ayúdame, Señor, a saber escucharte siempre que me llames.
Meditación
La comunión con Cristo nos hace «ser» para todos.
«Jesús que dijo de sí mismo que había venido para que nosotros tengamos la vida y la tengamos en
plenitud, en abundancia, nos explicó también qué significa “vida”: “Ésta es la vida eterna: que te
conozcan a ti, único Dios verdadero, y a tu enviado, Jesucristo”. La vida en su verdadero sentido no
la tiene uno solamente para sí, ni tampoco sólo por sí mismo: es una relación. Y la vida entera es
relación con quien es la fuente de la vida. Si estamos en relación con Aquel que no muere, que es la
Vida misma y el Amor mismo, entonces estamos en la vida. Entonces “vivimos”.
28.
Pero ahora surge la pregunta: de este modo, ¿no hemos recaído quizás en el individualismo
de la salvación? ¿En la esperanza sólo para mí que además, precisamente por eso, no es una
esperanza verdadera porque olvida y descuida a los demás? No. La relación con Dios se
establece a través de la comunión con Jesús, pues solos y únicamente con nuestras fuerzas
no la podemos alcanzar. En cambio, la relación con Jesús es una relación con Aquel que se
entregó a sí mismo en rescate por todos nosotros. Estar en comunión con Jesucristo nos hace
participar en su ser “para todos”, hace que éste sea nuestro modo de ser. Nos compromete en favor
de los demás, pero sólo estando en comunión con Él podemos realmente llegar a ser para los
demás, para todos» (Benedicto XVI, Encíclia Spe salvi, nn. 27-28).
Reflexión apostólica
«Así ocurre ahora, en el tiempo de la Iglesia, cuando Cristo sigue pasando, de modo misterioso,
junto a cada hombre y lo invita también a seguirle en lo íntimo de su conciencia» (Manual del
miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 56).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Señor, me muestras el camino que debo seguir, si quiero ser feliz. Sin embargo, desconfío en que
realmente Tú lleves mi carga. Necesito verte y escucharte, no con mis sentidos sino con mi
espíritu, para que cuando vengan los problemas te busque inmediatamente en la oración, porque
eres la roca sobre el cual puedo edificar mi vida.
Propósito
Al terminar el día, o cuando pueda disponer de un tiempo, hacer una reflexión sobre mis
actividades y, sobre todo, de mis actitudes en el día: ¿seguí la voluntad de Dios?
«Espíritu Santo, con su acción incansable, les ofrecerá pistas que seguir, caminos que recorrer para
parecerse más a Cristo, pero esta ayuda no suprime el esfuerzo personal»
(Cristo al centro, n. 825).
¡VTR!
abril 24
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 21, 15-17
En aquel tiempo, le preguntó Jesús a Simón Pedro: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que
éstos?» Él le contestó: «Sí, Señor, Tú sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis corderos».
Por segunda vez le preguntó: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?» Él le respondió: «Sí, Señor, Tú
sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Pastorea mis ovejas».
Por tercera vez le preguntó: «Simón, hijo de Juan, ¿me quieres?» Pedro se entristeció de
que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería, y le contestó: «Señor, Tú lo sabes
todo; Tú bien sabes que te quiero». Jesús le dijo: «Apacienta mis ovejas».
Palabra del Señor.
Oración introductoria
«Señor, Tú lo sabes todo; Tú bien sabes que te quiero» y humildemente me acerco a Ti en esta
oración. Permite que sepa acallar mis preocupaciones, mis peticiones, para poder escuchar lo que
hoy me quieres decir.
Petición
Ven, Espíritu Santo, ilumina y guía mi oración.
Meditación
Dejar entrar a Jesús y seguirlo.
«A este entrar —o mejor dicho, ese dejarle entrar por la puerta— se refiere la pregunta repetida
tres veces: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?”. Ahí está lo más personal de la llamada: se dirige a
Simón por su nombre propio, “Simón”, y se menciona su origen. Se le pregunta por el amor que le
hace ser una sola cosa con Jesús. Así llega a las ovejas “a través de Jesús”; no las considera suyas —
de Simón Pedro—, sino como el “rebaño” de Jesús.
