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GILLERMO DE OCKHAM (1280-1349) Vida, contexto histórico Su actividad se desarrolla en el s. XIV: fue testigo del traslado y permanencia de la sede papal desde Roma a Avignon, donde fueron conocidos los lujos y excesos de la corte papal. Ese traslado fue también una señal de la servidumbre de los papas a la corte francesa. Fraile franciscano, inglés (Ockham, sur de Inglaterra, cerca de Londres). Ingresó muy joven como franciscano, El personaje Guillermo de y fue educado en conventos de Londres y Oxford. Barskerville de la película (y Fue convocado a Aviñón en 1324 por el Papa Juan XXII libro)“El nombre de la Rosa” acusado de herejía, y pasó cuatro años allí bajo arresto está basado en Ockham. mientras sus enseñanzas y escritos eran investigados, si bien esto ha sido recientemente cuestionado. El 9 de abril de 1328, Ockham estudió la controversia entre los franciscanos y el Papado sobre la doctrina de la pobreza apostólica, que se había convertido en principal para la doctrina franciscana, pero que era considerada dudosa y posiblemente herética tanto por el Papado como por los dominicos. Ockham concluyó que el Papa Juan XXII era un hereje, posición que defendió más tarde en su obra. Antes de esperar al dictamen sobre la herejía u ortodoxia de su filosofía, Guillermo huyó de Aviñón el 26 de mayo de 1328; se dirigió a Pisa con Miguel de Cesena y otros frailes. Finalmente conseguirían la protección del emperador Luis IV de Baviera. Tras su huida de la corte papal, Ockham fue excomulgado, pero su pensamiento nunca fue oficialmente condenado. Guillermo pasó gran parte del resto de su vida escribiendo sobre asuntos políticos, incluyendo la autoridad y derechos de los poderes temporal y espiritual. Se convirtió en el líder de un pequeño grupo de disidentes franciscanos en la corte de Luis en 1342, tras la muerte de Miguel de Cesena. Murió el 9 de abril de 1349 en el convento franciscano de Múnich, probablemente a causa de la peste negra. Fue rehabilitado póstumamente por la Iglesia oficial en 1359. Obras: Comentario a las Sentencias Suma lógica Expositio aurea (comentarios al órganon de Aristóteles) Tratado contra Juan XXII. Tratado contra Benedicto XII De imperatorum et pontificum potestate Voluntarismo Toda su filosofía se basó en la consideración de la omnipotencia divina, donde prima la voluntad sobre el entendimiento. Para el cristianismo Dios es omnipotente, y por tanto no puede estar sometido a ningún orden de Ideas o Formas, como ha ocurrido según él en las filosofías de San Agustín o Sto. Tomás, que “han transformado a Dios en un siervo de las Ideas”. Se dice bien claro al comienzo del credo crsitiano: Credo in unum Deum, pater omnipotentem. Si Dios es omnipotente, entonces el mundo está completamente sometido a su poder. Dios es para la Fe una Voluntad absolutamente libre, que no tiene por qué respetar la esencia de ninguna Idea. Y es importante ser consciente de la irracionalidad de esta creencia, pues si fuera algo demostrable perdería su valor. Lo bueno es bueno porque Dios lo quiere, no es que él lo quiera bueno porque sea bueno en sí. Dios decide el en sí de las cosas: podría haber hecho un mundo en el cual fuera bueno matar al prójimo, y lo sería si Él lo hubiera querido así. Pero quiso este mundo, en el cual lo bueno es amar al prójimo, y eso es bueno por Su voluntad, que decide la esencia de las Formas (del Bien, en este caso), y que por tanto no son en sí, como falsamente ha introducido en el Cristianismo la Filosofía griega, que ha desvirtuado la religión cristiana mermando la omnipotencia divina. El Cristianismo debería deshacerse de esa influencia y volver a creer en un Dios plenamente omnipotente. Razón y fe están separados totalmente. Por eso su filosofía es un Fideísmo total, que no condena la ciencia, simplemente la separa de la Fe. CONTINGENTISMO ABSOLUTO Ockham rechazó la doctrina del ejemplarismo escolástico, según la cual Dios crea tomando como paradigmas unas Formas inmutables. Si