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VICARÍA ZONA SUR
Pastoral de Espiritualidad
LECTURA ORANTE DE LA PALABRA
EVANGELIO DE LUCAS 1, 39-45
Domingo 20 de Diciembre de 2015
4º de Adviento
Preparación.- Nos disponemos al encuentro con el Señor. Nos damos el tiempo necesario,
en un ambiente de oración y paz. Hacemos silencio, alejando los ruidos, pensamientos y
preocupaciones que puedan distraernos. Respiramos con tranquilidad e invocamos al
Espíritu Santo, pidiéndole que ilumine nuestra mente, abra nuestro corazón y nos mueva a
poner en práctica la Palabra que hoy nos convoca.
ORACIÓN INICIAL.- “Padre, Tú has querido que Tu propio Hijo, Palabra Eterna que
procede de Ti, se hiciera carne y plantara Su tienda en medio de nosotros, concebido por el
Espíritu Santo y nacido de la Virgen María.
Envía ahora tu Espíritu sobre nosotros: que Él nos dé un corazón oyente, nos permita
encontrarte en las Santas Escrituras y engendre tu Verbo en nuestra vida para dar frutos
de a mor. Amén”.
LECTURA.- ¿Qué dice el texto de Lucas 1,39-45?
Lee el texto en voz alta varias veces. Trata de imaginar la escena. Observa a estas dos
valientes mujeres y escucha su diálogo, con los oídos y con el corazón atento.
El texto del Evangelio de hoy describe la visita de María a su prima Isabel. Cuando Lucas
habla de María, él piensa en las comunidades de su tiempo dispersas por las ciudades del
Imperio Romano, y les ofrece en María un modelo de cómo relacionarse con la Palabra de
Dios, Palabra que tiene el poder de realizar aquello que dice. Es Palabra eficaz y creadora,
capaz de engendrar vida en el seno de una anciana y de una virgen, y en el seno del
pueblo pobre y abandonado que la acoge con fe. Porque “para Dios nada hay imposible”.
Isabel representa el Antiguo Testamento que termina; María, el Nuevo que empieza. El
Antiguo Testamento acoge al Nuevo con gratitud y confianza, reconociendo en él el Don
gratuito de Dios que viene a realizar en plenitud toda la esperanza de la gente.
Al relatar la visita de María a Isabel, Lucas nos enseña qué deben hacer las comunidades
para transformar la visita de Dios en un servicio oportuno, delicado, alegre y rebosante de
misericordia hacia los hermanos y hermanas.
Preguntas que pueden ayudarte a releer el texto:
 ¿Qué hace María al saber que su pariente Isabel está embarazada?
 ¿Qué pasa con Isabel y con el niño en su interior al escuchar el saludo de María?
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¿Qué declaración hace Isabel, movida por el Espíritu Santo? ¿Qué revela y
proclama?
¿Cómo llama Isabel a María en el v. 43? ¿Qué significan estas palabras?
“Feliz la que ha creído…”. ¿Qué había creído María? ¿Y cómo lo supo Isabel?
MEDITACIÓN. -¿Qué me dice o nos dice el texto de Lucas?
Vuelve a leer el texto para iluminar tu vida con la Palabra. Busca el mensaje de este
Evangelio para tu realidad personal, familiar, social, laboral, comunitaria.
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¿Qué aspectos de la servicialidad de María me gustaría vivir más frecuentemente y
conscientemente?
“Feliz la que ha creído…”. ¿Qué me dificulta, o me impide a veces, vivir la alegría de
la presencia de Dios en mi familia y comunidad?
¿Cómo puedo llevar a otros la alegría de mi encuentro con Jesús el Salvador?
¿Qué tiempos de “silencio” (retiro, oración, meditación) me doy para tomar
conciencia de la obra misericordiosa de Dios en mi entorno, en el mundo, en mí
mismo(a)?
¿Qué invitación me hacen María e Isabel, para vivir más plenamente este Adviento
y Navidad?
ORACIÓN.- ¿Qué le respondo al Señor luego del regalo de Su Palabra?
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Habla con Jesús, cuéntale lo que sientes y piensas; pídele lo que
necesitas para ti y para otros. Intercede por quienes más
necesitan hoy de Su infinita Misericordia.
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Dale gracias por Su amor y Su presencia en tu vida en el año
que termina. Pídele ser capaz de reconocer Su Presencia viva y
actuante en cada persona, en especial en los pobres, los
marginados, los tenidos como “sobrantes” para este mundo.
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¿Qué le pides al Señor para que la Noche Buena te encuentre celebrando como
persona nueva, renovada por Él y en Él? Ora y alaba al Señor con tus propias
palabras o con tu canto.
CONTEMPLACIÓN.- Dejo que el Señor me hable y me ame
Cierra tus ojos, y con los ojos del corazón, contempla al Niño que María lleva en su
vientre. En Él se cumplen todas las promesas de Dios.
Fija tus ojos en Jesús y repite con fe: ¡Creo en Ti, Señor Jesús!
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Creo que Dios sigue hoy cumpliendo Sus promesas. ¡Creo en Ti, Señor Jesús!
Creo en la vida nueva que nos trae esta Navidad. ¡Creo en Ti, Señor Jesús!
Creo que “para Dios nada hay imposible”. ¡Creo en Ti, Señor Jesús!
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Creo en Ti, Señor, pero aumenta mi fe. ¡Creo en Ti, Señor Jesús!
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Quédate unos minutos en silencio, gusta a Dios en tu corazón y deja que Él te ame y
te transforme interiormente.
ACCIÓN.- Y ahora ¿Cómo hago vida esta Palabra?
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¿Con quiénes en particular trataré de encontrarme en esta última semana de
Adviento?
¿Qué voy a hacer para acompañar y servir prontamente a quienes necesiten de mí?
¿Qué me comprometo a hacer en estos días para crecer y perseverar en la fe?
ORACIÓN DE ENVIÓ.- Para finalizar este momento de oración te invito a rezar o
cantar…
María de la Esperanza, la Virgen de Nazaret,
soñando va los caminos del Niño que va a nacer.
Por el agüita del río los peces vienen danzando
y las aves anunciando a Dios que nace en Belén.
¡Ave María, la Niña, la Virgen embarazada,
por los caminos del pobre eres bienaventurada!
María de la Esperanza, eres Madre solidaria
con toda mujer que lleva un hijo pegado al alma.
Por Él te nacen canciones, por Él laboran tus manos;
te vas haciendo hermana de los trabajadores.
(Letra: P. Esteban Gumucio sscc. Música: Andrés Opazo)
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