Puesto que llega a ellas por la “puerta” que es Jesús, como llega unido a Jesús en el amor,
las ovejas escuchan su voz, la voz de Jesús mismo; no siguen a Simón, sino a Jesús, por el
cual y a través del cual llega a ellas, de forma que, en su guía, es Jesús mismo quien guía.
Toda esta escena acaba con las palabras de Jesús a Pedro: “Sígueme”. El episodio nos hace
pensar en la escena que sigue a la primera confesión de Pedro, en la que éste había intentado
apartar al Señor del camino de la cruz, a lo que el Señor respondió: “Detrás de mí”, exhortando
después a todos a cargar con la cruz y a “seguirlo”. También el discípulo que ahora precede a los
otros como pastor debe “seguir” a Jesús. Ello comporta —como el Señor anuncia a Pedro tras
confiarle el oficio pastoral— la aceptación de la cruz, la disposición a dar la propia vida.
Precisamente así se hacen concretas las palabras: “Yo soy la puerta”. De este modo Jesús mismo
sigue siendo el pastor» (Joseph Ratzinger, Benedicto XVI, Jesús de Nazaret, primera parte, p. 111).
Reflexión apostólica
«Amar a Cristo: La consecuencia natural del conocimiento de Cristo es el amor. Un amor real, que
se manifiesta no sólo en las palabras y deseos sino, sobre todo, en las decisiones y en la conducta»
(Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 74).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
«La oración es dejarse descubrir por Dios con las luces y sombras de la historia personal para que
Él la sane». Aunque me cueste y no me guste reconocer mi debilidad y mis fallas en el amor, confío
plenamente en que Ti, Señor y Dios mío, y te doy gracias porque sé que siempre caminas a mi
lado.
Propósito
Ejercitar hoy mi confianza iniciando todas mis actividades invocando la ayuda del Espíritu Santo, y
poniendo el fruto de mis obras en las manos de Dios.
«Aun de los baches se pueden sacar grandes cosas. A veces lo que para nosotros es un camino
tortuoso, para Dios es un camino recto»
(Cristo al centro, n. 866).
¡VTR!
abril 25
Evangelio
Del santo Evangelio según san Marcos 16, 15-20
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo: “Vayan por todo el mundo y prediquen
el Evangelio a toda creatura. El que crea y se bautice, se salvará; el que se resista a creer, será
condenado. Estos son los milagros que acompañarán a los que hayan creído: arrojarán demonios
en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos, y si beben un veneno
mortal, no les hará daño; impondrán las manos a los enfermos y éstos quedarán sanos”.
El Señor Jesús, después de hablarles, subió al cielo y está sentado a la derecha de Dios.
Ellos fueron y proclamaron el Evangelio por todas partes, y el Señor actuaba con ellos y
confirmaba su predicación con los milagros que hacían.
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, la misión, el camino para la salvación es claro. Creo en Ti, espero y confío en tu
misericordia ante mis fallas y, porque te amo, quiero responder con prontitud a llevar tu Evangelio
a toda creatura. Permite que en esta oración ponga mi confianza en tus promesas apoyándome, no
en mis fuerzas, sino en los auxilios de la gracia del Espíritu Santo.
Petición
Señor, concédeme ser un discípulo y misionero auténtico y eficaz.
Meditación
El rechazo no debe desalentar la nueva evangelización.
«Esta certeza liberadora y tranquilizadora de la fe debemos ser capaces de anunciarla con la
palabra y mostrarla con nuestra vida de cristianos. Con todo, a nuestro alrededor vemos cada día
que muchos permanecen indiferentes o rechazan acoger este anuncio. Al final del Evangelio de
Marcos, hoy tenemos palabras duras del Resucitado, que dice: “El que crea y sea bautizado se
salvará; el que no crea será condenado”, se pierde él mismo. Desearía invitaros a reflexionar
sobre esto. La confianza en la acción del Espíritu Santo nos debe impulsar siempre a ir y predicar
el Evangelio, al valiente testimonio de la fe; pero, además de la posibilidad de una respuesta
positiva al don de la fe, existe también el riesgo del rechazo del Evangelio, de la no acogida del
encuentro vital con Cristo. Ya san Agustín planteaba este problema en un comentario suyo a la
parábola del sembrador: “Nosotros hablamos —decía—, echamos la semilla, esparcimos la semilla.