Dios creara a partir de unas ideas previas, entonces su poder quedaría limitado por tales Ideas ejemplares. Guillermo de Ockham privó de valor real a las esencias platónicas. La necesidad relativa de los entes se funda sobre todo en la noción de esencia y al privar de todo valor real a esta noción, Ockham llegó a una segunda conclusión: no hay necesidad alguna en las cosas creadas, es decir, el mundo es absolutamente contingente. NOMINALISMO Es una forma de empirismo radical, consiste en afirma que los universales son solo nombres (nómina), no tienen existencia subsistente de por sí, son solo referencias a los particulares empíricos que son los que existen, no hay nada en la realidad que se corresponda directamente con el universal. El conocimiento abstracto se refiere a entidades que no son reales, sino meros signos lingüísticos convencionales. La mente tiene que funcionar así porque hay demasiados particulares para referirse a ellos, por eso necesita los universales. La reducción de los entes a meros individuos se corresponde con el contingentismo absoluto de todo lo creado. Ya no hay necesidad alguna en el mundo creado, puesto que esa necesidad descansaba en formas enlazadas según las diversas categorías. De esta manera, los entes quedan reducidos a meros puntos enteramente dependientes de la omnipotencia divina. El nominalismo implica una separación entre razón y Fe. La razón, si sigue sus propias leyes, centra su conocimiento en las únicas entidades para ella reales y cognoscibles, los particulares empíricos; mientras que a la Fe le atañe aquello relacionado con la predicación del credo cristiano, que debería entenderse en todos sus puntos como una exposición indemostrable. En el campo de la Fe, esta separación derivó en un fideísmo moderado, que no desprecia a la razón, sino que la valora positivamente siempre que se mantenga recluida en su campo, que es la experiencia. Esto conlleva la inutilidad de todas las demostraciones de la existencia de Dios y la necesidad, para el creyente, de no desvirtuar su razón encargándoles demostraciones imposibles, así como no desvirtuar su Fe mezclando sus artículos con planteamientos racionales del mundo griego. PRINCIPIO DE ECONOMÍA Su principio de economía metafísica o navaja de Ockham: “Entia non sunt multiplicanda praeter necessitatem”, los conceptos (seres) no deben multiplicarse sin necesidad, cuantos menos conceptos se usen para describir un fenómeno mejor, y su un fenómeno lo explican dos teorías, la mejor es la más simple. De la filosofía, por tanto, deben ser eliminados aquellos conceptos vacíos (flatus vocis), sin referente empírico ni utilidad clara que enturbian la investigación. La referencia empírica es la única que proporciona conocimiento, los universales referidos a la experiencia (“principio empirista de significado”) Teoría política Ockham propuso la independencia entre el poder papal y el poder temporal de reyes o emperadores, separando el plano civil del espiritual. Debe existir una necesaria separación entre Iglesia y Estado. La finalidad única de la comunidad de creyentes, la Iglesia, debe ser la anunciación del mensaje cristiano, y no debe entrometerse en otras empresas puramente terrenales, porque correría el peligro de convertirse también en una institución puramente terrenal, como los diversos Estados. No podemos decir que, según Ockham, la Iglesia nunca debería intervenir en los asuntos políticos, ya que debería hacerlo cuando la política estatal se convierte en un obstáculo para la predicación del mensaje cristiano. La legitimidad del emperador para gobernar sobre los asuntos terrenales no depende de su nombramiento por parte del Papa, la autoridad del emperador no tiene su origen en Dios, ni tampoco tiene nada de sagrado. Ockham también se opone a que al papado le corresponda la plenitud de poderes que había reivindicado para sí. La función del papa debe ser más da de un administrador de bienes espirituales; además, afirma la falibilidad del papa, como ser humano que es, incluso en