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La imagen de los “judíos” y el “judaísmo” en los libros de estudio en la España de Franco 1945 – 1975 Graciela Ben Dror University of Haifa, Oranim Academic College España es uno de los países que permiten profundizar en el entendimiento de los lazos entre la religión y la política y sus consecuencias a nivel educativo, precisamente en los años en los cuales la Iglesia católica estaba en su apogeo y podía influenciar la educación a nivel nacional. El papel cumplido por la Iglesia católica durante la guerra civil fue tal que, fuera del clero en el país vasco y algunos obispos de importancia, la mayoría del clero español se unió a las filas de los sublevados, imprimiendo el sello de “guerra santa” y de “cruzada” a la sublevación del ejército contra la República La íntima ligazón entre la política interna y la religión católica institucionalizada puede apreciarse en todo su impacto justamente en los aspectos religiosos y educativos que pasaron a manos de la hegemonía eclesiástica durante el régimen de Franco. El propósito de este estudio es entender si las noticias sobre el Holocausto, tal como se fueron divulgando después de la Segunda Guerra mundial, desde 1945 en adelante, condujeron a un viraje en las posiciones de la Iglesia católica española. Nos preguntamos también si ese viraje se dio en España luego de los nuevos lineamientos eclesiásticos que cambiaron la visión católica respecto del pueblo judío tras la publicación del documento Nostra Aetate redactado por el Vaticano II en 1965. En los libros de estudio sobre Historia de la Iglesia, el Dogma Católico y la Moral Católica - materias obligatorias a partir de la reforma de la enseñanza en la época franquista, dirigida por miembros de la Iglesia – los judíos fueron presentados reiterativamente en forma negativa, como peligrosos para la sociedad, en temas relacionados con la identidad nacional española y también relativos a la Inquisición: se hablaba de los judíos como pueblo “deicida”, de crímenes rituales, de la sabiduría de los Reyes Católicos que los expulsaron en el año 1492. La censura eclesiástica continuó otorgándole a estos libros el Nihil Obstat y el Imprimatur, sin tomar en cuenta que, a nivel europeo y universal, hubo cambios radicales respecto de los judíos en la Iglesia Católica.