Hay quienes desprecian, quienes reprochan, quienes ridiculizan. Si tememos a estos, ya no tenemos
nada que sembrar y el día de la siega nos quedaremos sin cosecha. Por ello venga la semilla de la
tierra buena”. El rechazo, por lo tanto, no puede desalentarnos. Como cristianos somos testigos de
este terreno fértil: nuestra fe, aún con nuestras limitaciones, muestra que existe la tierra buena,
donde la semilla de la Palabra de Dios produce frutos abundantes de justicia, de paz y de amor, de
nueva humanidad, de salvación. Y toda la historia de la Iglesia con todos los problemas demuestra
también que existe la tierra buena, existe la semilla buena, y da fruto» (Benedicto XVI, 24 de
octubre de 2012).
Reflexión apostólica
«Cristo, antes de subir al cielo, urgió a los apóstoles: “Id por todo el mundo y proclamad la Buena
Nueva a toda la creación”. Desde entonces, la Iglesia vive siempre en misión, caminando hacia
todos los pueblos de la tierra para que nadie quede privado del conocimiento transformante del
amor de Cristo» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 40).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Señor, aumenta mi fe para que crezca mi amor y así trabaje con eficacia para hacer más en menos
tiempo y, así, realizar mi misión de manera ágil, tenaz, ordenada y programada, según lo aconsejen
las circunstancias históricas y las necesidades más urgentes de la Iglesia.
Propósito
Hacer hoy una reflexión sobre mi participación en el apostolado: ¿estoy dando sólo el tiempo que
me sobra o siempre soy un auténtico discípulo y misionero de Cristo?
«Nuestra misión es la de diseminar por todo el mundo el fuego del amor a Cristo, y no podemos
quedarnos tranquilos sino hasta que este fuego arda en los corazones de todos los hombres»
(Cristo al centro, n. 1611).
¡VTR!
abril 26
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 14, 1-6
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «No pierdan la paz. Si creen en Dios, crean también en
mí. En la casa de mi Padre hay muchas habitaciones. Si no fuera así, Yo se los habría dicho a
ustedes, porque voy a prepararles un lugar. Cuando me vaya y les prepare un sitio, volveré y los
llevaré conmigo, para que donde Yo esté, estén también ustedes. Y ya saben el camino para llegar
al lugar a donde voy».
Entonces Tomás le dijo: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el
camino?» Jesús le respondió: «Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie va al Padre si no es
por mí».
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, sosteniéndome con tu gracia me das la vida y, porque me amas, quieres mostrarme el
camino, la verdad y el estilo de vida que me puede llevar a la felicidad. Ilumina mi oración, aparta
la distracción para que pueda experimentar tu presencia y tu cercanía.
Petición
Jesús, quiero ser dócil a tus inspiraciones, ¡ilumíname!
Meditación
Cristo: nuestro camino, nuestra verdad y nuestra vida.
«Supera y ayuda al hombre de hoy a superar los obstáculos del individualismo, del relativismo; no
te dejes llevar por los fallos que pueden marcar a las comunidades cristianas. Esfuérzate en ver de
cerca a la persona de Cristo, que ha dicho: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”.