asuntos de doctrina. La infalibilidad es un atributo que solo corresponde a la comunidad universal de fieles. Texto de Ockam resuelto: “Pero me parece que se ha de afirmar que de la potestad regular y ordinaria concedida y prometida a S. Pedro y a cada uno de sus sucesores por las palabras de Cristo ya citadas [“lo que atareis en la tierra, quedará atado en el cielo”] se han de exceptuar los derechos legítimos de emperadores, reyes y demás fieles e infieles que de ninguna manera se oponen a las buenas costumbres, al honor de Dios y a la observancia de la ley evangélica […] Tales derechos existieron antes de la institución explícita de la ley evangélica y pudieron usarse lícitamente. De forma que el papa no puede en modo alguno alterarlos o disminuirlos de manera regular y ordinaria, sin causa y sin culpa, apoyado en el poder que le fue concedido inmediatamente por Cristo. Y si en la práctica el Papa intenta algo contra ellos [los derechos de los emperadores y reyes], es inmediatamente nulo de derecho. Y si en tal caso dicta sentencia, sería nula por el mismo derecho divino como dada por un juez no propio” G. DE OCKHAM, Sobre el gobierno tiránico del Papa. 1. Con respecto al texto: a) Sitúa al autor en su momento histórico b) Señala el tema o el problema del texto c) Indica las ideas principales d) Muestra las relaciones entre ellas E) Explícalas. a) El momento histórico de Guillermo de Ockham es el siglo XIV, ya que muere en 1349. Este fue un siglo que dio motivos al autor para sostener las ideas que vemos en este fragmento, pues en su vida fue testigo del traslado y permanencia de la sede papal desde Roma a Avignon, donde fueron conocidos los lujos y excesos de la corte papal. Ese traslado fue también una señal de la servidumbre de los papas a la corte francesa. b) El tema del texto es la independencia entre el poder papal y el poder temporal de reyes o emperadores, que Ockam cree necesaria para conservar la pureza de la Iglesia. c) Las ideas del texto son las siguientes: - La potestad de la Iglesia (Papa) es diferente de la potestad de los emperadores y reyes. - Los derechos de los reyes, emperadores… son derechos anteriores a la ley evangélica. - Por tanto, el Papa no puede inmiscuirse, concediendo o recortando tales derechos. - Si el Papa lo hace, lo hace sin derecho alguno y sus decisiones son nulas por no basarse en ningún derecho que él tenga. d) Las relaciones entre ellas son: 1. Se parte de la tesis de que la potestad temporal y la espiritual son autónomas e independientes. 1.1. Más aún, el derecho o la potestad temporal es anterior a la institución de la potestad espiritual del Papa. 2. Establecido lo anterior, Ockham deduce las siguientes consecuencias: 2.1. Ninguno de estos poderes tiene derecho a inmiscuirse en el terreno del otro. 2.2. De ahí que el Papa no tenga derecho alguno a alterar o disminuir los derechos del Emperador. 2.3. Por la misma razón, cualquier sentencia del Papa acerca de las competencias del Emperador es nula, por estar fuera del ámbito de sus competencias o potestad. e) En cuanto a la explicación de las ideas que vemos en este texto, vemos que pa principal idea es la necesaria separación entre Iglesia y Estado, debido a que el poder que Jesucristo otorgó a San Pedro no legitima a sus sucesores para intervenir en la marcha de los Estados “sin causa”, es decir, cuando los Estados no se oponen a los mandamientos evangélicos. El propósito de Ockham es prevenir los excesos en los que podrían caer los dirigentes eclesiásticos (él fue testigo de esos excesos en su tiempo) si el poder eclesial no se ciñe a la predicación evangélica, o en todo caso a conseguir que esta predicación esté garantizada, si no lo está. La finalidad única de la comunidad de creyentes (Iglesia) debe ser, para Ockham, la anunciación del mensaje cristiano, y no debe entrometerse en otras empresas puramente terrenales, porque correría el peligro de convertirse también en una institución puramente terrenal, como los diversos estados. Vemos que el mismo autor introduce algunos matices a esta separación (no entrometerse con los derechos de los reyes “que de ninguna manera se oponen a la ley evangélica”, o no intervenir en sus decisiones “sin causa y sin culpa”), de manera que no podemos decir que según Ockam la Iglesia nunca debería intervenir en los asuntos políticos, ya que debería hacerlo cuando la política estatal se convierte en un obstáculo para la predicación del mensaje cristiano, según estas matizaciones. Pero el propósito de Ockham no es convertir a la Iglesia en una comunidad apolítica, sino prevenir su degradación en una mera institución que persiga fines puramente terrenales, cuando se centre en las cuestiones de poder que los reyes manejan, en las que sólo debería entrar si plantean un conflicto con su mensaje. De esta manera, vemos que Ockham plantea una separación entre Iglesia y Estado enormemente avanzada para su tiempo, pues supone a la vez que los Estados no deberían entrometerse en los asuntos religiosos, y por eso mismo, podemos señalar al autor de estas líneas como un precedente de las constituciones aconfesionales occidentales. Esta separación fue una idea central en el último tramo de su vida, debido a la persecución de que fue objeto, pero también está plenamente vinculada a su planteamiento filosófico nominalista, del cual es consecuencia lógica. El nominalismo que Ockham inició implicaba una separación entre razón y Fe, pues señalaba que la razón, si seguía sus propias leyes, centraba su conocimiento en las únicas entidades para ella reales y cognoscibles, los particulares empíricos; mientras que dejaba a la Fe la predicación del credo cristiano, que debería entenderse en todos sus puntos como una exposición indemostrable. La influencia perniciosa de la filosofía griega, a través de Sto. Tomás de Aquino (canonizado en 1323, en vida de Ockham), convirtió al Dios Padre cristiano en un siervo de las Ideas, al conservar estas su entidad subsistente, porque Dios pasó a ser visto como un mero demiurgo que no podía alterarlas, sino meramente implantarlas en la materia. Por el contrario, la omnipotencia divina es claramente el primer artículo del credo cristiano. Vemos que su afán de separar a la razón de la Fe para preservar ésta corre paralelo a su propósito de separar al Estado de la Iglesia, igualmente para preservar a la comunidad de creyentes de su fácil degeneración en los intereses terrenales. En el campo de la razón, esta separación dio lugar al nacimiento del primer empirismo radical de occidente, la escuela nominalista, que tardaría aún un poco más en ofrecer sus frutos al avance científico, debido a la extensa influencia de la Escolástica. En el campo de la Fe, esta separación dio lugar a un fideísmo moderado, que no desprecia a la razón, sino que la valora positivamente siempre que se mantenga recluida en su campo, que es la experiencia. Ese fideísmo conlleva la inutilidad de todas las demostraciones de la existencia de Dios y la necesidad, para el creyente, de no desvirtuar su razón encargándole demostraciones imposibles, así como no desvirtuar su Fe mezclando sus artículos con planteamientos racionales del mundo griego. Dios es para la Fe una Voluntad absolutamente libre, que no tiene por qué respetar la esencia de ninguna Idea. Y es importante ser consciente de la irracionalidad de esta creencia, pues si fuera algo demostrable perdería su valor. Hay otros planteamientos derivados del nominalismo que, como la separación entre Iglesia y Estado, conocieron más éxito en nuestra época que en el siglo XIV, por ejemplo, la llamada navaja de Ockham, o principio de economía de la ciencia, que consiste en no usar más conceptos de los estrictamente necesarios, pues todos ellos (los Universales) no son más que meros instrumentos que usa la razón para referirse a los particulares. De la filosofía, por tanto, deberían ser eliminados aquellos conceptos vacíos (flatus vocis), sin referente empírico ni utilidad clara que enturbian la investigación, y que según él tanto abundaban en la Escolástica.