Avanzad confiados en el camino de la nueva evangelización, en el servicio amoroso a los
pobres y en el testimonio valiente en las distintas realidades sociales. Sed conscientes de que sois
portadores de un mensaje que es para cada uno de los hombres; un mensaje de fe, esperanza y
caridad. Finalmente, esta invitación está dirigida a todos vosotros, queridos fieles laicos. Sabed,
siempre y en todas partes, dar razón de la esperanza que está en vosotros. La Iglesia necesita
vuestros dones y vuestro entusiasmo. Sabed decir “sí” a Cristo que os llama a ser sus
discípulos, a ser santos. Querría recordar, otra vez, que la “santidad” no quiere decir hacer cosas
extraordinarias, sino seguir todos los días la voluntad de Dios, vivir verdaderamente bien la propia
vocación, con la ayuda de la oración, de la Palabra de Dios, de los Sacramentos y con el
compromiso cotidiano de la coherencia. Sí, son necesarios fieles laicos fascinados con el ideal de
“santidad”, para construir una sociedad digna del hombre, una civilización de amor» (Benedicto
XVI, 9 de mayo de 2011).
Reflexión apostólica
«Somos hijos de Dios en el Hijo. Él es el camino, la verdad y la vida. La comunión de vida con
Cristo es lo que la Iglesia llama vida de gracia, y el cristiano no sólo debe mantenerse fiel a ella
evitando el pecado, sino que debe desarrollarla colaborando con el Espíritu Santificador» (Manual
del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 147-148).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
No soy católico por seguir unos mandamientos o creer en una doctrina, sino por seguir a una
persona, que me ama. Jesús, quiero ocupar esa habitación que con tanto amor has preparado para
mí. No permitas que sea indiferente a esta maravillosa verdad. Ayúdame a permanecer siempre
cerca de Ti, por la frescura y la delicadeza de la vida de gracia, por los momentos de oración y por
la fidelidad a las inspiraciones del Espíritu Santo.
Propósito
Ayunar de pesimismo para crecer en la esperanza de que, con Cristo, puedo ser santo.
«Cristo al llamarte a una misión tan grande, tan estupenda, se ha constituido en tu camino, tu
verdad y tu vida; camino que es amor a su cruz, verdad que es entrega y realismo, vida que es celo
ardiente por la salvación de las almas»
(Cristo al centro, n. 1657).
¡VTR!
abril 27
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 14, 7-14
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «Si ustedes me conocen a mí, conocen también a mi
Padre. Ya desde ahora lo conocen y lo han visto».
Le dijo Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y eso nos basta». Jesús le replicó: «Felipe,
tanto tiempo hace que estoy con ustedes, ¿y todavía no me conoces? Quien me ha visto a mí, ha
visto al Padre. ¿Entonces por qué dices: “Muéstranos al Padre”? ¿O no crees que Yo estoy en el
Padre y que el Padre está en mí? Las palabras que Yo les digo, no las digo por mi propia cuenta.
Es el Padre, que permanece en mí, quien hace las obras. Créanme: Yo estoy en el Padre y el Padre
está en mí. Si no me dan fe a mí, créanlo por las obras.
Yo les aseguro: el que crea en mí, hará las obras que hago Yo y las hará aún mayores,
porque Yo me voy al Padre; y cualquier cosa que pidan en mi nombre, Yo la haré para que el Padre
sea glorificado en el Hijo. Yo haré cualquier cosa que me pidan en mi nombre».
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Jesús, gracias por el don de mi fe. Sabes que yo creo, pero quiero que mi fe crezca, porque Tú eres
fuente de paz que derrama su gracia para que tenga la sabiduría y la fuerza para seguir tu camino.
Confío en tu misericordia, Tú sabes que es lo que más necesito hoy, por eso te pido que sepa
reconocer tu presencia en mi vida.
Petición
Señor Jesús, ayúdame a experimentar el amor de Dios, para amar más tu voluntad.
Meditación
El amor es un proceso que no termina.
«En efecto, nadie ha visto a Dios tal como es en sí mismo. Y, sin embargo, Dios no es del todo
invisible para nosotros, no ha quedado fuera de nuestro alcance. Dios nos ha amado primero, dice
la citada Carta de Juan, y este amor de Dios ha aparecido entre nosotros, se ha hecho visible, pues
“Dios envió al mundo a su Hijo único para que vivamos por medio de él”. Dios se ha hecho
visible: en Jesús podemos ver al Padre. […] El encuentro con las manifestaciones visibles del
amor de Dios puede suscitar en nosotros el sentimiento de alegría, que nace de la experiencia de
ser amados. Pero dicho encuentro implica también nuestra voluntad y nuestro entendimiento. El
reconocimiento del Dios viviente es una vía hacia el amor, y el sí de nuestra voluntad a la suya
abarca entendimiento, voluntad y sentimiento en el acto único del amor. No obstante, éste es un
proceso que siempre está en camino: el amor nunca se da por “concluido” y completado; se
transforma en el curso de la vida, madura y, precisamente por ello, permanece fiel a sí mismo»
(Benedicto XVI, Encíclica Deus caritas est, n. 17).
Reflexión apostólica
«Conocer a Cristo. Es un conocimiento experiencial más que teórico; es un conocer más con el
corazón que con el raciocinio, que no es sentimiento –aunque no lo excluye y lo agradece cuando
ayuda– sino donación» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 74).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Señor, el «ver para creer» no aplica en la vida espiritual, por eso te suplico me permitas
experimentar tu presencia en la oración, en la Eucaristía y en las personas con las que hoy voy a
convivir. Sé mi camino, mi verdad y mi vida. Sé mi modelo, mi punto de referencia y mi fuerza pues
sin Ti no puedo hacer nada, contigo lo puedo todo.
Propósito
Hoy, por cada fallo en mi trato con los demás, haré dos actos de amor.
«No te preocupes de otra cosa sino de conocer más y más a Cristo. Conocerlo para amarlo y
amarlo para imitarlo»
(Cristo al centro, n. 296).
¡VTR!
abril 28
Evagelio
Del santo Evangelio según san Juan 13, 31-33. 34-35
Cuando Judas salió del cenáculo, Jesús dijo: «Ahora ha sido glorificado el Hijo del hombre y Dios
ha sido glorificado en Él. Si Dios ha sido glorificado en Él, también Dios lo glorificará en sí mismo
y pronto lo glorificará.
Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes. Les doy un mandamiento nuevo: que se
amen los unos a los otros, como yo los he amado; y por este amor reconocerán todos que
ustedes son mis discípulos».
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, soy privilegiado al poder tener este rato de oración contigo. Consciente de mis fallas, confío
en tu misericordia y en tu amor. Te ofrezco mi mente abierta y dispuesta a escuchar lo que hoy me
quieres decir, para que así se encienda en mí el fuego de tu amor divino y pueda amar a los demás
como Tú me has amado.
Petición
Jesús, concédeme amarte con todo mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas.
Meditación
El signo del discípulo y misionero de Cristo: el amor.
«Meditad la Palabra de Dios. Descubrid el interés y la actualidad del Evangelio. Orad. La oración,
los sacramentos, son los medios seguros y eficaces para ser cristianos y vivir “arraigados y
edificados en Cristo, afianzados en la fe”. El Año de la fe será una ocasión para descubrir el tesoro
de la fe recibida en el bautismo. Podéis profundizar en su contenido estudiando el Catecismo, para
que vuestra fe sea viva y vivida. Entonces os haréis testigos del amor de Cristo para los demás. En
él, todos los hombres son nuestros hermanos. La fraternidad universal inaugurada por él en la cruz
reviste de una luz resplandeciente y exigente la revolución del amor. “Amaos unos a otros como
yo os he amado”. En esto reside el testamento de Jesús y el signo del cristiano. Aquí está la
verdadera revolución del amor. Por tanto, Cristo os invita a hacer como Él, a acoger sin reservas al
otro, aunque pertenezca a otra cultura, religión o país. Hacerle sitio, respetarlo, ser bueno con él,
nos hace siempre más ricos en humanidad y fuertes en la paz del Señor» (Benedicto XVI, 15 de
septiembre de 2012).
Reflexión apostólica
«Y el único modo auténtico de amar a Cristo es cumplir sus mandamientos; particularmente su
mandamiento por excelencia: “Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a los otros.
Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros”. Vivir el amor es
descubrir y servir a Cristo en los demás. Vivir el amor es donarse cristianamente a los demás»
(Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 36).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Jesús mío, tu vida es un continuo testimonio de amor. Perdonas a tus enemigos e incluso oras por
ellos. Mi amor debe ser un reflejo de tu amor, pero me doy cuenta de que puedo amar mucho más
de lo que he amado hasta ahora. Ayúdame hoy a aumentar mi amor a Ti y a los demás y dejar de
lado mi egoísmo que me frena para amar en la medida de tu mismo amor.
Propósito
Manifestaré hoy mi fe en Jesús siendo delicado y respetuoso en mi trato cotidiano con los demás.
«El cristiano ama a Cristo en el prójimo, y ama al prójimo por amor a Cristo»
(Cristo al centro, n. 328).
¡VTR!
abril 29
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 14, 21-26
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «El que acepta mis mandamientos y los cumple, ése
me ama. Al que me ama a mí, lo amará mi Padre, Yo también lo amaré y me manifestaré a él».
Entonces le dijo Judas (no el Iscariote): «Señor, ¿por qué razón a nosotros sí te nos vas a
manifestar y al mundo no?». Le respondió Jesús: «El que me ama, cumplirá mi Palabra y mi
Padre lo amará y vendremos a él y haremos en él nuestra morada. El que no me ama no
cumplirá mis Palabras. Y la Palabra que están oyendo no es mía, sino del Padre, que me envió.
Les he hablado de esto ahora que estoy con ustedes; pero el Consolador, el Espíritu Santo
que mi Padre les enviará en mi nombre, les enseñará todas las cosas y es recordará todo cuanto yo
les he dicho».
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Espíritu Santo, inicio mi oración ofreciéndote todo mi ser, mis pensamientos, deseos, decisiones,
acciones, esperanzas, miedos, debilidades, caídas, pequeños y grandes éxitos. Abro mi ser a Ti,
consciente de que ya lo sabes todo. Confío en tu misericordia y en la fuerza de purificación de tu
gracia penetrante y amorosa.
Petición
Señor, que tu Espíritu Santo habite en mí.
Meditación
El Espíritu Santo permanece con nosotros para siempre.
«Uno de los efectos típicos de la acción del Maligno es precisamente la división en el seno de la
comunidad eclesial. De hecho, las divisiones son síntomas de la fuerza del pecado, que continúa
actuando en los miembros de la Iglesia también después de la redención. Pero la Palabra de Cristo
es clara: “Non praevalebunt”, “No prevalecerán”. La unidad de la Iglesia está enraizada en la unión
con Cristo, y la causa de la unidad plena de los cristianos —que siempre se ha de buscar y renovar,
de generación en generación— también está sostenida por su oración y su promesa. En la lucha
contra el espíritu del mal, Dios nos ha dado en Jesús el “Abogado” defensor y, después de su
Pascua, “otro Paráclito”, el Espíritu Santo, que permanece con nosotros para siempre y
conduce a la Iglesia hacia la plenitud de la verdad, que es también la plenitud de la caridad y de la
unidad» (Benedicto XVI, 29 de junio de 2006).
Reflexión apostólica
«Al terminar su vida terrena, Jesucristo prometió enviar a los hombres al Espíritu Consolador, el
Espíritu de amor, quien habría de llevarlos a la verdad completa» (Manual del miembro del
Movimiento Regnum Christi, n. 77).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Señor, quiero confiar en tu palabra: en la acción del Espíritu Santo en mi corazón. Ayúdame a dejar
atrás la ansiedad o la angustia que a veces paralizan mis pensamientos y acciones. Abro mi corazón
para que la Santísima Trinidad puede morar dentro de mí. Esto me llena de alegría, una alegría
que el mundo no me puede dar ni quitar.
Propósito
Al iniciar mi oración hacer siempre una invocación al Espíritu Santo para que abra mi
entendimiento y mi corazón.
«Por colaborar has de entender no sólo la permisión pasiva a la acción del Espíritu Santo para que
realice en ti su acción santificadora; sino tu consciente y constante esfuerzo, trabajando y
cooperando con Él sin límite ni reserva alguna, con humildad, coherencia y sinceridad»
(Cristo al centro, n. 813).
¡VTR!
abril 30
Evangelio
Del santo Evangelio según san Juan 14, 27-31
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «La paz les dejo, mi paz les doy. No se la doy como
la da el mundo. No pierdan la paz ni se acobarden. Me han oído decir: “Me voy, pero volveré a su
lado”. Si me amaran, se alegrarían de que me vaya al Padre, porque el Padre es más que Yo. Se lo
he dicho ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda, crean.
Ya no hablaré muchas cosas con ustedes, porque se acerca el príncipe de este mundo; no es
que él tenga poder sobre mí, pero es necesario que el mundo sepa que amo al Padre y que cumplo
exactamente lo que el Padre me ha mandado».
Palabra del Señor.
Oración introductoria
Señor, lléname de tu paz. No dejes que me pierda entre los vaivenes de las actividades cotidianas o
que el deseo por satisfacer mis necesidades conviertan este rato de oración en un encerrarme en mi
propia debilidad. Ilumina mi oración y no permitas que pierda la paz que sólo Tú me puedes dar.
Petición
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, dame tu paz.
Meditación
La paz es un don de Dios.
«La Eucaristía es por su naturaleza sacramento de paz. Esta dimensión del Misterio eucarístico se
expresa en la celebración litúrgica de manera específica con el rito de la paz. Se trata
indudablemente de un signo de gran valor. En nuestro tiempo, tan lleno de conflictos, este gesto
adquiere, también desde el punto de vista de la sensibilidad común, un relieve especial, ya que la
Iglesia siente cada vez más como tarea propia pedir a Dios el don de la paz y la unidad para sí
misma y para toda la familia humana. La paz es ciertamente un anhelo indeleble en el corazón
de cada uno. La Iglesia se hace portavoz de la petición de paz y reconciliación que surge del alma
de toda persona de buena voluntad, dirigiéndola a Aquel que “es nuestra paz”, y que puede
pacificar a los pueblos y personas aun cuando fracasen las iniciativas humanas. Por ello se
comprende la intensidad con que se vive frecuentemente el rito de la paz en la celebración
litúrgica» (Benedicto XVI, Exhortación apostólica post sinodal Sacramentum caritatis, n. 49).
Reflexión apostólica
«Uno de los hábitos más fecundos y reconfortantes para el alma es el cultivo de la presencia de
Dios a lo largo del día. Aunque la mente tenga que ocuparse en múltiples tareas, el corazón
conserva como orientación fundamental el deseo de agradar a Dios en cada momento y de
mantenerse en su presencia. Este mismo hábito permite descubrir con facilidad y prontitud la
mano amorosa de Dios en toda circunstancia, y conservar una gran paz y serenidad en medio de
cualquier dificultad o desolación» (Manual del miembro del Movimiento Regnum Christi, n. 214).
Diálogo con Cristo
(Es mejor si este diálogo se hace espontáneamente, de corazón a corazón).
Señor, tengo la mala costumbre de centrarme en mí mismo, por eso tiendo a la ansiedad. Permite
que esta oración me lleve a apoyarme en tu gracia y no en mis propias fuerzas. Así no sólo
multiplicaré los talentos que me has regalado sino que tendré paz. Señor, necesito de tu ayuda.
Gracias por ser mi fiel compañero, gracias por ser mi gran amigo, gracias por el don de tu paz.
Propósito
Vivir de tal forma mi relación con los demás que al final de este día pueda decir que he sido factor
de unidad y paz.
«El amor misericordioso del Padre es más fuerte que todo el mal presente en el mundo y que toda
miseria que lacera la propia alma. La vida de quienes se nutren de esta convicción irradia
seguridad, paz y alegría, aun en medio del dolor y la oscuridad»
(Cristo al centro, n. 67).